domingo, 30 de agosto de 2009

SIN PERSPECTIVAS DE FUTURO

Es una constante en la historia del ser humano, tratar de contactar con otras civilizaciones, con otros mundos, con otros seres que amplíen nuestro horizonte, que justifiquen nuestra existencia dándole un sentido a la vida, a tantas preguntas sin respuesta que nos acechan sobre nuestra existencia para compartir, aliviar y soportar la inmensa soledad a la que nos enfrentamos los habitantes de un diminuto planeta solitario perdido en un oscuro rincón del formidable y gigantesco universo ante el que nos sentimos insignificantes pese a la ridícula soberbia con la que nos mostramos y que la naturaleza por un lado y la contemplación del cosmos por otro, se encargan de recordarnos que no somos más que un diminuto soplo de vida en la inmensidad del infinito universo.
En la novela del genial y desaparecido científico Carl Sagan, denominada “Contacto”, una civilización mucho más avanzada que la nuestra nos envía señales de su existencia desde el sistema planetario de la luminosa y hermosa estrella Vega, situada a veintiséis años luz de nuestro planeta. Sabiendo de nuestra existencia, nos envían señales en principio ininteligibles, y que después consiguen descifrar, plantean la construcción de una enigmática máquina que después se revelará como una nave con la cual podríamos contactar con su civilización.
Los gobiernos de todo el mundo se reúnen ante tamaño desafío, mostrando reacciones que van desde la alerta y la desconfianza más absolutas a la ilusionada esperanza de establecer contacto con otros seres de otros mundos, con otra civilización distinta a la nuestra, lo cual confirmaría que no estamos solos, que otros seres han sabido de nuestra civilización y quieren compartir con nosotros su existencia.
Dudo que ninguna civilización extraterrestre, de cuya existencia pocos científicos dudan en un universo de dimensiones descomunales que nuestra mente no puede ni siquiera concebir, deseen contactar con un hermoso planeta pleno de vida, pero con unas contradicciones terribles que acucian a una sociedad tremendamente injusta, que nunca debió haber sido bendecida con el milagro de la vida.
Vivir en un mundo sin esperanza, sin un futuro claro por delante, sin expectativas ilusionantes que le den sentido a la vida, limitándose a sobrevivir, es caer en la desesperación y el abandono existencial; es morir poco a poco. Desgraciadamente, y más en los terribles tiempos actuales que vivimos, en los que la riqueza y la pobreza cada día son más extremos, el número de seres humanos que sufren esta situación aumenta cada día sin que los mínimos esfuerzos que se hacen tengan el menor éxito.
Pienso en los jóvenes, con escasas expectativas laborales, lo cual crea el desánimo y la inquietud entre ellos, sobre todo en los más conscientes que han logrado emerger por encima de la alienable red tecnológica que los tiene atrapados y que no les permite manifestar todo el potencial que la juventud lleva consigo. Deberían comerse el mundo y sin embargo muchos de ellos se encierran en su supercomunicación dedicada entre ellos mismos y que les aísla del mundo real, de su familia y de toda la energía creadora y productiva que es inherente a su edad.
Y pienso en los trabajadores que han cumplido los cuarenta y a los que este estúpido mundo considera ancianos laborales, y no porque se olvide de que son poseedores de una experiencia que toda empresa debería valorar, sino porque ese trabajo pueden dárselo a los pocos jóvenes que contratan con un costo mucho menor e inmensamente más dóciles y manejables.
No me olvido de los ancianos, a los que se les ha exprimido durante toda su vida y a los que se les arrincona, a la inmensa mayoría, por cuatro euros y cuatro viajes del Inserso en espera de que cobren durante los mínimos años posibles, cuando deberían ser los ciudadanos privilegiados y mimados de cualquier Estado Social y de Derecho que reconozca la labor llevada a cabo durante toda su existencia.
Un inmenso y desgarrador grito en favor de las mujeres maltratadas, ultrajadas, esclavizadas y sometidas por el simple hecho de ser mujeres y una última y desgarradora llamada a la especie humana para recordarle a los seres más indefensos e inocentes de este patético planeta que son los niños y para los que no existe ni piedad ni compasión ante la miseria y el horror que sufren. Todos, absolutamente todos los seres humanos sin exclusión, somos culpables de esta incalificable barbarie.
Nadie, nunca, en ningún lugar del universo nos admitirían si un día pudiésemos abandonar el nuestro huyendo de la autodestrucción que estamos generando día a día. No nos lo merecemos, no tenemos perspectivas de futuro.

