domingo, 30 de julio de 2023

La voz perdida de los poetas

No es la poesía, por desgracia, un género literario que abunde en las costumbres lectoras de una población como la nuestra, con un pobre porcentaje de lectores entre los que apenas figura este olvidado y amable género, tan notablemente representado en nuestro país por múltiples escritores poetas, que han embellecido con su pluma innumerables y hermosos libros que ilustran un hermoso panorama poético que adorna la literatura española desde siempre.

En los últimos cien años, este país ha disfrutado de numerosos poetas que han cultivado este género con una poesía que ha llegado a todas las gentes con un mensaje social y asequible que debiera haber facilitado su acceso a los lectores interesados en la literatura expresada en verso, algo que no se ha visto materializado, dado el escaso interés por este género,  que no logra despertar un especial interés, como tampoco lo consigue la lectura en prosa, en la que tampoco destacamos quienes habitamos por éstos lares, dónde abundan los escritores y los libros, y escasean los lectores.

Pero ello no ha sido nunca obstáculo para que, afortunadamente, se haya escrito y se continúe arduamente con esa labor por parte de numerosos y prolíficos autores en prosa y verso que no se han dejado llevar por la falta de interés lectora que nos azota, y que llena las bibliotecas con títulos de entonces y de ahora, que nos invitan a acercarnos a ellos a través de sus obras que llevan su voz a todo aquel que quiera escuchar sus historias, sus mensajes, sus opiniones y su interpretación del mundo y cuanto le rodea, a través de la literatura.

La razón de centrar estas líneas en la poesía, se debe a su peculiaridad de poder realzar sus versos, de una peculiar forma, a través de la voz, con la consiguiente posibilidad de utilizar sus recursos para modular el sonido con el fin de llegar al oyente de una manera más eficaz y efectiva, logrando así un impacto más intenso del mensaje que el poeta quiere hacer llegar al que escucha el poema.

Durante los últimos cien años, la literatura en España ha alcanzado una altura envidiable en todos los géneros, incluyendo la poesía, con insignes poetas conocidos por la generación a la que pertenecieron, dónde se les incluye y cita a la hora de referirnos a ellos, de los cuales conservamos, aunque pocos, incluso su voz grabada, cuando aún los medios técnicos necesarios para ello eran muy limitados, pero que no impidieron que de una forma prodigiosa podamos escucharlos hoy, lo que constituye todo un alarde en todos los órdenes, que agradecen y valoran quienes aman la poesía y la inestimable y valiosa posibilidad de escuchar los poemas de boca de sus autores, lo que supone un inestimable privilegio que hemos de conservar como un auténtico tesoro literario.

Entre los poetas más representativos de los últimos tiempos, figuran sin duda, Antonio Machado, Miguel Hernández y Federico García Lorca, los más conocidos y leídos, de los que nos gustaría conservar sus voces, algo que no ha sido posible, ya que sólo disponemos de una grabación de Miguel Hernández del año mil novecientos treinta y siete en París, recitando su poema Canción del esposo soldado, con un tono grave y apasionado, con una entonación armoniosa y musical que llegaba de inmediato a su público, pero no de Machado ni de Lorca, de los que no hay constancia alguna, aunque sabemos que hablaron por la radio, pero, o no se grabó su voz, o no conservamos dicho documento sonoro.

De Lorca existen numerosas descripciones que describen su tono como cálido y expresivo, de voz profunda y vibrante, capaz de transmitir tanto una alegría desbordante, como una intensa tristeza, cautivando al público, que llenaba la sala dónde recitaba sus poemas y leía sus obras de teatro, con una poderosa capacidad para atraer la atención de su entregado auditorio, volcado en escuchar a un Federico apasionado y alegre, que  entusiasmaba a cuantos tuvieron la suerte de escucharlo en directo, algo que se nos ha negado al resto de quienes deseamos que algún día, como sucede con Machado, aparezca alguna grabación con su voz, ya que tampoco nos ha llegado documento sonoro alguno del profesor que cautivó a sus alumnos, de Soria, Baeza y Segovia, con una voz que imaginamos serena, pausada y amigablemente próxima, cuando les hablaba en el aula, y cuando se dirigía a su auditorio.

