Cómodamente
instalados en su zona de confort, salvo honrosas excepciones, la
intelectualidad de este país, su zona pensante, patrimonio inmaterial
inaccesible para tanto ciudadano cabreado, parece haberse echado la siesta con
carácter permanente, con el objeto de mantenerse al margen de cuanto sucede en un
panorama político devastado, dominado y controlado de una manera absoluta y
exhaustiva por quienes ejercen el poder desde una atalaya situada a tal altura,
que queda tan lejos del ciudadano medio, que carece de acceso alguno para
tratar de llegar a ella y poder al menos preguntar acerca de lo que se cuece en
tal altas esferas, y si le van a afectar de alguna manera las decisiones que
allí puedan tomarse.
Y es
que todo sucede de tal manera que parece haberse desatado una deriva autoritaria
que todo lo somete a su exclusiva voluntad, sin dejar un espacio por mínimo que
fuere dónde cobijarse ante tanto desafío, tanto desatino, tanto descaro, tanta
autosuficiencia como destilan por todos sus poros estos malabaristas del poder,
que a base de contorsiones y juegos de mano, han logrado monitorizar las
instituciones estatales de tal forma, que nada se escapa a su dominio que llevan
a cabo sin el menor síntoma de duda o flaqueza, que pudiera denotar un
cansancio o fatiga que pudiera afectarles, con un efectivo, exhaustivo y logrado
capítulo de nombramientos que cubra todos los ángulos posibles dónde pueda
esconderse el ejercicio de un manejo necesario para un ejecutivo que no quiere
dejar que nada escape a su control
total.
Desde
un superministro intrigante en extremo, con un considerable poder en las áreas
de Justicia – dónde muy poco se ha distinguido por defender a los jueces,
maltratados y menospreciados con frecuencia - relaciones con las Cortes y Presidencia,
fundamentales para tener debidamente informado al jefe del ejecutivo, pasando
por un ministro de transportes dedicado a llevar a cabo labores de ariete
ofensivo y escudo protector y defensivo con el que golpear y defender cuando
sea preciso, auténtico bulldog del gobierno, a una viceministra primera, a la
sazón ministra de hacienda, capaz de lanzar una interminable, punzante, irónica
y mordaz retahíla de inmisericordes e hirientes ataques dialécticos
dirigidos a todo el que se interponga en
su camino, al tiempo que busca y encuentra información comprometedora para
dirigirla contra sus opositores, bien directamente, bien a través de
familiares, amigos o parejas sentimentales relacionadas, ya que todo vale si de
atacar al contrincante se trata.
Capítulo especial merece, sin duda alguna, el
inefable y siniestro fiscal general, auténtica voz de su amo, que parece estar
al servicio exclusivo del presidente del gobierno - que ya afirmó en su momento
que esa era su función, es decir, que de él dependía – en lugar de servir a los
intereses del Estado, con unas acciones y decisiones encaminadas casi siempre
en la misma dirección, que han hecho saltar las alarmas en la misma judicatura,
en concreto en el Consejo General del Poder Judicial, así como en diversos
medios de comunicación, sin que el ejecutivo parezca haberse dado por enterado.
Si a
todo este elenco, sumamos la injusta, arbitraria, interesada y profundamente
parcial y discriminatoria amnistía – inmunidad por votos - raíz, origen y causa
de gran parte de los males que sufre esta sociedad en forma de una negativa crispación
y de una indeseable polarización, el espectáculo está servido, e incomprensiblemente, los intelectuales de
este País parecen no ser conscientes, no haberse dado cuenta, ya que apenas intervienen
acerca de un tema que nos afecta a todos, del que tienen una irrenunciable
responsabilidad que por razón de su capacidad y de su influencia social, no
pueden ni deben obviar, y que desde aquí demando, como ciudadano libre, con el
objetivo de manifestar y denunciar una dejación, que no debería ser tal, ya que
ellos tienen una capacidad crítica, que es sin duda, conveniente y necesaria
para ejercer el control de los poderes del Estado, como corresponde a un país donde afortunadamente disponemos
de una democracia social y de derecho.
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