domingo, 16 de agosto de 2009

TODO PARA EL PUEBLO

Cuando escucho a los caudillos bolivarianos sudamericanos, a los iluminados de las guerrillas que, para su desgracia, también abundan en aquel atormentado continente, o a los fanáticos, violentos e integristas patrioteros que se erigen en libertadores de los pueblos oprimidos según ellos por este país, entro en un estado de ánimo tal, que podría describirlo como una mezcla de risa burlona, gesto despectivo y cabreo generalizado ante tanta estupidez anacrónica causante de tanta desolación.
Tiempos hubo en los que el tan socorrido término “Pueblo”, nos llenaba la boca hasta extremos insospechados e increíbles hoy en día. Nos sentíamos plenos de un entusiasta fervor que nos elevaba el espíritu hasta extremos delirantes. Estábamos hermanados con nuestro “pueblo” en una armonía casi religiosa, solidaria y mística que nos proporcionaba tal euforia que nos llenaba, por otra parte, de un justificado y ansiado deseo de libertad que lo hacíamos extensible a todos los pueblos oprimidos del planeta.
Tan deficitarios en libertad y derechos sociales eran aquellos tiempos de hierro, que de la necesidad surgieron como por encanto una innumerable cantidad de cantautores que reflejaban esa situación en las letras de sus canciones donde las palabras pueblo y libertad abundaban por doquier y por lo que se veían abocados con frecuencia a visitar las comisarías, las cárceles o, como mínimo, a ser pasados por el filtro de la omnipresente censura que todo lo abarcaba, tachaba y prohibía, arrasando con el más mínimo atisbo de libertad y de actividad cultural que tanto temían los prebostes dictatoriales de entonces.
Quisiera cantar ser flor de mi pueblo / que me quisiera una niña de mi pueblo / que me paciera una vaca de mi pueblo / porque yo no soy nada sin mi pueblo. Son unos versos de uno de los cantautores de aquellos tiempos heroicos. Recorrían los pueblos y aldeas llenando las plazas o los pequeños locales, si es que se los cedían, para cantarle a las gentes las canciones que componían con toda la ilusión y el entusiamo de que eran capaces. La mayoría de estos modernos juglares, lo hacían de forma gratuita o a lo sumo cobraban para pagar la gasolina.
Les bastaba con que escuchasen sus canciones-protesta y se uniesen con ellos en un acto reivindicativo que solía acabar con aquel afamado grito de guerra “el pueblo unido jamás será vencido”, con cientos de cerillas encendidas componiendo un inenarrable cuadro descompuesto a veces por las carreras a la desbandada de los presentes debido a la presencia de la fuerza pública que se hacía presente, porra en mano, con intenciones tan poco disimuladas, que no precisaban de consulta alguna por nuestra parte sobre el motivo de su inesperada visita, aunque no tanto si el acto no contaba con el obligado permiso o se corearon demasiadas consignas revolucionarias.
Por entonces, la dictadura agonizaba en nuestro país con los últimos coletazos azotando a diestro y siniestro a todo medio de comunicación que se atreviera a salirse lo más mínimo de la senda marcada por la estricta censura. Llegó entonces la ilusionante “Revolución de los Claveles” en Portugal – Grándola villa morena terra do fraternidade – con los claveles prendidos en las bocas de los fusiles de los revolucionarios soldados y la felicidad inundó nuestros corazones pensando en el traslado de dicha situación a nuestro país. Tardó lo mismo en desinflarse la revolución portuguesa como en abrirse el proceso democrático en España.
Con ello se cerró también el proceso reivindicativo que tanta ilusionada esperanza despertó y congregó en nuestra sufrida España. Tardamos en darnos cuenta de que les dejamos el terreno libre demasiado pronto a los que tomaron las riendas. Todo para el pueblo pero sin el pueblo, preconizaban en el Despotismo Ilustrado.Hoy aquel pueblo está representado por los ciudadanos y ciudadanas que gobiernan a través de sus representantes libremente elegidos, los cuales dicen velar por nosotros y por nuestros intereses y haciendas justo hasta el momento de introducir el voto en la urna. Lo que sigue después es ya otra historia que se resume con el popular dicho de si te he visto no me acuerdo.

