martes, 30 de diciembre de 2014

VIVA CUBA LIBRE

Cincuenta y tres años han transcurrido desde que Estado Unidos rompió las relaciones diplomáticas con el País Caribeño, en una maniobra que dejó inerme a la añorada isla de Cuba, en un acto inexcusable, que el gigante americano ha mantenido a capa y espada, sin resquicio ni concesión alguna a una mínima compasión por una población que desde entonces ha sufrido necesidades sin cuento, en un alarde de crueldad que sólo ese país ha mantenido, sin que ello haya supuesto la menor cesión por parte de un País como Cuba, que desde entonces soporta la dictadura de los hermanos Castro, llevada a cabo con extrema dureza, con mano de hierro, sin que en ningún momento hayan dado impresión de debilidad alguna.
No obstante, no todo es alegría por esta noticia que indudablemente supone un respiro para un País sumido en la miseria. El bloqueo y embargo económico continúa, ya que son, en principio, sólo las relaciones diplomáticas y algunas comerciales, las que se restablecen, como la facilidad para viajar, y algunas económicas, entre otras, así como la apertura de embajadas, lo cual supone un primer paso que aliviará sin duda la difícil situación en la que se encuentra el pueblo cubano, al reactivarse en parte una economía que apenas pueda sustentar a una población desasistida.
Lo que no ha cambiado nada en estos complicados años, es el miedo que los dirigentes experimentan hacia una libertad que niegan a los ciudadanos a los que están sometiendo a una oscura y denostada revolución, incapaz de evolucionar hacia un sistema democrático, que más pronto que tarde habrá de llegar, pero que aún se ve lejana, pese a que las presentes medidas deberían ayudar a conseguir una salida hacia un sistema de libertades que sin duda todo el pueblo cubano ansía.
De nada han servido los mínimos cambios habidos en este aspecto. El miedo a aflojar la despótica presión ejercida sobre la población, por parte de quienes de una forma despótica dirigen el país, es tal, que sienten vértigo cada vez que se encuentran con una situación en la que se lleva a cabo alguna protesta o se encuentran con alguna voz como la de la periodista Yoani Sánchez, premiada repetidamente fuera de su País, como aquí en España, y adonde en su momento no la dejaron viajar para recoger el oportuno premio.
¿Cómo pueden denominar revolución a una situación en la que prohíben  la más elemental de todas las libertades como es la libertad de expresión? Anulan al individuo, lo someten a la voluntad del estado totalitario y castigan la menor desviación en que los ciudadanos puedan incurrir al incumplir las normas que los dictadores a sí mismos se han otorgado.
Es fácil para nosotros admirar el heroico comportamiento del pueblo cubano, resistiendo los embates del imperialismo americano y del resto del mundo que no comulga con sus ideas. Pero esta opinión, cada día más minoritaria, no es sino un espejismo, un sentimiento nostálgico con tintes heroico-románticos, que no responden ni por asomo a una dura realidad que viven los once millones de cubanos, privados a estas alturas del siglo XXI de las libertades más elementales, sufriendo una penuria económica, que provoca un sufrimiento a la población que queda muy lejos del apasionamiento y la fácil admiración y romántica sensiblería que desde aquí podamos sentir.
En España sentimos una especial simpatía y una amable añoranza hacia Cuba y sus gentes. Deseamos de corazón que sus problemas, tanto políticos como económicos, tengan una pronto solución.

lunes, 22 de diciembre de 2014

EL RESPETO

China, uno de los países más antiguos del mundo, cuenta con la tradición histórica de una civilización milenaria, y se la considera como una nación con una gran riqueza cultural. La cultura tradicional y la virtud de esta nación, tienen una historia que se remonta a la antigüedad, desde la que se cultivan muchas virtudes que han sido incorporadas a su civilización, como por ejemplo, culto y cortesía, sinceridad y credibilidad, laboriosidad y economía, unidad y ayuda mutua, amor a la patria, abnegación al trabajo,  sencillez en la vida y respeto a los mayores.
 El pensador chino, Confucio, dijo que el hecho de que los hijos puedan vivir se debe a la crianza de sus padres, así como ocurre con los animales. Sin embargo, se preguntaba: si uno no demuestra respeto hacia los ancianos, ¿en qué se diferencia de los animales? Mencio, por su parte, también dijo que uno no debe sólo respetar a los ancianos de su familia, sino también a los ancianos de otras familias. A lo largo de cinco mil años de civilización, el respeto a los ancianos ha sido considerado como una cuestión de lógica que corresponde a la ética y la moralidad. Quienes mantienen respeto y benevolencia filial hacia los ancianos son, en consecuencia, respetados por los demás, y en caso contrario, criticados por la sociedad.
En algunas antiguas civilizaciones, los ancianos eran considerados como las personas poseedoras de la verdad, depositaria de la misma, capaz de transmitírsela a quienes se encontraban a su alrededor. En ellos está el recuerdo y la posibilidad de futuro y sus palabras se convertían en consejos que encauzaban el devenir de la vida. Sus arrugas representaban la experiencia de lo hecho, con el espejo del futuro, rasgos que evocaban y proyectaban. Eran no sólo consejeros y guías de ceremonias, sino que encabezaban la siembra de las cosechas, pues conocían el momento preciso de hacerlo.
Los ancianos Gozaban de gran prestigio y respeto entre la población, y así, en otras civilizaciones, se les denominaba “jamo yoye”, es decir, el que recuerda. En otras eran los chamanes los que poseían los conocimientos necesarios para diagnosticar y curar las enfermedades. Todos ellos gozaban de un enorme respeto y en ellos estaba fundado y sentado el principio de autoridad tradicional basado en su prestigio, que poco a poco fue dejando paso al sistema oficial de lucha y sucesión política que impera en nuestros días.
Recientemente, tuve la ocasión de ver un documental, que tenía como protagonista a Juan Goytisolo, de ochenta y tres años, escritor que ha obtenido el premio Cervantes y que vive en Marruecos, concretamente en Marrakech. Convive con una familia marroquí desde hace años, amigos que son, como si  de su familia se tratara, y dónde es sinceramente considerado. Llamó poderosamente mi atención, el hecho de que uno de los hijos de dicha familia, de dieciséis años, cuando entró en la casa y le vio, respetuosamente le besó en la frente, lo cual me impresionó hondamente, y deduje que para estas gentes los mayores son personas que les merecen todo el respeto, y así lo muestran en público. Así mismo comentaban cómo los niños que correteaban por la calle, al verlo, le besaban la mano. Conmovedor y admirable a partes iguales.
Hay circunstancias, situaciones, hechos, en general, cosas, como solemos decir para acaparar el máximo posible en el discurso, que no cambian o no deberían cambiar jamás, como el respeto. En mi infancia, los abuelos eran queridos y venerados de una forma espontánea y natural. Sentíamos adoración por ellos, y adquiríamos la condición de nietos sin que nadie tuviera que recordárnoslo, sin que fuera necesario que nuestros padres nos impusieran la obligación de ir a verlos, algo que hacíamos con frecuencia, y que ellos agradecían, recibiéndonos con una cálida sencillez y una bondad tan natural como agradecida.
Era algo innato, espontáneo y deseado, algo natural e inherente a nuestra infancia, como lo  era el respeto que sentíamos hacia nuestros padres, hacia nuestros maestros, hacia los mayores en general, respeto que no era ninguna obligación contraída, sino una convicción propia y deseada, fruto de una educación basada en la obediencia y  en la máxima consideración hacia los padres, que pese a todo, nada tenía de rígida ni de forzadamente impuesta, sino fundamentada en la admiración y el respeto.

domingo, 21 de diciembre de 2014

SEISCIENTOS FOLIOS

Cuando los ciudadanos de un País dejan de confiar en la Justicia, uno de los pilares fundamentales de todo Estado Social y de Derecho que se precie de serlo, la democracia sufre un golpe de tales dimensiones que su credibilidad y su razón de ser, pierden todo su sentido, toda su capacidad de representar a una nación, de garantizar los derechos fundamentales de los individuos que la componen y de erigirse en la organización estatal que atribuye el poder al conjunto de una sociedad que ha decidido otorgarse a sí misma la capacidad de gobernarse a través de los representantes por ellos elegidos, en los que confía plenamente y a los que encarga la misión de dirigir y gestionar los aparatos del Estado, así como los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial.
La justicia, por definición, ha de ser imparcial, igualitaria e independiente, objetiva en sus decisiones y rápida en su ejecución. Si alguna de estas premisas se incumple, deja de ser justa y su condición de árbitro encargado del amparo y defensa de los ciudadanos queda anulado totalmente, con la consecuente indefensión de los afectados que quedan a merced del capricho de los individuos, grupos e instituciones que se encargan de administrar un justicia que no lo es ni de hecho ni de derecho, lo cual supone una contradicción tal, que sume a la población en el mayor de los desamparos ante el poder de un Estado que decide sobre la vida y la hacienda de las personas, como si de un poder absoluto se tratara, con decisiones injustas, arbitrarias y no ajustadas a derecho.
Resulta descorazonador, a la par que inadmisible, escuchar a la gente de la calle, bien directamente, bien a través de los medios de comunicación – y no hablamos de la opinión de dichos medios que generalmente están adscritos a uno u otro partido político y no son por lo tanto imparciales – cuando, sobre todo en la radio, mediante la voz que en ocasiones ceden a los oyentes, se expresan con total libertad y hablan de los problemas que los acucian en el día a día, no solamente los económicos, o acerca del trabajo o la corrupción, sino también de aspectos puntuales de la vida de un País que no gana para sobresaltos, siempre conmocionado e inquieto.
Uno de esos temas puntuales, relacionado con la Justicia, es el de los privilegios de los que parecen gozar personajes como la Infanta Cristina, imputada en el Caso Noos, y que no parece que vaya a recibir un trato igualitario por el hecho de su pertenencia a la Casa Real, ya que el fiscal, que parece actuar más como defensor que como acusador, está empeñado en que la Infanta no tenga que someterse a un juicio al que sí van a tener que asistir el resto de los imputados en dicho caso.
Pues bien, puestos en antecedentes, hemos de decir, que la gente de la calle que logra pronunciarse al respecto a través de los medios de comunicación, fundamentalmente en la radio, da por hecho que dichos privilegios existen, que la Infanta no será llamada a juicio, que la justicia no es igual para todos y que nos discrimina a los ciudadanos, porque ante ella, no todos somos iguales.
Desalentador que la población se exprese en este sentido, tanto en este caso como en otros por todos conocidos, en los que la desconfianza y la falta de fe en la Justicia, y por ende en el Estado de Derecho, nos lleva necesariamente a dudar de una democracia que no nos considera por igual, que nos discrimina, que nos coloca a distinto nivel, en función de la posición alcanzada en una sociedad dónde no todos tienen las mismas oportunidades.
Seiscientos folios ocupan la instrucción del caso Noos, así como tres años de trabajo, a cargo de una Justicia en la que demasiada gente piensa que no es imparcial ni justa. No podemos permitirnos el lujo de desconfiar de uno de los poderes del Estado que más inseguridad puede llegar a crear en el ciudadano, si su gestión y administración es puesta en cuestión. Pero los hechos son tozudos, y la sensación de impunidad, así como la de la permanente duda, están ahí, presentes en la calle, entre la gente, que en definitiva es de quien procede el mandato de igualdad e imparcialidad, que por encima de todo ha de prevalecer en la gestión y administración de la Justicia.

