lunes, 22 de diciembre de 2008

PESE A TODO, UN GRAN PAÍS

Existe desde siempre, aunque parece que cada día está más arraigada, la tendencia a no reconocer los méritos del contrario, a negarle lo que es suyo, a denostar sistemáticamente sus actitudes aunque sepamos en nuestro fuero interior que son correctas, racionales, ajustadas a la razón e incluso pertenecientes a nuestro bagaje cultural, que conecta con nuestra forma de ser y de ver y entender el mundo, y pese a ello, poniéndonos la venda en los ojos, nos negamos a reconocerlo así, negando las evidencias y contrarrestando las verdades que nos empeñamos en ocultar, llegando al mayor de los absurdos, que no es otro que el de tratar de engañarnos a nosotros mismos.
Es el caso más frecuente el de la predisposición para echar por tierra, criticar y negarle cualquier posibilidad al adversario político, que en el caso del profesional que se dedica a estos menesteres, entra dentro de sus funciones, y digo más, es su obligación, aunque sea con el simple argumento al que nos tienen acostumbrados del “y tú más”, en lugar de replicar al opositor con argumentaciones y razonamientos que anulen los del partido contrario.
Pero no es el caso que aquí deseo exponer. Me refiero al sujeto que opina desde su posición de ciudadano de a pie, que es incapaz, fanático él, de reconocer los méritos que puedan hallarse en el personaje que representa las ideas o la posición política o de otro signo cualquiera, opuestas a las suyas. Se pone una venda en los ojos, que le impide ver más allá de lo que su cerebro está dispuesto a aceptar y ahí acaba todo.
En realidad para este tipo de personas sobra el discurso del contrario, o la aceptación de una realidad o de una situación determinada, ya que con citar la fuente de donde procede el discurso o el hecho que nos ocupe, le basta para negarle el pan y el agua ya que están predispuestos de antemano y a la defensiva para contrarrestar de inmediato con una negación rotunda a hacerle la más mínima concesión que pudiera prestigiar al representante del bando contrario y a las ideas que representa.
Excesivo preámbulo el mío, para ilustrar e introducir al lector en el tema que realmente me ocupa y al que hace mención el título. No se trata de reconocer o no los méritos de un personaje político, sino los de una país, de una nación, que al fin y al cabo es la suma de todos sus ciudadanos y que en este caso se trata de todo un clásico expuesto a las críticas del resto del mundo. Se trata del Imperio, de la Superpotencia por excelencia: Estados Unidos.
Nunca en la historia de la humanidad un país ha sido tan repudiado, criticado, odiado, vilipendiado y maldecido como Los EE.UU. de América. Un país que con apenas doscientos años de historia se ha convertido por derecho propio en la única superpotencia existente hoy en día en el Planeta y que pese a todas las contradicciones propias de un gigantesco país en todos los órdenes, causa admiración en medio mundo a la par que soporta el desprecio y la repulsión, no siempre sólidamente justificados y argumentados por parte de la otra mitad del Planeta.
Un país moderno, dinámico, forjado con el esfuerzo, la ilusión y el trabajo de ciudadanos de todo el mundo que acudieron a la llamada de un territorio destinado a convertirse con el empuje de todos ellos en una gran nación, con unos enormes recursos naturales y una encomiable e ilusionada disposición a conseguir el sueño americano que tanto criticamos y tanto envidiamos por estos lares.
Un país, que a diferencia de la vieja Europa, ha sabido integrar sus numerosos Estados en un único Estado Federal con una sola lengua, un solo territorio y un formidable y solidario deseo de lograr una poderosa nación de la que se sienten plenamente orgullosos.
Un país con una joven y sólida democracia, con una portentosa capacidad de autocrítica, - impensable en esta Europa dividida y decadente - capaz de poner en evidencia sus tremendas contradicciones de una manera feroz y sangrante, a través de sus poderosos medios de difusión y comunicación.
Un país capaz de lo mejor y de lo peor, que ha derramado el dolor y el sufrimiento por todo el mundo con sus intervenciones Imperialistas a causa de unos denostados gobernantes que han llevado a su país al más profundo de los descréditos.
Un país que mantuvo durante muchos años la esclavitud de los ciudadanos de color y la segregación posterior después de su liberación, pero que ha sido capaz de elegir a uno de sus ciudadanos de raza negra como presidente de la nación más poderosa del mundo.
Un país que en la segunda guerra mundial intervino de forma decisiva en ayuda de los aliados para conseguir la derrota del nazismo y que se constituyó desde entonces, pese a errores cometidos en una baluarte de la libertad y la defensa de Europa.
Un país con una soberbia capacidad de innovar, investigando y desarrollando las tecnologías más avanzadas en aras de un progreso que repercute en el mundo entero.
Un país que, aunque nos pese, nos inunda con productos de consumo de todo tipo, que adoptamos en nuestra vida diaria y que utilizamos en el resto del mundo, desde la coca cola y los vaqueros, hasta las hamburguesas, la tecnología informática, el cine y tantos otros.
Una nación que ama a su país, que lo siente como algo propio, que lo manifiesta cada día con la mano en el corazón y que no siente reparo alguno a la hora de enarbolar la bandera que lo representa, sin vergüenza ni estúpidos escrúpulos como los que nos lo impiden en la vieja y decadente Europa.
No estamos los europeos exentos de haber cometido atrocidades a lo largo de la historia. Nuestro país tiene un oscuro pasado en la conquista de América, los franceses cometieron todo tipo de barbaridades en Argelia e Indochina, Inglaterra, país colonialista por excelencia cometió abusos sin cuento en medio mundo y todos enfrascados en las tenebrosas y cruentas guerras de religión que asolaron Europa durante siglos. No podemos olvidarnos del espantoso genocidio cometido por los nazis o más recientemente la cruel guerra de los Balcanes en pleno corazón de Europa.
Estados Unidos en su corta historia, ha conseguido liderar el mundo. Ha sido y sigue siendo el país de las oportunidades para todo aquel que tenga algo que aportar. Con todas sus contradicciones, sigue siendo, aunque muchos no lo quieran admitir, un gran País.

sábado, 6 de diciembre de 2008

LAS RAÍCES DEL ODIO

En estos días terribles, en los que el odio y la violencia más irracionales han resuelto decidir sobre la vida de los demás arrancándosela a una persona inocente e indefensa para defender por medio de la violencia y la muerte postulados puramente políticos, se han levantado multitud de críticas hacia los ciudadanos vascos, acusándolos de indolentes, cuando no de cobardes, ante la actitud que todavía una mayoría importante suele mostrar ante los hechos que nos ocupan y que una vez más no es sino la a expresión de la dictadura del miedo reinante entre la población, que les impide dar rienda suelta a sus verdaderos sentimientos, haciéndolos mirar hacia otro lado, como si no pasara nada, como si no fuera con ellos.
Pero sí va con ellos, y es algo que les afectará por mucho tiempo si continúan adoptando la posición del avestruz y otras actitudes que conducen a una situación aberrante en pleno corazón de Europa, en un país democrático y en una zona con un nivel y un bienestar económico de los más altos del mundo, donde la gente no se atreve a decir lo que piensa en voz alta, donde el odio instalado desde hace décadas en ciertos sectores de la población, se sigue inculcando a los más jóvenes, creando más odio, más intolerancia y más fanatismo.
Escucho testimonios que hablan de una sociedad enferma y cobarde que mirando hacia otro lado pretende ignorar estos sucesos. No es fácil entender estas reacciones que nos dejan perplejos e incrédulos y que ofenden a la más elemental de las sensibilidades golpeando a los familiares de las víctimas que se sienten doblemente doloridos y humillados.
El miedo es libre y no es fácil, supongo, afrontar con valentía posiciones que podrían complicar sus vidas. No obstante, sigue habiendo un importante sector de la población que sigue justificando estos aberrantes actos contra la libertad y la vida. Lo verdaderamente terrible es comprobar como un importante número de jóvenes, la mayoría de los cuales nacieron con la democracia, y no conocieron por lo tanto los trágicos tiempos de la dictadura, constituyen el núcleo más numeroso de fanáticos, capaces de llegar a usar la violencia hasta sus últimas consecuencias en aras de la “liberación de un país oprimido por el Estado Español”.
Cómo es posible, que treinta años después, continúe ese odio y esa aversión por todo lo que tenga que ver con España y los españoles. La dictadura la sufrimos todos. Yo mismo pasé varios días en los calabozos de la siniestra DGS, y todo por defender los derechos y las libertades conculcadas en aquella época. Llegó después la transición y con ella la democracia, y en ella nos instalamos todos.
Por qué entonces estos jóvenes que no conocieron la dictadura, ya que nacieron en plena democracia, mantienen hoy ese odio visceral e irracional que les conduce a utilizar la violencia, arruinando las vidas de sus víctimas, sus familiares y las suyas propias en aras de una ideología fanática que tanto sufrimiento origina.
Las raíces de esta sinrazón se encuentran, sin duda, en quienes les han ido adoctrinando desde sus primeros días en ese odio que van alimentando día a día, y que tienen por origen no solamente el ámbito familiar, sino lo que es aún más injustificable, el ámbito institucional, a través de los centros educativos donde les inculcan ese odio y ese fanatismo que los convertirá en jóvenes que creerán que la violencia es el único camino para liberar a su país de la supuesta opresión.
La otra vía que hará que esta situación se perpetúe, es la política, en la que los partidos nacionalistas, hipócritas ellos, con un discurso intencionadamente ambiguo, aunque no lo admitan, continúan aplicando el postulado de “el árbol y las nueces”, es decir, unos mueven las ramas y otros recogen las nueces.
Escuchando la radio, he podido oír un testimonio bastante revelador sobre el tema y que nos puede aclarar en gran medida por qué esos jóvenes llegan a los extremos de odio fanático y violencia injustificable en una país con plenas libertades y derechos democráticos y con un nivel de vida envidiable como disfrutan en el País Vasco.
Se trata de una mujer de Bilbao que tiene una hija de doce años en una ikastola. Aclara previamente que se siente tan vasca como española y siempre ha deseado que la educación de su hija fuera en Español. Añade que la formación que recibe, en Euskera por supuesto, está dirigida y programada para inculcar a los alumnos el odio a España y a todo lo español.
El locutor, sorprendido ante semejante respuesta le pregunta por qué entonces tiene a su hija en la ikastola. Con pesar, le responde que no hay alternativa. En Euskadi, es muy difícil encontrar un centro en el que la formación se imparta en español a lo que hay sumar el hecho de que encontrar trabajo allí sin saber Euskera, es harto complicado, por lo que la única solución es contrarrestar en casa la perversión ideológica, fanática y alienante que les inculcan. Desolador.
He visitado el País Vasco en varias ocasiones. Es para mí un territorio entrañable que me gustaría conocer más en profundidad. En San Sebastián y en Bilbao puedes encontrarte como en tu propia casa. Nunca me he sentido extranjero allí. Quizás en el ámbito rural y en los pueblos del interior se pueda apreciar una cierta frialdad, un ligero distanciamiento que no obstante nunca llega a molestar al viajero.
El odio inculcado a través de generaciones y mantenido por ciertas instituciones oficiales está destruyendo a muchos jóvenes vascos. En necesario cortar las raíces que los mantienen atados a ese sentimiento que destruye, anula y nubla el entendimiento. Es necesario cortar las raíces del odio.

