lunes, 24 de noviembre de 2014

PODEROSO CABALLERO

Escucho con suma atención, sorprendido, y con un leve gesto de incomprensión a medida que avanza la rueda de prensa, cómo un conocido y hasta ahora incluso reconocido por muchos político de derechas, se esfuerza en tratar de explicar o de aclarar, que no es lo mismo, los numerosos viajes girados a unas idílicas islas de este País, que en principio no aclaró suficientemente, pero que todo daba a entender que fueron de exclusivo placer, por lo que se comprometía a devolver los dineros públicos empleados en ellos, y que ahora, en rueda de prensa extraordinaria y multitudinaria y a la que le ha dado suma importancia, afirma que la mitad fueron de trabajo y el resto de placer, para lo que aporta los oportunos certificados del Senado, que fue quién lo pagó, y bancarios, con el objeto de dejar bien clara su situación y su posición ante este, para él, enojoso asunto, para lo cual se esforzó por convencer a una opinión pública, que cada vez mantiene una posición más escéptica y de rechazo ante estos casos altamente sospechosos.
La expectación era grande ante estas declaraciones del susodicho político, que siempre se le consideró bastante cabal, honrado y hasta algo escorado a la izquierda y reconocido en parte por ésta, dada la imagen ultra conservadora que la derecha tiene en este País, pero que sin embargo se han visto defraudadas para la inmensa mayoría, ya que lo que se esperaba, dadas las circunstancias actuales con una galopante corrupción y continuos escándalos, era su dimisión, o la convocatoria de elecciones en la Comunidad a la que representa y de la que es su presidente.
Nada de eso. Este señor, se ha limitado a relatarnos y describirnos su vida tanto privada como política, desde su más tierna juventud, en un aburrido y patético alegato acerca de sus bondades a todos los niveles, haciendo alarde de su integridad, de su honorabilidad, de lo mucho que ha trabajado siempre por servir al ciudadano, de lo poco que gana, según él, el presidente de Comunidad que menos sueldo tiene en nómina – se ha demostrado que no es así con datos fiables que la prensa ha mostrado - de su renuncia a dietas, trienios, gastos extraordinarios, citando cifras y valores varios acerca de todos los gastos e ingresos, todo ello en un alarde desesperado por demostrar su, según él, evidente inocencia, en un asunto en el que se ha visto inmerso y del que le acusan sin razón ni justificación alguna, por lo que, en lugar de apartarse y dejar paso, como se esperaba, ha decidido continuar adelante, quizás más bien una huída hacia adelante, como de costumbre, pretendiendo que aquí no ha pasado nada.
Pero este es sólo un ejemplo que no es ni mucho menos el más dramático ni el más escandaloso, es más, quizás sea el más leve de los conocidos, pero que aquí se destaca, por los desesperados intentos de tratar de demostrar su inocencia, que aquí no se prejuzga, pero que se consideran exagerados, pero que aún así, sin ser disculpable, no son nada al lado de los grandes corruptos, de los gigantescos desfalcos y de los enormes derroches, que en estos años no nos dan respiro en cuanto a su aparición se refiere, pues no hay mes que no salga a la luz algún nuevo escándalo que tiña de negro el oscuro panorama político español.
Poderoso caballero es don dinero, reza uno de los versos de un poema de Góngora, poeta del siglo de oro español, del siglo XVI, con lo que queda claro que el vil metal siempre ha condicionado y mediatizado la historia de los tiempos, por lo que tranquilamente podemos retrotraernos varios milenios, sin temor a errar, que el dinero siempre ha movido el mundo y sus circunstancias.
Quizás tan sólo pueda discretamente salvarse la época de la Humanidad en la que la moneda no existía, y las transacciones se reducían a los intercambios en especie, es decir, el trueque, que pese a todo determinaba necesariamente quienes poseían más y quienes menos, es decir, seguían habiendo ricos y pobres, y por lo tanto, quién ostentaba el poder con todas sus consecuencias, hasta el punto de que hoy en día superan el ámbito económico y financiero para llegar al social y político, y condicionarlo poderosamente, para llegar a convertirse en un auténtico poder, no ya en la sombra, sino a plena luz del día.
En definitiva, el dinero mueve el Mundo, antes, ahora y siempre. Aquí no nos podemos quejar, por lo visto y oído al presidente del gobierno, que en una reunión del G20, declaró solemnemente antes los gobernantes de los países más fuertes del Planeta, que en España se han hecho las cosas bien, que salimos de la recesión, que se han reflotado bancos y saneado empresas.
 Pero lo que no dijo y sí lo hago yo ahora, es que ha sido a costa de los de siempre, de los trabajadores, de los tremendos recortes sociales en sanidad, vivienda, educación, formación e investigación y desarrollo, así como de la bajada de los sueldos de los que mantienen el puesto de trabajo, que afortunadamente no lo han perdido, como les ha sucedido a tanto otros que han pasado a engrosar las listas del paro, mientras los corruptos campaban a sus anchas. Poderoso caballero es Don Dinero.                                                                                                         