sábado, 20 de diciembre de 2014

UNA SANIDAD DECADENTE

En los albores de la civilización, alrededor del año cuatro mil antes de Cristo, la medicina estaba basada en la magia contra los espíritus malignos de los que el hombre tenía que ser protegido mediante conjuros para exorcizar al demonio y sacarlo fuera del cuerpo. Fue Hipócrates el primero en crear un método de aprendizaje en medicina consistente en apoyarse en la experiencia, observando cuidadosamente al paciente, interrogándolo, conociendo sus costumbres y la forma en cómo éstas habían repercutido en su salud y explorándolo cuidadosamente.
En el año 300 antes de Cristo en la escuela médica de Alejandría, surgió el fundador de la anatomía, el griego Herófilo. Este médico fue el primero en hacer disecciones de cadáveres en público. Reconoció el cerebro como sede de la inteligencia al igual que lo había señalado Hipócrates y en contra del criterio de Aristóteles que lo ponía en el corazón. Asoció a los nervios la sensibilidad y los movimientos y diferenció las arterias de las venas. A partir del año 150 después de Cristo, el griego Galeno, de la ciudad de Pergamo, que seguía la escuela hipocrática, al parecer hizo algunas pocas disecciones de cadáveres y conocía bien los huesos y los músculos y era el mejor fisiólogo de su época. Lamentablemente debido a su mal genio y egolatría no tuvo alumnos y no fundón ninguna escuela.
 Los romanos contribuyeron a la medicina con la construcción de grandes hospitales, al principio militares y luego municipales. Inventaron un sistema de cloacas subterráneas para eliminar las materias fecales y distribuyeron el agua potable mediante los acueductos que abastecían a Roma con millones de galones diarios. Crearon el puesto de médico de pueblo para atender a los pobres con salarios pagados por la municipalidad. Los ricos tenían ya para esa época un médico familiar.
Los Árabes comenzaron a estudiar las fuentes médicas griegas, y el persa Avicena, allá por el año 1000 después de Cristo, escribió una enciclopedia del saber médico llamada El Canon, que se utilizó durante siglos, hasta que en el siglo XVIII, se llevaron a cabo el descubrimiento de diversas vacunas para luchar contra las frecuentes epidemias que asolaban Europa, así como los antibióticos e importantes hallazgos médicos, y con ello la medicina sufrió un continuo e imparable avance que no se ha detenido desde entonces, con el amparo y la inestimable ayuda de las nuevas tecnologías de las que disponemos hoy en día.
Y aquí estamos, en el siglo XXI, con una sanidad en continuo retroceso, en cuanto a prestaciones se refiere, con unas esperas de varios días para la prestación ambulatoria, que tanto deja que desear en lo que a satisfacción del usuario se refiere, y con unos retrasos en las operaciones quirúrgicas que llegan hasta los cuatro y cinco meses – hablo siempre de Madrid - durante los cuales el paciente tiende a empeorar, debiendo llevar la sonda, el oxígeno, la adaptación provisional correspondiente, hasta que se dignen llamarle de un hospital a veces infrautilizado, en ocasiones colapsado, y siempre excesivamente distante para el paciente que sufre las consecuencias de una sanidad que parece haberse olvidado del ciudadano que ha contribuido durante toda su vida al sostenimiento de la sanidad pública y que ahora se ve rechazado y maltratado por ella.
Conozco, porque lo he vivido muy de cerca, tanto la situación de la atención primaria de la seguridad social, demasiado lenta en la espera y excesivamente ligera en la atención, como en la atención privada, rápida, atenta y efectiva.  He podido comprobar cómo pacientes de la atención primaria han tenido que recurrir a su seguro privado al no resolverles su afección y haber empeorado notablemente, con el resultado de una notable e inexplicable diferencia a favor de éste último, tanto en cuanto a la atención inmediata, como a la exploración inicial, como al diagnóstico rápido y certero. Es decir, páguese usted un seguro médico privado y será debidamente atendido.
Olvídese pues de la sanidad pública y váyase a la privada, y ya de paso quizás deba costearse un plan de jubilación, y un seguro de vida, porque el tan cacareado estado social y de derecho, parece estar en horas bajas, y usted, que debería ser el principal beneficiario ha dejado de serlo. Ya no es el protagonista. Apenas ejerce ya de actor secundario.

lunes, 15 de diciembre de 2014

LA MADRE

He leído recientemente la  novela de John Steinbeck, Las uvas de la ira, de la cual se hizo una película, que posteriormente a la lectura del libro, tuve el placer de ver, y que se ciñe escrupulosamente al libro en cuanto a los hechos, incluso los diálogos, aunque no así a su final, que acorta considerablemente, omitiendo parte de la narración original, que dudo si se debe a la versión que yo vi, la que dirigió John Ford, cosa que dudo, o es una copia, que vaya usted a saber por qué, se decidió cortar, lo cual se podría calificar como mínimo de craso error, pues elimina escenas de especial intensidad que le restan emoción y un cierto y necesario dramatismo al texto original.
La narración, es un estremecedor testimonio de los incontables y sufridos avatares sin cuento, por los que una familia americana compuesta por nueve miembros, tiene que pasar al tener que abandonar la casa y las tierras que cultivaban, al expulsarles los propietarios de las mismas, los grandes terratenientes, para los cuales trabajaban, y de las que vivían miserablemente, debido a la reciente introducción de la mecanización de las tareas de labrado y recolección de las tierras, que hacía innecesaria a mucha gente, según ellos, los amos de la tierra, de tal forma que el trabajo que llevaba a cabo la familia entera, un solo tractor y una sola máquina recolectora, podían desarrollarlo.
De esta manera, miles de familias del este de Estados Unidos, se vieron obligados a emigrar al oeste, hacia California, adonde según les decían mediante una engañosa publicidad, había trabajo para todos en los fértiles valles de un Estado, donde les aseguraban, todo era esplendor, con posibilidades de prosperar, entre campos de fruta y algodón, con casas blancas, limpias y secas que con el tiempo podrían comprar y establecerse definitivamente en busca de una felicidad que se les negaba en sus lugares de origen.
Enormes caravanas de destartaladas camionetas, cargadas hasta los topes con los bártulos que pudieron llevarse, con la familia al completo, entre los colchones y los viejos muebles, alojados en la caja de los viejos vehículos, y con las esperanzas puestas en la tierra prometida, se dirigieron a través de la ruta 66 que a través de más de dos mil kilómetros les llevaría a California, después de pasar hambre y necesidades de una miseria extremadamente cruel, pasando hambre, durmiendo al raso y ganando apenas unos centavos con los que lograban cada día sobrevivir, conseguidos en algún esporádico trabajo que conseguían en el camino, explotados miserablemente, en una desconocida América del Norte de principios del siglo XX.
Por encima de las continuas adversidades, de todos los problemas que se presentaban a diario, surge en la novela la portentosa figura de la Madre, auténtica heroína que jamás decae pese a todas las miserias que acucian a la familia, levantándose por encima del desánimo que las penalidades lograban hacer mella en todos sus componente, hasta el punto de que el padre, presa de la desesperación ante la imposibilidad de encontrar trabajo y dar de comer a su prole, ha de reconocer a la Madre como la única capaz de sobrellevar la carga de una familia que ve desfallecer cada día, a lo cual se opone con una determinación y un enérgico y tenaz coraje, que consigue contagiar al resto de los miembros de la familia.
Es la Madre la gran protagonista de esta narración, basada en acontecimientos reales, y que bien hubiera podido titularse La Madre, como ya lo hicieron Máximo Gorki y Pearl S. Buck, en sus respectivas narraciones. Este libro y estas líneas, son un agradecido y emocionada homenaje a todas las madres.