ACERCA DEL TALENTO Y LA INTELIGENCIA

Inmensamente afortunadas deben considerarse las personas que poseen una capacidad innata para desarrollar cualquier actividad plástica y que son capaces, desde que nacen, de destacar en cualquiera de las artes y así son capaces de pintar, esculpir, modelar, etc., sin haberse iniciado previamente en ninguna de ellas, sin preparación técnica que justifique semejantes habilidades.
Simplemente la naturaleza ha sido espléndida con ellas y les ha dotado de la más grande de las virtudes humanas: la capacidad de crear. Desde muy temprana edad muestran sus envidiables aptitudes artísticas sorprendiendo a propios y extraños con esos destellos de ingenio que plasman en su actividad diaria y que denotan un talento que causa admiración y asombro.
Las primeras notas de su ingenio pueden ver la luz cuando te presentan esos increíbles dibujos, impropios de su edad, y que dejan atónitos a quienes descubren en ellos a un portento en ciernes. Luego contemplas con apasionada emoción, la capacidad musical que muestran, cantan como los ángeles, bailan con un exquisito sentido del ritmo y todo ello sin haber adquirido una formación técnica con la cual podrán convertirse en verdaderos artistas.
Este portentoso talento estético, les es dado a muy pocos y no siempre es reconocido ni descubierto, con lo que se pierden verdaderos genios que desde que nacen están dotados de ese maravilloso y generoso don que marca unas enormes distancias entre los humanos normales y corrientes y estos afortunados, con un hermoso sentido de la estética, capaces de sentir intensamente y de comunicar sus vivencias trasladándolas al mundo que les rodea, creando belleza.
Desafortunadamente no siempre llegan a desarrollar todo su potencial debido a diversos factores que evitan que estos talentos se conviertan en artistas reconocidos. El ambiente familiar y social donde se desenvuelven que puede ser negativo a la hora de reconocer e impulsar sus aptitudes podría ser un obstáculo en su desarrollo. A veces incluso ellos mismos se niegan a caminar por esa senda tan vedada a la mayoría del resto de los humanos.
La inteligencia sin más, si no va acompañada de una capacidad artística, de un especial sentido estético, no conduce sino a la consecución de las metas profesionales que el ser humano se ponga por meta, consiguiendo, mediante los oportunos conocimientos adquiridos, el dominio de las técnicas necesarias para desarrollar la actividad para la que ha estado preparándose académicamente y con la que ha configurado las neuronas de su cerebro para tal fin.
Lograrán, lograremos los objetivos en más o menos tiempo, con mejores o peores resultados, todo ello en función de la mayor o menor capacidad y de la fuerza de voluntad que se ponga en el empeño. Pero simplemente serán, seremos, almacenes de conocimientos adquiridos que durante el resto de nuestras vidas pondremos en práctica y llevaremos a cabo en las diferentes actividades que el ser humano desempeña en su actividad diaria,
Seremos trabajadores sin cualificar, cualificados o técnicos de primer orden. Pero nos limitaremos a fabricar, producir, enseñar, comerciar, curar, escribir, pintar, componer, construir, etc, y seremos más o menos creativos, con más o menos talento logrado a través del trabajo, de la fuerza de voluntad y del tiempo. Nuestro trabajo puede alcanzar una encomiable perfección y un estimable reconocimiento a la vista de todos. Podemos llegar a ser creativos de manual, pero jamás creadores de espíritu.
Pero no todas las virtudes que adornan al ser humano se reducen a la capacidad creadora, artística y del talento innato. La inteligencia natural, aunque no lleve aparejada necesariamente la creatividad, es un formidable don, como lo es la capacidad para amar, el sentido de la solidaridad, de la bondad, del respeto, de la capacidad para entender y ayudar a los demás y tantas otras que definen a ese ser que la naturaleza ha dotado de inteligencia, sensibilidad y sentido de la libertad.
Soy afortunado cuando miro a mi alrededor y contemplo a las tres mujeres que llenan mi vida. Dos preciosas y encantadoras hijas; una de ellas dotada de ese talento artístico, aún por desarrollar y a la que animo constantemente para que perservere y sea consciente del don con el que ha nacido. La otra hija está dotada de una inteligencia natural y una delicada y exquisita sensibilidad, poseedora de una hermosa capacidad para hacer felices a los demás. Es todo bondad y corazón. Mi tercera mujer es mi encantadora esposa; inteligente, sensible y con una disposición permanente para soportarme cada uno de los muchos días que llevamos juntos.
Para ellas mi amor, mi devoción y mi cariño. Representan todo aquello que da sentido de mi vida.