sábado, 22 de noviembre de 2014

DEJACIÓN DE AUTORIDAD

Después de tanto tiempo empleado en tantas promesas y solemnes afirmaciones pronunciadas por un Gobierno aparentemente fuerte y firmemente asentado en sus convicciones, y dirigidas a un expectante País, bastante sumido ya en problemas y escándalos de toda índole, hemos tenido que contemplar con asombro, cómo los catalanes han conseguido al final lo que han estado persiguiendo en este año que han empleado en su empeño por desempolvar la urnas, aunque hayan sido de cartón, con el objeto de votar el tan cacareado  referéndum primero, consulta después, y finalmente proceso consultivo.
Y lo han conseguido, pese a que se le quiera quitar importancia, a que se quiera relativizar de múltiples e inútiles formas, con unos argumentos que no ocultan, justifican, ni evitan lo que ha sucedido, y que no podemos obviar de ninguna manera, ya que los colegios electorales se abrieron, las urnas se colocaron y todo el dispositivo material y humano se puso en marcha, hasta llegar a celebrar una votación que se nos dijo por activa y por pasiva, en prosa y en verso que no tendría lugar, y todo ello con múltiples denuncias, impugnaciones y sus correspondientes sentencias, incluidas la del Tribunal Constitucional, que en su conjunto se han mostrado insuficientes, gracias a la colaboración necesaria de un Gobierno, que pese a su mayoría absoluta y a su aparente seguridad, se ha mostrado al final débil, inseguro y hasta colaborador, cuando dos días antes sugiere que podría tolerar la votación si la dejan en manos de la sociedad civil,  hasta el extremo de llegar a sospechar que pueda haber habido conversaciones subterráneas de última hora, con el objeto de no tensar más una situación, que en definitiva, el Gobierno no ha sabido manejar.
Pretender que esta consulta no tiene efectos jurídicos, que es una chapuza -  que sin duda alguna lo ha sido – que no tiene validez alguna, es una reflexión extremadamente simple, absurda y vacía de contenido, porque en realidad ha tenido y tendrá durante mucho tiempo importantes efectos políticos y de una repercusión social enorme, no solamente en nuestro País, sino a nivel internacional, dónde sin duda percibirán, sobre todo, unos resultados, que aunque hay que relativizarlos, ellos los verán cómo los contempla el gobierno catalán, como un éxito, en el que el 80% de los votantes – que apenas han llegado al 35% de participación – han votado por la independencia.
Recordarán al inefable Ibarretxe, cansino él, que nos tuvo casi dos años dándonos la tabarra con la consulta Vasca, día sí día también, en una insoportable e interminable campaña de acoso y derribo en pos también de la independencia. Pues bien, el Congreso de los Diputados también, como a los catalanes, les dijo que no cuando solicitó la autorización para dicha consulta. Volvió a su lugar de origen y les dijo a los vasos: no me han dejado. Y ahí se acabó todo, lo cual visto ahora, con la presente perspectiva, resulta increíble, pues siempre pensamos que los vascos conseguirían mucho antes sus propósitos que los catalanes, a los que siempre consideramos más prácticos, menos impulsivos, más por la pela es la pela. Realmente sorprendente, cuando contemplamos el presente.
No le tiembla la mano, ni al Gobierno, ni a los jueces, para desahuciar a una pobre familia, pero sí permite que el gobierno catalán se gaste 10 millones de euros en una consulta insolidaria, con la inestimable colaboración de una Generalitat intolerante y con una desobediencia permitida, que no es sino el resultado de una intolerable e inadmisible dejación de autoridad por parte de un pusilánime e ineficaz Gobierno.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

