lunes, 29 de abril de 2024

Hablemos del referéndum

 

Con claridad meridiana, sin que nadie pueda llamarse a engaño, los partidos independentistas catalanes nunca han renunciado, ni lo harán, a la celebración de un referéndum sobre la independencia de  Cataluña, que es el objetivo final que persiguen una vez conseguida la amnistía, algo que han venido afirmando últimamente, dejando bien claro que con aquella medida de gracia no se culmina el proceso que asegura al presente gobierno el apoyo de legislatura que disfruta, sino que lo hará cuando se lleve a cabo el referéndum vinculante que vienen exigiendo desde hace el  tiempo suficiente como para tener la certeza de que para ellos, dicha consulta es insoslayable.

Preferible sin duda a una DUI, declaración unilateral de independencia, que saben no tendría efectos prácticos – ya la llevaron a cabo una vez, y terminó como el rosario de la aurora – y en cualquier caso, ningún país los reconocería, por lo que la única forma de completar con éxito esa aventura, sería por la vía legal, con una consulta vinculante a los catalanes, dónde deberían responder a la pregunta de  si quieren una Cataluña independiente.

Pero este tipo de consulta, no se contempla en la Constitución, por lo que volvemos a la línea de salida, aunque ellos afirman que sí lo permite el artículo 92 de la misma, que reza como sigue: “Las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados”.

Luego sí, pero no, ya que leyendo pausadamente, en ese texto se aclara que serán sometidas a referéndum de “todos los ciudadanos”, lo que incluye al resto de los españoles, no solamente a los catalanes, con lo que la duda queda despejada, y la insatisfacción de los promotores, asegurada, salvo que intenten desmontar la cristalina interpretación de dicho artículo pretendiendo que se refiere a “todos los ciudadanos catalanes”, retorciendo en exceso un texto que queda meridianamente claro, sin posibilidad de tergiversación alguna.

Entonces, ¿Qué vía tomar? ¿Por dónde salir de este atolladero? La respuesta no es fácil, salvo quizás, que se admita un referéndum meramente consultivo, aprobado por el Congreso, limitado a los ciudadanos catalanes, pero no vinculante, es decir, sin efectos prácticos, algo que dudamos aceptarían los independentistas, que no contemplan un escenario que no permita llevar a la práctica unos resultados que consideran favorecerían su intención de independizarse de España y constituirse en estado independiente.

Sea como fuere, el hecho es que si se llevase a cabo está última acción, un referéndum meramente consultivo, y obtuviesen una importante mayoría a favor de la independencia, esto podrían interpretarlo como una brillante y rutilante victoria a su favor, que podrían utilizarla para exhibirla ante Europa, reclamando con ello un puesto entre las naciones que la integran, volviendo incluso a pensar de nuevo en la DUI, considerando que quizás en ese caso, sí los reconocerían.

Muy arriesgadas en cualquier caso cualquiera de las propuestas, que pueden resultar negativas para ambas partes, tanto para el gobierno, que no parece estar por la labor, aunque sin clarificar nada, ya que las consecuencias para él, de no llevarse  a cabo el referéndum, supondría perder el apoyo de legislatura, y ya ha rechazado la última intención de una DUI aprobada por la mesa del Parlament e interponiendo un recurso ante el Constitucional, como para los independentistas, que si fracasan, podrían desactivarles por largo tiempo.

Imposible aventurar el futuro de este referéndum, ya que en política todo es posible, y aunque parece claro que la única vía posible es la del artículo 92, es imposible afirmar que esa sea la fórmula definitiva, por lo que nos permitimos dudar que se ciñan a una solución que no les conviene, que no se pliega a sus exigencias, porque no ganarían en las urnas, y la alternativa no la aceptaría la Constitución, por lo que la solución, que sin duda la habrá, ¿dónde encontrarla?

Este gobierno inició este camino, desde que aceptó los votos de la investidura a sabiendas de que habría que llegar a este punto, a esta encrucijada, y no va a renunciar a llegar a un acuerdo, a una fórmula que le permita continuar gobernando. Tantas veces nos ha sorprendido, que sin duda volverá a hacerlo, y habrá consulta o algo similar que satisfaga a la otra parte, y que tenga cobijo en la Constitución. Imposible no hay nada en política, y menos con el caso que nos ocupa. Ambas partes están sumamente interesadas en llegar a un acuerdo, y lo alcanzarán, no lo duden.

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