viernes, 21 de agosto de 2020

VUELVA USTED MAÑANA

Nunca se ha distinguido este País por llevar la iniciativa en nada que suponga un avance científico, una mejora tecnológica, un progreso que redunde en beneficio de la sociedad, siempre por detrás del resto, a la espera de acontecimientos, esperando a ver qué pasa, cómo funciona en otros lares, en definitiva, que inventen ellos, que nosotros luego ya veremos, ya decidiremos, no nos arriesguemos, que patenten fuera, que ya compraremos después, a precio de oro, eso sí, y mientras tanto, nosotros a lo nuestro, a verlas venir, a ocupar los últimos lugares en casi todo, faltaría más, sin prisas, ya despertaremos de la siesta, y luego, ya veremos.
Pero que nos quiten lo bailado, cómo no, la juerga, la fiesta, las procesiones,  las cañitas en la terraza, los toros, el fútbol, el flamenco, la iglesia, la monarquía hereditaria con el emérito ahora en fuga, las vacaciones del verano, de semana santa, de navidad, los puentes, y tantos otros inventos patrios, que nos deja un País donde la dolce vita parecía ser el único objetivo a conseguir, aunque para ello tengamos que empeñarnos de mil maneras, para así poder dejar bien claro, cómo de bien vivimos, aunque no lleguemos a fin de mes, o lo hagamos a duras penas, algo que ahora, con un País devastado, ha visto cómo todo esto  empeora notablemente, cómo el porvenir se complica, cómo se vienen abajo tantas alegrías, tantas esperanzas y tantas ilusiones frustradas.
Todo do ello sazonado con los encargados de dirigir y gestionar nuestros destinos, léase los políticos, auténticos ineptos que no piensan más que en sus intereses personales y de partido, bien atrincherados tras sus privilegios que les protegen de toda iniquidad a las que tan acostumbrados, muchos corruptos, todos soberbios, y la inmensa mayoría, carentes de una mínima ética y de una moral que desconocen por completo, falsos, perdularios, y mentirosos a rabiar, que hoy te afirman categóricamente algo, y mañana se desdicen sin el mínimo rubor, ya procedan de la derecha, de la izquierda o de los extremos, todos iguales, todos aforados para asegurar su poltrona, todos en definitiva, igual de detestables, salvo honrosas excepciones, que con los dedos de la mano se pueden contar.
Y así llegamos al día de hoy, en plena nueva normalidad, según ellos se inventaron, con un País sumido en la más absoluta ruina social, económica y sanitaria, con multitud de sectores de la población devastados por la pandemia, que continúa azotando a una sociedad que después de tanto sufrimiento por el durísimo confinamiento, ve cómo se prolonga la inseguridad y el miedo ante la continuidad de una enfermedad que no ha desaparecido, y de la que nos advierten, puede durar mucho tiempo aún, mientras el paro y la desesperación se adueñan de la gente, que contempla con miedo cómo un incierto futuro se cierne sobre la ciudadanía.
Mientras tanto, causa estupor, contemplar a los políticos, empezando por el presidente, cómo se lucen en traje de baño en la playa, cómo disfrutan de unas vacaciones que de ninguna manera se han merecido, con un País devastado en todos los sentidos, cuando una gran parte de la población se ha quedado en casa, por culpa, en gran medida de la pésima gestión de un gobierno que actuó tarde y mal cuando ya se venía venir el peligro, y que después, vista la situación que ocupa España, la primera de Europa en nuevos casos de la pandemia, continúan sin resolver una situación crítica en la que se ve inmerso este sufrido País, que a dos semanas del comienzo del curso escolar, padres, alumnos y profesores, no saben aún cuando y cómo comenzará el nuevo curso.
Mientras tanto, instituciones estatales de todo tipo, o permanecen cerrados, caso de ambulatorios de urgencias, algo inexplicable en estos momentos,  o están saturados, de tal forma que es imposible tratar de llevar a cabo determinadas gestiones, lo que parece increíble, ya que pese a estar en verano, cuando este País suele cerrar, estos momentos que vivimos no deberían permitirse semejantes comportamientos – como la cacicada populista del alcalde de  Vigo que se jacta de que ya está preparando las luces de navidad, con un coste de casi un millón de euros – lo que viene a recordarnos a Larra y su famoso y aún vigente en estos tiempos, “vuelva usted mañana”, que hoy este País, no está para nada, que parece que los años no pasan para él, sufrido y doliente como siempre, con unos dirigentes que no nos meremos, pero que queramos admitirlo o no, los ciudadanos hemos elegido.