Curiosamente, Miguel Hernández habló en alguna ocasión de la voz de Lorca, describiéndola como una voz clara y vibrante, capaz de transmitir una gran emoción, con una dicción clara y apasionada que llegaba con total plenitud a su público,  y otros, próximos a Federico, decían que poseía una voz grave y poderosa, que conectaba de inmediato con quienes tuvieron la suerte de escucharlo, algo que quizás nunca lleguemos a conseguir quienes tanto ansiamos escuchar las voces perdidas de tantos poetas, que aunque se las llevó el viento, nos legaron la belleza de sus versos que ni el tiempo ha logrado hacer desaparecer, y que conservaremos para siempre grabados en nuestra memoria.

jueves, 27 de julio de 2023

No es País para pactos

 Situación política diabólica, con perdón, esta en la que nos encontramos, con una perspectiva absolutamente imprevisible, sin un ganador claro, aunque que de hecho lo haya, que no obstante no sirve para formar un gobierno que pueda ejercer con garantías, en un caso porque no tiene apoyos suficientes, y en el otro porque depende de fuerzas independentistas, cuyas pretensiones van más allá de lo que permite una Constitución que no puede superarse, ya que prohíbe taxativamente la posibilidad de votar en un referéndum que decida sobre la independencia de una parte de España.

Claro que dicho referéndum, siempre se puede disfrazar de consulta no vinculante, que quepa en la ley de leyes, que satisfaga a sus promotores, y a modo de plebiscito deje visualizar las posibilidades de sacar adelante la independencia, con lo que quedarían satisfechos, dejando claro que la región en cuestión desea romper con el resto del País, y ello es algo que quedaría tan visible ante la comunidad internacional que el Estado no podría negarse a plantear el deseado referéndum vinculante que les llevaría a conseguir sus anhelados planes separatistas.

Pero la alternativa a esta situación, sería la opuesta, es decir, aquella en la que el resultado fuera negativo para los proponentes de dicha consulta, con lo que sus intereses de poder decidir sobre su separación, se verían frustrados de tal manera, que la ansiada voluntad de independencia sufriría un durísimo golpe, del que no se recuperarían en lustros, algo que, sin duda les aterra, y que pese a que aseguran que están dispuestos a enfrentarlo, seguro que les siembra serias dudas por las temibles consecuencias que de ello se derivarían.

La duda está si se mostrarían dispuestos a aceptar semejante reto, si es que el gobierno se lo permite, lo que es muy posible, ya que una consulta no vinculante, sí entraría en la Constitución, y si están dispuestos unos y otros a jugar sus bazas, siempre con unos riesgos que tendrían que asumir, que en el caso del Estado, sería muy elevado, ya que estarían jugando peligrosamente al borde de una Constitución, que no puede permitirse ningún lujo, ni capricho alguno del gobierno de turno, que siempre tendría vigilante al Tribunal Constitucional, para e evitar desmanes que pudieran cometerse por parte de unos y otros.

Nos podemos olvidar, que las pretensiones nacionalistas, no quedan únicamente en un referéndum vinculante, ya que pretenden además, una amnistía para los suyos, incluido el eterno prófugo y sus compañeros, que residen desde hace años fuera del país, ya sin inmunidad parlamentaria y sometidos a una orden de detención por parte de la justicia española, lo que complica aún más la posibilidad de que logren esos objetivos, que no obstante ponen como condición para apoyar a la formación de un gobierno, que de esta manera sufre una presión enorme ante las exigencias de unos políticos nacionalistas, ante los que doblegarse, supondría una cesión por parte del Estado, que de ninguna forma puede ni debe llevar a cabo.

La situación es pues auténticamente endiablada, ya que el otro partido, aunque ganador, no tiene apoyos suficientes para formar gobierno, y sólo quedaría la posibilidad de una gran coalición de los dos grandes partidos, algo que se nos antoja materialmente imposible, lo que nos llevaría a una nueva consulta electoral, con unos posibles resultados parecidos a los obtenidos ahora, con unos tremendos gastos que conllevaría su organización y desempeño, y que no estamos para desembolsar alegremente, salvo que puedan amortizarse de una forma razonable.

En una célebre frase de un político alemán de tiempos pasados, se afirmaba que España era un País indestructible, ya que llevaba toda su historia intentándolo, y nunca lo había conseguido, lo que no me parece constituya mérito alguno, sino más bien una penosa y negativa fama, que de ninguna forma nos merecemos, por lo que confiamos se rompa cuanto antes esa deriva absurda, y logremos progresar de tal forma, que con el tiempo nos distingamos por presentar ante el mundo la imagen de un País serio, moderno y avanzado, para lo que, entre otras muchas cosas, necesitamos unos políticos capaces, honrados y dedicados por completo al servicio de sus ciudadanos, como es este caso, que exigen, porque los han elegido en democrática votación, que lleguen a acuerdos y pacten, olvidándose de todo interés personal y de partido, como es su irrenunciable obligación.

lunes, 17 de julio de 2023

El retorno del hijo pródigo

Cincuenta años, medio siglo, casi una eternidad, desde que abandoné Muñoveros, después de residir allí durante doce años, para regresar al cabo de otros quince en una fugaz visita, que repetí justo hace un año por esta mismas fechas, en un viaje muchas veces deseado y otras tantas pospuesto, cual hijo pródigo que regresa a sus orígenes.

