Con
claridad meridiana, sin que nadie pueda llamarse a engaño, los partidos
independentistas catalanes nunca han renunciado, ni lo harán, a la celebración
de un referéndum sobre la independencia de
Cataluña, que es el objetivo final que persiguen una vez conseguida la
amnistía, algo que han venido afirmando últimamente, dejando bien claro que con
aquella medida de gracia no se culmina el proceso que asegura al presente
gobierno el apoyo de legislatura que disfruta, sino que lo hará cuando se lleve
a cabo el referéndum vinculante que vienen exigiendo desde hace el tiempo suficiente como para tener la certeza
de que para ellos, dicha consulta es insoslayable.
Preferible
sin duda a una DUI, declaración unilateral de independencia, que saben no
tendría efectos prácticos – ya la llevaron a cabo una vez, y terminó como el
rosario de la aurora – y en cualquier caso, ningún país los reconocería, por lo
que la única forma de completar con éxito esa aventura, sería por la vía legal,
con una consulta vinculante a los catalanes, dónde deberían responder a la
pregunta de si quieren una Cataluña
independiente.
Pero
este tipo de consulta, no se contempla en la Constitución, por lo que volvemos
a la línea de salida, aunque ellos afirman que sí lo permite el artículo 92 de
la misma, que reza como sigue: “Las decisiones políticas de especial
transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los
ciudadanos. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del
Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los
Diputados”.
Luego
sí, pero no, ya que leyendo pausadamente, en ese texto se aclara que serán
sometidas a referéndum de “todos los ciudadanos”, lo que incluye al resto de
los españoles, no solamente a los catalanes, con lo que la duda queda despejada,
y la insatisfacción de los promotores, asegurada, salvo que intenten desmontar
la cristalina interpretación de dicho artículo pretendiendo que se refiere a
“todos los ciudadanos catalanes”, retorciendo en exceso un texto que queda
meridianamente claro, sin posibilidad de tergiversación alguna.
Entonces,
¿Qué vía tomar? ¿Por dónde salir de este atolladero? La respuesta no es fácil,
salvo quizás, que se admita un referéndum meramente consultivo, aprobado por el
Congreso, limitado a los ciudadanos catalanes, pero no vinculante, es decir,
sin efectos prácticos, algo que dudamos aceptarían los independentistas, que no
contemplan un escenario que no permita llevar a la práctica unos resultados que
consideran favorecerían su intención de independizarse de España y constituirse
en estado independiente.
Sea
como fuere, el hecho es que si se llevase a cabo está última acción, un
referéndum meramente consultivo, y obtuviesen una importante mayoría a favor de
la independencia, esto podrían interpretarlo como una brillante y rutilante
victoria a su favor, que podrían utilizarla para exhibirla ante Europa,
reclamando con ello un puesto entre las naciones que la integran, volviendo
incluso a pensar de nuevo en la DUI, considerando que quizás en ese caso, sí
los reconocerían.
Muy
arriesgadas en cualquier caso cualquiera de las propuestas, que pueden resultar
negativas para ambas partes, tanto para el gobierno, que no parece estar por la
labor, aunque sin clarificar nada, ya que las consecuencias para él, de no
llevarse a cabo el referéndum, supondría
perder el apoyo de legislatura, y ya ha rechazado la última intención de una
DUI aprobada por la mesa del Parlament e interponiendo un recurso ante el
Constitucional, como para los independentistas, que si fracasan, podrían
desactivarles por largo tiempo.
Imposible
aventurar el futuro de este referéndum, ya que en política todo es posible, y
aunque parece claro que la única vía posible es la del artículo 92, es
imposible afirmar que esa sea la fórmula definitiva, por lo que nos permitimos
dudar que se ciñan a una solución que no les conviene, que no se pliega a sus
exigencias, porque no ganarían en las urnas, y la alternativa no la aceptaría
la Constitución, por lo que la solución, que sin duda la habrá, ¿dónde encontrarla?
Este
gobierno inició este camino, desde que aceptó los votos de la investidura a
sabiendas de que habría que llegar a este punto, a esta encrucijada, y no va a
renunciar a llegar a un acuerdo, a una fórmula que le permita continuar
gobernando. Tantas veces nos ha sorprendido, que sin duda volverá a hacerlo, y
habrá consulta o algo similar que satisfaga a la otra parte, y que tenga cobijo
en la Constitución. Imposible no hay nada en política, y menos con el caso que
nos ocupa. Ambas partes están sumamente interesadas en llegar a un acuerdo, y lo
alcanzarán, no lo duden.
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