REBELIÓN CIUDADANA

Cuando la paciencia se agota, y el ciudadano harto de esperar, de quejarse, de escuchar palabras vacías de contenido y de aparentes buenas intenciones que después de mucho tiempo devienen en vanas, en falsas, en dejar pasar el tiempo, en trabas burocráticas, en imposibilidad de acceder al personajillo, léase politiquillo de turno, siempre ausente, siempre reunido, siempre tan ocupado como para no entender que está al servicio del ciudadano, que es quién paga su poltrona y su sustento diario, entonces, en ese momento, el ciudadano de a pie, cansado, hastiado y con la ira a flor de piel, decide salir a la calle, a montarla, a protestar, a intentar hacerse visible ante una Administración sorda y ciega, que nunca ha asumido que se debe a la ciudadanía, y que su cargo no le da el menor derecho a gozar de privilegio alguno de ningún tipo, ni a aprovecharse de su situación con ánimo de enriquecerse o de llevar a cabo un tráfico de influencias que pueda beneficiarle a él y a otros que puedan agradecerle determinados favores.
Y ya puestos en la calle, la protesta mediante el grito, las consabidas consignas y los carteles alusivos, se convierten en las armas arrojadizas que puede utilizar, para tratar de llamar la atención, de mover conciencias, y de paso, conseguir adeptos a la causa, llevando a cabo aquello tan típico y no tan tópico, de no me mires, únete, que hoy, más que nunca, y debido a las circunstancias actuales de escándalos, corruptelas y derroches varios, resulta fácil y sencillo de conseguir, con lo que la posibilidad de atraer a nuevos adeptos a la causa, suele tener más éxito que nunca, ya que cada vez más gente está dispuesta a salir a la calle en lugar de quedarse en casa, o limitarse a comentar los problemas que cada vez más le acucian, ya sea en el trabajo, en el bar, en casa, o en cualquier lugar dónde se reúnan dos o más conocidos, que más pronto que tarde acabarán comentando la actualidad, que en estos tiempos, siempre es de última hora.
Después de diez meses pasados desde las protestas que tuvieron lugar en el barrio del Gamonal de Burgos, debido a las obras de modificación de una avenida que el ayuntamiento quería convertir en bulevar, y que culminó con el abandono del citado proyecto después de varios días de constantes protestas a cargo de la población, nuevamente, vecinos y vecinas de Burgos han vuelto a tomar las calles para manifestar su rechazo ante las obras que se desarrollan para remodelar la plaza de toros de Burgos, un proyecto especulativo sin ningún interés más allá del beneficio de las empresas constructoras, que han movido a la ciudadanía, harta de tanto derroche inútil e innecesario, a salir a la calle y llevar a cabo auténticas batallas campales, en una ciudad que parece militarizada, ante una protesta ciudadana que aumenta sin cesar, en lo que ya traspasa una simple movilización por la paralización de unas obras, para convertirse en muestra de un hartazgo popular cada vez más generalizado.
La gente está ya algo más que cansada de tanta estupidez y de tanto y tan inaceptable derroche por parte de los políticos que ni tienen en cuenta ni respetan a una ciudadanía que no ceja en su asombro ante un nuevo ejemplo de un gasto absolutamente injustificable, que supone ni más ni menos que 6 millones de euros a emplear en las obras de acondicionamiento de un local dónde se lleva a cabo una costumbre bárbara y cruel con los animales, cuando ese dinero ha de emplearse en gastos sociales que repercutan en el bienestar de una ciudadanía que se encuentra harto necesitada de ellos, por lo que esta rebelión ciudadana, como tantas otras, es necesaria, oportuna y absolutamente justificada.