Enfilo la carretera de acceso, mil veces recorrida durante tantos años, que recuerdo era entonces de blanca y pedregosa tierra, colmada de socavones y arena, asfaltada después, en los últimos tiempos de mi estancia, escoltada por los mismos pinares que ahora contemplo, las mismas curvas, los mismos campos, el puente, el rio, el vivero, y poco después, adivino ya la proximidad del pueblo que tan amable y cálidamente nos acogió.

Entro, con el corazón en un puño y contenida emoción, en la calle principal que cruza el pueblo, para contemplar que todo parece seguir igual, como si el tiempo se hubiera detenido, y llego a la plaza de la Constitución, mil veces pateada y nunca olvidada, que me traslada a principios de los años sesenta cuando llegué, para convivir con sus gentes, durante unos años inolvidables.

El tiempo parece haberse detenido durante estos casi cuarenta años que he estado ausente, aunque jamás he olvidado aquellos imborrables años, durante los cuales formé mi personalidad, conocí a mis mejores amigos, que celosamente conservo, y, sobre todo, disfruté junto con mi familia, de la inestimable, acogedora, y siempre agradecida hospitalidad que nos deparó la buena gente de este entrañable pueblo.

Me recreo en la casa donde viví con mi familia, encima del salón, en el ayuntamiento, dónde tantas tardes pasé con mi padre en su despacho, en la secretaría, y contemplo la iglesia, su atrio, su torre y sus dos puertas, que son las mismas de entonces, las que el inefable don Basilio mandaba cerrar cuando ya había comenzada la misa, para que los “bobotes” como solía decir, no pudiesen entrar.

Contemplo el frontón, el callejón de los infiernos, la calle del Rosario que conduce al camino de Veganzones y a los Peralejos, dónde solíamos jugar al fútbol junto a la arboleda dónde tantas veces nos refugiamos del calor del verano, al abrigo de la agradecida sombra que nos regalaban sus espléndidos árboles, y contemplo con añoranza la escuela que regía el entrañable maestro don Manuel, para regresar de nuevo a la plaza.

Comienzo entonces a ver gentes que me miran tratando de reconocer en mi a alguien conocido, familiar, lejano, lo mismo que me sucede a mí, hasta que, por fin, rompemos la distancia de tantos años separados, y empezamos a presentarnos, a reconocernos, fundiéndonos en abrazos, frases entrecortadas, gesto y palabras que nos conducen a aquellos lejanos tiempos durante los cuales convivimos y disfrutamos en este amable pueblo.

Y comenzamos a recordar con una intensidad desatada, nos robamos unos a otros las palabras, nos entusiasmamos, mientras van llegando nuevos conocidos que se suman a la emoción del momento, y que poco a poco van conociendo quién es el intruso que acaba de llegar, facilitando así el encuentro, así como mi nombre y los suyos, olvidados por el paso del tiempo, pero jamás ignorados, lo que hace que los recuerdos afloren poco a poco y volvamos a vivir con intensidad aquellos inolvidables años.

Me sugieren dar una vuelta por el pueblo, y enfilamos la calle que baja a la Fuente Grande, que como vería poco después, al acercarme a ella,  ya no es tan grande como entonces, como la recordaba, emblemática siempre, aunque irreconocible ahora para mí, como  las nuevas casas, las nuevas viviendas allí construidas y la nueva calle, que entonces no existía como se ve ahora, y acercándome a la fuente, la contemplo con la añoranza propia de quien tantos y tan felices momentos pasó allí.

Reparo en que conserva su inseparable rueda metálica, con su manivela, que la recuerdo igual, para que conste, parece decime, para que sepa todo el mundo que sigue siendo ella, la misma de entonces, acompañando a la vieja y entrañable fragua, que parece no haber sufrido cambio alguno, resistiendo al tiempo y a sus inclemencias, a los hombres y mujeres que por allí han pasado, escoltada por la arboleda aledaña, por los caminos que de allí parten, y por el nuevo barrio que ha hecho crecer el pueblo, dándole un indudable toque de modernidad que lo ha hecho rejuvenecer.

Continuo el paseo acompañado de mis amigos de entonces y de ahora, así como de mi esposa, que no sale de su asombro ante tan caluroso recibimiento, y volviendo sobre nuestros pasos, subimos hasta la calle principal que nos conduce hasta las instalaciones de la piscina, que desconocía, dónde se asentaban las escuelas, que hoy se utilizan como vestuarios, y sentándonos en su amigable terraza, tomamos unas cervezas, en torno a la mesa a la que se van sumando nuevos y animados componentes que, en alegre e intensa charla, tratamos de recuperar el tiempo pasado, a fuerza de citarlo, de celebrar numerosas anécdotas, una y otra vez, como si así pudiéramos así recuperarlo.

