martes, 27 de enero de 2015

EL RESPETO

China, uno de los países más antiguos del mundo, cuenta con la tradición histórica de una civilización milenaria, y se la considera como una nación con una gran riqueza cultural. La cultura tradicional y la virtud de esta nación, tienen una historia que se remonta a la antigüedad, desde la que se cultivan muchas virtudes que han sido incorporadas a su civilización, como por ejemplo, culto y cortesía, sinceridad y credibilidad, laboriosidad y economía, unidad y ayuda mutua, amor a la patria, abnegación al trabajo,  sencillez en la vida y respeto a los mayores.
 El pensador chino, Confucio, dijo que el hecho de que los hijos puedan vivir se debe a la crianza de sus padres, así como ocurre con los animales. Sin embargo, se preguntaba: si uno no demuestra respeto hacia los ancianos, ¿en qué se diferencia de los animales? Mencio, por su parte, también dijo que uno no debe sólo respetar a los ancianos de su familia, sino también a los ancianos de otras familias. A lo largo de cinco mil años de civilización, el respeto a los ancianos ha sido considerado como una cuestión de lógica que corresponde a la ética y la moralidad. Quienes mantienen respeto y benevolencia filial hacia los ancianos son, en consecuencia, respetados por los demás, y en caso contrario, criticados por la sociedad.
En algunas antiguas civilizaciones, los ancianos eran considerados como las personas poseedoras de la verdad, depositaria de la misma, capaz de transmitírsela a quienes se encontraban a su alrededor. En ellos está el recuerdo y la posibilidad de futuro y sus palabras se convertían en consejos que encauzaban el devenir de la vida. Sus arrugas representaban la experiencia de lo hecho, con el espejo del futuro, rasgos que evocaban y proyectaban. Eran no sólo consejeros y guías de ceremonias, sino que encabezaban la siembra de las cosechas, pues conocían el momento preciso de hacerlo.
Los ancianos Gozaban de gran prestigio y respeto entre la población, y así, en otras civilizaciones, se les denominaba “jamo yoye”, es decir, el que recuerda. En otras eran los chamanes los que poseían los conocimientos necesarios para diagnosticar y curar las enfermedades. Todos ellos gozaban de un enorme respeto y en ellos estaba fundado y sentado el principio de autoridad tradicional basado en su prestigio, que poco a poco fue dejando paso al sistema oficial de lucha y sucesión política que impera en nuestros días.
Recientemente, tuve la ocasión de ver un documental, que tenía como protagonista a Juan Goytisolo, de ochenta y tres años, escritor que ha obtenido el premio Cervantes y que vive en Marruecos, concretamente en Marrakech. Convive con una familia marroquí desde hace años, amigos que son, como si  de su familia se tratara, y dónde es sinceramente considerado. Llamó poderosamente mi atención, el hecho de que uno de los hijos de dicha familia, de dieciséis años, cuando entró en la casa y le vio, respetuosamente le besó en la frente, lo cual me impresionó hondamente, y deduje que para estas gentes los mayores son personas que les merecen todo el respeto, y así lo muestran en público. Así mismo comentaban cómo los niños que correteaban por la calle, al verlo, le besaban la mano. Conmovedor y admirable a partes iguales.
Hay circunstancias, situaciones, hechos, en general, cosas, como solemos decir para acaparar el máximo posible en el discurso, que no cambian o no deberían cambiar jamás, como el respeto. En mi infancia, los abuelos eran queridos y venerados de una forma espontánea y natural. Sentíamos adoración por ellos, y adquiríamos la condición de nietos sin que nadie tuviera que recordárnoslo, sin que fuera necesario que nuestros padres nos impusieran la obligación de ir a verlos, algo que hacíamos con frecuencia, y que ellos agradecían, recibiéndonos con una cálida sencillez y una bondad tan natural como agradecida.
Era algo innato, espontáneo y deseado, algo natural e inherente a nuestra infancia, como lo  era el respeto que sentíamos hacia nuestros padres, hacia nuestros maestros, hacia los mayores en general, respeto que no era ninguna obligación contraída, sino una convicción propia y deseada, fruto de una educación basada en la obediencia y  en la máxima consideración hacia los padres, que pese a todo, nada tenía de rígida ni de forzadamente impuesta, sino fundamentada en la admiración y el respeto.