domingo, 30 de noviembre de 2008

REGRESO A LA INFANCIA

Son recuerdos de mi infancia los vividos en un leve pueblecito situado en la falda de Somosierra, en su vertiente Segoviana, rodeado de verdes prados y suaves praderas, de un río cubierto de hielo en invierno, del campo pintado de múltiples colores y salpicado de fragantes e intensos olores que aún puedo recordar.
La casa de mis abuelos, donde nací, tan entrañables, tan bondadosos a los que tanto quería. Vivían al lado de la escuela y durante el recreo iba a visitarlos y a tomar la rebanada de pan con aceite y azúcar o las patatas asadas en la lumbre baja que todos los días me preparaban.
Mis recuerdos parecen haberse detenido en dos estaciones que lo llenaban todo: los eternos inviernos de nieve perpetua y los largos días del verano cuando mis padres madrugaban para ir a segar los campos cubiertos de cereales que después se hacinarían en las eras para trillarlos en la parva, donde los cereales se colocaban para triturarlos con los trillos tirados por las vacas, de donde se obtenía el trigo, la cebada, la avena y el centeno, que después había que alventar.
Para los niños era un juego montar en los trillos dando vueltas y vueltas sobre el trigo hasta conseguir extraer su fruto separándolo de la paja o alventar después levantando paletadas de la mezcla para separar el trigo de la paja.
Se me han quedado grabadas para siempre las increíblemente luminosas noches de verano con el cielo cubierto de miles de estrellas. La Vía Láctea, el camino de Santiago se distinguía y se distingue con absoluta claridad, no así aquellas maravillosas noches con aquella brillantísima luna que hacía de la noche el día. Jugábamos al escondite entre las murallas de cereales apilados dispuestos para la trilla, y lo hacíamos hasta altas horas de la noche, con la luna siempre alumbrándonos con su brillante e inmaculada luz.
Recuerdos de los niños bañándonos en el río, junto a la frondosa pradera y al bosque cercano, los chapuzones, los días de pesca con mi padre pescando barbos con la red y los niños cogiendo ranas o pececillos debajo de las piedras.
Y por fin, casi sin darnos cuenta, llegaba el deseado invierno, largo, eterno, siempre esperado y bienvenido, nieve, siempre nieve cubriéndolo todo. La sierra, los campos, los árboles, las praderas, el río, los tejados de las casas, las eras donde los niños, haciendo rodar una piedra, conseguíamos una gigantesca bola de nieve que hoy se me antoja del todo imposible, como los carámbanos de hielo a modo de estalactitas que colgaban de los tejados y que chupábamos con fruición.
Recuerdos de la matanza, maravillosa fiesta familiar que duraba varios días con la familia reunida; la zambomba y los juegos para los niños, el despiece del cerdo, los chorizos, las morcillas y la brisca para los mayores y el relato de historias al amor de la lumbre que disfrutábamos todos. Las fiestas nos deparaban también días de disfrute e ilusión con los puestos donde vendían todo tipo de dulces. Recuerdo en especial las enormes garrotas de caramelo y los dulces que preparaba mi madre, el cordero, los enormes flanes, las castañas asadas. Dulces recuerdos.
La escuela, pequeñita, acogedora, con su estufa en el centro y sus pupitres de madera. El maestro, persona siempre entrañable y querida en el pueblo, respetado y admirado por los niños. El libro principal era la Enciclopedia Álvarez, donde se resumía todo el conocimiento que hoy se dispersa en innumerables libros. Muchos años más adelante, regresaría a ella, no como alumno, sino como maestro. Conservo unos preciosos recuerdos de las dos épocas.
Llegaba la navidad y con ella un tiempo de una plena y maravillosa emoción que nos embargaba profundamente. Lo vivíamos intensamente, cantábamos villancicos y vivíamos aquellos días con una intensa emoción pensando en los reyes que nunca nos defraudaban.
Y, sobre todo, recuerdo a mis padres, la tía María y el tío Marcelo. Mi madre lo llenaba todo con su presencia, con su energía, con su bondad. Siempre dispuesta a ayudar a los demás; es de bien nacidos ser agradecidos, me decía. Mi padre, el Secretario del Ayuntamiento de varios pueblecitos de alrededor. En diciembre iba a la feria de San Andrés en Turégano y nos traía las primeras castañas. Con qué ilusión le esperábamos. Los dos decidieron irse viejecitos, en el mismo año, en invierno, con el frío, con la nieve y con la inmensa pena que me dejaron. Están los dos juntos en el pequeño cementerio junto a la iglesia del pueblecito que les vió nacer. Cuanto los hecho de menos.
Vuelvo al pueblo de vez en cuando, a la casa donde nos criamos mis hermanos y yo. Recorro sus habitaciones, subo a la cámbara, al palomar. Todo son recuerdos. Todo es un enorme vacío. Recuerdos de mis padres ausentes. Ausencia de su presencia, de su calor, de su cariño que tanto hecho de menos. Doy un paseo por el camino de Santa Marta que tantas veces recorrí con ellos, por las eras, por San Roque y llego hasta el cementerio. Charlo con ellos un rato y les digo que los quiero, que los hecho mucho de menos, y les doy las gracias por aquella feliz infancia que disfruté con ellos, bajo su protección y su cariño que nunca olvidaré.

sábado, 22 de noviembre de 2008

ENTRAÑABLES CÓMICOS

Hay profesiones que no sólo marcan profundamente a quienes las ejercen, sino que tienen la peculiaridad de influir intensamente sobre aquellos que son objeto de su labor y sobre los que recaen las consecuencias de su acción. Son muchas, y prefiero no citarlas por que casi con toda seguridad, dejaría alguna en el tintero.
Destaco una que me merece un especial reconocimiento y que valoro especialmente porque me ha regalado gratísimos momentos desde que era niño y el cine era una de mis principales aficiones: hablo de los juglares, trovadores, titiriteros cómicos, comediantes. Hablo de las actrices y los actores.
Desde siempre he sentido una profunda admiración y un sincero respeto hacia estos profesionales de la farsa, que dedican su vida a ponerse en el lugar de los demás, a transformarse, a meterse en la piel de sus personajes, siendo con ello capaces de emocionarnos, apasionarnos, ilusionarnos, entristecernos. Logran que experimentemos sentimientos de odio, de venganza, de amor, de ternura hacia los personajes que representan y en los que se convierten cada vez que los interpretan ocupando su lugar.
Nos muestran el mundo con sus miles de caras, a veces gratificantes, a veces miserables, en ocasiones odiosas, esperanzadoras y, por desgracia, la mayoría de las veces casi siempre terribles. Nos colocan frente al espejo para mostrar nuestras virtudes y mezquindades, nuestras verdades e hipocresías. Y lo harán pese a nosotros, aunque no queramos reconocernos en ellos, logrando despojarnos del disfraz que nos ponemos cada día y bajo el que pretendemos, a veces, ocultar nuestros verdadero rostro.
Salen los cómicos al escenario, al plató, a los estudios de grabación, a la calle, llevando dentro el personaje que van a interpretar y que durante el tiempo que dure la farsa, se apoderará de ellos, serán ellos. Y durante la representación, nos harán reír, sufrir, odiar, nos harán vivir situaciones reales, ficticias, fantásticas, nos trasladarán a mundos imaginarios a lugares paradisíacos, terribles. Nos harán soñar, nos deleitarán con su humor, con su ternura, con su ira.
Podría citar interpretaciones memorables que me han causado una honda emoción. Son muchas las películas y dramatizaciones de todo tipo que han merecido mi más entusiasta y sentido aplauso, hacia esos cómicos capaces de hacer que su interpretación nos conmueva hasta el punto de conseguir provocar una intensísima emoción, o consigan hacernos pensar, reflexionar. Hacen que nos sintamos realmente vivos. Resulta difícil imaginar a los cómicos una vez desprotegidos del disfraz, de la máscara bajo la cual han vivido el personaje representado. Tienen que volver a adquirir su verdadera personalidad mil veces trastocada, cambiada, tergiversada. El espectador supone que esta nueva transformación ha de ser difícil, complicada. Quizás no, posiblemente solo sea el comienzo de una nueva interpretación.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