jueves, 13 de agosto de 2009

MIS ADMIRADOS ESCRIBIDORES

Acostumbro a leer los artículos de opinión de los muchos escritores/escritoras que pueblan con sus firmas más o menos conocidas los medios ce comunicación, ya sean revistas, diarios o periódicos de frecuencias varias.
Trato humildemente, no sólo de disfrutar con sus escritos, sino de aprender de ellos, de descifrar sus, a veces intrincadas expresiones, de bucear en sus giros sintácticos e ingeniosas construcciones, tomando nota incluso del empleo que hacen de los signos de puntuación, del empleo que hacen del tan controvertido laísmo, leísmo y loísmo, en cuyo empleo no parecen ponerse de acuerdo, según llegan a reconocer alguno de ellos en sus artículos.
Observo con suma atención el enfoque general que sobre la base del título elegido, más o menos acertado, conduce a la comprensión del tema tratado y como colofón, a la conclusión del mismo que conduce a la reflexión personal, que, en buena lógica debe buscar y perseguir el autor en sus potenciales lectores.
Autores hay que simple y llanamente reflejan la realidad, tratando los hechos sin más. La objetividad es su lema. Los hay que persiguen tratar temas absolutamente intrascendentes, que no buscan sino divertir con sus temas frívola tendencia. Otros buscan provocar el debate, la discusión, el contraste y enfrentamiento de ideas con el fin de provocar una corriente de opinión que conduzca o debiera de conducir inevitablemente a una conclusión sobre el tema propuesto.
Citaré algunos de los más significados, tres hombre y tres mujeres, por mí los más leídos y que creo son representantivos del panorama crítico nacional, escritores de novela, alguno de ellos de ensayo, y todos articulistas de reconocido prestigio. Aquí los analizo por éste último género abundantemente utilizado por todos ellos.
Javier Marías, azote de la derecha más recalcitrante y de la izquierda más ingenuamente snob y bobalicona. Con un estilo propio, muy definido y personal no deja títere con cabeza cuando trata temas y personajes políticos. En ocasiones complicado de leer, recargado y retorcido en sus expresiones, pero siempre preciso y acertado, golpeando a diestro y siniestro. Todos los años, en las mismas fechas, lanza su afilado dardo contra las hordas de encapuchados que durante una semana ocupan las calles con sus procesiones como si tuvieran patentare de corso.
Rosa Montero y Maruja Torres, con un estilo similar, un temperamento parecido y una exquisita sensibilidad, poseen un estilo directo, claro y preciso, sin ambages de ningún tipo, con una fino sentido del humor en ocasiones, irónicas a veces y mordaces siempre, con una tremenda capacidad de para sacar a la luz con toda su crudeza, dureza y realismo, las innumerables miseria que azotan al ser humano.
Impagables los brillantes artículos de Juan José Millas, con sus irónicos titulares, su lacerante humor, su crítica mordaz y directa, siempre sin ambages ni dobles interpretaciones, que sabe captar con un fino instinto las situaciones más insospechadas y los hechos más sorprendentes partiendo de una simple foto o de un comentario puesto en boca o atribuido a alguno de los protagonistas de sus relatos.
Almudena Grandes, posee una gran capacidad para atrapar al lector con sus narraciones cortas donde sus protagonistas, personajes sencillos con los que nos topamos cada día en la escalera, en el ascensor o en el trabajo, viven historias sencillas que suceden cada día y en las que normalmente no solemos reparar.
Inolvidable su artículo sobre el libro, objeto de culto siempre, pero más aún hoy en día, cuando la tecnología amenaza con su desaparición. Más que una defensa, es un enorme derroche de sensibilidad cuando describe todos los sentimientos que le sugiere un libro en las manos, desde su olor y su textura hasta la capacidad que tienen de trasladarnos a otros mundos.
Me dejo en el tintero a tantos y tantas articulistas de lujo como Vargas Llosa, Manuel Vicent, Javier Cercas, Elvira Lindo, y tantos otros/otras que con sus opiniones crean un debate cada vez más necesario en un mundo globalizado a todos los niveles, salvo, afortunadamente en el terreno de las ideas y las opiniones, al que estos escritores colaboran.
Quizás nuestros jóvenes, encerrados en sus cuartos con sus múltiples juguetes tecnológicos que los mantienen permanentemente comunicados entre sí y aislados del resto del mundo, debieran leer al menos a estos y otros escribidotes con el fin de intentar al menos que posean un espíritu crítico, capacidad de discriminar y mente abierta ante un mundo que les pertenece y que tendrán que afrontar.Tomarían nota también del correcto empleo de un lenguaje que cada día se les escapa más de las manos, al hacer un uso de él cada vez más críptico, abreviado e ininteligible, que se aleja poco a poco pero con paso firme e imparable de la hermosa lengua de Cervantes.