martes, 9 de diciembre de 2014

ALUMNOS Y MAESTROS EN LA RED

A comienzos del siglo XX, un maestro de escuela cobraba mil pesetas, cifra con la que malvivía en aquellos tiempos, y que con el paso de los años apenas mejoraría. Yo mismo, en el año mil novecientos setenta y tres, es decir, setenta años después, cobré mi primer sueldo, en una caja de ahorros de Segovia, y en metálico, la increíble cantidad de once mil pesetas, con lo que el incremento al cabo de tantos años, no fue de ninguna manera considerable, sino más bien escasa, mínima, miserable, y así continuaron las cosas hasta años más tarde, con la democracia ya iniciada, en que parece ser que se empezaba a reconocer la labor de los enseñantes, en un País, donde no parecía reconocérseles más que el hecho de que tuviesen a los niños retenidos en la escuela, sin dar guerra en casa, y aprendiendo las cuatro reglas, pues al fin y al cabo qué les iba a enseñar un pobre maestro de primera enseñanza – así reza la expedición de mi título – ya que, en definitiva, poco más sabía él o ella, maestro o maestra, que además, según la malvada tradición popular, el que sabe, sabe, y el que no, para maestro.
Fueron muchos los maestros represaliados durante y después de la guerra civil, cuando eran denunciados porque tenían ideas en exceso liberales, de izquierdas, incluso contrarias a la religión católica, y que por ello, según siempre oí, la profesión de maestro de escuela quedó denigrada a perpetuidad durante la dictadura, quedando marcados los maestros como personas non gratas, a las que desde entonces se les castigó con sueldos de miseria que apenas les daban para vivir, desterrados en aldeas y pueblos apartados en rincones de la geografía española, adonde la civilización apenas había llegado, donde las gentes del pueblo solían llevarle algún alimento para que pudiera sobrevivir, tal como yo puede ver con el maestro del pueblo donde nací, que recibía algún pan, chorizo y otros procedentes de la matanza.
Lo recuerdo, presidiendo la humilde, caldeada y silenciosa escuela, el viejo maestro, D. Teófilo, con una manía perenne, tocándose un diente que le molestaba y que seguramente no podría extraérselo un sacamuelas de entonces, porque su sueldo no le daría para tanto, murmurando la frase “este jodío diente”, sentado en su sencilla mesa de madera, con aspecto venerable y bonachón, con un aire entre doliente y melancólico, procedente de Dios sabe dónde, dictando a sus respetuosos discípulos y mirando de vez en cuando a través de las empañadas ventanas, con un libro en la mano. A un lado de la mesa el globo terráqueo y al otro la voluminosa y erudita Enciclopedia Álvarez, compendio de todo el saber de aquellos tiempos, que junto con el omnipresente catecismo, un cuaderno de rayas,  otro de caligrafía y las tablas de multiplicar, constituían, junto con el lápiz, la goma de borrar y la caja de pinturas, todo el material escolar necesario para seguir las clases, cantando las tablas de multiplicar, recitando versos de algún poeta permitido entonces, o leyendo las Cien Figuras Españolas, siempre presente en la escuela de aquel entonces.
Es una profesión hermosa como pocas, que marca para siempre a quién como yo, tuvo la suerte de ejercerla durante muchos años, tanto en pueblecitos de la provincia de Segovia, como en la ciudad donde resido, y que ahora, al cabo de tanto tiempo, y gracias a las redes sociales, multitud de antiguos alumnos me han localizado, dado el hecho de que yo participo activamente en ellas, y así, haciéndome visible, le han pedido amistad al profesor que tuvieron antaño, del que la mayoría se acuerdan con sumo agrado y con unas demostraciones de cariño y agradecimiento que me halagan y me abruman al mismo tiempo, consiguiendo así, que después de bastantes años, hayamos vuelto a la escuela, ahora virtual, pero que nos permite recordar aquellos irrepetibles años.
Y así, van apareciendo fotografías, que nos retrotraen a un pasado que a todos nos agrada recordar, cuando tanto ellos como yo, éramos bastante más jóvenes, lo que no impide que a la mayoría los recuerde, bien por la foto, bien por el apellido. Siguen llamándome D. José, se lo recrimino y me dicen que ellos siempre me llamarán así, porque así lo hicieron en du día, y porque así lo desean. Me obligan a recordar cuando me citan alguna salida, alguna excursión, algún viaje de fin de curso, y ya de paso, me describen las manías que tenía y que en esta profesión suelen ser muy habituales, muy de andar por casa, y nos reímos. Les Pido disculpas si a alguno le tuve que dar algún cachete, algún grito, algún castigo excesivo y me responden, ahora que muchos de ellos ya son padres, que de eso nada, que a ellos nunca actué con ellos así, y que precisamente hoy, lo que falta es un poco más de autoridad por parte del profesor, más disciplina y más respeto hacia la figura del maestro.
Bien poco imaginábamos entonces, que nos íbamos a reunir de nuevo maestros y alumnos gracias a las redes sociales. Bienvenidas sean, porque han unido de nuevo a aquellos jóvenes y a este maestro. Ni ellos ni yo podíamos imaginar este escenario donde recreamos aquellas inolvidables escenas vividas juntos, donde este agradecido maestro tuvo la suerte de enseñar lo poco que sabía a unos alumnos hoy agradecidos. Gracias inmensas les doy por ello, y a la vida, que me dio la ocasión única e impagable de enseñar, de ilustrar, de abrilres los ojos al conocimiento.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL HARTAZGO CATALÁN

Cataluña nos harta, nos incordia y exaspera, nos machaca diariamente desde hace ya casi dos años, estableciendo una marca que ni siquiera logró el cansino de Ibarretxe, que durante casi el mismo tiempo nos tuvo con su famoso Plan, parecido al catalán, pero que mandó al garete, y así se lo comunicó a los Vascos, cuando el Congreso de los Diputados le dijo que no, que nada de aventuras independentistas, nada de consultas no autorizadas, algo que le detuvo en seco y de manera sorprendente, pues nadie pensaba que se quedaría ahí, pero así lo hizo, se retiró y hasta ahora, hasta el presente, relegado al olvido, de una forma tal, que tanto el dichoso Plan como su autor, han desaparecido del mapa político durante todos estos años.
Sin embargo en Cataluña, que pensamos siempre que nunca llegaría a estos extremos, la situación ha llegado a tal punto de cansina extenuación, de cansancio e insufrible aburrimiento diario, que al cabo de nueve meses de amenazar con llevar a cabo la consulta, ésta se ha llevado a término.
Y todo después de un tira y afloja que ha durado casi un año, durante el cual nos han martirizado tanto los unos como los otros, léase Gobierno y Generalitat, hasta el extremo de mostrarse insufribles los unos e insoportables los otros, en un continuo batallar, que digan lo que digan, han ganado los catalanes al conseguir aquello que el Presidente del Gobierno dijo que nunca se conseguiría, es decir, sacar las urnas y votar.
El Gobierno afirmando machaconamente, una y otra vez, que no votarían, que en todo caso no tendría efectos jurídicos – ahí ya dieron muestras de flaqueza, agotamiento o simple y llanamente un miedo insuperable a tomar medidas drásticas – mientras que los otros, repetían una y mil veces, que sacarían las urnas, aunque no tuviese validez, que para ellos era lo de menos, ya que la repercusión social y política iba a ser innegable, que en definitiva es lo que ellos querían, y que a todas luces han conseguido nítida, cristalina y holgadamente, por mucho que la otra parte trate de negarlo.
Y en medio nosotros, los cansados y sufridos ciudadanos, hartos, hastiados, cansados de tanta inútil y absurda pelea con la que nos maltratan cada día desde hace tanto tiempo, como si no hubiera nada más importante en un País que vive bajo mínimos desde hace casi una década.
 Hartos de la intolerancia y la falta de solidaridad mostrada por una parte de la población catalana y de un sentimiento nacionalista exacerbado y exaltado acerca de unos valores patrios, ya caducos, y que no tienen cabida en una Europa unida.
 Hartos de la falta de diálogo y de una manifiesta incapacidad política por parte de un Gobierno, que con una insultante mayoría absoluta, no ha sido capaz de llegar a acuerdo alguno, y en todo caso, de tomar las medidas que dijo llevaría a cabo, mostrando de paso una inaudita debilidad que no asume.
Hartos, en definitiva, de soportar a unos y a otros, en medio de un panorama desolador para tanta gente que sufre los desastres que han provocado unos políticos ineptos, muchos de ellos corruptos y derrochadores, que siguen a su aire, olvidándose de una ciudadanía que no los soporta.
Y mientras, nos desayunamos cada día con el mismo cantar. El problema Catalán. Como si el paro, la precariedad laboral, los desahucios, los comedores sociales y los recortes de todo tipo, no existieran.

