jueves, 27 de septiembre de 2012

ASÍ QUE PASEN DIEZ AÑOS

Estoy sorprendido por el hecho de que nadie parece tomar conciencia, o al menos no llega a expresarlo claramente, de las consecuencias tremendamente negativas, devastadoras y absolutamente ruinosas que la política de recortes que a todos los niveles estamos sufriendo, tendrá en un futuro inmediato, no digamos ya a largo plazo, y que supondrá irremisiblemente un penoso atraso de este País en todos los órdenes.
Las numerosas infraestructuras como pueden ser las comunicaciones por carretera y ferrocarril, los diferentes servicios en sanidad, vivienda y educación, los recortes aplicados a la cultura, que presenta unos tintes dramáticos al sufrir unos descensos de altísimos porcentajes de reducción de gastos en museos, teatros y cinematografía, y otros sectores que podemos olvidar en este momento, van a experimentar, más bien van a sufrir tal retroceso, que es imposible predecir cuándo se va a recuperar este País de semejante golpe.
Las consecuencias de todo este frenesí reductor, de este vendaval desbocado, de estas restricciones sin cuento ni fin, son claramente inmediatas, y así lo experimentamos y lo soportamos lo mejor que podemos, pero sus efectos no quedan ahí, sino que nos afectarán en un futuro con una clara pérdida de la calidad de vida como consecuencia del deterioro de las infraestructuras y servicios citados, que a la larga, habremos también de sufragar de un modo u otro.
Sus efectos ya se están notando y así podemos comprobar cómo muchas carreteras llevan años sin mantenimiento – acabo de llegar de un viaje que hago con frecuencia por la N-1, y que por lo tanto conozco a la perfección, y apena contemplar el estado en que se encuentran muchos tramos con el asfalto desgastado, bacheado y en un estado lamentable – al igual que establecimientos, instituciones y otros lugares públicos, que sufren del abandono, la indiferencia y la desidia de una administración que todo lo justifica en aras de una reducción de gastos que de ninguna manera debería ser indiscriminada.
El todo vale siempre y cuando ello suponga un recorte, una disminución, una minoración en el gasto, no puede ser argumento suficiente para desatar una irremediable pérdida de calidad en la vida, la hacienda y los servicios a los que todos los ciudadanos tenemos derecho. No puede aplicarse aquello de que el fin justifica los medios, porque es injusto, bárbaro y cruel y en última instancia retrotrae a una Nación a la época de las cavernas en cuanto a calidad de vida se refiere, consiguiendo con ello que el Estado Social y de Derecho de un paso atrás y renuncie al progreso y el avance en el bienestar de sus ciudadanos.
El deterioro se traslada también al equipamiento individual de cada ciudadano que debido a la pérdida de poder adquisitivo, a los recortes y en última instancia al desempleo, se ve obligado a alargar los plazos de mantenimiento de sus pertenencias, ya sea la vivienda, el automóvil, electrodomésticos, etc., lo cual supondrá a medio plazo el envejecimiento de los mismos por no poder repararlos en unos casos y en otros casos por verse imposibilitado para reponerlos.
Por último, leo en los medios de comunicación los recortes que va a sufrir un sector tan crucial y vital para un País como es el de la investigación, siempre tan denostado y relegado a un segundo plano, cuando debería ser la punta de lanza de un País serio, moderno y avanzado. Ninguna de estas tres premisas cumplimos, por lo que ya sólo nos queda aquello de apaga y vámonos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA APARENTE DIVERSIDAD