MENOS SAMBA Y MÁS TRABALLAR

Me indigna profundamente la estúpida costumbre de este país de cerrar en verano, con crisis, sin crisis y sin una razón lógica y comprensible que justifique un hecho que parece haberse enraizado desde tiempos inmemoriales y que no parece vaya a cambiar por mucho que todos los años muchos nos preguntemos el por qué de esta costumbre absurda que parece que, como tantas otras, jamás vamos a erradicar.
En agosto todo el mundo parece estar de vacaciones, como si no existieran julio y septiembre, más asequibles económicamente, y menos densamente ocupadas con lo que ello supone de ahorro y comodidad a la hora de disfrutarlas
Las instituciones oficiales y servicios de todo tipo, tanto privados como públicos, si trabajan lo hacen al ralentí. El colmo se presenta, sobre todo en servicios públicos, cuando aunque sigan trabajando, determinados trámites, no pueden llevarse a cabo, porque el jefe del servicio en cuestión está de vacaciones.
Nadie le sustituye, nadie tiene autorización para firmar esos documentos que aunque sea en agosto son imprescindibles para el sufrido ciudadano. Si se trata de pagos, el depositario, interventor o quién ordene los pagos, ha desaparecido y no ha dejado firmado nada, con lo cual espere usted a septiembre, que con suerte ya estará aquí y en cuanto se ponga al día verá como cobra usted a finales de octubre.
Leo con una mezcla de asombro e indignación contenida, que en algunos hospitales, las urgencias tienen una espantosa lista de espera porque un elevado número del personal médico está de vacaciones. El sufrido paciente se encuentra indefenso e impotente ante semejante tropelía. Solamente le queda enfrentar su indignación, con paciencia y resignación, confiando en que su dolencia no se agrave por la espera, que se llegue a tiempo de actuar y que no le salgan con el vuelva usted mañana, que hasta ahí podríamos llegar.
Pedir el libro de reclamaciones es otra opción, siempre altamente recomendable, al margen de que no queda otra, pero que suele caer en saco roto, o por decirlo con más claridad, rotundidad y a veces veracidad, en la papelera. Claro que puede que tenga suerte y le respondan al cabo de cinco meses, sin disculparse, faltaría más, ni excusándose, hasta ahí podríamos llegar, a lo sumo echarán las culpas al gobierno, a la Comunidad o quién tengan más a mano en ese momento.
Si a este panorama, sumamos un hecho que no tiene parangón en Europa como es el de la ingente cantidad de fiestas, casi todas religiosas, por cierto, como la inefable Semana Santa, las Navidades, los innumerables puentes, los inclasificables traslados a día laboral cuando la fiesta cae en sábado o domingo, y otras de carácter local, el resultado es un desastre en horas perdidas. Es impopular presentarlo así, pero los números cantan.
Hace tiempo que no se oye el famoso eslogan aquel de “España es diferente”, tan machacón en tiempos pero que ahora parece más claro y justificado que entonces. Toros, procesiones, puentes festivos, comida a las tres de la tarde y cena a las diez de la noche, entre otras originalidades patrias, nos hacen realmente diferentes ante una Europa que contempla con asombro como somos los primeros en legalizar el matrimonio gay y los últimos en la formación académica y cultural de nuestros jóvenes.
Cuestión de prioridades.

