miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL PERVERSO HÁBITO DE LA LECTURA

Afirma el escritor Peruano Vargas Llosa en su discurso de aceptación del Premio Nobel de literatura, que el hecho de aprender a leer, ha sido sin lugar a dudas, lo más importante que le ha sucedido en la vida. Con cinco años de edad aprendió a traducir las palabras de los libros en imágenes, en Cochabamba, Bolivia, donde el hermano Justiniano fue el encargado de descubrirle un mundo nuevo del que ya no se desprendería jamás y en el que se ha desenvuelto desde entonces con la soltura, la ilusión y la alegría de quién vive permanentemente instalado en un mundo mágico, mezcla de realidad, ficción y fantasía.
Y ahí sigue, con el mismo entusiasmo de sus primeros años, legándonos desde entonces su obra, como la de tantos escribidores que diría él, desde los primeros textos Sumerios, que se remontan a dos mil años antes de Cristo, pasando por los poemas épicos de la literatura India hasta llegar a la Ilíada y la Odisea de Homero, que marcan los comienzos de la Antigüedad Clásica, para llegar a la primera mitad del siglo XV, cuando la invención de la imprenta supuso un formidable paso de gigante al pasar a papel impreso los textos manuscritos y de tradición oral que hasta entonces y casi en exclusiva, los monjes en sus monasterios habían conseguido copiar.
Y hasta ahora, cuando la tecnología del siglo XXI, ha puesto a nuestra disposición los libros digitales electrónicos, que suponen un paso de gigante en la difusión de la lectura y que sin embargo tantos detractores encuentra a su paso. No entienden, dicen quienes así piensan, que pueda disfrutarse la lectura cuando se lleve a cabo en un artefacto frío, estático, donde no pueda apreciarse ni su olor, ni su calor ni su tacto singular cuando de pasar las hojas se trata, de abrirlo, cerrarlo, tocarlo con las manos, sentir que tiene vida propia, que los personajes, las situaciones y los hechos van a desbordar el papel y van a salir a la luz tomando vida propia.
No podemos descartar en absoluto esta moderna tecnología, que nos brinda un mundo de comodidades que debieran facilitan el placer de la lectura. Posiblemente estas personas lo descartan a priori, sin haberse tomado la molestia de tomar uno entre sus manos, de pasar las páginas con un simple gesto de la mano, de volver atrás, adelante, de cambiar el tamaño del texto, el tipo de los caracteres, de ajustarlo, en fin a su capricho y, sobre todo, de disponer en un espacio equivalente al de un libro clásico, miles de títulos, de cientos de autores; en suma, una pequeña gran biblioteca en un solo tomo.
Pero por encima de todas estas consideraciones, están todas aquellas que predisponen al lector a disfrutar de la magia de traducir las palabras en imágenes, de introducirnos en mundos irreales, fantásticos, imaginarios o de potenciar nuestros conocimientos, nuestro afán de saber, de conocer, de perfeccionar lo que ya sabemos y de introducirnos en mundos nuevos, apasionantes, que la lectura nos descubre para deleite, disfrute y satisfacción del saber y conocer de quienes se acercan a ellos, los abren, los leen y los cierran cada día, marcando la página donde quedaron, con la ilusión puesta en su continuación que ya se demora demasiado.
No es éste un País donde se lea mucho, es más, se lee poco. Un botón de muestra, nos lo da el hecho de que el periódico más leído, por encima de los grandes diarios de información general, es un conocido periódico deportivo. Un poco triste este panorama, que se agrava cuando comprobamos que las jóvenes generaciones apenas leen, que se encierran en su mundo tecnológico, permanentemente comunicados mediante los móviles y las numerosas Redes Sociales, que por cierto, son un vehículo fantástico para compartir, comentar y divulgar la lectura.
Pero no lo utilizan para estos fines, sino, en general, para otros temas intrascendentes, que en nada fomentan el hábito de la lectura, perdiendo con ello no sólo el disfrute que conlleva, sino la divulgación del conocimiento que supone leer un libro, así como la adquisición de una cultura de la que carecen la mayoría y que nos sitúa, según las últimas estadísticas de la Comunidad Europea, a niveles que inducen al sonrojo al conocerlas.
Navegando en esa maravillosa herramienta que es Internet, encuentro con sorpresa y alegría mal disimulada, que siguen editando Selecciones del Reader´s Digest. No recuerdo cómo ni donde los conseguía, pero sí que desde muy pequeño, tendría diez años, leía con fruición esta publicación todos los meses. Quizás algunos la recuerdan. Contenía numerosos relatos de todo tipo que no eran sino extractos de artículos literarios, científicos y divulgativos en general, publicados en revistas y periódicos de todo el mundo.
Para mí, supuso la iniciación a la lectura, hábito perverso como pocos, porque te absorbe, te esclaviza y te ata de tal forma, que de sus garras no puedes escapar. La lectura nos hace libres, cultos e informados y tiene la virtud de cambiar nuestro mundo y de confundir realidad con fantasía, a imagen y semejanza del inefable Alonso Quijano trocado en Don Quijote de la Mancha.

1 comentario:

Paco Bernal dijo...

Buenos días!

El otro día le preguntaba yo a mi madre si en España se ven libros electrónicos porque aquí se van viendo ya bastantes -creo que serán el regalo de la navidad-. Por cierto, que en Austria valen a mitad de precio que en España. Thalía, el equivalente austroalemán de la FNAC vende sus lectores (no quisiera engañarme) a 129 Euros. Y son de muy buena calidad.

A mí la emigración me ha hecho leer mucho en pantalla, pero como me eduqué en el libro de papel (dentro de unos años habrá que hacer la aclaración) sigo experimentando mucho placer con la posesión del libro como objeto.

En cuanto a la difusión de la lectura, creo que vamos a tener un aliado imprevisto: la piratería. Cuando la gente diga (ya dice) "Me he bajado lo último de Vargas Llosa" y se lance a leerlo con el placer glotón de los ladrones, entonces habremos triunfado :-)

Por otra parte, creo que los jóvenes leen, pero lo que pasa es que lo hacen de forma diferente a como leemos nosotros. Leen blogs, comics...Uno sólo se puede relacionar con internet leyendo y creo que eso es un dato importante.

Saludos,