El diccionario de la Real Academia, define este término como variedad, desemejanza, diferencia, gran cantidad de varias cosas distintas y si buscamos sinónimos de diversidad, hallaremos multiplicidad, complejidad, heterogeneidad y otros similares que nos ilustran sobre las múltiples acepciones de una palabra tan socorrida últimamente, a la que recurren con demasiado frecuencia determinados políticos para tratar de justificar los elementos diferenciadores que por sí mismos sobran y bastan para justificar la disparidad, desavenencia y disconformidad con una determinada situación con la que están en desacuerdo y a la que el Estado Central y la Nación a la que representa les obliga a mantener en contra de su concepción, en este caso territorial, cuya diversidad materializada en varios y diferentes aspectos, son motivo y justificación suficientes para mostrar su oposición y enfrentamiento.
Conozco la mayoría de las regiones españolas, las he recorrido y he disfrutado de todo cuanto pueden ofrecer al viajero empeñado en disfrutar su estancia en tierras que, en ocasiones, llegó a considerar diferentes, fundamentalmente porque así ha llegado a sus oídos una y otra vez, machaconamente, con cierta pedantería no exenta de ocultas y siniestras intenciones no declaradas abiertamente que no hacen sino confundir al ciudadano que aún no ha tenido oportunidad de visitar los lugares que se acogen y se amparan bajo el paraguas de la tan cacareada diversidad.
Una vez allí, el viajero después de informarse como corresponde, sin problema alguno a la hora de lograr la oportuna comunicación, se desplaza, se mueve, recorre los lugares recomendados y desconocidos, pregunta, indaga, se comunica en definitiva, aclarando las dudas que se le plantean puntualmente y observa la amable y correcta disposición del ciudadano de la desconocida ciudad que está visitando y descubre poco a poco que son gente de este mundo, de este País, que las diversidades tan repetidamente planteadas no son tales, no son ciertas, sencillamente no existen.
Ni la lengua, ni las gentes, me son extrañas, una cultura conocida de antemano como cualquier otra al alcance de mis posibilidades, un paisaje diferente, unos atractivos distintos, como es lógico, natural y previsible y una gastronomía con alguna peculiaridad dentro de la oferta general que puedo encontrar del lugar de donde procedo y nada más que destacar.
¿Dónde está entonces la diversidad, la disparidad, el elemento diferenciador en definitiva que me haga sentir en un mundo distinto, extraño, ajeno al mío? He estado en Londres, y salvo el idioma inglés, tan universal en el resto del mundo – oí tanto español como inglés – y la comida, aunque tampoco es para tanto, no noté una especial diferencia. En los museos pude contemplar el mismo arte que en el Prado, en el de Ciencias o en el Arqueológico – aunque con amplias diferencias con el famoso British – aunque sí disfruté de las peculiaridades lógicas de una ciudad diferente, como puede serlo Segovia, Burgos o Madrid, la primera vez que las visitas. Y poco más.
Deberían los políticos que arrastran a los ciudadanos a semejantes aventuras, hablarles con claridad e informarles de lo inmensamente costoso y caro que les saldría la segregación. Las indemnizaciones que deberían abonar al Estado serían gigantescas, con el consiguiente empobrecimiento general. Claro que en cuanto se enterasen de que tendrían que jugar su mini liga con sus equipos, tanto de fútbol como de baloncesto, seguramente cambiarían de idea. Y es que la pela es la pela.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