jueves, 13 de noviembre de 2014

DOS NUEVE DE NOVIEMBRE

Somos muy dados aquí, a celebrar efemérides, acontecimientos y hechos varios sucedidos a través de una historia marcada por innumerables eventos que nos gusta recordar, bien personales, bien sociales o colectivos, que suelen tener un carácter meramente lúdico y festivo en unos casos, y en otros suelen adquirir un tinte histórico, más o menos partidista, dependiendo de aquel que lo cuenta, y que no es sino el reflejo de la subjetividad chauvinista del País que lo narra, que lógicamente no va a coincidir con el adversario, dándose también hechos más o menos objetivos, que en cualquier caso no siempre son fieles a la expresión tan recurrida de que quién olvida su historia está condenado a repetirla, con lo que la oportunidad de que volvamos a caer en los mismos errores, suele darse con harta frecuencia.
El día 9 de noviembre de este año de dos mil catorce, se celebrarán dos acontecimientos que guardan una semejanza en cuanto a su naturaleza, aunque de signo muy diferente. Ambos se oponen frontalmente, uno de ellos en ciernes, a punto de sentar las bases para su posterior celebración en el futuro, y el otro con veinticinco años ya a sus espaldas, por lo que lo único que motiva su puesta en común, es la esencia de los mismos, que es la existencia de un muro físico con enormes repercusiones sociales que tuvo en el pasado, y que afortunadamente desapareció con toda su podredumbre, hace ya un cuarto de siglo, y que separó en dos a un País, Alemania, durante casi cuarenta años, mientras que el otro muro se está fraguando ahora y aquí, en España, con el objetivo de llevar a cabo la misma acción: dividir en dos a un País, después de casi dos mil años de historia.
Se celebra el 9 de noviembre, los veinticinco años de la caída del muro de Berlín, el muro de la vergüenza como siempre fue conocido, que durante treinta y ocho años separó dolorosamente a Alemania, partiéndola en dos, y dando lugar a la Alemania del Este, que después de la dictadura nazi, se tuvo que enfrentar a una férrea dictadura comunista, y a la Alemania del Oeste, que contempló durante todos esos años cómo una dura y monstruosa construcción de piedra se alzó para separar a familias enteras, provocando la aparición del llamado telón de acero, que dejaba a un lado a la Europa Oriental y al otro la Europa Occidental, que tardó un cuarto de siglo en derruirse ante el vigoroso y humano empuje que las ansias de libertad provocaron en los ciudadanos de ambos lados del odioso muro.
