miércoles, 2 de noviembre de 2016

ACTITUDES RUFIANESCAS

De incalificables, oprobiosos y rechazables, sin ambages ni  reservas de ningún tipo, cabe calificar los insultos proferidos contra el PSOE, a cargo del diputado de Ezquerra Republicana, cuya intervención, apoyándose en su condición de aforado, hace honor a su apellido, a la sazón, Rufián, cuyo significado, si nos molestamos en consultarlo, se corresponde con "persona vil y despreciable, que vive del engaño y de la estafa.
Entre otros epítetos, los tildó de traidores, caciques y sinvergüenzas, que ha proferido desde la tribuna de oradores, sin inmutarse, en un tono agresivo, que es un rasgo peculiar de este individuo, que ha logrado unir a casi todos los demás grupos a la hora de rechazar tamaños improperios.
Este portavoz de ERC, sin experiencia política alguna, que fue captado hace muy poco tiempo por sus cualidades de hombre bulldog, para lanzarlo como arma arrojadiza contra todos los que no piensan como él y su partido, no pierde ocasión de destilar odio por todos los poros de su cuerpo, cada vez que hace uso de la palabra.
Panfleteo experimentado, y con una violencia verbal exacerbada, disfruta exaltando los ánimos de quienes de una irracional forma, lanzan indiscriminadamente todo tipo de improperios e insultos, en un alarde de populismo absurdo y radical, que no deja lugar alguno a la reflexión y a la lógica humanas, que debe acompañar siempre a toda manifestación de una opinión contraria.
La indignada respuesta del portavoz del PSOE, que no se hizo esperar, habló de la sangre, sudor y lágrimas derramadas en el pasado reciente por su partido y otros, para que este individuo pudiera hoy estar ahí, expresándose libremente.
Se refería, sin lugar a dudas, a los políticos asesinados por el terrorismo etarra. Debió añadir dicho portavoz, que mientras esto sucedía, el secretario general de su partido, en un acto muy criticado entonces, se entrevistó con los terroristas para que no asesinaran en Cataluña.
Lo más preocupante de todo esto, es la cantidad de gente, joven y no tan joven, que creen a estos individuos que se creen en posesión de la verdad. Da miedo pensar, que puedan justificarlos, en un alarde de ingenua y peligrosa aceptación de una violencia verbal, que como otros que podríamos citar, acaparan hoy el panorama político de este país.
Populistas sin escrúpulos, explotan la vena rebelde e inconformista de mucha gente, que ven en ellos a unos salva patrias, que con su verbo fácil y agresivo, proclaman a los cuatro vientos lo que ellos quieren oír, aplaudiendo a rabiar sus improperios, despropósitos y demás verborrea, que saben que enerva y satisface a las masas a las que se dirigen, en un acto de injustificable manejo de las mentes de quienes no se detiene a analizar, razonar y discriminar cuanto a sus oídos llega.
Son muchos ya lo que utilizan estas sucias artimañas para ganarse a una ciudadanía donde reina el descontento y la apatía por el comportamiento de una clase política que ha hecho méritos más que suficientes para su completo descrédito.
Rufianes, pícaros y malandrines, poblaban la novela picaresca de nuestro Siglo de Oro. Cuatrocientos años después, siguen por estos lares. Han cambiado sus objetivos y métodos, pero en esencia, son los mismos.

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