NI TRABAJO NI FORMACIÓN

La Comunidad de Madrid ha decidido reducir el importe destinado a la formación para los desempleados en un brutal porcentaje del 90%, que deja absolutamente desamparados a los 530.000 desempleados que arrojan las últimas cifras de paro registrado en el mes de agosto de este año en esta Comunidad.
La medida es tan devastadora, sobrecoge de tal manera, que los profesionales de la formación que llevamos muchos años impartiendo cursos para los desempleados, no salimos de nuestro asombro ante una medida de tal magnitud que impacta por los estragos que va a causar en un gremio tan maltratado como el de los desempleados, que de esta forma ni podrán encontrar trabajo ni tendrán acceso a una formación que les capacite en unos casos y que les actualice en otros.
Paso a dar unas escalofriantes cifras que ilustran a la perfección cuanto vengo afirmando: el año 2011, el importe de las subvenciones para la formación de desempleados fue de 84.500.000 €, que permitieron formar a decenas de miles de parados a través de más de 10.000 cursos de múltiples especialidades.
Pues bien. Este año 2012, la subvención será de 8.500.000 €, es decir, un 10%, respecto al año anterior o lo que es lo mismo, una reducción del 90%, lo cual deja perplejo a los Centros de Formación, pero sobre todo a los trabajadores que deben saber que tienen pleno derecho a esa formación, subvencionada con la aportación que en las nóminas se hace en concepto de formación profesional, de los Agentes Sociales, el Servicio Público de Empleo Estatal y del otro 50%, que aporta la Comunidad Europea, que por cierto desearíamos saber adónde ha ido a parar.
Hasta el año pasado, los parados podían optar a formarse eligiendo entre cientos de especialidades diferentes cuya duración variaba desde las 150 horas de un curso elemental a las 600 horas de un curso especializado, obteniendo a su finalización un diploma que certificaba de esa preparación, y que últimamente estaban siendo sustituidos por Certificados de Profesionalidad, con cierta validez académica, reconocidos por la autoridad laboral Española y por la Comunidad Europea.
Pues se acabó. Todo se reduce a ese 10% que se va a invertir en 1.700 cursos de formación en una única especialidad: Idioma, alemán o inglés y punto. Pero no se confundan, no van a impartir 400 ó 500 horas del idioma que elijan, con el objeto de que la preparación sea la correcta, la oportuna, o sea, para que dominen mínimamente esa lengua: serán cursos de 100 horas. Sin comentarios.
Juegan con ventaja, saben que los desempleados, por desgracia, es un sector que no se organiza, que no protesta, que en definitiva no crea problemas, no va a salir a la calle, no la va a montar ni son alborotadores que puedan complicarles la vida. Por lo tanto, ahí queda eso, ni en las aulas ni en el trabajo. Eso sí, algunos podrán aprender cómo se dice hola y adiós en inglés y en alemán. Ahí queda eso.

viernes, 7 de septiembre de 2012

UNIVERSOS PARALELOS

Según la teoría de los Universos Paralelos demostrada matemáticamente y aceptada por la gran mayoría de los más reputados científicos del mundo entero, existen infinitos universos, incontables mundos que se desarrollan paralela y simultáneamente al nuestro, donde tienen lugar cuantos acontecimientos y vivencias tienen lugar en el nuestro, pero con resultados diferentes, con todas las alternativas que puedan darse y con un número de posibilidades tales, que todas las historias que pueden suceder tendrán su lugar, sus infinitos universos.