AFRICA SE MUERE

Mientras el prepotente y opuloso Occidente se lamenta por una crisis que repercutirá negativamente en una poderosa economía que lleva decenios creciendo, casi todo un continente muere, azotado por las guerras, el hambre y la miseria más absolutas.
Y todo ello, ante la pasividad y la dejadez de quienes nos lamentamos por tener que apretarnos un punto el cinturón al tener que limitar el habitual derroche consumista que nos caracteriza y que nos sitúa a años luz de la mayoría de los habitantes del continente Africano y de otras zonas del mundo que se encuentran en la misma situación, tan injusta y tan cruel, como para que el resto del mundo sienta la mayor de las vergüenzas.
Pero no es así. El mundo, pese a acciones puramente formales – como la famosa de los diecinueve platos contra el hambre” – y tantas otras, sigue dando la espalda a la miseria y a la desesperación de esa enorme masa de la población mundial, que lucha desesperadamente por salir de la pobreza y el horror de la guerra, que occidente, de una u otra forma ha provocado.
Horrorizan las espantosas imágenes del Congo y Ruanda, que vemos a través de nuestros modernos medios de comunicación. Resulta pavorosa la triste mirada de los niños y la suplicante de las mujeres, los ancianos y en general la población civil, que sobreviven en una situación que nos hace apartar la vista para no ver lo que nos molesta, nos obsesiona y nos avergüenza, como una acusación permanente que no podemos aunque quisiéramos evitar.
Hoy, todo se mide en términos económicos y un simple análisis nos dice que Africa no es rentable. Crear infraestructuras que faciliten las comunicaciones, construir hospitales, escuelas, universidades, Instalar fábricas, formar a la población, crear puestos de trabajo, no resulta productivo para occidente. Sin embargo sí lo es proporcionarles armas con las que puedan aniquilarse entre sí. Un problema menos.
Pero no es así. Los más jóvenes, sin futuro alguno y huyendo de la pobreza, se juegan la vida tratando de romper las barreras con las que tratamos de impedir su llegada a nuestro exclusivo y rico mundo.
Tarea harto inútil, porque cada vez son más los que logran llegar por uno u otro medio y que seguirán llegando o intentándolo. Cualquier cosa es mejor que soportar la miseria y el hambre. Occidente a lo largo de los siglos ha obviado y utilizado a este continente para sus egoístas y oscuros intereses sin darles nada a cambio. Nos toca ahora responder a semejante abandono y no bastará con levantar muros y barreras que es la opción elegida hasta ahora. Las derruirán todas.
No podemos olvidarnos de otras zonas del mundo, donde también el sufrimiento acucia a gran parte de la población. Irak es un terrible ejemplo del afán desmedido del Imperio por hacerse notar como tal en todo el planeta.
Ni podemos dejar a un lado a Afganistán, un pueblo que lleva sufriendo las guerras y las ocupaciones durante toda su historia. Las potencias extranjeras, incluída España, han destinado allí fuerzas de interposición con el objetivo de defender a la población de los Talibanes.
Sin embargo, la población Afgana, siente recelos de las fuerzas allí establecidas, sobre todo de las de EEUU por la cantidad de errores que cometen – efectos colaterales los llaman – que provocan tremendos sufrimientos a añadir a los que ya padece. Una mención especial merece la situación de las mujeres en Afganistán, donde continúan, pese a la supuesta liberación, encerradas en el ominoso y esclavizador Burka del que no se han podido liberar.
Volvemos la mirada hacia Asia, donde los desastres provocados por los fenómenos naturales han decidido unirse a la miseria ya existente en muchos lugares, para configurar un panorama desolador. No sólo Africa. Una gran parte de este planeta se va apagando poco a poco, se va muriendo cada día.

viernes, 14 de noviembre de 2008

INEFABLE ESPERANZA

Es Esperanza Aguirre una mujer singular, que destaca tanto en el terreno político como en el personal. No es fácil para la mujer española lograr sobresalir en altos cargos, ya sea en el ámbito de la política como lo es en este caso, ya sea en el ámbito empresarial.
Y tiene su mérito, tratándose de una país como el nuestro, eminentemente machista aún, pese a que nos cueste admitirlo, tan vedado a la mujer a la hora de figurar al mando de una empresa, de un partido político o de una presidencia del gobierno, esto último absolutamente impensable aquí y hoy en día, donde no se vislumbra, ni de lejos, tal posibilidad.
Al margen de consideraciones ideológicas y de afinidades políticas, hay que reconocer que esta mujer, con su aspecto de niña traviesa y su perenne sonrisa, se desenvuelve con una soltura y con un desparpajo tal que llama la atención del espectador, independientemente de su credo político.
Y es que Esperanza, Espe, para los amigos y no tan amigos, tiene la poderosa virtud de no sólo llevar la batuta de mando, sino que además, y de hecho, la utiliza, ejerciendo la dirección con firme mano de hierro.
Recuerden aquello de “la mujer del César no sólo debe serlo, sino que debe parecerlo”. Pues bien. En este caso, no es que sea la mujer del César, es que ella, Esperanza, es “El César” con mayúsculas.
La inefable Esperanza Aguirre, posee una inestimable capacidad para decir lo contrario de lo contrario de lo que piensa, o no, o sí, o por qué sí / por qué no. Estas expresiones, tan suyas, tan conocidas – Esperanza da mucho juego en el terreno mediático y si no que se lo digan a los periodistas y demás medios de comunicación – pronunciadas con su habitual sonrisa y desparpajo, hacen pensar en una mujer absolutamente válida para la política donde se desenvuelve a sus anchas en un terreno que conoce a la perfección.
No está exenta, ni mucho menos de cometer fallos clamorosos, y no hablamos ya de sus habituales peleas o disensiones, llámeselo como se quiera, con el alcalde de Madrid, o de excesivos e innecesarios gastos en inoportunas inauguraciones en plena crisis.
Se trata de meteduras de pata – le escribí entonces una carta abierta criticando irónicamente su actitud – como aquella en la que manifestaba que no lograba llegar a final de mes y que echaba de menos las pagas extra – en la carta me ofrecí para avalarle un crédito con el objeto de que pudiera tomar ese año el turrón -. Confieso que no obtuve respuesta a dicha carta, con lo que dí por hecho que resolvió sus problemas económicos.
Seguramente me crucificarán tanto los detractores como los partidarios de Esperanza. Están en su derecho. Yo también lo estoy de expresar con la máxima neutralidad posible lo que pienso en este momento. En cualquier caso está ahí. Soy un entusiasta partidario de que la mujer tome los mandos en tantos lugares donde se les ha negado. Quizás muchos no estemos de acuerdo con su ideario político y con su trayectoria como Presidenta de la Comunidad de Madrid, empezando por mí mismo, pero le hemos de reconocer su talento y su camaleónica capacidad de desenvolverse en la arena política, así como su capacidad para hacerse respetar entre los suyos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