domingo, 9 de agosto de 2009

EL VUELO DE LA GAVIOTA

El inimitable y bello planeo de una gaviota adentrándose en el mar, a muy baja altura, casi rozando el agua, con sus alas de una envergadura tal que a corta distancia se nos antoja imposible, constituye un hermoso y singular espectáculo que constituye todo un deleite para los sentidos y un gozoso lujo para el espíritu.
Su aerodinámica silueta, de un blanco inmaculado, describe un arco descendente que finaliza con un suave amerizaje de una precisión absoluta, imposible de imitar por cualquier objeto volador creado por la mano del hombre, empeñado en emular su vuelo, con resultados a veces desafortunados, que con trágica y pertinaz frecuencia nos recuerdan cual es nuestro lugar en la naturaleza.
Jamás poseeremos su gracia ni evolucionaremos como ellas en su medio natural dejándose llevar por las corrientes de aire que las mecen, las miman y las acunan, subiendo y bajando, girando y volteando vertiginosamente al compás de los vientos, sin mover las alas, planeando, disfrutando del incomparable paisaje que desde su privilegiada posición disfrutan
Desde Ícaro, que en su desafío al Astro Rey perdió sus alas que envueltas en llamas dejaron de sustentarle en un medio que no era el suyo, el ser humano no ha cejado en su empeño hasta conseguir imitar a las aves. Con alas de metal, cuerpo de acero y alimentado por un estruendoso rugido que lo impulsa y lo mantiene en un medio hostil, ha logrado superar un desafío que le viene obsesionando desde el principio de los tiempos, cuando elevando la vista al cielo contempló su vuelo por primera vez.
Dominado el aire, el hombre miró más arriba, hacia el espacio exterior y contempló las estrellas. Se sintió inmensamente pequeño, insignificante, pero no por ello renunció a soñar que un día pudiera volar más alto y visitar otros mundos tan lejanos como desconocidos.
La luna estaba ahí, a la vuelta de la esquina. Hacia ella dirigió todas sus miradas y con esfuerzo titánico y férrea voluntad, allí se posó, por primera vez, con emoción, con orgullo ausente de soberbia, con humildad al contemplar desde allí nuestro planeta tan pequeño, tan insignificante, en medio de la nada, inmerso en la oscuridad y la soledad más absolutas, como un minúsculo punto en una de las infinitas galaxias que pueblan el portentoso universo.
Leo en un diario un delirante titular que afirma que el futuro de la humanidad está en la conquista del espacio. La estrella más cercana, Alfa Centauro, se encuentra a casi cinco años luz de la Tierra. Vega, la hermosa estrella blanco azulada dista de nosotros veintiséis años luz. Imaginemos que en sus sistemas planetarios hubiera alguno habitable. Ni siquiera en sueños logramos concebir esas distancias. Por otro lado, los planetas de nuestro sistema solar, que tenemos al alcance de la mano, son lugares inhóspitos, incompatibles con la vida humana, a distancias insignificantes, pero que el hombre no puede afrontar.
Nuestro futuro está aquí, en este planeta que estamos destruyendo cada minuto que pasa y al que no damos respiro alguno. Por él debemos velar y es a él al que debemos regresar cada día para dejarlo otra vez impoluto, como nos lo legaron nuestros antepasados hace cientos de años.El hombre ha pisado la Luna, ha hollado con sus pies otro mundo y desde allí ha vuelto sus ojos con nostalgia y humildad hacia la Tierra, su hogar y su refugio, donde el milagro de la vida se abre camino cada día, donde las gaviotas, con su grácil vuelo, nos recuerdan cada día que apenas somos un soplo de aire fresco, un sueño de tierra, mar y cielo.