Imaginemos que un estudiante se presenta a un examen. En nuestro universo llega a realizarlo y consigue aprobar dicho examen, pero en los infinitos universos alternativos, se dará en cada uno de ellos un resultado diferente: que suspenda, que le expulsen del examen por copiar, que copie y apruebe, que lo haga y suspenda, que no llegue a tiempo al examen, que se suspenda el examen, etc.
No es ciencia ficción aunque así se consideró durante un tiempo y así lo aprovecharon los productores de cine para llevar a cabo relatos fantásticos sobre el tema y surgió toda una legión de literatura pseudocientífica que llevó a cabo un tratamiento vulgar y ramplón de este tema, sin el necesario y riguroso conocimiento científico para tratarlo con seriedad.
Esta teoría, se apoya en la mecánica cuántica, que se ocupa de lo infinitamente pequeño, del átomo y las partículas subatómicas, cada una de las cuales pueden encontrarse simultáneamente en diversos lugares, al mismo tiempo. Una partícula no existe hasta que es observada, momento en el cual es forzada a existir, a ser constatada como tal.
Si lo inconmensurablemente pequeño puede existir replicándose a sí mismo, la materia y lo organismos pluricelulares, integrados todos ellos por partículas elementales cuánticas, seguirían el mismo destino, por lo que existirán tantos universos coincidentes con nosotros en el tiempo, como historias diferentes puedan darse en la vida de una persona, en la sucesión de unos hechos o en el transcurrir de un determinado acontecimiento.
Hace sesenta años que se formuló esta teoría y hoy se considera como uno de los más grandes hitos de la ciencia. Hace tan sólo unas décadas, los agujeros negros formaban parte de la ciencia ficción y hoy en día son una realidad admitida comúnmente por la ciencia que ahora se ocupa de ellos como medio para viajar en el tiempo a través de un universo de dimensiones colosales.
No deberíamos sorprendernos, no deberíamos exhibir una sonrisa de suficiencia que sólo denotaría la constatación de una ignorancia que en nada nos avala como seres inteligentes. Formamos parte de un grandioso y formidable universo y sin embargo apenas tomamos conciencia de vivir en un pequeño astro de un sistema solar, y ahí quedamos, ya que ni siquiera somos conscientes de que viajamos en una gigantesca galaxia con miles de millones de mundos con enormes posibilidades de albergar vida como la nuestra.
Nos movemos a velocidad de vértigo junto con cientos de miles de millones de otras galaxias en un inmenso e infinito mar de materia y energía que constituye el majestuoso universo del que formamos parte y de cuya existencia tenemos noticias porque estamos aquí , porque existimos, lo vemos y lo experimentamos cada día de nuestra existencia.
Pero lo desconocemos todo de él. Guarda infinitos y grandiosos secretos que quizás jamás el ser humano descifrará en toda su existencia. Deberíamos de vez en cuando abandonar los lugares donde la contaminación ambiental y sobre todo lumínica oculta a nuestros ojos la portentosa maravilla de una noche estrellada, y contemplar extasiados el bello y sobrecogedor espectáculo que nos regala el más hermoso de los universos posibles donde nos ha tocado vivir.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA CONSPIRACIÓN FINAL

