martes, 14 de agosto de 2007

Federico García Lorca, 71 años después



Qué vergüenza para España/que luto para el planeta/haber matado a un poeta/nacido de sus entrañas. Con estos emocionados versos impregnados de una sentida y profunda indignación, Pablo Neruda expresa su dolor y rabia al conocer la ignominiosa y cruel muerte de Federico García Lorca a manos de sus asesinos que no le perdonaron ni su exquisita y creativa sensibilidad ni sus simpatías por la República, la democracia, la cultura y por supuesto por su condición sexual.
La barbarie y el odio instalado en el corazón de sus enemigos, acabaron con la vida y la obra de Federico cuando apenas contaba con treinta y ocho años un diecinueve de agosto de 1936. Se encontraba Federico en la plenitud de su capacidad creadora. Él, que siempre estuvo obsesionado con la idea de la muerte que tan importante papel jugó en su obra tanto en prosa como en verso, vióla llegar de una forma atroz y brutal mirándola de frente hasta el último suspiro.
Nadie como Lorca ha sabido expresar el sentimiento del pueblo andaluz desde sus más íntimos y profundos orígenes. Fue un escritor que representa y expresa los sentimientos, las contradicciones y las angustias más profundas alojadas en los seres humanos sin distinción de raza, lengua ni creencia alguna. Es el poeta universal que surge de la Granada de la Alhambra que rezuma la cultura del pueblo Árabe que allí se instaló durante ochocientos años y por la que tanto respeto sintió el poeta.
Poseía una arrolladora personalidad impregnada de un magnetismo tal que lograba atraer con una poderosa fuerza a quienes le rodeaban seduciéndolos con su ingenio y portentosa creatividad. Quizás una faceta menos conocida de él es la de su enorme talento para la música, reconocida por el propio Manuel de Falla con quién trabó una intensa amistad y que destacó su virtuosismo como concertista de piano. Escribió, compuso, pintó e interpretó numerosas obras que representó con el teatro ambulante universitario que él creó y dirigió denominado la Barraca recorriendo toda España con el propósito de difundir la cultura a través de las obras más populares de los escritores clásicos que representaban con entusiasmo y que consiguieron un enorme éxito popular.
Conoció y trabó amistad con Unamuno, Machado, Neruda, Dalí, Buñuel, Aleixandre, Cernuda, León Felipe, Miguel Hernández y tantos otros creadores de su generación que le reconocieron como un genio de la poesía y el teatro. Viajó a Estados Unidos, Cuba y Argentina donde fue reconocido y homenajeado hasta el delirio. Romancero gitano y Poeta en Nueva York en poesía y Yerma, La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre en teatro, son algunos ejemplos de su obra que representan lo más alto de la literatura española del siglo XX.
Lorca representa, ante todo, la sensibilidad, la imaginación y la creatividad, así como la entrega y el entusiasmo por difundir la cultura y el arte, valores, tan ausentes en el mundo de hoy en día en el que el pragmatismo egoísta y la falta de escrúpulos lo contaminan todo. También fue el exponente de las más crudas contradicciones que puede experimentar el ser humano a través de la angustia vital que le dominaba. Por eso, porque vivió intensamente por y para la cultura como un medio de comunicación universal dirigido al entendimiento de los seres humanos, Federico merece estar permanentemente presente en la mente de nuestra más jóvenes generaciones tan necesitadas hoy de ejemplos de vida como la de nuestro inmortal poeta.
Si algún día, si Dios me sigue ayudando y tengo gloria/la mitad de esta gloria será de Granada/que formó y modeló esta criatura que soy yo/poeta de nacimiento y sin poderlo remediar.