Hay
ocasiones en las que no resulta difícil adelantar lo que se avecina, bastando
para ello con conocer los elementos que integran el fenómeno a analizar así
como sus circunstancias, extrayendo de esta forma las oportunas conclusiones,
que dependiendo de la perspectiva desde dónde se observan, y de la subjetividad
que se aplica, inevitable en cualquier cuestionamiento crítico, se conseguirán los
objetivos propuestos, que coincidirán más o menos con los que se preveían,
dependiendo, claro está, de otros factores que no siempre están al alcance del
analista en cuestión.
Se
trata en este caso de tratar de adelantar los intrigantes acontecimientos que nos
depara la labor del nuevo gobierno, integrado por una coalición de partidos, que
mantiene expectantes a quienes suelen disfrutar con estos sufridos menesteres, debido
a la comicidad resultante de tan grotesco y desigual grupo de actores, con
programas e ideas propias, excluyentes y contradictorias en muchos casos, que
necesaria y forzosamente han de entrar en conflicto, lo que originará gloriosas
y sustanciosas situaciones, que a multitud de observadores de tan rutilante y
jocosa puesta en escena, han de resultar de una suma y gratificante
satisfacción, no exenta de una perversidad condenable, por tan manifiesta
maldad.
Pero
no es para menos, cuando se contemplan los objetivos de cada uno de los
litigantes en coalición, integrada por un partido que a lo largo de su dilatada
historia se ha caracterizado por pertenecer a una izquierda moderada, ahora
irreconocible, y otro de la misma orientación, pero aún más extrema, que dan
como resultante un gobierno bicolor, que sin duda nos han de proporcionar muchos,
divertidos e hilarantes momentos, con los que llenar espacios de ocio y
esparcimiento, que en estas fechas invernales y al amor de la lumbre, deberíamos
calificar de impagables.
Y es
que los encontronazos entre ambos están servidos, ya que el afán de populismo
que mueve a unos y otros es harto conocido, y así, las peleas no sólo entre bambalinas,
sino en el escenario principal, a la vista del respetable y de los medios de
comunicación, han de ser memorables, ya que no acostumbran a lavar sus trapos
sucios en casa, sino que suelen exhibirlos y mostrarlos en público, en la
calle, antes unos espectadores que, ya lo veníamos anunciando, van a disfrutar
con todas las ocurrencias que seguro nos dedicarán, para solaz y contento del
personal que con tanta paciencia viene soportándolos día tras día.
Si a todos estos avatares, sumamos ahora la inestimable contribución de los
partidos que votaron la investidura,
pidiendo ahora su paga acordada por los servicios prestados, el baile está más que
servido, y la diversión asegurada, ya que la contraprestación exigida no se
limita solamente a la investidura, sino a la legislatura, y conociendo a los
acreedores, no van a perdonar ni una, convirtiendo estos cuatro años, si a
ellos llegaran, en un auténtico suplicio, que nos ha de proporcionar gratos y
divertidos momentos.
Y es
que no es para menos, ni tienen por qué quejarse, teniendo en cuenta la infame
manera de utilizar como moneda de cambio todo aquello que colaborara a mantenerlos
en el poder, algo que han logrado, y por lo que ha llegado la hora de pagar,
que lógicamente se hará duro, penoso y muy largo, pero que sabían, porque no
ignoraban, llegaría a suceder, y he aquí, que apenas empezado el baile, ya
comienzan a pasar la bolsa, léase, la factura, porque quien rompe paga, y aquí
se han destrozado demasiadas piezas en forma de dignidad, honestidad y
ambiciones varias, que exigen su pago a plazos que acaba de comenzar.
Y
así es, porque mientras se escriben estas líneas, contemplamos cómo uno de los
socios catalanes colaboradores, exige,
entre otras lindezas varias, que se multe a las empresas que huyeron en su
momento de Cataluña, si se niegan a regresar, ya que en caso contrario, no
apoyarán al gobierno en las primera medidas que va a tomar, con lo que el
suplicio, la tortura y la desesperación está servida para quienes se las
prometían tan felices continuando en el poder, y que ahora comprueban, y esto
es sólo el principio – imaginen cuando exijan el referéndum – de cuanto les
espera en un oscuro y siniestro devenir de una legislatura, que seguro nos ha
de hacer pasar brillantes y divertidos momentos, que no nos van a dejar margen alguno
para el aburrimiento.
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