La otra efemérides que se dará el mismo día 9 de noviembre, pero de este años 2014 y, que quizás tengamos la oportunidad de lamentar en un futuro más o menos cercano, viene dada por los acontecimientos que vivimos aquí, en nuestro País, donde desde hace poco tiempo se han desatado con extrema intensidad las ansias nacionalistas en Cataluña, que pretende la sedición de esa región del resto de España, ocasionando con ello el levantamiento de otro muro que separe a dos territorios que han permanecido unidos desde siempre.
Para ello, y pese a todos los obstáculos que el gobierno ha opuesto, ateniéndose a la legalidad constitucional, que sólo permite al Estado las consultas y los referéndums, el gobierno Catalán, pese a que dice respetar dicha legalidad, y con el argumento de que la consulta no tiene efectos jurídicos, han decidido sacar las urnas a la calle, sin censo alguno, sin garantías de ningún tipo, simplemente con los votantes que previamente se hayan inscrito o que se presenten a tal efecto.
Quienes afirman que si se lleva a cabo, no tendrá efecto alguno, se equivocan, ya que los resultados que arrojaría dicha consulta, serían sin duda abrumadores, pues los partidarios del no a la independencia, como cabe suponer, se abstendrían, por lo que el porcentaje que saldría por el sí a la secesión, sería enormemente favorable a esta opción.
Los más puristas dirán que de todas formas, estos resultados no tienen ningún valor, que no son de derecho, que están al margen de la Constitución y de las leyes que la desarrollan. Pero sin embargo parecen olvidar, que de hecho, la repercusión social y política, sobre todo internacional, va a ser muy considerable, y eso no se puede obviar de ninguna manera, y necesariamente ha de tomarse en muy seria consideración.
De todas formas, la meta que ahora se proponen, y más aún con el aval de los resultados obtenidos en este simulacro de votación, consistirá en llevar a cabo unas elecciones plebiscitarias, para a continuación declarar unilateralmente la independencia, consiguiendo así que un muro de incomprensión e insolidaridad se instale en nuestro País, dividiéndolo y separándolo, y así, mientras el muro de Berlín celebra su caída, aquí, en esta España cansada y fatigada, un nuevo e insolidario muro pugna por alzarse.
Cuando el muro de Berlín se derribó, aquel inolvidable 9 de noviembre, millones de seres humanos en todo el mundo experimentamos un alivio y una inmensa alegría. Sentíamos aquella situación casi como una dolorosa afrenta personal ante el significado que tenía aquel odioso muro capaz de separar injusta y cruelmente a los ciudadanos de un mismo País. Lo que ahora experimenta una gran mayoría de la población ante la posibilidad de la secesión de Cataluña, es simple y llanamente una profunda incomprensión y un rechazo total ante una situación absurda, ridícula y fuera de lugar en una Europa cada vez más fragmentada.