sábado, 15 de agosto de 2020

JAULA DE GRILLOS

Una musical e insistente melodía, en absoluto insoportable, con una cadencia fija, constante e inacabable, sin apenas altibajos, con unos pequeños, ínfimos, intensos y sorprendentes silencios, que apenas son percibidos por el oyente más experto, más audaz e insomne en ocasiones, que a base de escuchar la misma canción con el mismo compás e idénticos graves y agudos, es capaz de distinguir, si algún nuevo  integrante se ha incorporado a la orquesta.
Banda perfectamente orquestada, que se encarga hoy de interpretar la sinfonía que los profesores del inusitado conjunto musical llevan a cabo hoy con el objeto de arrullar con sus delicados instrumentos, los oídos de quienes, o bien pasan su noche en vela, o caminan por el campo, o por la ribera de un río, dónde una serena, apaciguada y silenciosa quietud, permite escuchar la magistral obra musical compuesta por centenares de grillos, sin más instrumentos musicales que sus alas, su cricri, y su necesidad de comunicarse con sus semejantes.
Por definición, una jaula de grillos es un lugar, dónde mucha gente habla sin parar, con mucho alboroto, sin posibilidad alguna de entenderse, sin orden ni concierto, donde cada uno va a su aire, armando mucho ruido, en medio de una general confusión, que dificulta la comunicación entre los integrantes que conforman la jaula, que necesariamente no ha de ser tal, sino que la misma puede trasladarse a una habitación, a una casa, o una ciudad entera, dónde sus gentes son incapaces de llegar a entenderse por hablar todos al tiempo, en el caso de sala, por hacerlo a gritos en la casa o por hablar cada uno consigo mismo en una ciudad donde el monólogo es la forma común y corriente de entenderse, sin posibilidad alguna de llegar a acuerdos de ninguna especie.
Pero no obstante, los grillos salen malparados sin duda de esta odiosa comparación, ya que está demostrado que ellos sí logran comunicarse de una manera eficaz, consiguiendo entenderse con sus delicados sonidos, que llegan al resto de sus compañeros en forma de mensajes inteligibles, difíciles de interpretar para nosotros, pero de los que tenemos constancia que tienen significado para ellos, que siguen un código determinado con los que elaboran sus crípticos comunicados.
Mensajes, que no obstante son perfectamente entendibles para ellos, lo que es totalmente elogiable para nosotros, los humanos, que tan mal los imitamos, cuando con tanta frecuencia actuamos, como si de una jaula de grillos se tratara cuando somos incapaces de establecer una coordinada, inteligible y eficaz comunicación, que nos lleve a consensuar acuerdos, y, por lo tanto, a socializar como seres humanos que somos, a los que se les supone el don supremo de la inteligencia, que la sabia naturaleza nos ha concedido.
Pero no suele ser norma común este proceder, ya que la historia de la humanidad nos demuestra, que no hemos sabido aprovechar esta capacidad que nos diferencia y distingue de los demás seres vivos, que han sido lo suficientemente sagaces, perspicaces e ingeniosos, para, a imagen de los grillos, organizarse entre ellos, para alcanzar sus objetivos, aunque también salden sus disputas de forma violenta, que no obstante suele ser menos frecuentes, menos duraderas, y dirigidas siempre por un instinto vital y primitivo, que nada tiene que ver con las acciones intencionadas, premeditadas ydirigidas por una astucia malvada y soberbia, que se contradice con la inteligencia que se nos supone.
Competencia que no solemos desarrollar con la suficiencia necesaria para poder gestionar este mundo y sus circunstancias, que nos ha llevado, con apenas unos pocos milenios de historia, a desarrollar una civilización humana, que no ha conocido un momento de respiro en cuanto a la extrema violencia ejercida por el hombre contra el hombre, que nos ha hecho acreedores a una necedad de tal calibre, que somos incapaces de reconocernos cuando nos miramos en el espejo, mientras escuchamos el acompasado y rítmico cricri de los grillos, que con el libre y cantarín movimiento de sus alas, nos recuerdan, que los que de verdad viven en una gigantesca, turbulenta y anárquica jaula, somos nosotros, los seres humanos.

