martes, 28 de junio de 2016

QUE VIENEN LOS COMUNISTAS

¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, gente con al menos dos dedos de frente en este País, puedan pensar que a estas alturas cabe la posibilidad, nada remota según dicen, de que acedan al gobierno los comunistas?
Si dejamos de lado a quienes utilizan artera y malintencionadamente este concepto, siempre con afán de desgastar y de paso demonizar, a quienes acusan de semejante maldad, propia de los años de hierro del comunismo más acendrado, nos quedarían todos aquellos ciudadanos que lo llegan a creer sinceramente, en un acto de una ingenuidad tal, que resulta inconcebible a estas alturas.
Influenciados sin duda por aquellos que quieren sembrar el desprestigio y la duda entre las gentes más a su alcance, llegan a imaginarse un comunismo radical y fanático, que sembró el miedo y erradicó las libertades, convirtiendo a los desdichados ciudadanos en siervos propiedad del Estado de partido único, promotor de la denominada dictadura del proletariado.
Mentes, si no infantiles, sí al menos decididamente manipuladas desde siempre, o como mínimo desde que llegaron las hordas marxistas, apenas hace un par de años, a trastocar con sus diabólicos planes, la tranquilidad y la seguridad de un País, que hasta dicen, saliendo estaba de una crisis, que con los comunistas, comenzará de nuevo, pero esta vez por intrincados derroteros que nos pueden llevar a la ruina total.
Así deben de pensar quienes les atribuyen demoniacos poderes a los futuros gobernantes, sin Dios y sin moral alguna,que dejarán esta España irreconocible, atea y alejada de los valores eternos, que no dejarán iglesias en pie, ni curas, ni misas, ni rezos, que quedarán prohibidos como toda manifestación religiosa que con el tiempo sólo serán un recuerdo de la muy sacrosanta y católica España.
Bromas aparte, cada vez más gente se mueve en esos parámetros mentales próximos a la exageración, que si bien no llegan a lo aquí citado, no quedan muy lejos de semejantes postulados, absurdos hasta el aburrimiento, e inconcebibles en un país Europeo avanzado del siglo XXI, y que muchos agoreros malintencionados, explotan hasta la extenuación.
Maniobras que no son ni éticas, ni estéticas, inadmisibles como argumento político que utilizan los adversarios, con las malsanas intenciones aquí ya expuestas, y que aunque parezca mentira, aún calan en determinados y amplios sectores de la población, a los que inculcan unos miedos atávicos, que no tienen ni razón, ni fundamento, ni justificación alguna.
Hasta tal punto resultan absurdas estas conjeturas, que los mismos protagonistas, acusados de tamaña maldad, han decidido dar un giro a su imagen en vista de las alarmas surgidas, modificando su vestimenta, suavizando sus formas y limando asperezas varias, en un discurso programático que quieren se acerque el máximo posible a la socialdemocracia, con la que en realidad, muy poco tienen en común.
Y lo hacen, a sabiendas de que pueden llegar a tocar poder, incluso a muy alto nivel. Los pronósticos vaticinan que Podemos - tachados de comunistas - podrían llegar a formar gobierno con los Socialistas – de siempre socialdemócratas - de tal forma que no sería nada descabellado contemplar un presidente de extracción izquierdista radical, o comunista como algunos prefieren denominarle, sin que por ello se hundan las estructuras políticas, sociales y económicas de un país europeo como el nuestro.
Gente joven, impulsiva, y con nuevas y refrescantes ideas, que traerán, en principio un soplo de aire fresco del que tan necesitada está la política española, sin que por ello tengan que alarmarse ni escandalizarse cuantos así lo hacen, influidos los más, por la demonización a la que están siendo sometidos.
Si es así, será porque la ciudadanía los ha elegido. Sean comunistas o no - concepto que hace ya tiempo perdió todo su contenido en las sociedades avanzadas – y que merecen el respeto de todos, porque habrían logrado escalar hasta tan prestigiosa posición en justa lid, y porque la legalidad aceptada por todos, les ampara.