lunes, 10 de noviembre de 2014

¿PODEMOS?

Pocos lujos podemos permitirnos en los tiempos y circunstancias actuales que nos ha tocado vivir, donde las limitaciones impuestas por una situación que está superando todas las pesimistas previsiones hechas en su momento, y todas las llevadas a cabo ahora, tan optimistas, tan fuera de lugar, siempre a base de datos macroeconómicos, muy alejados de los que arroja la microeconomía de los ciudadanos, que escuchan con indignado asombro cómo nos bombardean diariamente con el mensaje ya harto conocido del final de la recisión, de la creación de empleo, de la buena marcha de la economía, al tiempo que la población se tienta la ropa y de paso los bolsillos, para comprobar que se encuentran vacíos, que el paro sigue galopante, que los pocos que encuentran trabajo lo consiguen en precario, en pésimas condiciones y con unos sueldos de miseria, mientras la clase media, y no digamos si miramos hacia abajo, apenas unos cuantos escalones, ven cómo su capacidad adquisitiva se ha visto seriamente reducida, sin posibilidad alguna de recuperar lo irremisiblemente perdido.
Al tiempo que esto acontece, la corrupción en la clase política, sindical y empresarial, está llegando a límites absoluta y completamente alarmantes, a la par que inaceptables, con nuevos escándalos que afectan a personajes que han ocupado cargos muy relevantes, los mismos que sostenían el típico y tópico discurso moral, ejemplarizante, honesto y honorable, que incluso se permitían el lujo de sermonearnos y reprocharnos lo mucho que derrochábamos, y que algunos llegaron a tomárselo en serio, entonando un mea culpa inexistente, pero que al menos han conseguido abrir los ojos para descubrir en ellos la miseria y podredumbre de la que estaban cubiertos estos despreciables personajes que ahora han quedado en evidencia ante una sociedad que no sale de su asombro, con continuos y permanentes sobresaltos ante tanta ambición, avaricia y desatada corruptela como está saliendo a flote.
Todo ello está contribuyendo a arrojar en brazos de Podemos a una importante parte de la población, que ve en ellos a un grupo con una trayectoria limpia e intachable y con unos planteamientos alejados de toda la vorágine de corruptelas que hoy todo lo contamina, pese a que no tengan un programa claro y conciso y algunos de sus postulados se sitúen un tanto lejos de una realidad con la que se topan con frecuencia, utópicos en unos casos e irrealizables en otros, así como con una cierta tendencia hacia un extremismo y radicalismo de izquierdas que quedan fuera de unos tiempos y unas circunstancias sociales y económicas con las que chocan frontalmente y que necesitan suavizar si no quieren que muchos de los que hoy les apoyan, mañana les den la espalda, y que aunque nos parezca increíble, ahora, según las últimas encuestas y a seis meses de las elecciones municipales, tienen un apoyo que supera a los dos grandes partidos políticos, lo cual resulta increíble, sorprendente e incluso preocupante, dado el giro radical que esto supone.
La gran pregunta que en estas circunstancias cabe hacerse, y que no es baladí en absoluto es la siguiente: ¿podemos permitirnos el lujo de orientar nuestro voto hacia Podemos y darle la confianza para gobernar? Decimos lujo, porque el cambio político que ello supondría, es una decisión que le da una vuelta de tuerca de ciento ochenta grados al panorama político de un País convulso por tantos escándalos, y que en cualquier caso representa un gigantesco cambio de consecuencias imprevisibles, pues no se conoce ningún caso similar en una Europa que se ve amenazada por una derecha radical que está resurgiendo en algún País, pero en todo caso no con el ímpetu de este grupo que apenas tiene un año de existencia y que está aglutinando a una considerable parte de una población descontenta con cuanto ve casi a diario, recogiendo la frustración y la ira ciudadana que ve en Podemos a los salvadores del naufragio en el que se encuentra este navío a la deriva desde hace demasiado tiempo.
Son muchas las incógnitas y más aún las contradicciones en las que incurre con frecuencia Podemos. Pero los ciudadanos tienen la palabra y el pleno derecho a decidir y elegir la opción que consideren más adecuada. Hasta hace poco, el resto de los partidos políticos le negaban toda credibilidad y no le consideraban sino como flor de un día, mientras continuaban tirándose los trastos a la cabeza y capeando las corruptelas internas.
Ahora, vistas las últimas encuestas, parece que comienzan a tomarlos en serio. Podemos tiene derecho a plantear una nueva política que seguro que se puede llevarse a cabo a nada que suavicen algunos de sus planteamientos, y los ciudadanos el derecho a ilusionarse con unos nuevos, jóvenes y honestos hacedores de una política que limpie, fije y de esplendor, a unos nuevos tiempos plenos de esperanza para la gran mayoría de una población, harta ya de unos políticos cavernícolas e ineptos, absolutamente desacreditados ante nosotros, los ciudadanos, que tenemos en nuestras manos el derecho, el deber y el poder de decidir nuestro futuro y el de nuestro País.