viernes, 7 de agosto de 2020

EL CAMAROTE DE LOS PICAPIEDRA

Inolvidable para los amantes del cine en general, para los cinéfilos en particular, y para todos los que disfrutan con la creatividad, el ingenio y el mejor y sin duda, el más espontáneo, desinhibido, y anarco humor que desarrollaron los hermanos Marx, auténticos gamberros de la comedia más hilarante y divertida, que llevaron a cabo durante sus mejores años, en los que fueron capaces de divertir en grado extremo a toda una generación que llenaba las salas para disfrutar con sus jocosas y joviales películas, que aún hoy son disfrutadas por quienes valoran un cine, que dada la falta de creatividad actual, ha subido enteros para quienes valoran el talento y la imaginación más desbordante.
Entre las muchas películas que grabaron, destaca una de ellas que ha logrado permanecer con más intensa y fiel constancia en la mente de los aficionados a estos portentos del cine de humor, debido a sus absurdamente geniales escenas y diálogos, como la que se desarrolla en un pequeño camarote de un barco, dónde todo el mundo cabe, de todo origen y condición, de profesiones diversas e inesperadas, que a menudo que van llegando, sin que a nadie se le niegue la entrada, mientras se van a acomodando dónde buenamente pueden.
Amontonados unos encima de otros, continúa la inacabable llegada de nuevos visitantes, hasta completar un numeroso y variopinto grupo de hombres y mujeres, que desbordan un aforo minúsculo con una muchedumbre inimaginable para tan pequeño y reducido espacio, en el que nadie parece quejarse de la inevitable incomodidad, sino que más bien parece que aceptan con tranquila y serena resignación una inusitada situación, que acabará cuando se desborde la multitud allí acumulada y abandonen el camarote por la vía del desplome que acabará con todos ellos en el pasillo del barco, a modo de derrumbe de una castillo de naipes.
En otro orden de preferencias del cine de humor, en este caso de los dibujos animados, se encuentran los inefables Picapiedra, Pedro y Pablo, y sus esposas Vilma Y Betty, protagonistas de una serie de éxito arrollador, que se mantuvo en las pantallas durante años, y que recientemente ha vuelto a la televisión, actualizando unas situaciones, que aunque siguen desarrollándose en la edad de piedra, han sabido ponerse al día para contemporizar un mínimo con los tiempos actuales.
Después de tantos años de ausencia, continúan en esencia las mismas situaciones y los elementos más destacables de la serie original, que se sigue programando en algunos países, como el inefable troncomóvil, los gigantescos filetes de brontosaurio, los dinosaurios ejerciendo de grúas en la cantera dónde trabajan, las equipadas casas con todos los electrodomésticos posibles, que son desempeñados por los más diversos animales de aquella época, las partidas en la bolera, el club de los búfalos mojados, las barbacoas y todo tipo de situaciones que hacen la delicia de los cinéfilos.
Nosotros, en este País, tenemos la suerte, o más bien la desdicha, de disfrutar del espectáculo diario que emula a la perfección ambos espectáculos, tanto el camarote de los Hermanos Marx, tal y como el ex presidente González, certeramente sugirió, como el de los Picapiedra, con su dos protagonistas, Pedro y Pablo, a la sazón presidente y vice presidente segundo del gobierno de coalición, que tan hilarantes momentos nos regalan con sus dimes y diretes, sus abundantes contradicciones, peleas y bufonadas varias.
Algo que completan con una magnífica recreación de sus dos primitivos compañeros de viaje, que parecen en ocasiones más inteligentes y perspicaces en su edad de piedra, que estos dos representantes del siglo XXI, empeñados en sobrevivir a toda costa, sumidos en una imposible y anárquica convivencia, basada en la ambición, la mentira, la farsa y la desfachatez, con el objetivo de continuar en una poltrona, que les queda demasiado pequeña para ambos, dónde seguro que tanto los hermanos Marx, como los Picapiedra, cabrían sin ningún problema, pues sabrían administrar debidamente los tiempos, haciéndonos disfrutar al mismo tiempo, algo que estos dos soberbios patanes son incapaces, por aburridos, pedantes e ineptos incompetentes.