Entre las muchas y pérfidas
maldades que puedan atribuirse al ser humano, se encuentra la notable capacidad
que siempre ha tenido para influir en las mentes de las gentes, maleándolas a
su antojo, condicionando su pensamiento, la visión que tiene del mundo, de las
cosas que le rodean y de la sociedad en la que vive, adoctrinándolas en
definitiva, siempre con oscuros e inconfesables propósitos.
En estos tecnológicos tiempos,
en pleno siglo XXI, aprovechando precisamente las inmensas posibilidades que
comportan las redes sociales, se ejerce un destructivo adoctrinamiento de los más
jóvenes ciudadanos amparándose en su capacidad para asimilar sin discriminar,
como en Corea del Norte, entre otros, donde la feroz represión hacia sus infelices
ciudadanos, comienza en la escuela infantil.
Pero no necesitamos recurrir a
tan lejanos lares. Aquí, en nuestro País, en Cataluña, ya en la escuela
manifiestan su odio a España, declarándose independentista y manifestando que
España se rendirá ante la Nación Catalana, en una detestable demostración de
aleccionamiento que no admite disculpa alguna.
Infamia, vileza y perversión miserable y
odiosa, la acción que llevan a cabo quienes utilizan los centros de enseñanza
para adoctrinar a los niños desde su más tierna edad, con oscuras y detestables
intenciones, ya sea en Corea del Norte, o en la Europa del siglo XXI, en un
acto de imperdonable y cobarde acción de manipulación del intelecto y de la sutil
sensibilidad de los más pequeños.
Acostumbrado estamos a escuchar
comentarios acerca de estos detestables métodos utilizados por quienes no
tienen moral ni ética alguna a la hora de considerar y preservar la
sensibilidad y las delicadas mentes de los más tiernos infantes, con el
agravante de llevarlo a cabo en la escuela, dónde deberían extremar el mayor de
los cuidados para no pervertir la realidad en la que viven.
Pero aquí no hablo de lo que he
leído o me han contado. Se trata de un caso muy próximo que conozco de primera
mano, de un niño de SEIS años, hijo de un familiar directo, que vive en
Barcelona, y que un día llegó del colegio, contándoles a sus padres las
maravillas de la independencia y las bondades del amado líder exiliado.
A todo lo expuesto añadimos el
aleccionamiento familiar, por parte de quienes no respetan el libre pensamiento
de sus hijos, el resultado es sumamente descorazonador, pues les niegan de esta
forma la libre capacidad de elección, decisión y discriminación a las que todo
ser humano tiene pleno derecho para ejercer el disfrute del libre albedrío,
inherente a todo ser humano.
Después de los espantosos años
vividos en El País Vasco, pocos podían esperar la increíble situación que se
está viviendo hoy en Cataluña, donde la crispación y el odio, próximos a la violencia,
se están desarrollando con una inusitada intensidad quede nadie podía esperar
de esa región, cuyos ciudadanos sufren las consecuencias de la radicalización y
el fanatismo que divide a Cataluña.
Hechos que está dejando atónitos a los ciudadanos de
este País, y que está dividiendo hasta el entorno familiar y social, con
proclamas que hablan de una España anti democrática e injusta, en un acto de
suprema y vil falsedad que ellos, que han infringido todas las leyes, incluida
La Constitución, saben que no responde a una verdad que les quieren ocultar, en
aras de lograr sus aviesas, oscuras y siniestras intenciones.