lunes, 1 de diciembre de 2014

LAS INFALIBLES APUESTAS LONDINENSES

En Reino Unido, las casas de apuestas tienen una tradición de siglos, donde se apuesta prácticamente por todo, no solamente en el sector deportivo, sino en múltiples e insospechados aspectos de la vida ciudadana, que van desde los que proceden del cotilleo más suburbial, hasta los que proceden de la vida acerca de la Casa Real, la política y los políticos o cualquier otro asunto que suponga una diversidad de variables, con alternativas varias, que den opción a que se pueda elegir por unos o por otros, dando lugar así a las apuestas, en las que se invertirá un pequeño o gran capital con la esperanza de obtener unos beneficios que serán tanto mayores, cuanto más arriesgado sea el envite o desafío que ha dado lugar a la elección por parte del apostante.
Un buen ejemplo lo tenemos en las apuestas acerca del referéndum sobre la independencia de Escocia, que ya anunciaban con claridad meridiana la victoria del NO, hasta el punto de que algunas casas de apuestas, comenzaron a pagar el día anterior a la consulta a los que optaron por esta opción. Un cliente que apostase 100 libras por el SI, podría ganar 450 libras, mientras que el que lo hiciera por el NO, se embolsaría 127 libras, con lo que queda claro, que ésta última opción era la más escogida, la menos arriesgada, con lo que los beneficios obtenidos son menores, pero seguros, ya que las apuestas en ningún momento han dudado de que la negativa a la independencia iba a resultar ganadora.
Y no se han equivocado, pues la victoria del NO, ha superado en diez puntos al SÍ, por lo que una vez más, estas casas especializadas en hacer pronósticos sobre la base de las encuestas de sus clientes, han demostrado que son unos auténticos especialistas en prever resultados, lo cual las consolida como una auténtica referencia para los políticos, a la hora de acertar de pleno en las encuestas electorales, algo que las empresas especializadas en estos menesteres no están demostrando, adoleciendo de una fidedigna seguridad en sus previsiones pese al material humano y técnico del que están dotadas, a diferencia de la que consiguen estas casas de apuestas tan populares en Inglaterra, donde todo es apostable y que con sus plenos aciertos, llegan a despertar el interés de la sociedad en general a la hora de realizar pronósticos.
La víspera de la votación en Escocia, un participante de uno de los múltiples debates que pueblan y asolan la televisión nacional de este País, hizo referencia a este tema, destacando el hecho de que las casas de apuestas londinenses, daban por ganador al NO, a la vista de las apuestas llevadas a cabo, y destacaba el hecho de que casi nunca se equivocaban, por lo que daba por seguro que tampoco lo harían en este caso, vaticinando sin lugar a dudas que la negativa a la independencia sería la opción elegida por el pueblo Escocés, algo que en cualquiera caso era previsible, pero no seguro, pues el número de indecisos era muy considerable a la hora de ser analizado por los encuestadores oficiales y privados.
Esta consideración, estos cálculos, estas variables, no supusieron ningún problema ni obstáculo alguno para los avezados apostantes, que acertaron de pleno, vaya usted a saber cómo, incluyendo en sus pronósticos la variación que podría suponer en los votos dicha indecisión, que al final aportó más porcentaje al NO, y que cuantificaron acertadamente. Si en Cataluña alguna vez se llega a votar la secesión, deberíamos olvidarnos de las encuestas profesionales y prestar oído a las apuestas Londinenses. Apuesto, valga la redundancia, a que los resultados aquí, serían muy parecidos a los de Escocia.

lunes, 24 de noviembre de 2014

PODEROSO CABALLERO

Escucho con suma atención, sorprendido, y con un leve gesto de incomprensión a medida que avanza la rueda de prensa, cómo un conocido y hasta ahora incluso reconocido por muchos político de derechas, se esfuerza en tratar de explicar o de aclarar, que no es lo mismo, los numerosos viajes girados a unas idílicas islas de este País, que en principio no aclaró suficientemente, pero que todo daba a entender que fueron de exclusivo placer, por lo que se comprometía a devolver los dineros públicos empleados en ellos, y que ahora, en rueda de prensa extraordinaria y multitudinaria y a la que le ha dado suma importancia, afirma que la mitad fueron de trabajo y el resto de placer, para lo que aporta los oportunos certificados del Senado, que fue quién lo pagó, y bancarios, con el objeto de dejar bien clara su situación y su posición ante este, para él, enojoso asunto, para lo cual se esforzó por convencer a una opinión pública, que cada vez mantiene una posición más escéptica y de rechazo ante estos casos altamente sospechosos.
La expectación era grande ante estas declaraciones del susodicho político, que siempre se le consideró bastante cabal, honrado y hasta algo escorado a la izquierda y reconocido en parte por ésta, dada la imagen ultra conservadora que la derecha tiene en este País, pero que sin embargo se han visto defraudadas para la inmensa mayoría, ya que lo que se esperaba, dadas las circunstancias actuales con una galopante corrupción y continuos escándalos, era su dimisión, o la convocatoria de elecciones en la Comunidad a la que representa y de la que es su presidente.
Nada de eso. Este señor, se ha limitado a relatarnos y describirnos su vida tanto privada como política, desde su más tierna juventud, en un aburrido y patético alegato acerca de sus bondades a todos los niveles, haciendo alarde de su integridad, de su honorabilidad, de lo mucho que ha trabajado siempre por servir al ciudadano, de lo poco que gana, según él, el presidente de Comunidad que menos sueldo tiene en nómina – se ha demostrado que no es así con datos fiables que la prensa ha mostrado - de su renuncia a dietas, trienios, gastos extraordinarios, citando cifras y valores varios acerca de todos los gastos e ingresos, todo ello en un alarde desesperado por demostrar su, según él, evidente inocencia, en un asunto en el que se ha visto inmerso y del que le acusan sin razón ni justificación alguna, por lo que, en lugar de apartarse y dejar paso, como se esperaba, ha decidido continuar adelante, quizás más bien una huída hacia adelante, como de costumbre, pretendiendo que aquí no ha pasado nada.
Pero este es sólo un ejemplo que no es ni mucho menos el más dramático ni el más escandaloso, es más, quizás sea el más leve de los conocidos, pero que aquí se destaca, por los desesperados intentos de tratar de demostrar su inocencia, que aquí no se prejuzga, pero que se consideran exagerados, pero que aún así, sin ser disculpable, no son nada al lado de los grandes corruptos, de los gigantescos desfalcos y de los enormes derroches, que en estos años no nos dan respiro en cuanto a su aparición se refiere, pues no hay mes que no salga a la luz algún nuevo escándalo que tiña de negro el oscuro panorama político español.
Poderoso caballero es don dinero, reza uno de los versos de un poema de Góngora, poeta del siglo de oro español, del siglo XVI, con lo que queda claro que el vil metal siempre ha condicionado y mediatizado la historia de los tiempos, por lo que tranquilamente podemos retrotraernos varios milenios, sin temor a errar, que el dinero siempre ha movido el mundo y sus circunstancias.
Quizás tan sólo pueda discretamente salvarse la época de la Humanidad en la que la moneda no existía, y las transacciones se reducían a los intercambios en especie, es decir, el trueque, que pese a todo determinaba necesariamente quienes poseían más y quienes menos, es decir, seguían habiendo ricos y pobres, y por lo tanto, quién ostentaba el poder con todas sus consecuencias, hasta el punto de que hoy en día superan el ámbito económico y financiero para llegar al social y político, y condicionarlo poderosamente, para llegar a convertirse en un auténtico poder, no ya en la sombra, sino a plena luz del día.
En definitiva, el dinero mueve el Mundo, antes, ahora y siempre. Aquí no nos podemos quejar, por lo visto y oído al presidente del gobierno, que en una reunión del G20, declaró solemnemente antes los gobernantes de los países más fuertes del Planeta, que en España se han hecho las cosas bien, que salimos de la recesión, que se han reflotado bancos y saneado empresas.
 Pero lo que no dijo y sí lo hago yo ahora, es que ha sido a costa de los de siempre, de los trabajadores, de los tremendos recortes sociales en sanidad, vivienda, educación, formación e investigación y desarrollo, así como de la bajada de los sueldos de los que mantienen el puesto de trabajo, que afortunadamente no lo han perdido, como les ha sucedido a tanto otros que han pasado a engrosar las listas del paro, mientras los corruptos campaban a sus anchas. Poderoso caballero es Don Dinero.                                                                                                         

sábado, 22 de noviembre de 2014

DEJACIÓN DE AUTORIDAD

Después de tanto tiempo empleado en tantas promesas y solemnes afirmaciones pronunciadas por un Gobierno aparentemente fuerte y firmemente asentado en sus convicciones, y dirigidas a un expectante País, bastante sumido ya en problemas y escándalos de toda índole, hemos tenido que contemplar con asombro, cómo los catalanes han conseguido al final lo que han estado persiguiendo en este año que han empleado en su empeño por desempolvar la urnas, aunque hayan sido de cartón, con el objeto de votar el tan cacareado  referéndum primero, consulta después, y finalmente proceso consultivo.
Y lo han conseguido, pese a que se le quiera quitar importancia, a que se quiera relativizar de múltiples e inútiles formas, con unos argumentos que no ocultan, justifican, ni evitan lo que ha sucedido, y que no podemos obviar de ninguna manera, ya que los colegios electorales se abrieron, las urnas se colocaron y todo el dispositivo material y humano se puso en marcha, hasta llegar a celebrar una votación que se nos dijo por activa y por pasiva, en prosa y en verso que no tendría lugar, y todo ello con múltiples denuncias, impugnaciones y sus correspondientes sentencias, incluidas la del Tribunal Constitucional, que en su conjunto se han mostrado insuficientes, gracias a la colaboración necesaria de un Gobierno, que pese a su mayoría absoluta y a su aparente seguridad, se ha mostrado al final débil, inseguro y hasta colaborador, cuando dos días antes sugiere que podría tolerar la votación si la dejan en manos de la sociedad civil,  hasta el extremo de llegar a sospechar que pueda haber habido conversaciones subterráneas de última hora, con el objeto de no tensar más una situación, que en definitiva, el Gobierno no ha sabido manejar.
Pretender que esta consulta no tiene efectos jurídicos, que es una chapuza -  que sin duda alguna lo ha sido – que no tiene validez alguna, es una reflexión extremadamente simple, absurda y vacía de contenido, porque en realidad ha tenido y tendrá durante mucho tiempo importantes efectos políticos y de una repercusión social enorme, no solamente en nuestro País, sino a nivel internacional, dónde sin duda percibirán, sobre todo, unos resultados, que aunque hay que relativizarlos, ellos los verán cómo los contempla el gobierno catalán, como un éxito, en el que el 80% de los votantes – que apenas han llegado al 35% de participación – han votado por la independencia.
Recordarán al inefable Ibarretxe, cansino él, que nos tuvo casi dos años dándonos la tabarra con la consulta Vasca, día sí día también, en una insoportable e interminable campaña de acoso y derribo en pos también de la independencia. Pues bien, el Congreso de los Diputados también, como a los catalanes, les dijo que no cuando solicitó la autorización para dicha consulta. Volvió a su lugar de origen y les dijo a los vasos: no me han dejado. Y ahí se acabó todo, lo cual visto ahora, con la presente perspectiva, resulta increíble, pues siempre pensamos que los vascos conseguirían mucho antes sus propósitos que los catalanes, a los que siempre consideramos más prácticos, menos impulsivos, más por la pela es la pela. Realmente sorprendente, cuando contemplamos el presente.
No le tiembla la mano, ni al Gobierno, ni a los jueces, para desahuciar a una pobre familia, pero sí permite que el gobierno catalán se gaste 10 millones de euros en una consulta insolidaria, con la inestimable colaboración de una Generalitat intolerante y con una desobediencia permitida, que no es sino el resultado de una intolerable e inadmisible dejación de autoridad por parte de un pusilánime e ineficaz Gobierno.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