martes, 21 de junio de 2016

EL VOTO DEL MIEDO

En la corta trayectoria de la democracia de nuestro atribulado país, jamás se había dado una situación semejante, en cuanto a la disposición de muchos ciudadanos a la hora de considerar el destino de su voto.
La impetuosa irrupción de un partido como Podemos, en nuestro panorama político, ha llenado de un mar de susceptibilidades y reparos de todo tipo a los electores, ante un nuevo grupo, con poco más de un año de existencia, de cuyo programa, intenciones y tendencias, poco se sabe a ciencia cierta.
Y es que pese a que mucho se intuye, se adivina, vislumbra y supone, en un alarde de suprema y admirable especulación, lo cierto es que sus integrantes han llevado al ciudadano a un exacerbado confusionismo, a base de elucubrar, exhibir, y desmarrar contenidos programáticos, de una forma permanente y continua tal, que descolocan al votante, que no sabe finalmente a qué palo atenerse ante tanto despropósito como parecen vaticinar.
La situación ha llegado a tal extremo de polaridad manifiesta, que los que para unos son, simple y llanamente, unos desaforados agoreros, para otros suponen unos aplicados y fríos analistas que observan una realidad que creen van a transformar intensa y profundamente todo un Estado como el nuestro, sus instituciones y sus políticas económicas y sociales, hasta el punto de dejarlo irreconocible, a poco que les dejen las manos libres, si al poder logran acceder en las próximas elecciones.
Con un mensaje generalmente agresivo y vibrante, parecen comerse el mundo y sus pertenencias, con un discurso con el que parecen romper todos los moldes establecidos, manifestando su contrariedad ante todo lo que no se pliegue a su estricto ideario.
Dicha doctrina, parece estar de vuelta de todo, en un giro de ciento ochenta grados con respecto a casi todo el arco político patrio, sembrando el desconcierto y la incertidumbre en una parte de la población, que no sale de su asombro ante tantos y tan intrépidos cambios como parecen querer llevar a cabo.
Y es que nadie sabe con certera y rotunda seguridad hasta dónde podrían llegar, caso de tocar poder, algo que a muchos les pone los pelos de punta, en un supremo, irreprimible e irremediable alarde de duda y recelo ante tantos y tan novedosos cambios como preconizan los integrantes de Podemos y sus múltiples, variadas y diversas ramas diseminadas por todo el territorio nacional.
Mientras tanto, el resto de los partidos, está empeñado en tratar de demonizarlos, en un gesto que no les honra precisamente, sino más bien al contrario, tachándolos de comunistas y otros calificativos similares, que no son sino un intento de desacreditarlos, y que se puede volver contra ellos,una vez que los ciudadanos descubran tamaña argucia, que carece de sentido, pues hablar a estas alturas de revolucionarios, leninistas y otras absurdas lindeces, es recurrir a viejos y trasnochados métodos y argumentos, en los que ya nadie cree, comenzando por ellos mismos, aunque sí puedeafectar a parte de suelectorado, proclive a creer en estas patrañas.
El hecho cierto, es que existe un colectivo de votantes, léase jubilados y pensionistas, entre los que hay un porcentaje numeroso, sensible a este intento de difundir el voto del miedo, que puede sucumbir ante estos manejos, ante el temor a perder sus pensiones, algo irracional y absurdo, pero que puede causar estragos en este sector, y otros similares.
Pero recurrir a estas artimañas, no es solo privilegio y juego sucio que pueden llevar a cabo sus oponentes. También ellos, Podemos y sus asimilados, pueden utilizar ese voto del miedo con el que quieren influir en los indecisos, a base de sembrar la duda y el consiguiente desconcierto con su discurso rompedor, incitando al único voto, que según ellos, puede salvar del desastre a una población condenada a la pérdida de sus derechos y conquistas sociales y económicas, lo que de ninguna forma puede considerarse como algo seguro e inmediato.
Escuchar, razonar y discernir, sosegada juiciosa y libremente, es tarea de cada uno, con el objeto de no dejarse engatusar, engañar, y finalmente manejar, con un voto del miedo, que es el peor consejero que podemos tener por compañía.