DE SILOS A SANTO DOMINGO DE LA CALZADA

Santo Domingo de Silos:
A través de la meseta castellana, desde Aranda de Duero, recorre el viajero el camino que le separa del anhelado y tantas veces soñado Santo Domingo de Silos.
El viaje se hace corto, inmensamente corto, atravesando un paisaje de suaves cerros y limpias llanuras salpicadas de pequeños, deliciosos pueblecitos, con casas de nobles y ancianas piedras que hablan de su rica historia cargada de siglos.
Quisiera el viajero detenerse en cada uno de ellos, saborear su silencio y recrear su vista en tan hermosa contemplación, cargada de paz y sosiego. Pero sigue adelante, no puede demorar el encuentro.
Le espera Silos, sus centenarias y nobles piedras, su bellísimo claustro que extasía y emociona al peregrino, su ciprés centenario que con estos versos cantara Gerardo Diego: Enhiesto surtidor de sombra y sueño / que acongojas el cielo con tu lanza / chorro que a las estrellas casi alcanza / devanado a sí mismo en loco empeño.
Continúa sin detenerse muy a su pesar, disfrutando de un paisaje y de un cielo que parecen haberse conjurado para ofrecer al viajero la más hermosa de las vistas, con el objeto de hacerle más bella aún la espera. Mientras, el camino discurre entre una zona montañosa que aparece como por encanto y lo hace a través del imponente desfiladero de la Yecla, seguido de unos túneles que hieren la roca traspasándola en varios puntos, para desaparecer, tal como apareció, tras las curvas del camino.
Llega por fin a Santo Domingo de Silos, dominado por el Monasterio que todo lo preside, con el ciprés erguido en el centro del claustro, sobresaliendo por encima de él, orgulloso, buscando el cielo.
Apenas se detiene a callejear por sus estrechas calles. Recorriéndolas, se detiene ante un un sorprendente museo de instrumentos musicales que le causa una agradable impresión por su alto valor histórico y cultural y enfila sus pasos hacia el objetivo del viajero, hacia el Monasterio del siglo XI, donde aún moran los monjes del siglo XXI.
Entra por fin el visitante al claustro románico y dirige su mirada hacia las columnas pareadas rematadas por sesenta y cuatro hermosos capiteles plenos de simbolismo, con acantos, sirenas, leones, centauros, dragones y aves fabulosas. Recorre emocionado su planta cuadrangular, admirando los magníficos relieves que adornan las esquinas con portentosas escenas de la vida de Cristo.
Le llama poderosamente la atención las cuatro columnas giradas, retorcidas sobre sí mismas, que indican el cambio de centuria, así como los grupos de cuatro columnas cuádruples que hablan de los cambios habidos en su construcción a través de los siglos.
Dirige su mirada hacia el techo que exhibe un bellísimo artesonado mudéjar, restaurado primorosamente. Vuelve sus ojos sobre el centro del claustro dominado por el imponente y estilizado ciprés, que con sus ciento veinticinco años de vida y veinticinco metros de altura, todo lo vigila y lo preside.
Continúa su visita el viajero y lo hace a través de la botica que conserva numerosos objetos como tarros y diversos recipientes propios de la época, así como un alambique para destilar los preparados que entonces los monjes llevaban a cabo.
Desearía ver el claustro superior y la biblioteca, pero están reservados a los monjes benedictinos que actualmente lo habitan.
Termina el viajero su estancia en Santo Domingo de Silos, prometiéndose a sí mismo volver, mientras enfila de nuevo el camino dirigiendo sus pasos hacia la sorprendente villa de Covarrubias, fundada en el siglo X.
Covarrubias:
Bañada por el río Arlanza, Covarrubias sorprende al visitante por sus calles y sus casas medievales, presididas por el torreón, donde según la leyenda se envuelve la trágica muerte de Doña Urraca, hija del conde fundador, García Fernández.
Covarrubias invita al reencuentro con el pasado, por su imagen medieval, con las casas de adobe y tracería de madera, una colegiata que atesora belleza e historia y un torreón que aún hoy impone por su fortaleza. Todo nos habla de un pasado notable, pese a que la población no llega a mil habitantes, y no aparenta la pasada grandeza histórica, cuando por estos lares habitaba la familia del conde Fernán González y Covarrubias desempeñaba un papel importante en los aconteceres de la Corona de Castilla
Lerma:
Sigue el viajero su camino, dirigiendo sus pasos esta vez a la villa de Lerma, de origen prerromana, dominada por el magnífico e imponente palacio ducal, hoy Parador Nacional.
Lerma es una villa de fundación prerromana, de tribus celtibéricas. Tierra de paso, situada en lugar estrategico que domina el río Arlanza, vivió diferentes culturas: romanos, suevos, visigodos, arabes... Desde el 900, el avance cristiano situa su frontera en el río Arlanza, iniciándose su repoblación, e instalando a lo largo del río una serie de posiciones fuertes y castillos, entre los que se encontraba el de Lerma.
Entramos a través de uno de los arcos de su muralla y subimos por las empinadas calles que nos llevan a su amplísima plaza porticada de planta cuadrangular, uno de cuyos lados lo ocupa por completo el Impresionante Palacio Ducal, cuya fastuosa fachada invita al viajero a visitarlo y que lo dejará impresionado por su bellísimo y luminoso patio central de amplias columnas y sus elegantes y amplios salones encerrados en muros de un espesor tal que proporciona una agradable sensación de seguridad para quienes tienen la suerte de alojarse en él.
El edificio religioso más destacado es la colegiata de San Pedro, de comienzos del siglo XVII, que se comunica con el Palacio Ducal por medio de un pasadizo volado y ofrece bellas vistas del río Arlanza. Aunque el aspecto exterior es sobrio, conserva en sus dependencias una valiosa estatua orante del arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, tío del duque, debida a Juan de Arfe. El órgano de 1616 es uno de los más antiguos de España. También de interés son la ermita de la Piedad; los monasterios de San Blas, de la Madre de Dios y de la Ascensión de Nuestra Señora, los tres del siglo XVII; y el arco de la Cárcel, puerta de la antigua muralla medieval, que fue reformado por el duque de Lerma y convertido en prisión.
Burgos:
Continúa el camino hacia la capital, Burgos, regada por el río Arlanzón, accediendo por sus amplias avenidas. Entra a través del Arco de Santa María, una de las doce puertas de la ciudad medieval, que le conducen a una de las catedrales más bellas de España, maravilloso ejemplo del gótico y declarada Patrimonio de la Humanidad.
El viajero, extasiado ante tanta belleza, eleva la vista desde la base de las colosales columnas que soportan todo el conjunto hasta las bóvedas de la nave central, recorriendo emocionado los bellísimos arcos ojivales y de medio punto, deleitándose con la contemplación de la hermosa precisión de los ajustes de la piedra que los componen y en la hermosa disposición de las nervaduras que desde las columnas se extienden como dedos protectores soportando el peso de la bóveda de crucería.
Esta bellísima catedral, Inició su construcción, en el año 1221, por el rey Fernando III el Santo y el Obispo Don Mauricio y fue consagrada en 1260. Después fue ampliada y embellecida con un grandioso claustro y numerosas capillas.
Debe el viajero hacer un alto en el camino y buscar donde comer y reposar entre la inmensa y rica variedad gastronómica y hotelera que posee esta hermosa ciudad. Son tantos los lugares a visitar, que jalonan la ciudad, tantas sus numerosas iglesias, sus hermosos conventos, sus magníficos monasterios y sus museos de toda índole, que el viajero debe dedicar el día entero para recorrerlos, antes de proseguir su camino que le conducirá a Santo Domingo de la Calzada, su destino final.
Entre tanta historia por admirar y dada la premura del tiempo, decide el viajero visitar dos de las principales joyas que alberga Burgos, junto con la Catedral: El Monasterio de las Huelgas y la Cartuja de Miraflores
El Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, es el cenobio cisterciense femenino más importante e influyente de los que el Císter estableció en España.
El Conjunto monástico es de los más notables de la historia de la arquitectura medieval española. En las Huelgas se conjugan partes románicas, góticas primitivas, mudéjares y renacentistas. Impresiona su entrada al enorme patio, a través del arco de la entrada, impresionan sus muros cistercienses, los poderosos contrafuertes, el grandioso juego de volúmenes y su aspecto puramente medieval.
La iglesia de Las Huelgas tiene tres altas naves (excepcional para un monasterio femenino que solían tener una sola nave) y crucero, además de cabecera de cinco ábsides. Los arcos son muy apuntados y los vanos de iluminación amplios. En el interior de esta iglesia destacan los elegantes altares, y los sepulcros reales de reyes, príncipes e infantas. La sala capitular es bellísima y el claustro, románico, es conocido como “Las claustrillas” y es quizás la parte de más merecida fama de las Huelgas.
Fue fundado por Alfonso VIII "el de las Navas" y Doña Leonor en el año 1187 en un lugar de recreo cercano a la ciudad de Burgos, cabeza del Reino de Castilla. Debido a esta fundación real, el Monasterio de las Huelgas acogió como monjas a importantes damas de la nobleza castellana, sirviendo, además de panteón real y lugar donde los monarcas armaban caballeros.
Se dirige después a la Cartuja de Miraflores, edificada sobre una pequeña colina en pleno parque de Fuentes Blancas, a sólo tres kilómetros de Burgos. Es una zona de gran riqueza forestal, atravesada por el río Arlanzón, que se abre paso entre álamos y chopos en su camino hacia Burgos. Sobre las copas de los árboles destacan los esbeltos pináculos de la iglesia de la cartuja.
Su fundación data del año 1441, cuando el rey Juan II de Castilla donó su palacio de caza a la Orden de la Cartuja y comenzaron las obras a expensas del rey. Sin embargo, fue su hija, la reina Isabel la Católica, quien terminó las obras.
Alberga en su interior verdaderas joyas de arte gótico tardío, como el conjunto de la iglesia, el retablo de madera policromada y los sepulcros reales. Son también de admirar, la sillería gótica del coro de los Padres, y la sillería renacentista del coro de los Hermanos.
En una de las capillas laterales se venera la famosa escultura de san Bruno, de comienzos del siglo XVII. Sobre la puerta de la sacristía puede admirarse una tabla de la Anunciación de Berruguete y enfrente, un tríptico flamenco de la Pasión.
Sigue el viajero su camino, saliendo de Burgos tal como entró, a través del Arco de Santa María y cruzando el río Arlanzón, abandona la ciudad, para más adelante dejar atrás la comunidad de Castilla y León y dirigir sus pasos hacia la comunidad de la Rioja.
San Millán de la Cogolla:
Tomará para ello el Camino de Santiago que recorrerá hasta Santo Domingo de la Calzada, atravesando para ello por numerosos pueblos y villas por el centro de las cuales discurre el Camino que después va jalonando los campos en forma de senda, por donde de vez en cuando, ora en grupos ora en solitario, caminan los peregrinos en busca de su destino final en Santiago de Compostela.
Y así, avanza el viajero a modo de peregrino, cruzando pueblos, hermosísimos paisajes de suaves lomas y amplias llanuras, al final de las cuales se alzan las impresionantes montañas de Ezcaray, allende el monasterio de San Millán de la Cogolla. Atapuerca, yacimiento declarado Patrimonio de la Humanidad, Ibeas de Juarros, Belorado, el puerto de la Pedraja, son algunos de los lugares que atravesamos, siempre dentro del Camino de Santiago.
Entramos en la Rioja que nos recibe con sus suaves cerros ondulados cubiertos de viñas y su hermosísimo y policromado paisaje otoñal. Pronto, a lo lejos, divisamos en la llanura la torre de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, el final de nuestro viaje, pero decidimos posponerlo y dirigirnos hacia el monasterio de San Millán de la Cogolla, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Antes de llegar y después de atravesar el pueblo de Berceo, lugar de nacimiento de Gonzalo de Berceo, autor entre otros de, Milagros de Nuestra Señora, se aprecia la arquitectura de su gran monasterio, Yuso (abajo) y las tapias de lo que fue su amplia huerta. Esta mole de sillería, de construcción renacentista y barroca, muestra una notable diferencia con la singularidad de Suso (arriba), un pequeño cenobio que asoma enmarcado entre la espesura del monte.
El Monasterio de Yuso destaca por sus grandes dimensiones. Es el fruto de la actividad arquitectónica de varios siglos, fundado en el siglo XI, fue reconstruido en los siglos XVI al XVIII y en él se conjugan, sin contraponerse, diferentes estilos (renacentista, barroco ...). Además, el edificio alberga abundantes obras de arte: tan sólo en el Museo hay un elevadísimo número de cuadros, pinturas de los siglos XVII al XIX, fundamentalmente, entre las que destacan unos veintidós lienzos de Juan de Rizzi (considerado el mejor de los pintores claustrales españoles); así como importantes cobres del siglo XVII.
Los orígenes del Monasterio de Suso hay que explicarlos necesariamente a partir de la vida del santo Millán. Es el santo el que da nombre al valle y al pueblo, a las devociones y al monasterio. Millán vivió como un anacoreta en unas cuevas, donde hoy está el monasterio, en las que fue también enterrado en el año 574. Contaba entonces con 101 años.
Los monasterios riojanos de Suso y Yuso están ubicados en un pequeño valle de montaña: el Valle del río Cárdenas. Sus bosques de hayas y robles, los huertos de la llanura o las frondosas arboledas a lo largo del río conforman un paisaje multicolor salpicado de pueblecitos nacidos al abrigo del poder de los monjes.
Abadía de Cañas:
Abandona el viajero San Millán y se dirige hacia una de las más gratas sorpresas del recorrido: la hermosa y espectacular Abadía de Cañas, poseedora del más bello y luminoso ábside que ha contemplado. Se encuentra en medio de la llanura, de la nada, en un pueblecito de apenas unos cuantos habitantes. Cual no sería el lamento del viajero, si por desconocimiento o ignorancia, pasara de largo ante la joya que tiene ante sus ojos y que la apariencia externa no deja traslucir.
Fue comenzada en el siglo XIII con financiación de Urraca López de Haro, pero tras su muerte quedó paralizada por motivos económicos, por lo que el transepto
quedaba inconcluso. En el siglo XVI la abadesa Isabel Téllez continuó con la construcción de la nave central y la abadesa Leonor de Osorio mandó construir el retablo mayor de estilo renacentista.
La iglesia cuenta con tres naves longitudinales que se unen en el crucero, siendo la central más grande que las laterales. Tiene veinte grandes ventanales, con la peculiaridad de que en vez de estar cubiertas por vidrieras de cristal, lo están de láminas de alabastro
blanco, permitiendo una iluminación poco habitual en las iglesias, especialmente en el ábside.
El retablo mayor, dedicado a la virgen, fue situado en la cabecera del ábside central, hasta que en 1975 fue desmontado y trasladado al transepto, ya que aunque allí cegaba una de las puertas de acceso a la iglesia, permitía observar los espectaculares ventanales que dejaba al descubierto en su emplazamiento original.
Nájera : Santa María la Real
Deja atrás la maravillosa abadía y se dirige el viajero hacia el Monasterio de Santa María la Real de Nájera donde quedará hondamente impresionado al contemplar la imponente y sobrecogedora belleza, que quizás no esperaba encontrar. Nájera es un precioso pueblo, que en su casco monumental de estrechas y agradables calles, encierra una fascinante historia que reserva para quien tiene el placer inmenso de conocer su legado monumental.
Nájera es una de las estaciones del Camino de Santiago en La Rioja y una de sus poblaciones más monumentales. El viajero queda profundamente impresionado apenas cruza el bello y susurrante río Najerilla y contempla al fondo los enormes riscos a los que se encuentra adosado el monasterio.
No en vano fue capital del reino Cajera - Pamplona en los siglos X y XI, alcanzando su máximo esplendor en la época de Sancho Garcés III, el Mayor. Este monasterio fue fundado en el año 1032 por el rey navarro García IV el de Nájera, junto a la cueva donde, según cuenta la tradición, encontró una imagen de la Virgen María con el Niño mientras cazaba.
En 1079, el rey de Castilla Alfonso VI se lo entrega a los Benedictinos de Cluny. En 1487 el Papa lo entregó a Rodrigo de Borja, el futuro Papa Alejandro VI. Ello significó que desde esta fecha hasta 1513 Santa María fuera una abadía independiente.
La iglesia, verdaderamente grandiosa, no desmerece en comparación con muchas catedrales que ha visto el viajero. Tiene tres altas naves separadas por pilares fasciculados con multitud de columnillas. Las bóvedas son estrelladas y en el crucero lleva bóveda de crucería. Sobre el crucero y parte de la nave principal corre un triforio con vanos muy apuntados.
Impresiona el panteón de los Reyes que conserva hasta treinta sepulcros de reyes castellanos y navarros como García el de Cajera, Sancho el Noble, el infante Ramiro, Sancho II Abarca, Bermuda III de León, Sancho IV el Sabio de Navarra. En el panteón de los infantes, destaca sobre todos, la cubierta de una pieza primorosamente labrada, del sepulcro de Doña Blanca de Navarra.
Otro de los espacios del máximo interés del Monasterio de Santa María la Real es la cueva donde el monarca encontró la imagen de la Virgen. Pasar del ámbito del edificio gótico a este lugar oscuro y húmedo produce una sensación sobrecogedora. Aquí encontraremos una bella imagen gótica de la Virgen, perteneciente al siglo XIV.
El claustro del monasterio, se denomina "Claustro de los Caballeros" porque fue lugar elegido por muchos nobles para su enterramiento. Este claustro es obra de finales del gótico con elementos renacentistas, siendo terminado en 1528. Destacan las tracerías de sus vanos agudos.
Santo Domingo de la Calzada
Vuelve el viajero sobre sus pasos y cruza de nuevo el río Cajerilla, no sin antes volver atrás la vista tratando de fijar en su mente y para siempre, las maravillas que este hermoso pueblo y su incomparable monasterio le ha deparado.
Regresa al Camino de Santiago, que en realidad nunca ha abandonado en este inolvidable viaje, y se dirige a través de los campos bañados de viñedos, suaves colinas y cerros, pintados de color ocre, verde y amarillo que hace las delicias de los peregrinos, como al fin y al cabo lo es nuestro viajero.
Pronto, a lo lejos, divisa la torre de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, que destaca altiva y poderosa sobre el resto del casco de la ciudad. Al fondo, como en un cuadro, surgen cubiertas de un manto blanco las estribaciones de la Sierra de la Demanda, y a orilllas del río Oja.
Fue su fundador, Domingo García, el de la Calzada. Santo Domingo lo llena todo en este pueblo cargado de historia: Una Calzada y un Puente, un Templo y un Hospital, Estas son las cuatro joyas que el Santo dió a su ciudad. Así rezan estos versos que resumen, junto con sus numerosos milagros la vida del Santo. Entre los milagros, destaca por su popularidad, el citado a continuación y que se dice es el milagro más conocido de la edad media:
Donde cantó la gallina después de asada.
Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en esta ciudad para venerar las reliquias de Santo Domingo de la Calzada, llegó aquí un matrimonio con su hijo de dieciocho años, llamado Hugonell.
La chica del mesón donde se alojaron, de más buen parecer que recato, se enamoró del joven, pero éste despreció su lasciva propuesta repetidas veces. La moza troncó el amor en odio y trató de vengarse del desprecio. Determinó poner en el zurrón del inocente peregrino una copa de plata. Tomaron padres e hijo su camino, y ella, denunció el robo al Corregidor. Las leyes de entonces condenaron al mancebo a morir en la horca.
Al salir sus padres Camino de Santiago de Compostela fueron a ver a su hijo ahorcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida.
Fueron a dar cuenta del prodigio al Corregidor de la ciudad. Incrédulo el Corregidor les contestó que “su hijo está tan vivo como el gallo y la gallina asados que me dispongo a comer”, y aplicando el cuchillo quiso empezar a trincharlos, pero, al mismo tiempo, resucitando las dos aves ( ¡qué prodigio!) se vistieron de plumas blancas y puestas en pie sobre el plato, empezó a cantar el resucitado gallo. Desde entonces se dicen los famosos versos:
Santo Domingo de la Calzada / donde cantó la gallina después de asada.
El Camino de Santiago, cruza el pueblo, discurriendo por el centro del mismo, pasando por delante de la Catedral, su famosa torre y el antiguo hospital de peregrinos, hoy Parador Nacional.
Emociona, al margen del sentimiento religioso que el viajero pueda poseer, transitar por el mundialmente conocido, respetado y venerado Camino de Santiago. Estas nobles calles del casco antiguo de Santo Domingo son un placer para la vista y un descanso para el espíritu, ambos, cuerpo e intelecto, ávidos de emociones con las que llenar la existencia, a veces vana, a veces vacía.
Entra el viajero en la catedral del Salvador, primitivamente construida el año 1105, siglo XII, reformas en el siglo XIII, XV y XVIII. Uno de los mejores ejemplos españoles de arquitectura protogótica construida en plena transición, tiene elementos románicos y barrocos junto a la obra gótica. Único ejemplo de iglesia- fortaleza que podemos contemplar en La Rioja. Destacables son las bóvedas que cubren el crucero, el sepulcro del Santo, el famoso gallinero, sus capillas, la imagen de la Verónica, el Coro y el Claustro.
La cabecera románica de esta catedral está formada por una girola, separada de la Capilla Mayor por ocho hermosas pilastras. Del ornamento románico podemos contemplar excelentes relieves y capiteles del s. XII que habían permanecido ocultos tras el Retablo Mayor desde hace más de 450 años, resaltamos los capiteles en los extremos de las embocaduras de la girola.
En las pilastras que conforman la Capilla Mayor vemos decoraciones con motivos vegetales y otras con motivos historiados como un “Árbol de Jesé” (tercera pilastra por la derecha), a medida que levantamos la vista, encontramos la figura sedente de la Virgen María, un Crismón y una Trinidad. Estos símbolos se complementan con los capiteles de las Vírgenes Prudentes, las Vírgenes Necias y los 24 Ancianos del Apocalipsis. Vigoroso relieve del David, rey y cantor, en la base de la pilastra izquierda.
La catedral tuvo a lo largo de su historia, tres torres. La primitiva románica fue destruida por un incendio en 1450, la segunda gótica, tuvo que ser desmontada al amenazar ruina y la tercera barroca es la que actualmente existe.
Es unos de los pocos ejemplos en España, de torre exenta (torre separada del cuerpo principal de la catedral), es obra de Martín de Verata
bajo el patrocinio del obispo Andrés Porras y Temes en 1762, es de estilo barrpcp, de 70 metros de altura y una base de 9 metros. Es la torre más alta de La Rioja.
Finaliza a su pesar el peregrinaje del viajero. Su corazón y su mente le dictan un mensaje al unísono, que no es otro que la intención de volver a recorrer el Camino que acaba de terminar. Tanta belleza, tantos lugares, tantos paisajes, ocuparán para siempre un lugar en su corazón y su mente no los olvidará jamás.