lunes, 26 de enero de 2015

POR LAS TIERRAS DE CASTILLA Y LEÓN

Muchos grupos de música folk de Castilla y León quedaron en el camino después de una larga y a veces difícil y complicada travesía a lo largo y ancho de su extensa geografía, cantando y contando a las gentes de los pueblos y aldeas de esta hermosa región, con música compuesta por ellos, con aires de jota en ocasiones, y letra que unas veces era suya, inspirada en los labriegos que trabajaban la dura y en ocasiones ingrata tierra, y en otras, eran los poetas, los de siempre, los que hablaban de una justicia negada y de una ansiada libertad relegada al olvido, inexistente en aquellos duros y penosos tiempos, tan necesaria como el aire que respiraban y cuyos versos cantaban estos trovadores de Castilla y León, como La Fanega, que hace tiempo decidió volver y regresar al camino que emprendió, hoy renovado por el paso del tiempo, conservando intacta su limpia trayectoria. Ya entonces, cantaban una jota que rezaba así: trabajando para otros / nos hemos pasado la vida / queremos un estatuto / para León y Castilla.
Nunca quedaron relegados al olvido pese al silencio de los años pasados, después de una difícil, pero venturosa y feliz andanza. Finalizando la década de los setenta, cuando los duros y eternos años de la dictadura parecían tocar a su fin, y la incipiente democracia llamaba a la puerta de este sufrido País, La Fanega decidió tomarse un respiro, después de grabar varios discos, con la colaboración de Alberto Gambino, que hoy, después de ese tiempo de espera, sigue con ellos, después de dejar atrás, aquellos impagables años, heroicos e inolvidables, en la taberna del pueblo, en el salón si lo tuviere, y en numerosos conciertos multitudinarios a veces, pero siempre emocionantes y dignos de recordar para todos aquellos que los seguimos, y que hoy los recibimos de nuevo con los brazos abiertos.
La Fanega, es algo nuestro porque surgió de esta nuestra querida Tierra Segoviana y de Valladolid, en el Corazón de Castilla y León, y porque cantan a sus campos y a sus gentes, y porque están enraizados aquí, nos pertenecen. Sus componentes, estudiantes entonces, con apenas dieciocho años y originarios de pequeños pueblos de la región, veían cómo sus padres que labraban los campos para salir adelante y a los que ayudaban en las faenas propias de los labriegos, lo hacían penosamente en una feroz lucha contra las inclemencias del tiempo, de la siempre imperante necesidad y de los numerosos avatares derivados de un régimen político que los ignoraba en una España dormida y atrasada.
Estos jóvenes, tomaron conciencia de la situación y ello les impulsó a movilizarse. Lo hicieron a  través de la música y de la palabra, utilizadas como armas arrojadizas contra la opresión y la ausencia de las libertades más elementales que en aquel tiempo brillaban por su ausencia. Hoy retornan pletóricos de ilusión y de una estética musical tan lograda como la magia que consiguen transmitir a través de unos temas sabiamente elegidos, que atrapan y seducen a su agradecido auditorio.
 Torre langa, con sentidos y bellos temas donde retratan los paisajes Castellanos, y Poéticos Encantados, son los dos últimos trabajos de La Fanega. Una excelente y cuidada selección de textos de Machado, Lorca, Miguel Hernández, Gil de Biedma, Salinas, y otros poetas, que arropados por una delicada música y unos magníficos arreglos, envuelven la sutil belleza de los versos en una cálida, poética y encantadora audición musical, con una colección de temas, que es un auténtico regalo para los oídos y el espíritu de quién quiere y sabe gozar de la música Folk, siempre popular, de La Fanega. Imprescindible.

