La
incertidumbre se ha posado sobre la vida política de este país, y por ende
sobre la de sus ciudadanos, que pese a todo no parecen mostrar más interés del
habitual, salvo en determinados grupos muy concretos, más concienciados acerca
de la política que padecemos desde hace poco tiempo, que pese a todo se hallan
muy polarizados, muy divididos en dos bandos, progresistas y moderados, extremadamente
radicalizados aquellos, con los suyos en el poder, asombrados éstos de la
deriva autoritaria experimentada por un ejecutivo que ha iniciado una huida
hacia adelante que está arrastrando a este país hacia unos derroteros
preocupantes e inciertos, que nada bueno parecen presagiar.
Hace
muchas décadas que no se daba en España un situación que lograse tensionar la
vid política, y por ende la social, como se está soportando en estos momentos, dónde
continuamente se está poniendo en cuestión la división de poderes, no solamente
por parte de determinados grupos políticos, sino, y esto es sumamente grave,
por el ejecutivo, por el gobierno, en una inaudita e insólita demostración de
falta de respeto hacia el poder judicial, cuando ponen en entredicho a
determinados jueces, acosándolos, señalándolos, poniéndolos en los focos de
atención de una forma peyorativa, acusándolos de prevaricación.
Se
les recrimina el hecho de que dictan normas contrarias a derecho, de obstaculizar
continua y obstinadamente con procedimientos judiciales propios de su cargo,
con el exclusivo fin de perjudicar el delirante camino que este gobierno ha
iniciado para amnistiar a quienes se les quiere conceder la inmunidad absoluta
para no hacer frente a los delitos cometidos en su momento, a cambio de su
apoyo en la continuidad de un gobierno que lucha desesperadamente por seguir
ejerciendo sus funciones a toda costa.
Declaraciones
llevadas a cabo por alguno de los ministros del ejecutivo en este sentido,
abundan en afirmar que algunos jueces hacen todo lo posible por torpedear la
tramitación de dicha amnistía, criticando y condenando semejante actitud, en
una clara e irresponsable posición de injerencia en el poder judicial, que no
recuerdo jamás se haya llevado a cabo, lo que se traduce en una grave
alteración del juego democrático que no pensábamos que pudiera llevarse a
efecto en una democracia, que creíamos consolidada, y que de esta forma muestra
importantes grietas, que un edificio democrático no puede ni de permitirse.
La
persecución hacia los magistrados de justicia ha llegado a tal punto que socios
del gobierno han llegado a citar con nombres y apellidos a determinados jueces,
demandándolos incluso, por considerar que están obstaculizando con su labor el
trámite de la ley de amnistía, iniciando procedimientos contra personas y
grupos que, caso de prosperar, no
podrían beneficiarse de dicha medida de gracia, lo que ha hecho saltar las
alarmas ante la posible pérdida del apoyo necesario para seguir gobernando,
objetivo absolutamente prioritario para quienes afirman haber tramitado la
amnistía por la “convivencia”, cuando en realidad lo han llevado a efecto, clara
y objetivamente, por su “conveniencia”, algo que ya nadie niega, incluyendo
multitud de seguidores del partido en el gobierno desencantados de la deriva
autoritaria de este gobierno.
Asusta
pensar, que continuando en esta línea, y sometidos como están a una continua y destructiva presión por parte
de sus acreedores, puedan llegar a tomar decisiones de cierto cariz
antidemocrático, que nos saquen los colores, sonrojándonos ante una Europa que
nos observa con detenimiento ante estos hechos, y que a causa de numerosas
denuncias por la presión a los jueces, ya ha llamado la atención al gobierno,
que no obstante parece, hasta ahora, hacer oídos sordos, algo que no podrá
mantener por mucho tiempo si no quiere perder ante ella, la credibilidad y la
integridad necesarias para mantener una dignidad democrática que ahora mismo se
muestra sumamente frágil, y ante la cual, los ciudadanos tenemos la obligación
de mantenernos permanente y firmemente vigilantes, ya que la libertad, y por
ende la democracia, de ello dependen.
La
situación es seria y realmente preocupante, más ahora que la Comisión de Justicia
de la Unión Europea, acaba de aprobar una enmienda para prohibir las amnistías
por delitos de corrupción y malversación, lo que supondría un serio obstáculo
para la aprobación de la susodicha ley, algo que dudo, con el consiguiente y
nuevo aumento de presión a cargo de los demandantes, lo que podría afectar al
ejecutivo de tal manera, que, impredecibles como son, pueden optar por cualquier
solución de dudosa legalidad. Y aún queda la respuesta a la exigencia del
referéndum Catalán. La incertidumbre, la preocupación y la inquietud más
intrigante, están servidas.
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