viernes, 31 de octubre de 2008

EL LIBRO DE ESTILO DE LA MONARQUÍA

A esta época convulsa en la que vivimos, jalonada por la galopante crisis que padecemos y el fantasma de la recesión económica, ha venido a sumarse un representante de la institución monárquica, para más señas, la reina, con unas declaraciones vertidas en una biografía suya, que han dejado perplejo a más de un ciudadano de este país, tanto si son partidarios como si son críticos con la monarquía, tan protegida por los medios cortesanos que tanto parecen abundar y que tan flaco favor le hacen con su trato meloso y servil.
Al margen de la oportunidad y si le compete o no la expresión de dichas opiniones, la reina, generalmente tan comedida y prudente, se ha destapado con unas declaraciones que van a traer cola por mucho tiempo. Sus opiniones sobre el aborto, la religión y los homosexuales, entre otros, no dejan indiferente a nadie por su rotundo conservadurismo que le va a suponer una indisposición con determinados colectivos en particular y con una gran masa de la población en general.
Si consideramos su oportunidad, entonces llegaremos a la conclusión de que no lo son en absoluto. Al igual que mantienen una rigurosa neutralidad en cuando a sus predilecciones políticas – los reyes no votan -, deberían hacer lo mismo en cuanto a temas tan delicados como los aquí citados y por los que jamás debería haber tomado partido, respetando leyes como la del aborto, o principios constitucionales como la de la aconfesionalidad del Estado.
En cuanto a lo vertido en dicho libro sobre los matrimonios gay, la reina ha demostrado que no sabe hacer amigos entre determinados colectivos como el homosexual, con cierto peso específico en la sociedad actual, logrando con ello, no sólo ganarse una considerable animadversión por parte de ellos, sino que además ha cometido el error de no respetar una decisión política y jurídica aprobada por una importante mayoría del Congreso de los Diputados.
Se equivoca esta institución con estas salidas de tono, que parecen tener lugar en determinados y estratégicos momentos en los que se ve, si no acosada, si al menos criticada por ciertos actitudes y comportamientos que se ven agravados aún más en unos momentos de penuria económica que azota al país y que contempla a una familia real incapaz de recortar sus gastos de los que por cierto, poco o nada sabemos quienes los sufragamos, pues a diferencia de la familia real inglesa y otras, no dan cuenta detenida del jugoso presupuesto que tiene asignado una familia, por otra parte, cada vez más numerosa.
Sin ánimo de ejercer una crítica fácil y destructiva, considero necesario recordar que hablamos de una institución hereditaria, no elegida por sufragio universal y que pese a los dulzones medios cortesanos de siempre, tiene a un importante sector de la población que no está de acuerdo con su existencia. Precisamente porque están ahí “per se”, deberían observar un comportamiento más discreto y una exquisita y absoluta neutralidad a la hora de manifestar sus opiniones.