miércoles, 21 de enero de 2015

AIRES DE TANGO EN EL VATICANO

Es indudable que el Papa actual está despertando unas simpatías que logran sorprender a propios y extraños, es decir, tanto a católicos como a agnósticos, que ven en él a un personaje singular, con una dignidad muy particular, muy próxima a la gente, sin el  boato y el ceremonial acostumbrado en los Pontífices al uso, con una imagen cercana a un cura antiguo de pueblo, pero vestido con hábitos blancos, y ocupando el trono que dejó vacante Pedro hace dos mil años, siempre con una sonrisa y con un desparpajo que deja atónitos a unos y perplejos a otros, tan desacostumbrados a un Papa tan singular.
Con ese aspecto desgarbado, con aires de cura bonachón, de andares rápidos y descuidados, sin hacer grandes concesiones a los protocolos, tan rígidos y habituales en quienes hasta ahora le han precedido en el cargo, da la impresión de que de un momento a otro va a salir corriendo a rematar el balón que desde la grada le pasa su paisano Maradona, o que de un momento a otro se va arrancar con unos pasos de baile al son de un tango de Gardel, en homenaje a la Argentina natal de este Papa, al que pocos al referirse a él hablan del Santo Padre, Sumo Pontífice o Santidad, sino que citan a  Bergoglio o a Francisco, tal es la confianza innata que despierta en los medios de comunicación, tal es la cercanía que les lleva a hablar de él como si de un personaje de andar por casa se tratara.
Ha despertado muchas esperanzas entre quienes siguen a este mandatario de una Iglesia con dos mil años de historia, a través de los cuales ha pasado con más pena que gloria, con continuos conflictos de todo orden y con una férrea disposición a mantenerse inalterable e inmutable, con leves e imperceptibles signos de un cambio, que ahora parecen comenzar a descollar con Francisco.
Y es que parece haber irrumpido en el Vaticano con unos aires desconocidos hasta el presente, ya que este cura argentino parece empeñado en cambiar lo hasta ahora inamovible, sin grandes ruidos, sin pompas excesivas ni espectaculares alharacas que acompañen cada uno de sus pasos, sino con una carga social desconocida hasta ahora, con una profunda revisión de temas que han sido siempre materia reservada en la Iglesia y con una denuncia valiente de asuntos que siempre estuvieron muy lejos de los pontífices que hasta ahora han sido, como es el caso de los curas pederastas que ha denunciado sin titubeo alguno.
Leo en la prensa, cómo el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, alaba a Francisco después de escucharle en su intervención en el Parlamento Europeo – nobleza obliga con ese apellido - en el que ha defendido la dignidad de los ciudadanos, cuando afirma que ningún ciudadano puede encontrar dignidad alguna, cuando no encuentra trabajo ni tiene para comer. Estas palabras han despertado el aplauso, la consideración y la valoración positiva, en manos de un líder considerado como extremista y radical, lo cual, en general, ha sorprendido gratamente.
Demasiadas esperanzas quizás las depositadas en Francisco. Es impensable que una institución tan inmovilista como la Iglesia, con dos mil años de una conflictiva, complicada y enrevesada trayectoria, que apenas ha sufrido cambios a lo largo de los tiempos, pueda un Papa cambiar, por mucho que se lo proponga, ya que será un empeño en la que la lucha con la Curia Vaticana, rígida y opuesta al cambio, será sin duda desigual, y en la que las posibilidades de salir airoso, siempre serán mínimas y a un alto coste para este cura Argentino que ha querido volar más alto que los demás. Sería deseable que no le cortasen las alas.

