Contemplar
a los integrantes de este gobierno sentados en la bancada azul, con una actitud
a veces chulesca, en ocasiones irreverente, y siempre con una manifiesta falta
de respeto hacia la oposición y el resto de integrantes de la Cámara, causa
asombro e indignación a partes iguales, a la vez que cabe la duda de si saben
lo que se traen entre manos, si son competentes para llevar a cabo las altas
funciones que les corresponden, si a la larga no pagaremos todos la
incompetencia de unos pocos.
Con
unos modales hooligan en ocasiones, gesticulantes y soberbios siempre, con
continuas confidencias entre ellos, cuando no risas y gestos de descalificación
y burla – ahí la vicepresidenta primera, sin lugar a dudas, se lleva la palma -
cubriéndose con las manos para que no les lean sus intrigantes e inconfesables secretos e intimidades varias, la imagen que
dan es de una absoluta falta de seriedad, máxime teniendo en cuenta que se
trata de los componentes del gobierno de un país.
Cuando
al presidente y a su vicepresidente primera se une el superministro, intrigante
y siniestro en extremo, así como el inefable ministro de transportes, auténtico
buldog gubernamental, el mayor despropósito está servido, dando la impresión de
que entre los cuatro manejan la SL que parecen haber montado con algo tan serio
y trascendental como es el gobierno, dando la impresión de que se trata de una
sociedad de intereses que han montado desde que llegaron a un acuerdo de
inmunidad por los votos necesarios para asegurarse primera la investidura y
después una gobernabilidad que se les está complicando.
Con
la que se les viene encima, una vez aprobada la amnistía, a sabiendas de que
más pronto que tarde les van a reclamar la independencia de Cataluña, anticonstitucional por más señas, con unos
presupuestos prorrogados, unas elecciones catalanas y vascas a las puertas, una
alarmante falta de poder territorial que les asfixia y condiciona
poderosamente, con una deuda colosal, un paro galopante con el mayor porcentaje
de desempleo de Europa, con las empresas y el capital extranjero negándose a
establecerse en un país que presenta una inseguridad legal y jurídica evidente,
con el vecino del sur, al que tanto mima el presidente, rearmándose hasta el punto de obligarnos a
reforzar militarmente Las Canarias, así como una conflictividad política manifiesta, ¿quién
nos asegura que este gobierno pueda ser lo suficientemente competente para
hacer frente a tantos desafíos?
No
dan esa impresión, no son serios ni sensatos, no parecen respetables,
sencillamente porque a su vez no
respetan, porque su única obsesión es mantenerse en el poder a toda costa, no
importa las muchas cesiones que han llevado a cabo para ello, y las muchas que
tendrán que afrontar para seguir en sus puestos, siempre a los mismos -
olvidándose de otras Comunidades que más ayuda necesitan - por lo que continuarán
en cualquier caso, ya que la soberbia, el ego y la falta de escrúpulos, ya no
es prerrogativa única del jefe del ejecutivo, se ha hecho extensible a todo el
gabinete.
Entonces
a qué viene ese aire de seguridad arrogante que continuamente exhiben, esa
absurda ironía mal intencionada que con frecuencia muestran, esos aires de
superioridad, esas maneras de gobernar sin respeto hacia el poder judicial y a
todo lo que se interponga en su camino.
Da la impresión de que se consideran dueños y
señores de un corralito que manejan a su antojo, con unos aires de un indisimulado
autoritarismo al que parecen haber cogido el gusto, una vez que se han
instalado en una posición de fuerza que no les corresponde – se olvidan que son
los representantes de los ciudadanos - que ejercen con una absoluta desmesura,
sin respeto por las más elementales reglas de la democracia como son la
separación de poderes y el acatamiento y la sumisión absoluta a las
instituciones del Estado Social y de Derecho. ¿De qué se ríen éstos arrogantes?
La ignorancia es atrevida.
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