miércoles, 15 de junio de 2016

EL ABRAZO DEL OSO

Continúa la incertidumbre política. A estas alturas, después del consabido recurrido y machacado 20 D, seguimos en ascuas, sin saber a qué atenernos, a qué palo mágico tocar, en un intento de descifrar pronta y certeramente la que se avecina para el 26J.
Algo que es más que lógico y ciertamente explicable, habida cuenta de los profundos cambios que se han dado en las preferencias de los votantes, y que se han visto reflejados en la imposibilidad manifiesta de las múltiples tendencias para llegar a acuerdos y formar un gobierno que se está haciendo esperar más de la cuenta.
Curiosamente, lo que no fue posible en todo ese tiempo, parece haberse enmendado en apenas unos días. La irrupción de Unidos Podemos - nada ingeniosa una denominación, cuya búsqueda les ha llevado más tiempo que los propios términos del acuerdo - y que ha supuesto un auténtico golpe de mano que han llevado a cabo Izquierda Unida y Podemos.
Las consecuencias de esta alianza, son ahora mismo un tanto impredecibles. El electorado, los ciudadanos, en suma, aún no han asimilado un hecho, que necesariamente supondrá un cambio para muchos de ellos a la hora de depositar el voto en las urnas, lo que traerá consigo unos resultados forzosamente diferentes a los de la anterior votación.
¿Cómo reaccionarán los partidarios de cada uno de los dos grupos? Parece, en principio, que después de la consulta previa llevada a cabo, la mayoría está de acuerdo con la suma de fuerzas, pero no hay que dejar al margen, no hay que olvidar, ni obviar por un sólo momento, que el porcentaje de participación en dicha consulta, ha sido muy minoritario.
Tan sólo alrededor de un treinta por ciento, que debería considerarse muy preocupante, y que se presta a múltiples interpretaciones, todas ellas no analizadas en profundidad hasta ahora, pero que en definitiva suponen que un alto número de sus votantes con su abstención, o están en desacuerdo, o no tienen una decisión formada sobre el tema.
Todo esto no debería permitir a ambos partidos lanzar las campanas al vuelo - que no obstante ya están llevando a cabo con auténtica fruición y entusiasmo - pues pueden llevarse una desagradable sorpresa, si no se esfuerzan, y mucho, en convencer a ese setenta por ciento que no ha tomado partido en la decisión previa acerca de la unión de ambos grupos.
¿Un partido con una sólida base y tradición histórica como Izquierda Unida, se ha echado en brazos de una formación como Podemos, surgida hace poco más de un año, o ha sido a la inversa? ¿Quién se ha subido al carro de quién? ¿Ambos se necesitaban y se han unido en un fraternal abrazo? ¿Se adivina por algún resquicio el abrazo del oso? ¿Y en este caso, a cuál de ellos le correspondería el papel del plantígrado?
La respuesta, a priori, parece sumamente elemental: Podemos ejercería del bello y fiero animal. Pero quizás quepa una mejor, más elaborada y precisa, más sopesada y racional. Hasta quizás más lógica, si me lo permiten: Hay abrazo, pero no hay un sólo oso dominante. En el otro lado se encuentran los oseznos. Y además, los papeles están cambiados. Juzguen ustedes.
¿Y quién teme a estos osos transformados en un único lobo feroz? La respuesta no puede ser más sencilla, nítida y evidente: todos los demás partidos, y en especial los dos grandes, por mucho que intenten disimularlo en un esfuerzo vano e inútil, que no logra confundir a nadie.
La campaña, aunque no oficialmente, ya ha comenzado. Algunos están señalando a Unidos Podemos como un partido comunista, leninista y cuantos apelativos similares podamos encontrar. Todos ellos apuntan a calificarlos como extremistas de izquierdas, capaces poco menos que a destruir el Estado moderno, tal y como lo conocemos, y convertirlo en un modelo bolivariano, cuyas connotaciones suenan sumamente funestas.
El hecho es que la coalición resultante, impone un auténtico respeto demasiado próximo al miedo para demasiada gente, no sólo los partidos oponentes, sino, y esto es más preocupante, para muchos ciudadanos, que desconfían de un grupo en exceso escorado hacia una izquierda que consideran en extremo radical, y que podría dar al traste con su seguridad y tranquilidad económica, léase jubilados y pensionistas entre otros, que podrían restarles muchos votos.
El abrazo del oso podría quedar sólo en eso: en un gesto amistoso de cara a la galería, que los contemplaría como si de un circo se tratase. Pero sin permitirles superar los límites de la pista donde se desenvuelven.