viernes, 16 de enero de 2015

UNA CUESTIÓN DE IMAGEN

Vivimos unos tiempos poderosamente influidos por los medios audiovisuales, capaces de captar, tratar y transmitir imágenes y sonidos en cualquier lugar del mundo, a cualquiera hora, en cualquier circunstancia que pueda rodear a un determinado personaje o acontecimiento, con permiso o sin él, si de un ser humano se tratara, a la vez que millones de personas en el Planeta pueden verlo, bien en tiempo real, bien en diferido, pero siempre de forma inmediata, a través de las denominadas redes sociales, que gracias a Internet, han transformado y trastocado el mundo tal como lo entendíamos.
Cualquier persona, puede registrar un suceso determinado y enviarlo al instante a cualquier rincón del Planeta, para que a su vez sea visualizado simultáneamente por millones de personas, a los que ya nada asombra, ni tiene capacidad para dejarlos fascinados, hasta el extremo de deslumbrarlos, tal es el avance al que ha llegado la tecnología humana, en un Mundo donde millones de personas carecen de lo más indispensable para sobrevivir.
Pero las modernas tecnologías, utilizadas también para denunciar las inmensas carencias con las que convive media Humanidad, son empleadas fundamentalmente para propagar imágenes de la otra mitad, utilizándolas como meros objetos destinados a una utilización que no tiene otra intención que el mero divertimento, con exhibición de fotos, mensajes y situaciones que no tienen otra intención que la de distraer, divertir, informar, opinar y debatir, siempre con unos destinatarios más bien próximos, conocidos, que son los receptores de dicha información.
Estas redes sociales, como el resto de los medios de comunicación audiovisual, son sin embargo utilizadas con otros propósitos muy diferentes y concretos, con fines muy determinados, como por ejemplo la divulgación de la imagen personal de un político con intenciones de lograr un apoyo hacia sí mismo, su programa, su partido político, y en definitiva, su promoción en aras de sumar votos mediante la captación de adeptos a una causa que no es otra que la de aglutinar votantes en torno a un ideario programático, mediante la utilización de los recursos adecuados, de los que se encargan los correspondientes asesores de imagen, a través de las oportunas técnicas, que sabiamente utilizadas, conseguirán divulgar la imagen deseada.
Aplicado exclusivamente a la política y los políticos, el resultado obtenido, es franca y definitivamente devastador para quienes utilizan indebidamente estas artes publicitarias, bien de una forma cicatera por insuficiente, bien de una forma equivocada por errónea o antiestética, o bien porque se caracterizan por no llevar a cabo ninguna promoción de imagen, que es el peor de los supuestos planteados, ya que sin una imagen amable, atractiva e inteligente, el protagonista tiene pocas opciones de conseguir sus fines.
De todos es conocida la insultante carencia de habilidades comunicativas de un Presidente del Gobierno que se caracteriza por huir de la prensa, por darle la espalda a todo lo que suponga enfrentarse a una cohorte de periodistas de los que reniega una y otra vez, a la par que su afición a las pantallas de plasma de televisión, a través de las cuales se comunica con los viles redactores de prensa, que se ven obligados así a escuchar y callar, pues no suele admitir preguntas.
Son maneras de actuar que le descalifican ante la ciudadanía, como Presidente, y le perjudican como político. Si a todo ello sumamos su poco gracejo físico y su nulo encanto personal, apaga y vámonos.