Los recuerdos afloran acerca de aquellos viejos tiempos que ahora nos parecen tan cercanos, tan próximos y ambles, que parece volvemos a disfrutarlos, rememorando hechos, lugares y situaciones diversas vividas en plena juventud, algo que a todos se nos escapa ahora, y que recordamos, en una animada charla que me llena de satisfacción y agradecimiento hacia todos los que allí estamos,  mientras va pasando el tiempo, y con ello la hora de regresar, después de unas inolvidables horas pasadas, que mantendré para siempre en el mejor, más amable y agradecido rincón de mi memoria, con la firme determinación de volver para recuperar el tiempo perdido.

sábado, 1 de julio de 2023

COMO ESOS VIEJOS ÁRBOLES

Necesitados estamos de ejemplos de vida que nos ilustren y guíen con sus modelos basados en la honradez, la honestidad y la capacidad de ser consecuentes con lo que proclaman, publican o difunden a través de los medios de comunicación, hoy sobre todo, cuando tan fácil resulta llegar a la gente, sin necesidad de ser un personaje público, aunque mucho más en este último caso, que es el que nos ocupa, por razón de su difusión en las llamadas redes sociales, que tanta influencia tienen en los destinatarios de su mensaje, ya sean políticos, representantes de las diversas artes, o personajes y personajillos del mundo de la farándula.

 Esta abundante fauna, suele copar estos espacios mediáticos, contaminando las susodichas redes, con su vacuo y ordinario proceder, que atrapa a quienes no suelen demandar excesivas exigencias basadas en la cultura, el arte y el buen gusto en general, algo que no suele abundar por esos lares, que pocos escrúpulos exhiben a la hora de difundir sus contenidos basados en la más absoluta e inculta de las banalidades más excéntricas,  carentes del menor interés ético y estético que pudiera apreciarse en sus actividades públicas.

Se caracterizan por una absoluta falta de preparación cultural y profesional, por lo que su auditorio, que suele ser elevado, no se preocupa en exceso por ser exigente en ese aspecto, predominando en ellos el lúdico y suficiente deseo de satisfacer su curiosidad en temas mundanos acerca de personajes de todo tipo, que suelen dar el juego suficiente con sus singulares y ajetreadas vidas, como para obtener el necesario y buscado efecto de la morbosa intención transgresora que reclaman sus adictos a las supercherías más vulgares acerca de las vidas de los demás.

Desdichadamente, no todos son personajes que van y vienen, sin un perfil determinado enraizados en la vida sociopolítica del País, y que en nada lo representan a ningún efecto científico, cultural o artístico, ya que entre ellos/as, sí pueden encontrarse figuras relevantes que pueden insertarse en esa colección de personajes públicos, que sin carecer de una formación sólida, y sin integrarse necesariamente en los antes citados, no son ejemplo ni modelo de esa honestidad y esa honradez que citábamos  al comienzo.

Son por ello responsables de las más severas críticas a la hora de juzgarlos, por la representatividad e influencia que ostentan a nivel social, responsables por lo tanto de los perniciosos efectos que llegan a tener sus proclamas, comportamientos y actividades con frecuencia perversas,  imbuídas de soberbia, vanidad, falsedad, mentira, y una egolatría insoportable, que en el caso de los políticos, llega a alcanzar metas de una altura considerable, teniendo en cuenta que aspiran a representar a unos ciudadanos que asisten perplejos a semejante espectáculo, que no refleja sino el ansia de poder a cargo de quienes debieran dar ejemplo de la honestidad y la honradez más ejemplarizante.

Repasando el historial de personajes públicos ejemplares, de todo orden y condición, muchos son las/los que acuden prestos a mí mente, gentes que he admirado desde siempre, que jamás dieron ocasión a nadie para dudar de ellos, y son muchos/as que podría citar, tanto de tiempo presente como pasado, aunque mi memoria selectiva en este aspecto, me conduce, invariablemente, aunque repito que  podría citar multitud, a una persona admirable por su vida, su historial profesional, su actividad siempre consecuente con sus hechos, íntegro a carta cabal, querido por la gente y admirado por todos, que nos ha legado un hermoso y valioso repertorio de canciones y vibrantes himnos, que siempre  se mueven en torno a la libertad, la igualdad y la fraternidad humana.

José Antonio Labordeta, escribió entre otras innumerables y hermosas canciones que hablaban de las gentes, de su tierra, y de la naturaleza que tanto amaba, “somos”, una bellísima muestra de su sencilla, sensible y honesta honradez que siempre derrochó hasta el final de sus días, que le hacen acreedor a los calificativos más dignos y humanos que puedan aplicarse a un personaje público que jamás defraudó a nadie: “somos/como esos viejos árboles/batidos por el viento/que azota desde el mar”.