REBELIÓN CIUDADANA

Cuando la paciencia se agota, y el ciudadano harto de esperar, de quejarse, de escuchar palabras vacías de contenido y de aparentes buenas intenciones que después de mucho tiempo devienen en vanas, en falsas, en dejar pasar el tiempo, en trabas burocráticas, en imposibilidad de acceder al personajillo, léase politiquillo de turno, siempre ausente, siempre reunido, siempre tan ocupado como para no entender que está al servicio del ciudadano, que es quién paga su poltrona y su sustento diario, entonces, en ese momento, el ciudadano de a pie, cansado, hastiado y con la ira a flor de piel, decide salir a la calle, a montarla, a protestar, a intentar hacerse visible ante una Administración sorda y ciega, que nunca ha asumido que se debe a la ciudadanía, y que su cargo no le da el menor derecho a gozar de privilegio alguno de ningún tipo, ni a aprovecharse de su situación con ánimo de enriquecerse o de llevar a cabo un tráfico de influencias que pueda beneficiarle a él y a otros que puedan agradecerle determinados favores.
Y ya puestos en la calle, la protesta mediante el grito, las consabidas consignas y los carteles alusivos, se convierten en las armas arrojadizas que puede utilizar, para tratar de llamar la atención, de mover conciencias, y de paso, conseguir adeptos a la causa, llevando a cabo aquello tan típico y no tan tópico, de no me mires, únete, que hoy, más que nunca, y debido a las circunstancias actuales de escándalos, corruptelas y derroches varios, resulta fácil y sencillo de conseguir, con lo que la posibilidad de atraer a nuevos adeptos a la causa, suele tener más éxito que nunca, ya que cada vez más gente está dispuesta a salir a la calle en lugar de quedarse en casa, o limitarse a comentar los problemas que cada vez más le acucian, ya sea en el trabajo, en el bar, en casa, o en cualquier lugar dónde se reúnan dos o más conocidos, que más pronto que tarde acabarán comentando la actualidad, que en estos tiempos, siempre es de última hora.
Después de diez meses pasados desde las protestas que tuvieron lugar en el barrio del Gamonal de Burgos, debido a las obras de modificación de una avenida que el ayuntamiento quería convertir en bulevar, y que culminó con el abandono del citado proyecto después de varios días de constantes protestas a cargo de la población, nuevamente, vecinos y vecinas de Burgos han vuelto a tomar las calles para manifestar su rechazo ante las obras que se desarrollan para remodelar la plaza de toros de Burgos, un proyecto especulativo sin ningún interés más allá del beneficio de las empresas constructoras, que han movido a la ciudadanía, harta de tanto derroche inútil e innecesario, a salir a la calle y llevar a cabo auténticas batallas campales, en una ciudad que parece militarizada, ante una protesta ciudadana que aumenta sin cesar, en lo que ya traspasa una simple movilización por la paralización de unas obras, para convertirse en muestra de un hartazgo popular cada vez más generalizado.
La gente está ya algo más que cansada de tanta estupidez y de tanto y tan inaceptable derroche por parte de los políticos que ni tienen en cuenta ni respetan a una ciudadanía que no ceja en su asombro ante un nuevo ejemplo de un gasto absolutamente injustificable, que supone ni más ni menos que 6 millones de euros a emplear en las obras de acondicionamiento de un local dónde se lleva a cabo una costumbre bárbara y cruel con los animales, cuando ese dinero ha de emplearse en gastos sociales que repercutan en el bienestar de una ciudadanía que se encuentra harto necesitada de ellos, por lo que esta rebelión ciudadana, como tantas otras, es necesaria, oportuna y absolutamente justificada.

jueves, 13 de noviembre de 2014

DOS NUEVE DE NOVIEMBRE

Somos muy dados aquí, a celebrar efemérides, acontecimientos y hechos varios sucedidos a través de una historia marcada por innumerables eventos que nos gusta recordar, bien personales, bien sociales o colectivos, que suelen tener un carácter meramente lúdico y festivo en unos casos, y en otros suelen adquirir un tinte histórico, más o menos partidista, dependiendo de aquel que lo cuenta, y que no es sino el reflejo de la subjetividad chauvinista del País que lo narra, que lógicamente no va a coincidir con el adversario, dándose también hechos más o menos objetivos, que en cualquier caso no siempre son fieles a la expresión tan recurrida de que quién olvida su historia está condenado a repetirla, con lo que la oportunidad de que volvamos a caer en los mismos errores, suele darse con harta frecuencia.
El día 9 de noviembre de este año de dos mil catorce, se celebrarán dos acontecimientos que guardan una semejanza en cuanto a su naturaleza, aunque de signo muy diferente. Ambos se oponen frontalmente, uno de ellos en ciernes, a punto de sentar las bases para su posterior celebración en el futuro, y el otro con veinticinco años ya a sus espaldas, por lo que lo único que motiva su puesta en común, es la esencia de los mismos, que es la existencia de un muro físico con enormes repercusiones sociales que tuvo en el pasado, y que afortunadamente desapareció con toda su podredumbre, hace ya un cuarto de siglo, y que separó en dos a un País, Alemania, durante casi cuarenta años, mientras que el otro muro se está fraguando ahora y aquí, en España, con el objetivo de llevar a cabo la misma acción: dividir en dos a un País, después de casi dos mil años de historia.
Se celebra el 9 de noviembre, los veinticinco años de la caída del muro de Berlín, el muro de la vergüenza como siempre fue conocido, que durante treinta y ocho años separó dolorosamente a Alemania, partiéndola en dos, y dando lugar a la Alemania del Este, que después de la dictadura nazi, se tuvo que enfrentar a una férrea dictadura comunista, y a la Alemania del Oeste, que contempló durante todos esos años cómo una dura y monstruosa construcción de piedra se alzó para separar a familias enteras, provocando la aparición del llamado telón de acero, que dejaba a un lado a la Europa Oriental y al otro la Europa Occidental, que tardó un cuarto de siglo en derruirse ante el vigoroso y humano empuje que las ansias de libertad provocaron en los ciudadanos de ambos lados del odioso muro.
La otra efemérides que se dará el mismo día 9 de noviembre, pero de este años 2014 y, que quizás tengamos la oportunidad de lamentar en un futuro más o menos cercano, viene dada por los acontecimientos que vivimos aquí, en nuestro País, donde desde hace poco tiempo se han desatado con extrema intensidad las ansias nacionalistas en Cataluña, que pretende la sedición de esa región del resto de España, ocasionando con ello el levantamiento de otro muro que separe a dos territorios que han permanecido unidos desde siempre.
Para ello, y pese a todos los obstáculos que el gobierno ha opuesto, ateniéndose a la legalidad constitucional, que sólo permite al Estado las consultas y los referéndums, el gobierno Catalán, pese a que dice respetar dicha legalidad, y con el argumento de que la consulta no tiene efectos jurídicos, han decidido sacar las urnas a la calle, sin censo alguno, sin garantías de ningún tipo, simplemente con los votantes que previamente se hayan inscrito o que se presenten a tal efecto.
Quienes afirman que si se lleva a cabo, no tendrá efecto alguno, se equivocan, ya que los resultados que arrojaría dicha consulta, serían sin duda abrumadores, pues los partidarios del no a la independencia, como cabe suponer, se abstendrían, por lo que el porcentaje que saldría por el sí a la secesión, sería enormemente favorable a esta opción.
Los más puristas dirán que de todas formas, estos resultados no tienen ningún valor, que no son de derecho, que están al margen de la Constitución y de las leyes que la desarrollan. Pero sin embargo parecen olvidar, que de hecho, la repercusión social y política, sobre todo internacional, va a ser muy considerable, y eso no se puede obviar de ninguna manera, y necesariamente ha de tomarse en muy seria consideración.
De todas formas, la meta que ahora se proponen, y más aún con el aval de los resultados obtenidos en este simulacro de votación, consistirá en llevar a cabo unas elecciones plebiscitarias, para a continuación declarar unilateralmente la independencia, consiguiendo así que un muro de incomprensión e insolidaridad se instale en nuestro País, dividiéndolo y separándolo, y así, mientras el muro de Berlín celebra su caída, aquí, en esta España cansada y fatigada, un nuevo e insolidario muro pugna por alzarse.
Cuando el muro de Berlín se derribó, aquel inolvidable 9 de noviembre, millones de seres humanos en todo el mundo experimentamos un alivio y una inmensa alegría. Sentíamos aquella situación casi como una dolorosa afrenta personal ante el significado que tenía aquel odioso muro capaz de separar injusta y cruelmente a los ciudadanos de un mismo País. Lo que ahora experimenta una gran mayoría de la población ante la posibilidad de la secesión de Cataluña, es simple y llanamente una profunda incomprensión y un rechazo total ante una situación absurda, ridícula y fuera de lugar en una Europa cada vez más fragmentada.

lunes, 10 de noviembre de 2014

¿PODEMOS?