miércoles, 8 de octubre de 2008

LA JUSTICIA, ETERNA ASIGNATURA PENDIENTE

Asusta pensar en la inseguridad jurídica permanente en la que nos movemos en este País, en la que el ciudadano se encuentra inmerso sin comerlo ni beberlo y que lo tiene atrapado cual espada de Damocles en constante amenaza sobre aquellos que puedan caer en sus redes y tengan que someterse a sus lentos, inseguros y azarosos dictámenes.
Es para dar miedo, pero las cifras cantan y lo hacen de una forma escandalosa. Apunten: 270.000 casos pendientes por resolver. Pero esto no es todo, ya que dictada la sentencia, la Justicia debería darse por satisfecha. Pero no es así, porque al atasco en los juzgados le sucede otro embotellamiento: el de la administración penitenciaria. Algo más de millón y medio de sentencias están pendientes de ejecución. Desolador
.
Pleitos tengas y los ganes. Así reza la maldición gitana con la sabiduría propia de los pueblos ancestrales, ya que por más que uno gane un pleito, el simple hecho de pasar por él es castigo más que suficiente.
Culpables. Desde luego usted y yo no, tampoco los jueces y demás funcionarios de Justicia que la mayoría de las veces son también víctimas del desbarajuste general que acucia al poder Judicial. Sin lugar a dudas, la falta de medios parece ser uno de los motivos principales.
Es increíble que a estas alturas exista una notoria deficiencia en la informatización y el tratamiento automatizado en una actividad que exige como ninguna la utilización de los medios técnicos más modernos con el objeto de coordinar y sincronizar todas las instancias judiciales que acelerarían los procesos y evitarían situaciones tan dolorosas como las que recientemente han sacudido a este País.
La falta de personal, así como la politización de la misma con intereses inconfesables en la elección de sus órganos principales son otras de las causas que pesan como una losa sobre una Administración de Justicia que adolece de una de sus principales virtudes, la rapidez en la emisión y ejecución de las sentencias.

lunes, 22 de septiembre de 2008

GARCIA LORCA Y LA RECUPERACIÓN DE LA VERDAD

¿Para qué sirven los versos sino es para esa noche / en que un puñal amargo nos averigua, para ese día / para ese crepúsculo, para ese rincón roto / donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?.
Con estos versos tan premonitorios de la tragedia que sobre García Lorca se cernía, su buen amigo, el poeta Pablo Neruda parece adelantar, sin saberlo aún, sin certeza alguna, sin el menor atisbo de realidad, la próxima muerte de nuestro gran poeta.
Federico, que tanto amaba la vida y tanto temía a la muerte, ve reflejada su obsesión más vital en esta oda que le dedicó su entrañable amigo y que hoy, golpean con fuerza la sierra de Granada ante la inmediata recuperación de sus restos que según todos los indicios reposan en el barranco de Víznar.
Allí, presuntamente, yace junto a un maestro de escuela y dos banderilleros, víctimas del odio, la barbarie y la intolerancia de una época, que aunque superada, la transición pasó por encima de puntillas, dejando un hueco que es preciso cerrar.
García Lorca, se erige en estos momentos en representante de una memoria histórica que ni este país ni ninguno – ahí tenemos el ejemplo de Argentina - puede permitirse obviar. Es preciso cerrar este episodio, doloroso como ninguno, y que hiere la sensibilidad de todo ser humano que se precie de serlo.
Pero sobre todo es necesario para que tantas familias descansen después de todos estos años, durante los cuales se ha aplicado la ley del silencio sobre un capítulo de la historia de España que no puede continuar indefinidamente sin resolver, que siempre permanecerá latente y que no puede permanecer en el olvido como si nunca hubiera tenido lugar.
En cualquier caso no se trata, como algunos piensan, de reabrir procesos y remover antiguas heridas que puedan ocasionar enfrentamientos legales, rencores y odios ya desterrados. Sólo desean saber dónde están y recuperarlos.
Ya ni siquiera importa, aunque tienen pleno derecho, a saber cómo y por qué de aquella atrocidad. Se trata de elaborar unas listas, un inventario de todos los desaparecidos, localizar sus restos y entregarlos a sus familias, para que así todos puedan descansar.
Como lo harán los restos de Federico García Lorca setenta y dos años después de su vil asesinato. Federico pertenece a Granada, a su Andalucía, a sus gitanos que tanto quería. Es patrimonio de toda la humanidad. Federico representa la sensibilidad, la alegría, la devoción por la libertad.
Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández, tres poetas del pueblo víctimas de la intolerancia y la injusticia. Sólo nos queda recuperar a Federico y con él a los miles de represaliados desaparecidos que yacen repartidos por el territorio de esta España que necesita cerrar esta herida abierta aún por cicatrizar.
Violeta Parra dedicó a Federico estos sentidos versos, que resumen todo el dolor de la tragedia: Así el mundo quedó en vela / y está llorando a porfía / por Federico García / con un doliente pañuelo.

viernes, 12 de septiembre de 2008

ESTOS DÍAS AZULES Y ESTE SOL DE LA INFANCIA


En Colliure, un pueblecito de Francia, el día veintidós de febrero de mil novecientos treinta y nueve, muere alejado de su patria y sumido en la mayor de la tristeza, la soledad y el abandono, el inmenso poeta nacido sevillano y de adopción universal, Antonio Machado.
En uno de sus bolsillos se encontró un papel arrugado con el verso que da título a este emocionado recuerdo de nuestro poeta y que refleja la profunda nostalgia que invadió en esos momentos a uno de los máximos representantes de la cultura española de entonces, que, como tantos otros, tuvo que sufrir la infamia de tener que abandonar su patria por defender la libertad y la cultura que tanto odiaban quienes durante cuarenta años devastaron social y culturalmente nuestro país, sumiéndolo en la vergüenza, la desolación y la miseria a todos los niveles.
¡Cuanta la tristeza, qué dura la pena, cuanta la soledad!. Antonio Machado y su anciana madre, que moriría pocos días después que él, durmiendo de día y andando de noche huyendo de sus verdugos en su duro camino hacia el exilio en Colliure, donde su tumba siempre rebosante de flores, nos recuerda que allí reside para siempre, en un país extraño, pero que le acogió entonces con los brazos abiertas y que desde entonces le venera como si de un poeta suyo se tratara.
Que lo es, como lo es a nivel universal traspasando las fronteras que no pueden impedir el eco de la inmensa sencillez de su profunda poesía. Lejos quedó su Andalucía – mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla-, sus estancias en Soria y Segovia como profesor, sus Campos de Castilla que tanto amó, Leonor, Guiomar...
No fue Antonio Machado el único represaliado por la infame dictadura que arrasó todo vestigio de cultura en un país cuyo gobierno legítimo luchaba denodadamente por sacar de la ignorancia y la ignominia a una población con decenios de atraso en todos los órdenes.
¡Cuánta belleza decapitada por el verdugo primitivo y bárbaro que en el culmen de su brutal incultura gritaba aquella terrible frase de “muera la inteligencia”!. Estos bárbaros, hicieron retroceder a este país cien años. Cómo olvidar, cómo perdonar tanto espanto, tanto daño causado.
Pablo Neruda, represaliado también en su país, Chile, abrumado por el dolor al enterarse del vil asesinato de Federico García Lorca, escribió: qué vergüenza para España / qué luto para el planeta / haber matado a un poeta / nacido de sus entrañas.
Miguel Hernández: Andaluces de Jaén. Rafael Alberti: A galopar hasta enterrarlos en el mar. Blas de Otero: Me queda la palabra. Gabriel Celaya: La poesía es un arma cargada de futuro. Todos ellos y tanto otros sufrieron la feroz represión de la brutalidad y la incultura de quienes se levantaron contra el gobierno legalmente establecido.
Cito por último a Miguel de Unamuno protagonista y víctima en la Universidad de Salamanca de la humillación y los insultos por parte de uno de los generales fascistas. Ante el grito de “mueran los intelectuales”, Unamuno respondió:
“Este es templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y el derecho en la lucha. Me parece inútil que penséis en España. He dicho”.
La cultura y el amor por la belleza, dignifican al hombre, le humanizan y dan sentido a su vida. Tenemos la responsabilidad de inculcar a las nuevas generaciones inquietudes y actitudes que les conduzcan al cultivo de la sensibilidad, el respeto, la tolerancia y el sentido por la estética.
Caminante no hay camino. Se hace camino al andar.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

AL AMOR DE LA LUMBRE

Esta entrañable expresión, tan evocadora de tiempos pasados, tan olvidada en el cada vez más denostado lenguaje actual, no obstante y pese a todo, no deja de tener sentido en los tiempos actuales donde el frenético y absurdo ritmo de vida que sufrimos no favorece precisamente esta actitud de puesta en común entre las gentes.
Las generaciones más jóvenes, en su mayoría, ignorarán el significado que encierra esta bella y musical expresión, que nos trae a la memoria los más tiernos y queridos recuerdos de nuestra infancia, cuando la familia, los vecinos, los amigos, la buena gente de entonces, se reunía en torno a la lumbre baja de la chimenea o del brasero, que en aquel entonces poseían todas las casas en la principal pieza de la casa: la cocina.
Y lo hacían con motivo de la matanza, de la fiesta del lugar o por cualquier otro motivo que supusiera la juntanza de los elementos de la familia y de los vecinos, incluidos los más pequeños, para disfrutar de los relatos de los padres, de los abuelos, de los tíos y de todo aquel que fuera capaz de deleitarnos con sus historias.
Historias que versaban sobre leyendas que fueron pasando de padres a hijos, sobre hechos sucedidos en los pueblos de alrededor, a veces reales, a veces mezcla de ficción y realidad, sobre vivencias de ellos mismos en sus tiempos mozos, o simplemente para hablar de sus venturas y desventuras del quehacer diario.
Y reían, y compartían y eran felices con lo poco que tenían. Les bastaba con muy poco y como no necesitaban ni ansiaban más, disfrutaban de la vida pese a las privaciones que con frecuencia padecían.
Pero eran solidarios, eran gente de buena voluntad. Se ayudaban los unos a los otros y en los tiempos difíciles se echaban una mano entre ellos. Cuantas veces mi querida madre me lo decía, ella que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.
Recordaré siempre aquellos fríos pero deliciosos inviernos en el pueblecito de Segovia donde nací, Duruelo, en la falda de Somosierra, al amor de la lumbre que alimentábamos con la leña que traíamos del monte, con la sierra nevada al fondo, y las eras cubiertas de una blanco manto, mientras la familia reunida escuchaba a mi padre y a mi tío contar sus historias y relatos que hacían la delicia de todos.
Nostalgia de tiempos pasados, nunca obsoletos ni anacrónicos, pese al paso del tiempo y que aún hoy hecho de menos. Lamento la ausencia de aquella paz y sosiego que hoy se ha convertido en un ridículo, absurdo y frenético ritmo de vida que no conduce a ninguna parte.