jueves, 9 de junio de 2016

LA GRAN ESTAFA

Nos han mentido, engañado, engatusado y cuantos calificativos podamos encontrar aplicables, para describir la estafa que hemos sufrido por parte de los políticos, epítetos que nunca serán los suficientes, ni los oportunos para describir el fastidio y el quebranto causados a los ciudadanos de este país.
Incapaces, ineptos y despectivos, han desoído olímpicamente la voz de los votantes, que les exigían cumpliesen con su obligación, con ese mandato depositado en las urnas, que han desoído pese a todas las críticas, las quejas y las manifestaciones de la población, recordándoles y demandándoles cual era su cometido.
A ello han hecho oídos sordos, en medio de la ira en exceso contenida,de una ciudadanía que contempla con una mal disimulada rabia y una desmedida contrariedad, como después de cuatro meses han sido incapaces de llegar a acuerdos que hubiesen hecho gobernable un país, que no se merece a unos representantes políticos que debieran dimitir de inmediato, y dejar paso a quienes tengan la voluntad, la aptitud, y capacidad necesarias para formar gobierno.
Y sin embargo, ni se lo plantean. Tienen la desvergüenzay la desfachatez de continuar en sus puestos, en un gesto más de una clase política que no está al nivel exigible, y que una vez más han demostrado una falta de seriedad, actitud y preparación, que en conjunto han logrado un absoluto rechazo por parte de una población que los detesta profundamente, y los considera inútiles e insolventes para gobernar un país, que no sale de su asombro ante tanta y tan manifiesta incompetencia.
Desencuentros continuos entre los líderes de losdiversos partidos, han mantenido al país en vilo, en continua zozobra y estado de ansiedad, contemplando con asombro, fastidio y hastío, como ya desde el principio se adivinaba un desacuerdo al que finalmente se ha llegado, pese al tiempo transcurrido, que debiera haber sido más que suficiente para conseguir el deseado acuerdo.
Ansiado por los ciudadanos, que no por unos políticos en extremo egoístas, que parecen haberse inclinado más por sus intereses personales y de partido, que han llegado incluso al insulto y la descalificación personal, en una muestra más de la insufrible e inepta clase política que soportamos por estos lares.
Sin lugar a dudas, pese a que nosotros, los votantes, los hemos elegido, sinceramente creo que no nos los merecemos. Ni nosotros ni nadie, ya que han demostrado con su actitud negativa, una irresponsabilidad que los desacredita para continuar representando a los ciudadanos en las próximas elecciones a las que nos han conducido, merced a su incapacidad manifiesta.
Sin embargo, todos ellos, los mismos que han derrochado en vano y a manos llenas, tiempo, dinero y la enconada ira de los ciudadanos, vuelven a postularse sin el menor atisbo de rubor, en una demostración más de una inusitada y lacerante demostración de una ausencia total de dignidad, y de una rotunda y total falta de respeto hacia los habitantes de un País que no sale de su asombro ante tamaña majadería como la que están demostrando estos denostados oportunistas.
He asistido recientemente a un concierto popular, a cargo de los más populares cantautores de los años de hierro en este País. He podido contemplar cómo una juventud enardecida asistía vibrante, entusiasmada y enardecida – muchos  también de los quienes vivimos directamente aquellos épicos tiempos – proclamando a viva voz su desencuentro absoluto con los actuales gobernantes y políticos, que no estaban allí, ni se preocupan lo más mínimo por una cultura popular, sana y de la calle, como la que allí se estaba desarrollando.
Estafados, engañados y burlados, los ciudadanos tienen todo el derecho a reclamar unos derechos que le son continuamente negados por quienes deberían garantizarlos. O bien rectifican, o se echan a un lado. Como lo primero, como de costumbre, no lo harán, Hay que pedirles que se vayan, que se alejen, y dejen paso a las nuevas generaciones, que con nuevas ideas y nuevas intenciones, traerán quizás de nuevo la esperanza.