Pocos lujos podemos permitirnos en los tiempos y circunstancias actuales que nos ha tocado vivir, donde las limitaciones impuestas por una situación que está superando todas las pesimistas previsiones hechas en su momento, y todas las llevadas a cabo ahora, tan optimistas, tan fuera de lugar, siempre a base de datos macroeconómicos, muy alejados de los que arroja la microeconomía de los ciudadanos, que escuchan con indignado asombro cómo nos bombardean diariamente con el mensaje ya harto conocido del final de la recisión, de la creación de empleo, de la buena marcha de la economía, al tiempo que la población se tienta la ropa y de paso los bolsillos, para comprobar que se encuentran vacíos, que el paro sigue galopante, que los pocos que encuentran trabajo lo consiguen en precario, en pésimas condiciones y con unos sueldos de miseria, mientras la clase media, y no digamos si miramos hacia abajo, apenas unos cuantos escalones, ven cómo su capacidad adquisitiva se ha visto seriamente reducida, sin posibilidad alguna de recuperar lo irremisiblemente perdido.
Al tiempo que esto acontece, la corrupción en la clase política, sindical y empresarial, está llegando a límites absoluta y completamente alarmantes, a la par que inaceptables, con nuevos escándalos que afectan a personajes que han ocupado cargos muy relevantes, los mismos que sostenían el típico y tópico discurso moral, ejemplarizante, honesto y honorable, que incluso se permitían el lujo de sermonearnos y reprocharnos lo mucho que derrochábamos, y que algunos llegaron a tomárselo en serio, entonando un mea culpa inexistente, pero que al menos han conseguido abrir los ojos para descubrir en ellos la miseria y podredumbre de la que estaban cubiertos estos despreciables personajes que ahora han quedado en evidencia ante una sociedad que no sale de su asombro, con continuos y permanentes sobresaltos ante tanta ambición, avaricia y desatada corruptela como está saliendo a flote.
Todo ello está contribuyendo a arrojar en brazos de Podemos a una importante parte de la población, que ve en ellos a un grupo con una trayectoria limpia e intachable y con unos planteamientos alejados de toda la vorágine de corruptelas que hoy todo lo contamina, pese a que no tengan un programa claro y conciso y algunos de sus postulados se sitúen un tanto lejos de una realidad con la que se topan con frecuencia, utópicos en unos casos e irrealizables en otros, así como con una cierta tendencia hacia un extremismo y radicalismo de izquierdas que quedan fuera de unos tiempos y unas circunstancias sociales y económicas con las que chocan frontalmente y que necesitan suavizar si no quieren que muchos de los que hoy les apoyan, mañana les den la espalda, y que aunque nos parezca increíble, ahora, según las últimas encuestas y a seis meses de las elecciones municipales, tienen un apoyo que supera a los dos grandes partidos políticos, lo cual resulta increíble, sorprendente e incluso preocupante, dado el giro radical que esto supone.
La gran pregunta que en estas circunstancias cabe hacerse, y que no es baladí en absoluto es la siguiente: ¿podemos permitirnos el lujo de orientar nuestro voto hacia Podemos y darle la confianza para gobernar? Decimos lujo, porque el cambio político que ello supondría, es una decisión que le da una vuelta de tuerca de ciento ochenta grados al panorama político de un País convulso por tantos escándalos, y que en cualquier caso representa un gigantesco cambio de consecuencias imprevisibles, pues no se conoce ningún caso similar en una Europa que se ve amenazada por una derecha radical que está resurgiendo en algún País, pero en todo caso no con el ímpetu de este grupo que apenas tiene un año de existencia y que está aglutinando a una considerable parte de una población descontenta con cuanto ve casi a diario, recogiendo la frustración y la ira ciudadana que ve en Podemos a los salvadores del naufragio en el que se encuentra este navío a la deriva desde hace demasiado tiempo.
Son muchas las incógnitas y más aún las contradicciones en las que incurre con frecuencia Podemos. Pero los ciudadanos tienen la palabra y el pleno derecho a decidir y elegir la opción que consideren más adecuada. Hasta hace poco, el resto de los partidos políticos le negaban toda credibilidad y no le consideraban sino como flor de un día, mientras continuaban tirándose los trastos a la cabeza y capeando las corruptelas internas.
Ahora, vistas las últimas encuestas, parece que comienzan a tomarlos en serio. Podemos tiene derecho a plantear una nueva política que seguro que se puede llevarse a cabo a nada que suavicen algunos de sus planteamientos, y los ciudadanos el derecho a ilusionarse con unos nuevos, jóvenes y honestos hacedores de una política que limpie, fije y de esplendor, a unos nuevos tiempos plenos de esperanza para la gran mayoría de una población, harta ya de unos políticos cavernícolas e ineptos, absolutamente desacreditados ante nosotros, los ciudadanos, que tenemos en nuestras manos el derecho, el deber y el poder de decidir nuestro futuro y el de nuestro País.

jueves, 6 de noviembre de 2014

LA LEYENDA DEL ENEBRO Y EL PASTOR

Es Duruelo un pequeño y encantador pueblo Segoviano situado en la falda de Somosierra, bañado por el río Duratón, cuyo pueblo del mismo nombre se halla próximo a él, al igual que Sepúlveda, a cuya comarca pertenecen ambos, y que con apenas un puñado de vecinos, sobrevive digna y honrosamente, merced a la iniciativa de muchos de sus habitantes que decidieron en su día rehabilitar las casas de sus progenitores e incluso construir otras nuevas, y que junto con las urbanizaciones ubicadas en sus proximidades, le han dado una nueva vida que agradecemos quienes nacimos allí y que tenemos la fortuna de disponer de la casa que nos legaron nuestros padres.
Posee una iglesia de origen románico, perfectamente conservada, con un bello retablo y, sobre todo, con una espectacular, bella y esbelta torre en Espadaña del siglo XVII, bastante habitual en Castilla, pero muy rara en cuanto al tamaño, pues dispone de cuatro huecos en horizontal y uno coronando la parte superior, donde se alojan las respectivas campanas en perfecto estado de uso, formando un impresionante, único y hermoso conjunto, digno de ser visitado.
Adosado a la imponente torre, un pequeño cementerio acoge a nuestros queridos ancestros, entre los que se encuentra la tumba de un pastor, sobre la cual surgió como por encanto un formidable enebro, que ha dado origen a una leyenda muy conocida, que afirma que el pastor, que cuidaba de su rebaño en un monte de enebros, al ser enterrado llevaba en sus bolsillos semillas – algayuvas las llamamos – de dicho árbol, que germinaron y dieron origen a un precioso enebro que preside el cementerio a los pies de la Espadaña.
Esta leyenda, con una base muy real, nos recuerda que en la antigüedad no muy remota, la familia solía reunirse al amor de la lumbre baja de la chimenea o del acogedor y agradecido brasero, y allí, los mayores, los abuelos primero y después los padres, narraban historias, cuentos y leyendas, que mantenían en vilo a una entregada audiencia, numerosa generalmente, integrada por los padres, abuelos e hijos, que vivían los relatos con auténtica pasión y con una atención tal que conseguía trasladar a los más pequeños a los escenarios donde se desarrollaba la acción de las múltiples historias que se sucedían en un ambiente familiar, donde la magia y la imaginación más desbordantes, hallaban su más preciado lugar para ser derrochadas a raudales, en medio de una expectación que jamás se veía defraudada por unos narradores que tenían toda la credibilidad de un auditorio que se dejaba llevar intrigado y extasiado ante los hechos narrados.
No han pasado tantos años como para no recordar hechos similares, cuando en los pueblos tenía lugar la fiesta de la matanza,  que duraba un par de días, durante los cuales, las familias se reunían para llevar a cabo todas las acciones necesarias, desde sacar al cerdo de la corte, así se llamaba el cobertizo donde vivía y se le engordaba, hasta el momento en el que el matarife llevaba a cabo su labor, para después abrirlo en canal y colgarlo, para esperar la llegada del veterinario que certificaba que era apto para su consumo, y continuar así el segundo día destazándolo y separando los jamones, los lomos, y el resto, con el que se harían el chorizo, la butagueña y las morcillas, todo ello en medio de la algarabía general de la familia, los vecinos que ayudaban y toda la chiquillería que disfrutábamos inmensamente durante estos días.
Por las noches, todos nos reuníamos en torno a la mesa, al calor del brasero, para después de cenar, jugar a las cartas, a la brisca, o a contar historias y narraciones que contaban los mayores, bien de hechos reales acaecidos allí y en los pueblos de alrededor o bien de hechos y leyendas que habían ido pasando de padres a hijos a través de generaciones. Así pasábamos horas, escuchando a unos y a otros que se iban sucediendo y animando a contar también recuerdos de su infancia, así como historias de sus tiempos mozos, de las bromas pesadas que gastaban a los recién casados, de las picardías de los jóvenes de entonces, de amoríos y otras narraciones que nos hacían reír sin pausa y que nos ocupaban hasta la madrugada.
Recuerdo a los segadores que eran alojados en las casas del pueblo durante el tiempo que duraba su trabajo en el campo. Procedían de Extremadura en su gran mayoría. Por las noches, después de su dura faena, nos contaban historias y narraciones de sus lugares de procedencia, hacían figuras chinescas en la pared y nos hacían disfrutar a la familia entera, en la cocina, en torno a la mesa.
Eran otros tiempos, maravillosos tiempos, de historias y leyendas, que como la del enebro y el pastor, daban otro sentido a la vida, en un ambiente deliciosamente rural, que afortunadamente, aún podemos disfrutar quienes tenemos la suerte de poder regresar allí donde nacimos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