jueves, 6 de noviembre de 2014

LA LEYENDA DEL ENEBRO Y EL PASTOR

Es Duruelo un pequeño y encantador pueblo Segoviano situado en la falda de Somosierra, bañado por el río Duratón, cuyo pueblo del mismo nombre se halla próximo a él, al igual que Sepúlveda, a cuya comarca pertenecen ambos, y que con apenas un puñado de vecinos, sobrevive digna y honrosamente, merced a la iniciativa de muchos de sus habitantes que decidieron en su día rehabilitar las casas de sus progenitores e incluso construir otras nuevas, y que junto con las urbanizaciones ubicadas en sus proximidades, le han dado una nueva vida que agradecemos quienes nacimos allí y que tenemos la fortuna de disponer de la casa que nos legaron nuestros padres.
Posee una iglesia de origen románico, perfectamente conservada, con un bello retablo y, sobre todo, con una espectacular, bella y esbelta torre en Espadaña del siglo XVII, bastante habitual en Castilla, pero muy rara en cuanto al tamaño, pues dispone de cuatro huecos en horizontal y uno coronando la parte superior, donde se alojan las respectivas campanas en perfecto estado de uso, formando un impresionante, único y hermoso conjunto, digno de ser visitado.
Adosado a la imponente torre, un pequeño cementerio acoge a nuestros queridos ancestros, entre los que se encuentra la tumba de un pastor, sobre la cual surgió como por encanto un formidable enebro, que ha dado origen a una leyenda muy conocida, que afirma que el pastor, que cuidaba de su rebaño en un monte de enebros, al ser enterrado llevaba en sus bolsillos semillas – algayuvas las llamamos – de dicho árbol, que germinaron y dieron origen a un precioso enebro que preside el cementerio a los pies de la Espadaña.
Esta leyenda, con una base muy real, nos recuerda que en la antigüedad no muy remota, la familia solía reunirse al amor de la lumbre baja de la chimenea o del acogedor y agradecido brasero, y allí, los mayores, los abuelos primero y después los padres, narraban historias, cuentos y leyendas, que mantenían en vilo a una entregada audiencia, numerosa generalmente, integrada por los padres, abuelos e hijos, que vivían los relatos con auténtica pasión y con una atención tal que conseguía trasladar a los más pequeños a los escenarios donde se desarrollaba la acción de las múltiples historias que se sucedían en un ambiente familiar, donde la magia y la imaginación más desbordantes, hallaban su más preciado lugar para ser derrochadas a raudales, en medio de una expectación que jamás se veía defraudada por unos narradores que tenían toda la credibilidad de un auditorio que se dejaba llevar intrigado y extasiado ante los hechos narrados.
No han pasado tantos años como para no recordar hechos similares, cuando en los pueblos tenía lugar la fiesta de la matanza,  que duraba un par de días, durante los cuales, las familias se reunían para llevar a cabo todas las acciones necesarias, desde sacar al cerdo de la corte, así se llamaba el cobertizo donde vivía y se le engordaba, hasta el momento en el que el matarife llevaba a cabo su labor, para después abrirlo en canal y colgarlo, para esperar la llegada del veterinario que certificaba que era apto para su consumo, y continuar así el segundo día destazándolo y separando los jamones, los lomos, y el resto, con el que se harían el chorizo, la butagueña y las morcillas, todo ello en medio de la algarabía general de la familia, los vecinos que ayudaban y toda la chiquillería que disfrutábamos inmensamente durante estos días.
Por las noches, todos nos reuníamos en torno a la mesa, al calor del brasero, para después de cenar, jugar a las cartas, a la brisca, o a contar historias y narraciones que contaban los mayores, bien de hechos reales acaecidos allí y en los pueblos de alrededor o bien de hechos y leyendas que habían ido pasando de padres a hijos a través de generaciones. Así pasábamos horas, escuchando a unos y a otros que se iban sucediendo y animando a contar también recuerdos de su infancia, así como historias de sus tiempos mozos, de las bromas pesadas que gastaban a los recién casados, de las picardías de los jóvenes de entonces, de amoríos y otras narraciones que nos hacían reír sin pausa y que nos ocupaban hasta la madrugada.
Recuerdo a los segadores que eran alojados en las casas del pueblo durante el tiempo que duraba su trabajo en el campo. Procedían de Extremadura en su gran mayoría. Por las noches, después de su dura faena, nos contaban historias y narraciones de sus lugares de procedencia, hacían figuras chinescas en la pared y nos hacían disfrutar a la familia entera, en la cocina, en torno a la mesa.
Eran otros tiempos, maravillosos tiempos, de historias y leyendas, que como la del enebro y el pastor, daban otro sentido a la vida, en un ambiente deliciosamente rural, que afortunadamente, aún podemos disfrutar quienes tenemos la suerte de poder regresar allí donde nacimos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