jueves, 28 de agosto de 2008

I HAVE A DREAM

Se cumplen cuarenta años del vil asesinato de Martin Luther King. Defensor de los derechos humanos de la minoría de color de los Estados Unidos, fue abatido a manos de los racistas intolerantes que, incluso hoy en día, y no sólo en este país, continúan marginando a otros seres humanos por cuestiones culturales, étnicas y religiosas.
Tengo un sueño. Con esta expresión tan humana y tan llena de esperanza, encabeza cada una de las encendidas sentencias del discurso que pronunció Luther King ante una gigantesca multitud en defensa de la libertad, la igualdad y la paz. Fue un 28 de agosto de 1963, en la ciudad de Wasington, hace ahora cuarenta y cinco años.
Constituye, sin lugar a dudas, uno de los más bellos, emocionados y apasionados discursos que jamás hombre alguno haya pronunciado sobre el planeta Tierra. Con una serenidad desbordante de humanidad, fue desgranando cada uno de sus sueños en los que veía un futuro de igualdad en las que los hombres se verían sentados a la misma mesa en paz, igualdad y fraternidad.
Tengo un sueño. Que todos los hombres fueron creados iguales, que los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de sus antiguos señores se sentarán a la misma mesa, que las niñas y los niños de diferentes razas unirán sus manos, que blancos y negros serán juzgados por igual y no por el color de su piel, que la hermandad reinará en los corazones de los hombres.
Aquel día, la esperanza y la ilusión más encendidas se desataron en los corazones de los hombres de buena voluntad. El presidente Kennedy, recogió el testigo y prometió llevarlo adelante durante su mandato, promoviendo las reformas que fueran necesarias para paliar la tremenda desigualdad que a todos los niveles existía entonces entre las diferentes razas. No le dieron tiempo. También fue asesinado.
Hoy, al cabo de cuarenta años, ha surgido una nueva esperanza también de raza negra y en el país más poderoso de la Tierra. Su nombre: Barack Obama. No se trata de un humilde pastor como lo era Martin Luther King, sino de quien puede convertirse en el hombre más poderoso de este atormentado planeta: en el presidente de los Estados Unidos de América, la nación más poderosa, más influyente y más contradictoria de este atribulado mundo.
Muchas esperanzas se están depositando en Obama. También son muchos los obstáculos por superar. Este país, como la inmensa mayoría, siguen reticentes a la hora de elegir a un presidente no blanco, como lo son a la hora de elegir a uno no varón.
Oscuros presagios se ciernen sobre este prometedor futuro presidente que esperamos no se vean cumplidas. En cualquier caso, nunca será tan negativo como el actual, que tanto sufrimiento, dolor y desolación ha originado durante su mandato. Le deseamos lo mejor y que logre llegar a tan alto cargo de tanta responsabilidad y que tantas ilusionantes expectativas está creando dentro y fuera de su país.
I have a dream. Tengo un sueño, como lo tienen millones de seres humanos en el planeta Tierra. Que la hermandad, la tolerancia y la comprensión reinen en los corazones de los hombres sea cual fuere su cultura, su raza o su religión.

viernes, 15 de agosto de 2008

LA CIVILIZACIÓN DEL RUIDO

Vivimos en un mundo cada vez más ruidoso, donde cualquier actividad llevada a cabo por el ser humano supone alterar el medio en el que nos desenvolvemos contaminándolo todo.
Siempre se ha destacado la rotura del equilibrio de los ecosistemas achacándolo a la suciedad ambiental, tanto del aire como del agua, fundamentalmente, mientras nos olvidábamos de la contaminación acústica que cada día cobra más importancia debido a su incremento exponencial y al impacto que en la vida diaria está cobrando.
En las grandes ciudades, es imposible vivir ya sin ruido. No es preciso abrir las ventanas para percibirlo. Convivimos con el ruido incluso dentro de las paredes de nuestras casas, donde disponemos de todo tipo de artilugios eléctricos y electrónicos que logran alterar el minúsculo ecosistema en el que nos desenvolvemos modificándolo y trastocándolo, preparándonos para el infierno que nos espera una vez lo abandonemos y penetremos en la jungla del asfalto.
Desde la terraza del edificio donde me encuentro, percibo los sonidos que me arrullan cada día como el cada vez más insoportable estruendo de la circulación, acompañado por las bocinas que hacen sonar los conductores histéricos metidos en el correspondiente atasco; de las obras que nunca terminan, de esas motos, que cuanto más pequeñas son más escandalosas parecen, del camión de la basura, de la máquina que limpia las calles mientras ensucia el aire, del transporte público, que, curiosamente, cada día es más ruidoso, de los aparatos del aire acondicionado que escupen el aire caliente del interior de los hogares, oficinas, bares, y locales para que después lo podamos sufrir cuando salgamos al exterior con el correspondiente incremento de calor y ruido que originan.
No me olvido de los escandalosos vecinos que sin la menor educación – algo muy propio de este país – dialogan a voz en grito o deciden, sin cortarse lo más mínimo que todo el mundo se entere de sus problemas, comunicándoselo a toda la comunidad para escarnio de la misma y, oiga usted, para que conste, que en mi casa hago lo que me da la gana, que para eso es mía.
No quisiera dejarme en el tintero al clásico/clásica vecino/vecina de turno que todos los días tiene por costumbre cambiar la distribución de todo el mobiliario de la casa a horas intempestivas y ducharse a continuación para rematar al somnoliento y sufrido vecino.
Tampoco podemos dejar de lado, por tratarse de un auténtico y sonoro vicio nacional, el estruendoso y bochornoso vocerío que suele orquestarse en los bares y restaurantes anulando cualquier intento de conversar amigablemente, salvo que, a voces, nos impongamos a nuestra vez sobre el griterío de los demás.
Vivimos, definitivamente, en un mundo ruidoso. Digamos que más exactamente en un país ruidoso. La culpa, en general, reside en esta sociedad tan mecanizada, tan absurdamente veloz, tan estresada.
La educación puede y debe jugar un importante papel. Quizás habría que empezar por la escuela, donde los maestros, los profesores, los enseñantes en general, deberían necesitar elevar menos la voz para hacerse entender entre sus alumnos a la hora de enseñarles que la educación y el respeto hacia los demás supone un paso adelante para vivir en una sociedad tolerante, culta y, por lo tanto, respetuosa con el medio ambiente en el que vivimos.
Por otro lado, la administración, tanto la central como la local, tienen una importante e ineludible labor a llevar a cabo, legislando y desarrollando normas que obliguen a contener la cada día más insoportable contaminación acústica a la que se ve expuesta el ciudadano.
No podemos acostumbrarnos a soportar los excesos de ruido como un peaje más a abonar por vivir en una sociedad cada vez más avanzada. Una sociedad ruidosa es una sociedad enferma, por lo que deberíamos renunciar a muchas comodidades que no son tales cuando para disfrutarlas tenemos que pagar un precio tan alto.

EINSTEIN A TRAVÉS DEL TIEMPO

Hace más de medio siglo que nos dejó para siempre este genial científico, sin lugar a dudas, uno de los mayores sabios que ha conocido la humanidad. Cambió para siempre la noción que hasta entonces se tenía del universo con su revolucionaria teoría de la relatividad que supuso un cambio total de la concepción que hasta ese momento tenía la ciencia sobre el Cosmos.
Sus teorías sobre el espacio-tiempo, cambiaron de tal forma la visión que se tenía del universo que las consecuencias se dejaron notar no solo entre los científicos, sino entre los filósofos que vieron como cambiaban conceptos tales como la visión que se tenía de la existencia, del origen y de la posición del hombre ante la majestuosidad de un universo en continuo cambio y en expansión permanente.
Desde Newton, se concebía un universo estable e inmutable, sujeto a unas leyes físicas dictadas por un ser superior, por un Dios que manejaba los hilos que todo lo regían y gobernaban. Poseía una inteligencia superior y creía en unas leyes físicas aplicables a todo el universo. Temas como el azar, la determinación o indeterminación se colocaron en las mesas de la discusión a partir de su famosa frase: “Dios no juega a los dados
Einstein vino a demostrar que ni el tiempo ni el espacio son absolutos, que el espacio se curva ante la presencia de la materia y que el tiempo transcurre de diferente forma en función de parámetros tales como la velocidad y la gravedad. Un viajero que se moviese a la velocidad de la luz, vería a su regreso como para él habría pasado mucho menos tiempo, que para los que dejó en la Tierra.
Demostró que la gravedad no era una fuerza como las demás tal como se entendía entonces; no era una cuestión de atracción sino de geometría: la materia curva el espacio y los cuerpos situados en sus proximidades quedan atrapados en la deformación resultante.
No se trata de explicar científicamente sus maravillosos hallazgos, cuya comprensión, en la mayoría de los casos, nos están absolutamente vedados a la mayoría de los profanos en la materia, incluidos muchos expertos, sino de contemplar con inmensa admiración la genialidad de un hombre como Einstein que fue capaz de ver mucho más allá que cualquier otro ser humano al mostrarnos una realidad diferente de la que creemos vivir, aunque la que percibimos, la vida a diario, sigamos concibiéndola igual que antes. Todo parece transcurrir igual, pero desde entonces todo cambió para el ser humano y el concepto que de sí mismo y de su existencia tenía hasta ese momento.
Y lo hizo de una forma ejemplar en todos los sentidos, sin pavoneos, sin soberbia alguna, siempre con ese estilo descuidado tan suyo y que le hizo tan popular. Llegó a confundirse y a formular teorías que se demostraron erróneas en algunas ocasiones. Nunca tuvo problema alguno para reconocer sus errores.
Fue una pacifista a ultranza que odiaba la violencia en todas sus manifestaciones. Despreciaba por patéticos y ridículos los desfiles militares y toda la parafernalia que conllevaban y luchó contra la dictadura fascista de quienes empezaban a aterrorizar a su país. Detestaba a los militares y renunció a la nacionalidad alemana por estar en desacuerdo con los Nazis.
Renunció a todo tipo de propiedades y aunque tuvo una vida familiar y sentimental azarosa, su personalidad se erigió por encima de todo como la de un gigante de su época y de siempre que pervivirá a lo largo de los tiempos.