sábado, 4 de junio de 2016

LOS AMIGOS DE LA MANCHA

Leyendo El Quijote, se puede apreciar que por encima de la relación formal que une a Don Quijote y Sancho, sobresale una sincera y leal amistad, que constituye todo un admirable y edificante canto a este valor tan universal, caballero y escudero, del que Miguel de Cervantes, a través de tan singulares personajes, deseó sin duda dejar clara y notoria constancia.
Sancho amigo y amigo Sancho, son dos expresiones que utiliza con harta frecuencia Don Quijote, durante el tiempo que dura su fructífera y sincera amistad, que fue toda su vida, desde que le nombra su fiel escudero, hasta la muerte de su estimado y muy querido caballero, hacia el que sintió una auténtica y devota veneración que demuestra con creces a lo largo de todas sus inefables y fascinantes aventuras.
Prodigioso libro que nadie debiera dejar de leer, ahora que existen versiones absolutamente inteligibles para el lector del siglo XXI, gracias a escritores que han dedicado años de su vida, para hacer legible un texto de hace cuatrocientos años, que hasta se introdujo en la escuela de mi tiempo, en un intento desafortunado, pues no es libro para infantes, y que más tarde, ya adultos y lectores consagrados, intentamos leer.
Pero desafortunadamente, y como la inmensa mayoría, opté por abandonarlo al cabo de unas cuantas páginas, hasta que afortunadamente di con una traducción – si así me permiten llamarla – que me hizo disfrutar inmensamente, que leí con auténtico deleite, y que recomiendo a todo el mundo que quiera saborear una novela que le dejará una indeleble huella para el resto de su vida, que querrá volver a leer, como sin duda yo haré, y que contiene todos los ingredientes de una obra genial, tan válida entonces como en la actualidad.
Retomando los valores de la amistad, tan considerados a lo largo de la obra, merece la pena destacar no solamente la que se pone de manifiesto entre los dos principales protagonistas, y en ello pone todo su empeño Cervantes, sino con otros personajes que intervienen asiduamente en la novela, como son el cura, el bachiller Sansón Carrasco y el barbero, entre otros.
Tal amistad llega a establecerse incluso entre amos y jumentos, como es el caso de Sancho, que manifiesta una auténtica devoción por su rucio o Don Quijote por su jamelgo Rocinante, hasta el punto de que llega a trabarse una unión entre los cuatro, amos y animales, y animales entre sí, tal como demuestra el siguiente texto, que Miguel de Cervantes, que reza como sigue:
“La amistad de el Rucio y Rocinante fue tan única y tan trabada, que hay fama, por tradición de padres a hijos, que el autor de esta verdadera historia hizo particulares capítulos de ella, más que por guardar la decencia y decoro que a tan heroica historia se debe, no los puso en ella, puesto que algunas veces se descuida de este su presupuesto y escribe que así como las dos bestias se juntaban, acudían a rascarse el uno al otro”.
Una amistad que no se fundamente en la verdad, no es verdadera amistad. Este principio universal, queda patente entre los dos protagonistas, pese a que Sancho se ve obligado a hacer la vista gorda con relativa frecuencia ante los desatinos y excesos de su amo.
Pero al final, casi siempre acaba recomendándole lo que mejor considera para él, o recurriendo a las clásicas y condescendiente mentiras piadosas, que a su pesar, se ve obligado a dedicarle, todo ello merced al inmenso agradecimiento que le manifiesta y a la amistad que le une a su amo, a quién no abandonará en ningún momento, pese a las muchas promesas incumplidas, que la imaginación de Don Alonso Quijano le procura, y que Sancho asume con una bondadosa comprensión.
En aquellos tiempos llamábase escudero al criado o siervo que acompañaba a un señor. En el primer diálogo entre los dos, nada más ser elegido por don Quijote, Sancho le recuerda que no se olvide de la ínsula que le ha prometido, a lo que don Quijote le responde:
“Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza, antes pienso aventajarme en ella”
En la segunda parte, cuando recobra el juicio, Don Quijote, en un admirable alarde de sincera y gratificante amistad, pide perdón a Sancho, su fiel escudero:
“Es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo de ellos ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga”
Es por todo ello, que a veces cabe preguntarse, por qué el título no hace mención y referencia expresa a ambos, Don Quijote y Sancho, habida cuenta del destacado protagonismo que desempeñan caballero y escudero y de la fraternal amistad que los une.
Bien así está, no obstante, si así lo decidió su autor, que a ambos concibió, y a los que supo darles inmortal y amigable vida, en su venturoso viaje por los campos de La Mancha.