PLATERO CUMPLE CIEN AÑOS

Quién se lo iba a decir a él, tan presumido siempre, tan remilgado y mimado, que iba a cumplir cien años, y como si nada, como si acabara de estrenar sus cuatro años, cuando Juan Ramón lo llevaba al prado, donde acariciaba tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas, o cuando paseaba sobre él los domingos por las callejuelas del pueblo de Moguer, mientras la gente al verlo se quedaba mirándolo y en voz baja decían, tien asero. Acero y plata al mismo tiempo.
Platero y yo, ya es un título centenario y universal, aunque de ninguna manera aparenta el siglo que carga sobre sus peludas y blancas espaldas este delicioso libro de Juan Ramón, que él siempre dijo que no lo había escrito para los niños, porque según afirmaba el poeta, nunca había escrito ni escribiría para los niños, porque ellos pueden leer lo que leen los hombres, salvo excepciones que a todos se nos ocurren.
Es por ello que difícilmente podríamos señalarlo como el primer libro, el primer poema en prosa, o la primera prosa poética, que de ambas formas podemos calificarlo, pese a que a muchos nos suene como tal, como nuestra primera aventura literaria, debido a la dulzura y a la extrema sensibilidad con que Juan Ramón trata a Platero, en una narración que despierta la simpatía y el cariñoso afecto por parte de los niños, de un delicado animal con el que el autor mantiene una relación afectiva más próxima a un ser humano que a un delicioso burrito, pequeño y suave, donde los espejos de azabache de sus ojos, son cual dos escarabajos de cristal negro.
Sin embargo, mis recuerdos y los de tantos que un día fuimos tiernos infantes, recordamos a Platero en la escuela, donde con frecuencia se hacía presente a través de las lecturas, que no siempre se limitaban a las clásicas Cien Figuras Españolas, y que en cualquier caso, creo recordar que se le citaba de vez en cuando, que venía a cuento en determinadas ocasiones y que el maestro nos hablaba de él, pues aunque aquellos tiempos quedan ya muy lejanos, quiero recordar que Platero ya estaba en nuestras infantiles mentes, que quedaban prendadas de la sutil y encantadora figura del blanco y peludo animal, cuya imagen quedó grabada para siempre en nuestras mentes.
Resulta, por lo tanto, complicado citar a Platero y Yo como nuestro primer libro, porque creo que jamás pasamos del primer capítulo, el más conocido, el que tiernamente lo describe, y que al igual que nos ocurre con el Principito de Saint Exupéry, todos creemos haberlo leído, más bien porque pensamos que debiéramos haberlo hecho, que por haber llevado a cabo su lectura. No ocurre lo mismo con Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, leído y releído en la adolescencia o de El Extranjero de Albert Camus, en la juventud, libros que recuerdo a la perfección y que marcaron toda una época en mi vida.
No es Platero y yo, tal como afirmó Juan Ramón Jiménez, un libro expresamente escrito para los niños, ni de hecho lo es, como se descubre al avanzar en sus numerosos capítulos, donde la comprensión de las metáforas y de los giros lingüísticos, resultan en exceso complicados para una mente infantil.
Pero sin embargo, es un libro que nos sugiere de inmediato la infancia como destinataria de tan mágico, ingenioso y delicado relato, donde el protagonista es un delicado y delicioso animal, pequeño, peludo y suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que cumple ahora un siglo de dulce y feliz existencia entre nosotros, y que seguimos recordándolo junto a Juan Ramón, su amigo del alma.