PLATERO CUMPLE CIEN AÑOS

Quién se lo iba a decir a él, tan presumido siempre, tan remilgado y mimado, que iba a cumplir cien años, y como si nada, como si acabara de estrenar sus cuatro años, cuando Juan Ramón lo llevaba al prado, donde acariciaba tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas, o cuando paseaba sobre él los domingos por las callejuelas del pueblo de Moguer, mientras la gente al verlo se quedaba mirándolo y en voz baja decían, tien asero. Acero y plata al mismo tiempo.
Platero y yo, ya es un título centenario y universal, aunque de ninguna manera aparenta el siglo que carga sobre sus peludas y blancas espaldas este delicioso libro de Juan Ramón, que él siempre dijo que no lo había escrito para los niños, porque según afirmaba el poeta, nunca había escrito ni escribiría para los niños, porque ellos pueden leer lo que leen los hombres, salvo excepciones que a todos se nos ocurren.
Es por ello que difícilmente podríamos señalarlo como el primer libro, el primer poema en prosa, o la primera prosa poética, que de ambas formas podemos calificarlo, pese a que a muchos nos suene como tal, como nuestra primera aventura literaria, debido a la dulzura y a la extrema sensibilidad con que Juan Ramón trata a Platero, en una narración que despierta la simpatía y el cariñoso afecto por parte de los niños, de un delicado animal con el que el autor mantiene una relación afectiva más próxima a un ser humano que a un delicioso burrito, pequeño y suave, donde los espejos de azabache de sus ojos, son cual dos escarabajos de cristal negro.
Sin embargo, mis recuerdos y los de tantos que un día fuimos tiernos infantes, recordamos a Platero en la escuela, donde con frecuencia se hacía presente a través de las lecturas, que no siempre se limitaban a las clásicas Cien Figuras Españolas, y que en cualquier caso, creo recordar que se le citaba de vez en cuando, que venía a cuento en determinadas ocasiones y que el maestro nos hablaba de él, pues aunque aquellos tiempos quedan ya muy lejanos, quiero recordar que Platero ya estaba en nuestras infantiles mentes, que quedaban prendadas de la sutil y encantadora figura del blanco y peludo animal, cuya imagen quedó grabada para siempre en nuestras mentes.
Resulta, por lo tanto, complicado citar a Platero y Yo como nuestro primer libro, porque creo que jamás pasamos del primer capítulo, el más conocido, el que tiernamente lo describe, y que al igual que nos ocurre con el Principito de Saint Exupéry, todos creemos haberlo leído, más bien porque pensamos que debiéramos haberlo hecho, que por haber llevado a cabo su lectura. No ocurre lo mismo con Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, leído y releído en la adolescencia o de El Extranjero de Albert Camus, en la juventud, libros que recuerdo a la perfección y que marcaron toda una época en mi vida.
No es Platero y yo, tal como afirmó Juan Ramón Jiménez, un libro expresamente escrito para los niños, ni de hecho lo es, como se descubre al avanzar en sus numerosos capítulos, donde la comprensión de las metáforas y de los giros lingüísticos, resultan en exceso complicados para una mente infantil.
Pero sin embargo, es un libro que nos sugiere de inmediato la infancia como destinataria de tan mágico, ingenioso y delicado relato, donde el protagonista es un delicado y delicioso animal, pequeño, peludo y suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que cumple ahora un siglo de dulce y feliz existencia entre nosotros, y que seguimos recordándolo junto a Juan Ramón, su amigo del alma.

miércoles, 29 de octubre de 2014

EL EFECTO PODEMOS

Es muy probable que hayan oído en alguna ocasión la expresión, “el efecto mariposa”, ya haya sido a través de las películas que sobre este tema se han llevado a cabo, ya sea por otros medios que lo definen como el pequeño cambio que originado en un determinado lugar del Planeta, puede ocasionar grandes trastornos, modificaciones y perturbaciones de índole diversa en otra región muy alejada del origen como consecuencia de esa pequeña y primigenia alteración, bien sea atmosférica, bien sea medioambiental, bien sea provocada por un fenómeno natural de cualquier orden, lo que constituye para mucha gente un fenómeno complejo, mientras que para otros, es una filosofía, que puede aplicarse a diversos campos de la vida
El efecto mariposa en un concepto de la Teoría del Caos, que afirma que en un sistema caótico, entendido como tal un sistema muy sensible a las posibles variaciones, un cambio cualquiera en las condiciones iniciales, puede provocar que el resultado final sea absolutamente imprevisible. Su nombre procede de un proverbio chino, que afirma que “el aleteo de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo”, por lo que, por ejemplo, un simple cambio atmosférico en un extremo del Planeta, tendría consecuencias en el otro extremo, o el de una serie de personas que viviendo en extremos opuestos del mundo, sus historias se ven afectadas, por una interrelación que determina que una modificación en las vidas de unos, tienen consecuencias en las de los otros, o en un último caso, el de una persona que consigue volver una y otra vez en el tiempo intentando mejorar su mundo, y observa como los cambios que origina tienen consecuencias catastróficas en los distintos tiempos en los que se desenvuelve.
Este es un fenómeno, con tintes filosóficos, pero que parece tener lugar en nuestras vidas diarias cuando analizamos lo que hubiera sucedido en un determinado caso y en unas circunstancias concretas y diferentes de las habidas, si en lugar de actuar de un modo lo hubiéramos hecho de otro diferente, o si en lugar tomar de haberse obtenido unos determinados resultados, en cualquier campo y en un determinado orden, se hubieran dado otros absolutamente opuestos, hasta el extremo de tratar de llegar a imaginar lo que hubiera sucedido, cuando en realidad resulta totalmente inimaginable por impredecible, pues constituye en cualquier caso un fenómeno que corresponde a la mera suposición, más cercano a la desbordante imaginación, que a un supuesto cálculo de probabilidades.
El efecto Podemos, nada tiene que ver con el efecto Mariposa, ya que ni se trata de un fenómeno reconocido como tal y que figure en los anales científicos, como tampoco aparece en los filosóficos, sino que sólo cobra sentido, y a partir de este preciso momento, en el mundo de la política, o más bien, en el de la ciencia que debería estudiar los efectos que pueden producir en un País, un grupo de jóvenes que han lanzado un manifiesto socio político, que está causando estragos en todos los ámbitos nacionales desde que apareció, hace apenas unos meses y que consiguió unos importantes y sorprendentes resultados electorales en las elecciones Europeas, y que están causando honda preocupación y sorpresa en los grandes partidos de ámbito nacional, ante lo imprevisibilidad de los efectos que este partido pueda llegar ocasionar.
Desde quienes los consideran como una fuerza social revolucionaria, anti sistema y alejados de toda realidad, sin posibilidad de afianzarse en la política nacional, algo así como flor de un día, sin futuro alguno, hasta quienes los ven como una fuerza renovadora, fresca, con nuevas y esperanzadoras ideas que pueden llegar a establecerse como una alternativa más o menos seria y creíble al bipartidismo tan denostado cada vez más por unos ciudadanos que no ven solución a sus problemas ni a largo ni corto plazo con un sistema político que a base de corrupción, de despilfarro y de una ineptitud exasperante, han logrado empobrecer a una población harta de aguantar a unos políticos que sólo parecen velar por sus intereses particulares y de partido.
Es por ello, que la irrupción ilusionante de Podemos, parece representar el cambio que a modo del efecto Mariposa, modificaría y causaría unos vertiginosos cambios que trastocarían la política nacional, con unos aires renovados de hacer política, basados en la honradez, la dignidad y el servicio fiel y honesto al ciudadano, con unos cambios radicales en la política económica y social, que devolverían la confianza y la esperanza perdidas a las clase más desfavorecidas, que son la mayoría y que traducidas en votos, podrían representar unos resultados harto sorprendentes, inimaginables hasta hace bien poco tiempo, cuando este grupo político, ni siquiera se había dado a conocer, cual efecto escondido a la espera de la entrada en escena que modificaría profundamente todo un panorama político nacional.

miércoles, 22 de octubre de 2014

EL EFECTO MARIPOSA

Posiblemente muchos recuerden el irrepetible e inefable año 2000, por diversos motivos, pero sobre todo lo harán porque con dicho año se iniciaba una nueva centuria, un nuevo siglo – aunque hay muchos que consideran que el siglo XXI comienza en el 2001 – al tiempo que un nuevo milenio, tan esperado, tan mítico y mágico como su cifra expresa, en el que grandes acontecimientos tendrían lugar y para el que desde hacía una treintena de años antes, se aventuraban fantásticos cambios en todos los órdenes, sobre todo en las ciudades, los transportes, los viajes espaciales – nada se decía sin embargo de Internet – con los coches sobrevolando unas ciudades idealizadas en extremo, que en nada se parecerían a las de aquellos ingenuos años setenta, con una serie de cambios en las vidas de las gentes, como la denominada civilización del ocio, donde el trabajo quedaba casi exclusivamente para las máquinas y dónde los seres humanos dispondrían de tanto tiempo libre, que no sabrían cómo utilizarlo.
No dieron ni una en el clavo. Y eso que eran muchos los medios que se atrevían a semejantes predicciones, con tal portentosa imaginación, que los ciudadanos estábamos deseando que llegase el dichoso año para que se hiciesen realidad los que no eran sino sueños de unos cerebros en exceso recalentados por una imaginación sin límites, y sobre todo, sin una base sólida y objetiva que justificara semejantes desmanes predictivos, como los que, en sentido contrario, afirmaban a voz en grito que en el mítico año, grandes desastres naturales azotarían el Planeta, con lo que entre unos y otros, tuvieron en vilo a una sociedad, que si no vivía pendiente de todos estos temas, sí que los consideraba con frecuencia, de lo que se ocupaban los visionarios de uno y otro bando, elevando su voz por encima de la sensatez y la racionalidad que otros mostraban, con el fin de que no se olvidaran sus ilusorias profecías en un caso y los agoreros del inquietante futuro en el otro.
A todos estos aconteceres, que no dejaban indiferente a casi nadie, había que sumar el famoso y tan cacareado efecto 2000, también conocido como y2k, que afectaría a la incipiente informática de entonces, debido a la precariedad de la memoria de los ordenadores, ya que se reservaban sólo dos posiciones de memoria para mostrar la fecha, de tal forma que previeron que el software, los programas y las aplicaciones informáticas, solamente funcionarían con los años que comenzasen por 19, lo que tendría como consecuencia que el 1 de enero del año 2000, lo mostrarían como el 1 de enero de 1900, con los consiguientes errores de los programas a la hora de calcular las fechas, que tendrían como consecuencia efectos devastadores en la industria, el comercio, los transportes y en todas las áreas dónde los ordenadores gobernaban los procesos correspondientes, consiguiendo con ello, según nos adelantaron los encargados de alarmar a la población, un efecto de auténtico miedo a considerables desastres de todo tipo, que tendrían consecuencias desastrosas para la sociedad en general.
Todo fue, sino una mentira, sí un fraude en la mayoría de las ocasiones, ya que los especialistas en el tema, y yo entonces estaba metido en el mundo de la informática, sabían y sabíamos que todo era susceptible de arreglar, simplemente modificando los programas que se ejecutaban en los ordenadores, bastando a veces con cambiar unas cuantas líneas de programa para resolver el famoso efecto 2000, que quedó en nada, con apenas unos incidentes mínimos sin riesgo alguno, en lo que constituyó una auténtica farsa promovido por oscuros intereses en muchos casos y por una completa ignorancia acerca del tema en otros, que no se desveló hasta que una vez iniciado el 1 de enero del año 2000, se comprobó cómo el Mundo continuaba vivito y coleando, con los falsos augures ocultándose en sus siniestras y oscuras cavernas.
En otro orden de cosas, aunque íntimamente relacionado, se encuentra el efecto mariposa. Concepto de la teoría del caos, que afirma que en un sistema caótico, es decir en un sistema extremadamente sensible a las variaciones, cualquier cambio en las condiciones iniciales, el resultado final es absolutamente impredecible. Su nombre procede de un proverbio chino, que afirma que “el aleteo de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo”, por lo que, por ejemplo, un simple cambio atmosférico en un extremo del Planeta, tendría consecuencias en el otro extremo.
Las previsiones para el año 2000, así como las de su famoso efecto, no se vieron cumplidas en absoluto. Fue un auténtico fiasco, que aunque previsible, constituyó motivo de preocupación para millones de seres humanos. No ocurre así con el efecto mariposa, que tiene un perfecto parangón en el mundo actual, tanto a grande como a pequeña escala. Cuando decimos que si alguna de las grandes superpotencias estornuda, el resto del Mundo se resfría, estamos confirmando estos hechos.
Decididamente, el mundo, más que a una suma de efectos, se reduce más bien a aquel antiquísimo y no por ello menos sabio y acertado dicho, que afirma que el mundo es un pañuelo.

