miércoles, 18 de abril de 2007

Viva Cuéllar libre

Es Cuéllar un precioso y próspero pueblo segoviano, situado en la ruta hacia Valladolid, famoso por sus encierros, su castillo y en tiempos, que eran los míos de juventud, por una sana actitud anárquica de sus jóvenes, que les llevaba a pedir, y así lo proclamaban en sus pancartas el grito de guerra que da título a este comentario y que completo, rezaba como sigue:
Viva Cuéllar libre, queremos puerto de mar.
Era una actitud simpática, alegre y llena del ímpetu que rebosaban los jóvenes de entonces y que en tiempos llevó a contagiar a la capital, Segovia, hasta el extremo de que llegó a haber un movimiento que preconizaba la independencia de esta bellísima ciudad que me honro en conocer y disfrutar siempre que puedo.
Recuérdese los movimientos comuneros de Castilla en el siglo XVI, Padilla, Maldonado y Juan Bravo, éste último de Segovia, que se alzaron contra las pretensiones absolutistas de la Monarquía y en defensa de las libertades municipales y que fueron aplastados en la batalla de villalar el 23 de abril de 1521, dando lugar esta fecha a la fiesta de la comunidad de Castilla y León.
Viene esto a cuento, al recordar como hace unos días escuché en la radio a un político catalán que intervenía en una tertulia sobre los nacionalismos y al que debieron de sacarle los colores en diversas ocasiones cuando en un perfecto castellano se dirigía a ellos con "ustedes los españoles", y éstos, sonriendo, ironizaban con preguntas como qué opinaba sobre las intenciones independentistas del Valle de Arán, o del Valle del Bierzo. La respuesta fue como sigue: si sus habitantes así lo determinan, así debería de ser, es decir Cataluña y León se constituirían, cada una de ellas en una nación de naciones. Sin comentarios.
Y es que resulta sangrante, tediosa e insoportable, la pertinaz obsesión de ciertos políticos que con sus ansias nacionalistas consiguen tensionar la vida de unos ciudadanos que en su inmensa mayoría viven al margen de semejantes avatares. Son ellos y no los ciudadanos los que incitan a la población a aventuras que suponen una insolidaridad manifiesta hacia el resto y a una solución anacrónica a todas vistas y que no responde a una sociedad que vive y se desarrolla en el siglo XXI.
Sobra decir que ni Cuéllar ni Segovia consiguieron la independencia, ni la necesitamos, somos demasiado listos, pero en cuanto a Cuéllar y su puerto de mar, seguimos en ello. El buen humor no nos falta y la esperanza es lo último que se pierde.
Además, estas ambiciones ni tensionan ni molestan ni irritan a nadie, por lo que invitamos a esos políticos trasnochados que preconizan lo que no son sino intereses individualistas alejados de la realidad de las gentes a las que dicen representar, que se preocupen y ocupen de los verdaderos problemas a los que los ciudadanos se enfrentan cada día.
Menos samba y más traballar.