miércoles, 5 de agosto de 2009

CRISIS EN LA PLAYA

En la misma playa de la misma costa de una población Alicantina, hállome justo un año después, pese a la crisis o quizás más bien, gracias a ella, que me ha permitido ocupar un apartamento, en primerísima línea, por cierto, a un módico precio que supera ampliamente, a la baja, por supuesto, el importe del que alquilé el año anterior.
Uno se sorprende, sin duda influido por las circunstancias actuales, al contemplar la playa donde me encuentro más densamente poblada aún que entonces y trata de deducir conclusiones que, seguramente no son válidas, pues de una muestra tan pequeña, al fin y al cabo una playa, difícilmente pueden obtenerse unas conclusiones estadísticas válidas aplicables a una situación extensible a todo un país.
Puestos a ello, tampoco explica esta situación, el hecho de que hayan bajado los apartamentos, ya que en general no es así. Yo he tenido suerte al encontrar a una persona sensibilizada con los tiempos en los que vivimos y comprensiva hasta extremos impensable hoy en día, pero la mayoría mantienen los precios del año anterior, en un gesto que, pretenden muy dignos ellos, deberíamos agradecer.
Por aquí, no debe de haber pasado la dichosa crisis, ya que el resto de los servicios de todo tipo, mantienen o han subido los precios del año pasado, e insisto, la demanda es la misma o superior. Quizás la excepción confirme la regla o los inefables brotes verdes hayan acabado por madurar convirtiéndose en árboles hechos y derechos.
También por estas fechas, siempre hace un año, llegué con unos créditos firmados que me permitirían continuar a la vuelta la actividad de la pequeña empresa que desempeño. Por cierto que los famosos y tan cacareados ICO, me los denegaron después de toneladas de documentación y tres meses de espera; no conozco ni una miniempresa que haya percibido las ingentes cantidades de euros destinados a tal fin y que nadie sabe donde están.
Panorama desolador a la vuelta. Parte de los avales aprobados y firmados, no son respetados por el banco, pues, según me dicen, la crisis ha comenzado en mi ausencia y donde dijeron digo, ahora dicen diego. Léase la letra pequeña, me recomiendan. Con dificultad y unas buenas gafas me ponga al asunto, y, sorpresa, ahí estaba la engañifa: el banco unilateralmente y sin más, puede anular lo firmado por ambas partes en el momento que lo crea conveniente a sus intereses, claro está.
Un año después, solicito los mismos avales, en el mismo banco y, se supone que con la misma crisis, ya no sé si instalada o desinstalada. Espero con ansiedad la vuelta para comprobarlo, confiando en que no me obliguen a leer de nuevo la nefasta letra pequeña del año pasado, lo que supondría disfrutar de otra vuelta de tuerca más.
Lo cierto es que hay sectores a los que esta coyuntura no afecta de ninguna manera. Es más, salen beneficiados del presente berenjenal en el que nos han metido. Si tienes trabajo asegurado, lo demás viene por añadidura, es decir, se benefician de la bajada de muchos productos de consumo y deben dar gracias a la crisis porque les permite vivir mejor instalados en ella que en su ausencia. Hablo, naturalmente, de los funcionarios, privilegiados hoy y siempre en el panorama laboral nacional.
En cuanto al resto, y me refiero siempre a los nominados, por aquello de la nómina mensual, el trabajo, que ahora se dice está en precario, nunca ha estado asegurado, simplemente ahora, ha bajado unos escalones más al aprovechar muchas empresas aquello de que el Pisuerga pasa por Valladolid, para llevar a cabo unos ERE, que les viene de perlas. Excluyo a la miniempresa, que falta de financiación, no puede soportar la presión y muchas de ellas se han visto abocadas al cierre.
Bien, creo que esto es todo, así que voy a darme un baño en la playa, ahora que se ha liberado espacio en la misma. Acabo de llamar al banco y me dicen que, tranquilo, que este año no voy a tener que destrozarme la vista con la letra pequeña. Además debo decirles, que, afortunadamente, para mayor tranquilidad mía, mi esposa es funcionaria.