miércoles, 15 de octubre de 2014

LA INSTRUMENTALIZACIÓN CIUDADANA

Acabo de oír a Artur Mas el día después de afirmar que abandonaban la consulta del nueve de noviembre, y no logro salir de mi asombro, ante un personaje que ahora, apenas unas hora después, anima a la ciudadanía a votar en dicha fecha, utilizando de una cínica y miserable forma a los catalanes, a los que responsabiliza del éxito de la misma, en un gesto propio de un indeseable y frustrado político, que no es más que una huída hacia delante, instrumentalizando a la ciudadanía de una forma vergonzosa, cuando afirma que todo depende de ellos, de los catalanes, pues los locales, las urnas y las papeletas estarán ahí, esperándolos, tratando de desviar hacia ellos una responsabilidad que él es incapaz de afrontar, en un acto de cobardía propia de un irresponsable que trata de salvar su pellejo a toda costa, jugando de paso con la gente, que no debería perdonarle su estúpido egoísmo.
Es éste un País de excesos en todos los sentidos. Miremos por dónde miremos, continuamente sobrepasamos los límites de la lógica y la mesura, tan necesarias ambas para una supervivencia y una estabilidad que nos permita desarrollar nuestra diaria actividad con una cierta y tranquila relajación, a la que los ciudadanos tenemos derecho, pero que se nos niega una y otra vez, hasta el punto de no existir un mínimo espacio de distensión y alivio que nos suponga un momentáneo desahogo, pues de inmediato y sin aviso alguno, una nueva alerta, un nuevo sobresalto surge a través de los medios de comunicación, cayendo de golpe sobre una ciudadanía que no gana para sustos, como si fuera esa la manera de mantener despierta y activa a una sociedad tan golpeada como la nuestra, no desde hace días, sino desde hace ya más de un lustro, desde que comenzó la crisis, la cual parece haber perdido algunos enteros de intensidad, no sólo porque así se empeñan en querer hacérnoslo ver a través de las cifras macroeconómicas, sino porque los nuevos acontecimientos que han ido surgiendo, la han solapado en parte, lo cual no significa que no siga ahí, latente y presente, incapaz de alejarse de nuestras vidas.
Los angustiosos acontecimientos que ha provocado el impacto que el virus del ébola ha tenido en España, comenzando por la repatriación de los dos religiosos médicos que vinieron a morir a su País, así como las condiciones en las que fueron acogidos en un hospital que no estaba preparado al efecto, y la posterior actuación de los responsables de una sanidad que se ha visto superada, así como el posterior contagio de una enfermera que lucha por sobrevivir, han supuesto un mazazo que ha recaído, como siempre, en una población que no entiende como se puede llegar a dar una cadena de errores que han conducido a una alarma ciudadana, que al estar mal informada y peor asistida, ha llegado a desistir de acudir a las citas y operaciones quirúrgicas que tenían programadas, por miedo a un virus, que parece escapar a todo control, fruto de una pésima gestión por parte de una Sanidad que se ha visto superada en todo momento por unos acontecimientos que no han sabido manejar.
Tal ha sido el impacto que está causando en la sociedad, que hasta el problema de la secesión catalana ha quedado en un segundo lugar, ocultado por estos acontecimientos, y cuando apenas quedan unos días para el famoso y tan cacareado nuevo de noviembre, algo que seguramente no les conviene a Mas y compañía, que de esta forma han visto como su plan ha quedado relegado a un segundo o tercer plano, pese a que según hemos visto, acaban de relanzarlo con más ímpetu aún, llamando y animando definitivamente a votar, cuando hace unas horas afirmaban lo contrario.
Queda por último el asunto de las tarjetas de Caja Madrid, un asunto de una vileza y de una bajeza moral sin límites, que ha cubierto de vergüenza una vez más a este País, que debe ser en este momento el hazmerreir de una Europa que no sale de su asombro, ante los continuos escándalos que los estamos sirviendo en bandeja para nuestro más profundo descrédito, en un acto más del saqueo al que se está sometiendo a este País, que es lo mismo que decir a sus ciudadanos, que continuamente se ve utilizado, vejado e instrumentalizado, a la par que sometido a una clase política incapaz y muchas veces corrupta, que no nos merecemos.

domingo, 12 de octubre de 2014

DEVORANDO RECURSOS NATURALES

Las noticias acerca de la regeneración medioambiental y de la biocapacidad del Planeta para renovar sus recursos, ha alcanzado niveles tan harto preocupantes, que ya no admiten mas esperas y demoras de las habidas hasta ahora, y que vienen siendo denunciadas continua y permanentemente por las agencias encargadas del medio ambiente a nivel mundial, que todos reconocen como ciertas, que todos afirman que son creíbles, pero que nadie toma las riendas, ya sea a nivel nacional,  a nivel continental y mucho menos a nivel global, en un acto de irresponsabilidad proclamado a los cuatro vientos por cuantos ven una incapacidad absoluta por parte de los gobiernos a la hora de tomar severas y urgentes medidas para evitar una catástrofe ante la que no parece verse salida, pese a que los medios implicados en su observación, y que por otra parte son de sentido común, demandan a los gobiernos, con el objeto de que tomen las medidas oportunas, que cada vez serán más radicales y apremiantes a medida que pasa un precioso tiempo, durante el cual la Tierra se va degradando a pasos agigantados.
Los últimos datos indican, que el martes diecinueve de agosto de este año de dos mil catorce, los habitantes del Planeta hemos consumido la totalidad de recursos naturales con biocapacidad, previstos para todo el año. Es decir, en tan sólo ocho meses, hemos devorado cuantos bienes nos depara nuestra naturaleza, así como la capacidad de regeneración de los mismos, y que correspondían a los doce meses de este atribulado año, por lo que la Tierra se encuentra en un punto en el que la demanda de la población a nivel global, supera la capacidad de los sistemas para regenerar los recursos extraídos y procesar los desechos generados de todo tipo producidos por la combustión necesaria para la obtención de la energía precisa para mover este Mundo, que sigue procediendo del petróleo, que como resultado de dicho proceso, genera cantidades inmensas de gases perjudiciales que están envenenando nuestro hermosos Planeta.
Especialistas en el tema, advierten que esta situación global, se está convirtiendo en un desafío decisivo del siglo XXI, un problema que es tanto económico como ecológico, que aunque afecta en mayor medida a los países con menos recursos, alcanza también a los más ricos, que deberán enfrentarse al problema antes de que se conviertan en un problema económico importante, al margen del ecológico, que ya lo tenemos ahí presente, hasta el punto que calculan que se necesitarían 1,5 Tierras para producir los recursos que exige el ritmo de degradación actual, una cantidad que podría duplicarse, si se cumplen las predicciones más moderadas del aumento demográfico en los próximos años
En cuanto a nuestro País, los datos están lejos de ser halagadores, ya que la desproporción entre los recursos consumidos y la capacidad para su regeneración, ha aumentado a ritmos muy severos, mientras que algunos Países emergentes, al no exceder el límite de sus recursos naturales, están convirtiéndose en acreedores ecológicos, aunque incluso en ellos, el margen entre lo consumido y la capacidad de regeneración, está disminuyendo progresivamente.
El panorama es desolador. Es inexplicable cómo en una zona del Planeta como la nuestra, donde se asienta España, con casi trescientos días soleados, no se ha acelerado e impulsado la generación de una energía limpia y barata como es la solar. Junto con le Eólica, y avanzando en la investigación de nuevas tecnologías para sustituir a los combustibles fósiles, el Planeta tendría una oportunidad.