Desde mis más tiernos años de infancia he venido oyendo repetidamente con harta y machacona frecuencia aquella cantinela catastrofista del fin del mundo, en el que los cantamañanas aprendices de agoreros anuncian a bombo y platillo con fechas y señales varias, que esto se acaba, que nos vayamos preparando, que el final se acerca, que nos arrepintamos de nuestros desmanes, excesos, tropelías y pecadillos varios, porque esto toca a su fin, porque el mundo se acaba.
Y aquí seguimos, soportando a los actuales augures que siguen campando por sus respetos y que ya nos adelantan con suma gravedad y sibilino convencimiento, que esta vez sí, que este año dos mil doce toca y que de esta no nos escapamos ni aunque nos matemos a rezos, arrepentimientos y mea culpas más o menos interesados, que no son sino recursos hipócritas ante la que se nos viene encima y que de todas formas de nada nos servirán.
Claro que esta cantinela viene de lejos, pues ya los Egipcios aseguraban que se acabaría el mundo exactamente a los treinta y seis mil quinientos años cumplidos, y desde entonces, no han parado las predicciones y así, Cicerón, Virgilio, San Pablo, San Lucas y tantos otros personajes conocidos, cifraron el final del mundo en una fecha concreta o coincidiendo con unos acontecimientos determinados.
En la Edad Media y coincidiendo con fenómenos naturales de toda índole para los que entonces las iletradas gentes no encontraban explicación, los anuncios del final se multiplicaban sin cesar, lo cual resultó harto rentable para los especuladores frailes que recibían en sus conventos las donaciones de los aldeanos con posibles, en forma de tierras u otras posesiones con el fin de evitar la condenación eterna ante la llegada del juicio final.
Y aquí seguimos, en un solitario planeta con cuatro mil quinientos millones de años de antigüedad, que sigue dando tumbos alrededor del Sol, el cual será su verdadero ejecutor, cuando esta majestuosa estrella llegue a su final al convertirse en una gigante roja que devorará literalmente la Tierra, lo cual sucederá dentro de miles de millones de años, si antes no lo hemos conseguido nosotros mismos, lo cual, al paso que llevamos, tampoco sería del todo improbable, pero en cualquier caso, se supone que bastante después de que se haya conseguido terminar con la crisis que nos azota.
Llegados a este punto y tras la introducción llevada a cabo, que al final, como siempre, nos ha conducido al mismo punto de partida, adonde solíamos, a la problemática actual que nos ocupa, y dado el hecho de que lo que expondré a continuación no deja de estar íntimamente relacionado con la susodicha introducción acerca de la llegada del fin del mundo, paso a relatarles los hechos que interpreto como tales y que pudieran, sin pretenderlo expresamente, ser constitutivos de señales más que suficientes para anunciar una vez más el final de nuestros días.
Todo viene a cuento de un artículo del profesor asociado de ciencia política y sociología de la universidad Carlos III de Madrid, Javier Camacho, acerca de la situación actual en Europa, y que ha conseguido que se me pusieran los pelos de punta y que un sentimiento de miedo, espanto y temor a partes iguales, me dominaran por completo hasta el extremo de anularme el ánimo y la esperanza durante un breve espacio de tiempo, situación de la que afortunadamente pude salir, no sin arduo esfuerzo por mi parte.
Relataré brevemente cada uno de los puntos en los que este profesor se apoya – el artículo lo titula el IV Reich, lo cual ya previene al lector - para alumbrar la catastrofista visión que de la situación actual de crisis tiene formada.
Las reformas estructurales, ajustes fiscales y rescate financieros, constituyen una ataque sin precedentes a la democracia y al bienestar de los ciudadanos. Confieso que no anda errado.
Estamos ante una guerra implícita contra las democracias a través de la imposición de unos dogmas neoliberales que consolidada el imperio de los mercados. Aplicación de una política económica orientada a la recuperación de la tasa de beneficios del gran capital. Lo resume como “modelo de acumulación por desposesión”. Verdaderamente asusta, pero creo que dice verdad.
Transferencia de las rentas del trabajo hacia el capital, mediante la reducción de los salarios y otras medidas tendentes a ese objetivo. ¿Exagera quizás? No lo podría asegurar tajantemente.
Privatización de los servicios públicos que supongan un trasvase de los recursos hacia el sector privado. Ya está sucediendo.
Transferencia de la riqueza desde las naciones europeas periféricas, hacia las potencias hegemónicas, en concreto hacia Alemania. Posiblemente exagerado, pero la duda me asalta.
Una consecuencia grave de ese proceso, sería la conversión de los gobiernos en títeres a merced de los grandes lobbys financieros internacionales. Me resisto a creerlo, pero no sé qué pensar.
Defensa de los Intereses de la banca alemana, mediante la financiación a coste cero de su deuda a costa de la destrucción de los tejidos económicos del resto de los países deudores. La actividad frenética de la Merkel, así parece confirmarlo.
Estamos por lo tanto ante el IV Reich alemán, no con los Panzer, sino con los poderes económicos destruyendo los débiles estados del bienestar. Alemania, añade, vuelve a ser, como en los años treinta, el principal peligro para Europa, por lo que hay que reaccionar para evitar que la historia se repita. Comprendan que aquí el espanto me atenazara.
Es necesaria una actitud de denuncia con el objeto de que lo primero ha de ser el bienestar de los ciudadanos amenazado por los grandes poderes económicos. Absolutamente de acuerdo.
Se pregunta qué sentido tiene pertenecer a una estructura política basada en la desigualdad y en la desconfianza y donde se celebra como un triunfo la imposición a los ciudadanos de sacrificios y sufrimientos sin cuento. Sin duda da que pensar.
Termina asegurando que nuestra permanencia nos conduce al empobrecimiento y al sometimiento al IV Reich, imperio neoliberal financiarizado, en la que nuestra pobreza es condición ineludible para la prosperidad de otros. Quizás demasiado fuerte, quizás demasiado trágico y catastrofista, quizás.
Confieso que una vez escritas las líneas que configuran este artículo, mi opinión difiere de la lectura inicial que hice con anterioridad. Me sigue asustando lo mismo que entonces, pero el catastrofismo percibido es de menor cuantía y, en cualquier caso, no considero que sean motivo de alerta sobre un posible final del mundo. Juzguen ustedes.