miércoles, 14 de enero de 2015

SIN MOVER UN DEDO

En ocasiones, se dan ciertas situaciones que mueven a la sonrisa primero, a la abierta y mal disimulada risa después, para finalmente pasar a la más desternillante de las carcajadas, fruto de una actuación gratuitamente proporcionada a cargo del contrincante o adversario, en una ascendente e imparable escala de valores, que en cualquier caso proporciona una impagable publicidad con coste cero, que revierte en provecho de quien al verlas venir, sin arriesgar lo más mínimo, simplemente esperando los acontecimientos y contemplándolos desde la barrera, disfruta lo indecible, viendo cómo de una imparable y veloz forma, suben sus acciones sin tener que pujar por ellas, sin mover un dedo, sin tener que saltar a la arena para defender su posición, su alternativa, ya que de ello ya se encargan sus oponentes.
Esto es lo que está pasando con Podemos, un grupo en vías de constituirse en partido político, al que le están haciendo el caldo gordo, el trabajo que a ellos les correspondería hacer – y que sin duda lo llevan a cabo – pero con la inestimable ayuda de las numerosas, constantes e imparables corruptelas, escándalos y desvergüenzas varias que asolan el territorio nacional y que alcanzan y golpean a todos los partidos, sean del signo que fueren, y a personajes y personajillos que pertenecen o pertenecieron a dichas formaciones políticas, y que están logrando que Podemos, sume un adepto más cada minuto que pasa.
Todo ello contribuye al imparable e inagotable auge de Podemos, del que no obstante poco conocemos en realidad, ya que se ignora en gran medida el contenido de su programa del que solamente algunos puntos hemos llegado a conocer, algunos de los cuales, extremadamente radicales en principio, están ahora suavizando, en aras de enderezar un rumbo, que no ignoran, quizás estuviera excesivamente escorado hacia una izquierda radical, que muy posiblemente muchos de sus posibles simpatizantes no los asumieran, algo lógico, dado el hecho de que entre ellos hay gentes de todo tipo, orden y condición, de todas las edades y formación, lo cual les ha hecho reflexionar, tratando de encauzar y rediseñar el panorama que en principio presentaron a una sociedad que necesita y ansía cambios profundos e inmediatos.
Y de todo esto se alimenta Podemos, del descontento y el hartazgo general de una política corrupta e ineficaz, llevada a cabo por ineptos y viejos dinosaurios que llevan toda la vida ejerciendo un oficio para el que ya deberían haber dejado paso a gente más preparada, más joven y, sobre todo, más honesta y eficaz.
Podemos está consiguiendo aglomerar a quienes no soportan ya, y son multitud, tantas contrariedades, tantos enojos y tantas decepciones soportadas, continuamente frustrados y desoídos en un alarde de altivez y de soberbia tal, que les hace publicar a los cuatro vientos, que la recesión ha pasado, que el paro – en precario y a tiempo parcial y con miserables sueldos – está en vías de solución y que lo peor ya ha pasado, como si aquí no hubiera pasado nada, como si los restos del naufragio no siguieran aquí, y por mucho tiempo, aferrados a los cuales se halla una población que nadie se explica cómo es capaz de soportar tanto ignominia y con tanta resignación.
Pero todo tiene un límite, y las airadas respuestas puede que no se hagan esperar, bien en las calles, bien en otros medios dónde expresar la indignación general. Para completar este panorama, acaban de detener a una treintena de nuevos políticos entre los cuales figuran personajes de auténtica relevancia que ocupan, o bien ocuparon puestos de responsabilidad de primer nivel, así como numerosos alcaldes de poblaciones importantes, empresarios y otros, inmersos en corruptelas diversas, incrementando así la nómina de escándalos que están logrando que este País ocupe la primera página de los principales medios de comunicación del Mundo, algo que debería avergonzar a una impresentable clase política.
Mientras Podemos continúa sumando votos a costa de estos sucios asuntos, los responsables de los principales grupos políticos, se dedican a tirarse los trastos a la cabeza con aquello del “y tú más”, o a lo sumo, con algunas expulsiones, mientras continúan financiándose de una forma irregular e incontrolada en unas ocasiones y en otras a través de fondos del Estado que todos pagamos, algo a lo que muchos en este País nos negamos rotundamente, pues constituye otra forma más de un incalificable e insensato despilfarro.

