No
es la poesía, por desgracia, un género literario que abunde en las costumbres
lectoras de una población como la nuestra, con un pobre porcentaje de lectores
entre los que apenas figura este olvidado y amable género, tan notablemente
representado en nuestro país por múltiples escritores poetas, que han
embellecido con su pluma innumerables y hermosos libros que ilustran un hermoso
panorama poético que adorna la literatura española desde siempre.
En
los últimos cien años, este país ha disfrutado de numerosos poetas que han
cultivado este género con una poesía que ha llegado a todas las gentes con un
mensaje social y asequible que debiera haber facilitado su acceso a los
lectores interesados en la literatura expresada en verso, algo que no se ha
visto materializado, dado el escaso interés por este género, que no logra despertar un especial interés,
como tampoco lo consigue la lectura en prosa, en la que tampoco destacamos quienes
habitamos por éstos lares, dónde abundan los escritores y los libros, y escasean
los lectores.
Pero
ello no ha sido nunca obstáculo para que, afortunadamente, se haya escrito y se
continúe arduamente con esa labor por parte de numerosos y prolíficos autores
en prosa y verso que no se han dejado llevar por la falta de interés lectora
que nos azota, y que llena las bibliotecas con títulos de entonces y de ahora,
que nos invitan a acercarnos a ellos a través de sus obras que llevan su voz a
todo aquel que quiera escuchar sus historias, sus mensajes, sus opiniones y su interpretación
del mundo y cuanto le rodea, a través de la literatura.
La
razón de centrar estas líneas en la poesía, se debe a su peculiaridad de poder realzar
sus versos, de una peculiar forma, a través de la voz, con la consiguiente
posibilidad de utilizar sus recursos para modular el sonido con el fin de
llegar al oyente de una manera más eficaz y efectiva, logrando así un impacto
más intenso del mensaje que el poeta quiere hacer llegar al que escucha el poema.
Durante
los últimos cien años, la literatura en España ha alcanzado una altura
envidiable en todos los géneros, incluyendo la poesía, con insignes poetas
conocidos por la generación a la que pertenecieron, dónde se les incluye y cita
a la hora de referirnos a ellos, de los cuales conservamos, aunque pocos, incluso
su voz grabada, cuando aún los medios técnicos necesarios para ello eran muy
limitados, pero que no impidieron que de una forma prodigiosa podamos
escucharlos hoy, lo que constituye todo un alarde en todos los órdenes, que
agradecen y valoran quienes aman la poesía y la inestimable y valiosa posibilidad
de escuchar los poemas de boca de sus autores, lo que supone un inestimable
privilegio que hemos de conservar como un auténtico tesoro literario.
Entre
los poetas más representativos de los últimos tiempos, figuran sin duda,
Antonio Machado, Miguel Hernández y Federico García Lorca, los más conocidos y
leídos, de los que nos gustaría conservar sus voces, algo que no ha sido
posible, ya que sólo disponemos de una grabación de Miguel Hernández del año
mil novecientos treinta y siete en París, recitando su poema Canción del esposo
soldado, con un tono grave y apasionado, con una entonación armoniosa y musical
que llegaba de inmediato a su público, pero no de Machado ni de Lorca, de los
que no hay constancia alguna, aunque sabemos que hablaron por la radio, pero, o
no se grabó su voz, o no conservamos dicho documento sonoro.
De
Lorca existen numerosas descripciones que describen su tono como cálido y
expresivo, de voz profunda y vibrante, capaz de transmitir tanto una alegría
desbordante, como una intensa tristeza, cautivando al público, que llenaba la
sala dónde recitaba sus poemas y leía sus obras de teatro, con una poderosa
capacidad para atraer la atención de su entregado auditorio, volcado en
escuchar a un Federico apasionado y alegre, que entusiasmaba a cuantos tuvieron la suerte de
escucharlo en directo, algo que se nos ha negado al resto de quienes deseamos
que algún día, como sucede con Machado, aparezca alguna grabación con su voz, ya
que tampoco nos ha llegado documento sonoro alguno del profesor que cautivó a
sus alumnos, de Soria, Baeza y Segovia, con una voz que imaginamos serena,
pausada y amigablemente próxima, cuando les hablaba en el aula, y cuando se
dirigía a su auditorio.
Curiosamente, Miguel Hernández habló en alguna ocasión de la voz de Lorca, describiéndola como una voz clara y vibrante, capaz de transmitir una gran emoción, con una dicción clara y apasionada que llegaba con total plenitud a su público, y otros, próximos a Federico, decían que poseía una voz grave y poderosa, que conectaba de inmediato con quienes tuvieron la suerte de escucharlo, algo que quizás nunca lleguemos a conseguir quienes tanto ansiamos escuchar las voces perdidas de tantos poetas, que aunque se las llevó el viento, nos legaron la belleza de sus versos que ni el tiempo ha logrado hacer desaparecer, y que conservaremos para siempre grabados en nuestra memoria.
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