La Ministra de Empleo, Fátima
Báñez, se encomendó en su momento a la Virgen del Rocío, porque según dijo,
"nos ha hecho un regalo en la salida de la crisis y en la búsqueda del
bienestar todos los días de los ciudadanos".
Así lo manifestó durante una
visita al Ayuntamiento de Almonte para anunciar que el Gobierno había declarado
el Año Santo Jubilar Mariano de la aldea del Rocío acontecimiento de
excepcional interés turístico.
Durante su comparecencia, Báñez
reconoció su fervor rociero y afirmó que se siente "muy emocionada"
por "el regalo que ha hecho la Virgen del Rocío, aliada privilegiada y
embajadora universal de Huelva, en el camino hacia la salida de la crisis y en
la búsqueda del bienestar ciudadano".
Tal fue el fervor que manifestó
hacia la Blanca Paloma que se despidió con un "Viva la Virgen del
Rocío" que todos los asistentes aplaudieron entusiasmados, en una
ceremonia de la confusión que la mayoría de los medios de comunicación
destacaron prolijamente, ante las vibrantes y calurosas muestras de
agradecimiento a la virgen, algo impropio de un político, o como mínimo
sorprendente, que nadie podía esperar.
Sin duda sobran comentarios
ante tan esperpénticas manifestaciones que se sitúan en el terreno de la más
absoluta y sorprendente demostración de una beatería propia de una fanática
meapilas, que confunde el hambre con las ganas de comer, en un País cuya
Constitución contempla una aconfesionalidad, que esta ministra parece
desconocer.
Y ahora, una vez comprobado,
según ella, que la virgen ha echado una mano en la superación de la crisis,
aunque muy pequeña y muy discriminatoria, laboralmente hablando, debería renovar sus plegarias con el objeto de
que los trabajadores recuperen sus vidas y haciendas anteriores.
Todo ello, al tiempo que
debería compensárseles por las pérdidas sufridas en sus honorarios, a causa de
unas circunstancias económicas que les fueron sobrevenidas, de las cuales ninguna
culpa puede achacárseles, y que pese a ello tuvieron que aguantar y soportar, y
que hoy continúa afectándoles, cuando todo el peso de los errores y excesos cometidos
jamás debería haber recaído sobre sus sufridas espaldas.
Así parece que lo va a hacer,
ya que la ministra ha afirmado que los salarios en España deberían subir, a
raíz de los buenos datos de empleo que se vienen registrando, y pide a los
agentes sociales, en plena negociación colectiva, que lleguen a un acuerdo de
subidas salariales para 2017, sin ayuda divina alguna, con la única posible que
es la de la humana y terrenal lógica de las partes en litigio.
Según manifiesta la señora
ministra, esto se debe trasladar y plasmar en el bolsillo de los ciudadanos,
con un aumento de retribuciones y una mejora del poder adquisitivo, lo cual le
honra en cierta medida, y más aún si se tiene en cuenta, que no ha vuelto a pedir
la ayuda de la virgen, por lo que podemos concluir que ya se basta y se sobra
ella sola para resolver los problemas de su ministerio.
Ardua tarea para reclamar una
subida salarial que se nos antoja harto complicada. Las empresas han gozado de
tantos privilegios laborales, que no van a dar su brazo a torcer después de
tantas facilidades otorgadas. Quizás la señora ministra tenga que echar mano
otra vez de sus buenas relaciones celestiales.