lunes, 12 de enero de 2015

LOS LÍMITES DE LA INDIGNACIÓN

Absolutamente todo en esta vida tiene unos límites que no deben traspasarse, porque una vez superada la frontera que los delimita, se entra en un terreno sumamente incierto y totalmente resbaladizo, dónde el control pasa a manos de quienes no se sienten sometidos a derecho de ningún tipo, con lo que su libertad de acción queda fuera de toda legalidad, ya que una vez situados más allá de los confines, de la línea divisoria que los delimita, se establecen de facto, ocultándose tras las invisibles cortinas que la impunidad les depara, o utilizando a las masas de cuya indignación se alimentan y a las cuales utilizan e instrumentalizan, remitiéndose a ellas cuando a sus intereses les conviene, amparándose y resguardándose en la fuerza que les da el movimiento ciudadano que han promovido, manejado y utilizado con el objeto de conseguir unos intereses que no siempre coinciden con los de la ciudadanía que arrastran tras de sí y a la que manipulan, sacándola a la calle, acelerándola o frenándola, al tiempo que les proporcionan las consignas, que según sus inductores, son los que la plebe, léase la gente, léase la muchedumbre, son las que necesitan.
Pero dichos cotos se traspasan, se vulneran y se derriban las lindes establecidas y los espacios se tornan oscuros, tétricos e inextricables, a la par que inexplicables, alejados de un control popular que no tiene acceso alguno a cuanto allí va a suceder. Mientras los poderes públicos tratan de minimizarlo todo, amparándose en la ley, a la que recurren una y otra vez, a la que todo lo fían, pero que suele mostrarse, como siempre, lenta, ineficaz y sumamente comprensiva con quienes la transgreden, dependiendo claro está de quién se trate, de quién la haya vulnerado, en un indignante y despectivo acto de una desfachatez, que deja perplejo e indefenso al ciudadano que todo lo contempla con un gesto de incredulidad permanente.
Vemos así, cómo en Cataluña, se están traspasando todos los límites imaginables, con una deslealtad constitucional y una transgresión de la ley, que resultan inexplicables para el ciudadano que observa los acontecimientos con una progresiva indignación que alcanza unos límites que se aproximan a la incredulidad y al desánimo más absolutos, al contemplar cómo actos de indisciplina y rebelión que están culminando con una desobediencia prístina en unos dirigentes que  manejan a su antojo a la población, y que parecen tener la seguridad total de que la ley y la justicia, no van actuar en su contra. Tal es el desparpajo y la inaudita seguridad con la que actúan.
Al tiempo que esto sucede, que esta transgresión tiene lugar, y sin tiempo de hallar un mínimo y reparador tiempo de necesario y sano respiro, nos encontramos con un hecho más del vergonzoso y descontrolado despilfarro – este situado en el lado oscuro e invisible de la superación de los límites – que afecta a este País, que parece no tener fin, y que está logrando que la indignación ciudadana deje de contenerse civilizadamente y salga a la calle con otros modos, otras actitudes y otras exigencias, con el objeto de pedir las cabezas de los indignos consejeros de Caja Madrid, que han utilizado a su antojo y sin control alguno las tarjetas de crédito que la entidad les suministraba, sin límite alguno, sin fiscalidad conocida, con las que se han pagado desde la compra del hipermercado, hasta ropa, pasando por viajes y peajes, hasta dinero en efectivo que sacaban de los cajeros automáticos, todo ello con un montante total, que nos ha supuesto a los contribuyentes, un total de quince millones y medio de euros.
El País se desangra con tanta anarquía y tanta corrupción. Pero la indignación tiene un límite.