miércoles, 23 de julio de 2008

TODO FUE UNA GRAN MENTIRA

Si en una encuesta preguntásemos a la gente de la calle cuales cree que son los grandes sistemas socieoconómicos vigentes en el mundo actual, casi sin lugar a dudas nos encontraríamos con que la mayoría respondería que estos sistemas se reducen a dos: capitalismo y socialismo ó comunismo.
Por definición, el capitalismo es el sistema económico en el que los individuos privados y las empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios donde impera la ley de la oferta y la demanda y el libre mercado dicta sus normas. El estado social y de derecho, al menos de manera formal, garantiza a través de una constitución las libertades públicas.
El socialismo se define como una ideología política, basada en la filosofía marxista, que propugna una organización social en la que los medios de producción son propiedad común de todos los ciudadanos. Busca una sociedad sin clases y se caracteriza por la ausencia de libertades públicas que hacen del ciudadano un ente abstracto al servicio de aquel, al que de hecho, le pertenece.
Pero existe un país que parece seguir una tercera vía: China. ¿Dónde encuadrar a este gigante que asombra al mundo con un crecimiento mantenido desde hace años del 10%, con una capacidad tremenda de trabajo que en pocos años lo convertirá en una superpotencia y que en menos de un siglo ha sido capaz de pasar de la edad media a la modernidad, pese a sus indudables carencias sociales?.
Este país, con una población de mil trescientos millones de habitantes lleva a la práctica un sistema económico mixto, que parece darle excelentes resultados, a costa de sacrificar los derechos humanos y las libertades públicas, al seguir una política próxima al comunismo y una economía cercana al capitalismo.
Los resultados obtenidos por la economía China se han forjado sobre el esfuerzo y la miseria de la clase trabajadora, sometida por un régimen dictatorial que pisotea las libertades más individuales, propio de una país comunista, creando una nueva clase de nuevos ricos que están atesorando grandes fortunas a costa de los de siempre, como en un país capitalista.
Hoy en día, apenas quedan países que puedan calificarse de comunistas puros y duros, como lo son Corea del Norte, Cuba y Vietnam. No son sino un triste vestigio de un sueño que tuvo su tiempo y su época histórica. Sueño en el que tanta gente creyó y que concibió como el sistema ideal que igualaría a todos los seres humanos. Pero la dictadura del proletariado, al fin y al cabo, no era sino otra dictadura pero que no ejercía la clase proletaria.
La triste y oscura realidad se pudo contemplar cuando una vez descorrido el telón que todo lo ocultaba, dejó ver las miserias a todos los niveles, las mentiras y la gran farsa que supuso el sistema comunista extendido por la fuerza a todos los países que se encontraban tras el denominado telón de acero.
Recientemente, en un periódico de alcance nacional y bajo el gráfico título de “todo fue un gran chiste”, leí hace unos días un excelente y revelador artículo – que me animó a escribir estas líneas - sobre la situación de los países comunistas, fundamentalmente la antigua República Democrática Alemana y Rumania.
Asegura el autor que toda la historia del comunismo se podría contar a través de chistes. Chistes ingeniosos que los ciudadanos inventaban para mantener su dignidad ante la absurda situación que vivían y que revelaban la desoladora situación de estos países donde la realidad cotidiana chocaba brutal y frontalmente con la devastadora acción de la propaganda comunista que todo lo invadía.
Una muestra de esta situación es la siguiente: Jan Kalina, escritor eslovaco, se atrevió a publicar un libro titulado “1001 chistes”. Le detuvieron, y como en el juicio tuvo la osadía de preguntar quién había llenado su casa de micrófonos, el juez le contestó que habían sido los servicios secretos occidentales. Kalina respondió: que chiste más bueno, merece formar parte de mi libro. Fue condenado a dos años de prisión.

miércoles, 9 de julio de 2008

DIECINUEVE PLATOS CONTRA EL HAMBRE

El inefable George Bush, participante en la cumbre del G-8, en una declaración a la prensa, consideró que dicha reunión fue "muy productiva" porque las principales economías del mundo deben sentarse a la mesa, y eso es lo que hemos logrado”.
No defraudaron. Lo lograron y con creces. Es más, constituyó todo un rotundo éxito del que los diferentes líderes salieron sumamente satisfechos y dispuestos a repetir cuantas veces sea necesario.
Todos, sin duda, conocemos el significado que se suele dar a la expresión “sentarse a la mesa”. No admite la menor duda. Es sinónimo de sentarse a disfrutar de los manjares que la madre naturaleza nos proporciona y que debidamente elaborados, condimentados y aderezados nos permiten gozar de uno de los grandes placeres de este mundo: la buena comida.
Estos señores del G-8, compartieron mesa y mantel en la última reunión celebrada en Tokio. Se supone que hablaron, entre otros temas, del hambre en el mundo, aunque ellos prefieren utilizar un término más suave, menos hiriente, más adecuado al lenguaje diplomático, todo un eufemismo para designar a una lacra mundial que avergüenza a la humanidad. Ellos lo denominan así: la crisis alimentaria.
Para demostrar que se exagera, que de crisis nada de nada, que se trata solamente de un problema circunstancial, puntual, fruto de la actual situación mundial, y por lo tanto pasajera, decidieron dar testimonio con una comida pantagruélica, compuesta de diecinueve exquisitos platos, cocinados por los chefs más reputados de la cocina internacional.
Y lo hicieron con luz y taquígrafos, describiendo sin el menor rubor el contenido de cada uno de esos diecinueve platos que cualquiera puede conocer y disfrutar en cualquier parte del mundo - incluidas las zonas más deprimidas de Africa y Asia, - y todo gracias a Internet que les va a permitir acceder a la degustación visual de tan suculenta comida.
Torpeza, dicen algunos. Falta de tacto, aseguran otros. No lo creo. Más bien supone una falta total de sensibilidad hacia una espantosa situación que no quieren resolver, que no les interesa solucionar, que no es rentable para las egoístas y opulentas economías occidentales.

viernes, 4 de julio de 2008

Elogio de las Lenguas

Leo, primero con sorpresa y oigo después con incredulidad, como el presidente de un club de fútbol – que dicen que es algo más que un club -derrama sonoras lágrimas de cocodrilo en la campaña por la presidencia de dicho equipo, pidiendo perdón por sus errores y arengando al final a sus enfervorizados fieles con un ¡viva Cataluña libre!. Todo en catalán, por supuesto.
Este grito de guerra utilizado con fines partidistas y pleno de connotaciones más políticas que deportivas me recuerda aquel alegre, sano y espontáneo ¡viva Cuéllar libre, queremos puerto de mar!, que, antaño, en las fiestas de este precioso pueblo segoviano, las peñas más ácratas de aquel entonces, difundían por doquier, enarbolando dicho lema en sus pancartas. Sin duda, tenemos más sentido del humor y de la realidad.
Leo también, como el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha ordenado al Departamento de Educación de la Generalitat que a partir de septiembre las escuelas apliquen la tercera hora de castellano en la Educación Primaria. Pues bien, a pesar de esta resolución, la Generalitat ya ha adelantado que no la aplicará, porque entiende que lo que dice el tribunal "en ningún caso tumba la norma vigente”. Incalificable e inadmisible, pero me temo que, como casi siempre, se saldrán con la suya.
Sorprende el hecho de que un instrumento como el lenguaje, surgido como necesidad para la comunicación y el entendimiento entre los seres humanos consiga a veces separarlos hasta el extremo de impedir su entendimiento provocando en ocasiones el recelo, el rechazo y la incomprensión.
Algunos grupos sociales tratan de justificar su entidad exclusiva y excluyente, utilizando para ello el idioma como símbolo sagrado que exhiben para afirmar su “elemento diferencial”, llegando incluso hasta extremos inadmisibles para defenderla como es el uso de la violencia.
En otros casos blindan su espacio laboral imponiendo barreras idiomáticas, que en muchas ocasiones resultan obstáculos insuperables para los trabajadores que desean desarrollar su función en esos espacios acotados en los que sin el dominio de su lengua las expectativas de encontrar un trabajo se ven altamente mermadas.
Según la Unesco, el número de lenguas que se hablan en el mundo es de unas seis mil. Me pregunto con frecuencia si esta riqueza idiomática mundial constituye realmente un valor en sí mismo. Solamente aquellos que conozcan nuestra lengua, nuestro código, podrán comprendernos. Descorazonador.
Surge este comentario al contemplar la absurda intolerancia lingüística que está creando tensiones innecesarias. Resulta un tanto patético, el hecho de necesitar traductores para entender el mensaje de los representantes de las naciones/nacionalidades/realidades nacionales, que se empeñan en defender a ultranza su lengua.
Nadie en su sano juicio puede tratar de anular o menospreciar un valor cultural como lo es una lengua. Otro caso es el mal uso que se haga de ella. En Cataluña se obliga a los comerciantes, bajo pena de multa a rotular en Catalán. La última e innecesaria salida de tono se ha dado en el País Vasco, donde a los comerciantes se les ha dado un plazo de cuatro años para dominar el Euskera y atender en esa lengua a los clientes que lo soliciten.
Ninguna bandera, ningún himno, ninguna lengua, pueden tener la consideración de sagrados. La solidaridad, el entendimiento y la buena voluntad entre los seres humanos, están muy por encima de todos esos signos que fanatizan y nublan la mente de quienes los defienden a capa y espada como valores eternos e inmutables.
Es un sueño, una utopía, pero daría lo que fuera por utilizar una única lengua a nivel universal que permitiera el entendimiento de todos los pueblos y culturas sin que ello supusiese renunciar a mi idioma. Esas seis mil lenguas constituyen una torre de babel, que, pese a su indudable valor cultural, siempre ha creado y continúa creando una barrera idiomática que más que unir ha separado y separa a los seres humanos. Me plantea serias dudas considerar como un logro de la humanidad haber creado esas seis mil lenguas que cita la Unesco. Pese a su indudable valor social y sobre todo cultural, insisto: más que unir, lo que han conseguido ha sido separar a los seres humanos. Ojalá este planeta llegue un día a hablar una única lengua. Quizás entonces muchos de los problemas existentes ahora desaparezcan para siempre.