domingo, 4 de enero de 2015

LA SENDA TECNOLÓGICA

Las modernas tecnologías han supuesto un inmenso avance en todos los órdenes, sobre todo en cuanto a comunicación, relación e interacción personal y grupal se refiere, facilitándonos enormemente tareas que antes resultaban, si no imposibles, sí al menos de una extrema dificultad, tales como la posibilidad inmediata de trasladar texto, voz e imágenes desde el mismo lugar donde los hechos se suceden, o almacenar dicha información para transmitirla después a una persona o a un colectivo, al tiempo que podemos establecer una comunicación interactiva inmediata, vía voz e imagen simultáneamente, lo cual ha conseguido transformar nuestra sociedad hasta extremos absolutamente impensables hace apenas una década.
Todo esto ha promovido una auténtica revolución en nuestros hábitos y costumbres, sin lugar a dudas de una forma positiva, al tiempo que ha logrado trastocarlos también, merced a un incorrecto uso de estos medios, que como todo avance técnico, presentan una doble cara, determinada siempre por la sabia o la errónea utilización de los mismos, lo cual nos conduce a considerar que es preciso analizar con detenimiento, si estamos favoreciendo o perjudicando aspectos vitales de nuestra vida y entorno, que hasta ahora considerábamos inamovibles.
Leo con una mal disimulada sorpresa, que en una ciudad han habilitado un carril exclusivamente dedicado para quienes son incapaces de levantar la vista del móvil - y de sus múltiples derivados y versiones varias – mientras se desplazan por las calles de la ciudad, cuyas aceras se ven incapaces de albergar y conducir los pasos imprecisos, diletantes y dubitativos, capaces de provocar conflictos peatonales, con quienes procuran medir sus pasos, mirando por dónde los dirigen, con el objeto de no molestar al resto del personal, con el que necesariamente han de cruzarse en su camino, algo que estos ciudadanos pegados a un móvil, con la cabeza inclinada hacia delante, pegada su nariz a una pantalla de cinco pulgadas, son incapaces de tener en cuenta, lo que los conduce irremediablemente a desagradables encontronazos, que pueden llevar a constituir un peligro para ellos mismos, y no digamos a los demás, a la hora de cruzar una calle, mucho más aún si carece de semáforo.
En dichas imágenes, se los ve dentro de los límites de la privada senda creada expresamente para ellos, cómo milagrosamente se cruzan sin apenas tocarse, absortos por completo en sus móviles, tecleando como posesos. Uno se pregunta con frecuencia, qué es lo que miran con semejante fruición en la dichosa pantallita, a la par que con auténtico y delirante frenesí, pulsan unas invisibles teclas, minúsculas en extremo, pero que manejan con una perfección admirable, eso sí, con apenas dos dedos, y sin apenas levantar la vista del artilugio que tan absortos y ensimismados los tiene. Diríase que están secuestrados, enajenados y siempre cautivados, hasta el extremo de perder la noción del tiempo y no sé si también del espacio, por lo que se llega a poner en cuestión, si conseguirán llegar con exactitud y precisión, allá dónde se dirigen.
Dudo mucho, que el encantamiento y la abstracción que los domina, los dirijan con frecuencia a manejar una de las muchas aplicaciones que las nuevas tecnologías nos han deparado – confieso que yo también me dejo enajenar de vez en cuando por la magia de estos aparatos – como es la de los libros electrónicos. Son capaces de albergar centenares de obras completas, que pueden leerse en estos equipos con suma facilidad, ideales para utilizarlos mientras nos desplazamos en los medios de transporte o en largas esperas o tiempos de relajación y descanso, pero que no son tan útiles a la hora de llevar a cabo su lectura mientras nos desplazamos andando, algo harto difícil y complicado siempre, y que no creo en cualquier caso, sea lo que estos ensimismados ciudadanos tengan ante sus ojos, ni mientras se desplazan por las procelosas aceras de nuestras concurridas calles, ni tampoco en el autobús, el metro o el descaso relajante en el que se puedan encontrar.
Merecería la pena que los jóvenes utilizasen con frecuencia esta posibilidad que nos brindan estas tecnologías, y nos daríamos por satisfechos de su masivo empleo, si en su empeño en el uso de los mismos, considerasen al menos parcialmente, dedicarle un tiempo a la lectura de los libros electrónicos, algo que estos medios les permiten y les proporcionan con una suma y gratificante facilidad, lo cual justificaría total y afortunadamente la dedicación que los más jóvenes suelen dedicar a estos medios tecnológicos, pues constituiría un aceptable y rentable valor añadido digno de tener en cuenta.

viernes, 2 de enero de 2015

CAMINO DE GUADALUPE

Son muchos ya los viajes, y numerosos los recorridos llevados a cabo y disfrutados por la hermosa tierra de Extremadura, la misma que en los textos del bachillerato que estudié en su tiempo, describían como un paisaje desolado, maltrecho y desértico, con las Hurdes como telón de fondo que todo lo parecía llenar ante nuestros asombrados ojos, que contemplaban las ilustraciones que de esa pobre zona de España nos mostraban los libros de texto, con unos miserables pueblos, donde apenas las encinas que los rodeaban parecían suavizar y humanizar un campo donde los cerdos disfrutaban de las bellotas, frutos que les proporcionaban el alimento que degustaban con fruición, y donde las rocas y las sierras, abundantes por doquier, impedían la labranza y el cultivo de una árida tierra que parecía mostrarse injustamente dura con sus pobladores que se veían así inmersos en una pobreza extrema.
Tanta como la que parece describir el nombre de esta región del oeste de España, que en absoluto se muestra así ante el agradecido viajero que tiene hoy el placer de conocerla, de disfrutarla y de darla a conocer a todo aquel que quiera escuchar cuanto aquí se narra, y que no es otra versión que la verdadera, la del que ha tenido la inmensa satisfacción y el gran honor de gozar con la prodigiosa belleza de sus campos, el encanto de sus paisajes, la extrema amabilidad de sus gentes y la exquisita y sutil degustación de una deliciosa y amplia gama de productos de la tierra, que hacen de su gastronomía un canto al buen yantar, y al mejor paladar, que dejan un imborrable recuerdo de esta Extremadura tan injustamente tratada en el pasado y que hoy se ofrece con los brazos abiertos a quien de ella quiera disfrutar con todos los sentidos dispuestos a gozar de una tierra privilegiada.
Cierto es que la mayoría de mis viajes han sido a la provincia de Cáceres, pero también conozco la otra provincia, Badajoz, digna hermana, de conocer su eterna Emérita Augusta, Mérida, capital de la región extremeña, con un brillante pasado romano, con numerosos tesoros arqueológicos que nos legó la más brillante de las civilizaciones que han dejado su huella a su paso por esta Extremadura, limítrofe con Portugal, con poblaciones como Olivenza, Albulquerque y la capital Badajoz, como ejemplos de tantas otras que completan el hermoso panorama de este región del oeste de España.
Camino de Guadalupe, enfilamos la carretera que la une con la autopista, apenas sesenta kilómetros, en un continuo y vistoso zigzag, entre encinas, olivos y pueblos colgados de unos bellísimos cerros, poblados de una densa vegetación que nos hace recordar otra vez, que no es esta la Extremadura que estudiamos, un auténtico vergel, alfombrada de hermosas dehesas con encinas y praderas coloreadas de un intenso verde que nos alegra la vista cuando viajamos por la comarca de la Vera, del Valle del Jerte, del Valle de Ambroz, pasando por Trujillo, Plasencia, Losar de la Vera, Jaraíz de la Vera, Jarandilla de la Vera, Cuacos, Yuste.
Nuestra mente viaja por esos lugares ya conocidos, mientras continuamos viaje a Guadalupe, nuestro destino, dejando que todos los sentidos gocen y disfruten del paisaje que nos brinda este agradecido recorrido, pasando por la comarca de los Ibores, de afamados quesos, con numerosos pueblos que llevan su nombre, por las Villuercas, entre el Tajo y el Guadiana, subiendo y bajando continuamente, describiendo una tras otra cuantas curvas se nos presentan, a cuya salida, un nuevo, sereno y encantador paisaje de cerros y preciosos valles, nos hace disfrutar de un plácido viaje en un día hermoso y radiante.
Hasta que al fin, desde un mirador privilegiado, divisamos Guadalupe, abajo, en el valle, en una hondonada, un pequeño pueblo de apenas dos mil habitantes, donde las blancas casas del casco urbano, rodean, como en un cálido y agradecido abrazo, al monasterio, que todo lo preside con su esbelta y noble figura, adosado a la Hostería, con la que conforma un conjunto monumental que impresiona por su tamaño y sus enormes y vistosas torres, que desde la lejanía lo asemejan a una imponente fortaleza defensiva.
Visitar el monasterio es descubrir multitud de tesoros de todo orden, dentro de una construcción original del siglo XIII, en la que se mezclan los estilos mudéjar, gótico, renacentista y barroco. Impresiona descubrir y contemplar cada una de sus estancias, como el claustro mudéjar del monasterio con un bello minarete en su centro, así como el claustro gótico de la hostería, ambos edificios comunicados entre sí.
El viajero no sale de su asombro cuando contempla con sus propios ojos obras de Goya, El Greco, Rubens, y Zurbarán, así como un museo de capas, casullas, estolas y demás ropajes religiosos, que poseen un enorme valor por la calidad de sus bordados, así como numerosos objetos litúrgicos, todos ellos con una antigüedad de siglos, frescos, pinturas, bellísimos libros miniados y todo ello envuelto en una arquitectura ecléctica, que asombra profundamente, haciendo las delicias de un viajero que quizás no esperaba tanta belleza, tanta historia y tanto valor monumental y artístico, en un lugar, que en su día, visitaron personajes, como los Reyes Católicos, Colón, Carlos I y Felipe II, por citar algunos de ellos.
Termina la visita, después de más de una hora de asombro y admiración, con la visita a la Virgen de Guadalupe, objeto de peregrinación y culto, por la que la mayoría de los viajeros viajan a este hermoso lugar. El fraile que nos guía, tilda a la virgen de muy milagrera, invitando, a quien así lo desee, a besar una efigie de ella que posa en su mano y a tocar su manto, lo que llevan a cabo numerosos viajeros con una evidente emoción que les embarga, fruto de una fe que les mueve a visitar este lugar tan representativo para los creyentes, y tan atractivo para los amantes del arte en general.