lunes, 22 de junio de 2009

EL DESAFÍO DE INTERNET

Con poco más de diez años de existencia y con una progresión en su utilización a nivel mundial que ha roto todas las previsiones imaginables, Internet se ha postulado por derecho propio como uno de los fenómenos con más trascendencia, no del siglo XX, sino de la historia de la humanidad, con una inmensa capacidad de influencia en todas las áreas de la comunicación, y, por supuesto, en el terreno social, político y económico a escala global.
Nada es más significativo ni ilustra mejor sobre la influencia que está adquiriendo Internet, que el hecho de que los gobiernos de dos potencias como son China e Irán se esfuercen en intervenir y silenciar la Red de redes, con el objeto de ocultar a su población y al mundo, hechos como los de la masacre de Tiananmen, las críticas a su sistema político o simplemente el uso de la palabra “libertad”, en el caso del gigante Chino.
En Irán, las protestas en contra de un sistema político que cercena sus libertades y falsea los resultados de unas elecciones supuestamente libres, son contempladas en occidente gracias a Internet y sus inmensas posibilidades de divulgación de las imágenes colgadas en la Red por los propios manifestantes, pese a los tremendos esfuerzos por parte del gobierno por controlar, intervenir y en última instancia silenciar un fenómeno de comunicación a escala mundial.
En general, los gobiernos, multinacionales y poderosas Corporaciones con enormes intereses económicos, encuentran en Internet un monstruo de la comunicación y del intercambio comercial, social y cultural, que desearían controlar e intervenir, cada uno de ellos por motivos diferentes, inconfesables a veces e interesados casi siempre.
Protestan las multinacionales de diferentes actividades económicas, que Internet supone una importante merma en sus ingresos debido al intercambio de productos entre los usuarios al colgarlos en la red y dejarlos disponibles para aquellos que deseen acceder a ellos. Sin duda así es, pero esta actitud no deja de ser una protesta ante los exorbitados beneficios que obtienen muchas veces con productos que han amortizado cien veces y que en cualquier caso, con precios más razonables, podrían evitar.
Tratan por todos los medios – legales y democráticos, al menos en occidente - de cerrar un poco esta inmensa, poderosa y luminosa ventana abierta al mundo que les molesta, contraría y limita su poder, con su portentosa capacidad de difusión instantánea, mediante la cual, cualquier individuo puede colgar sus vídeos, imágenes y documentos de todo tipo, en cualquier lugar del planeta, con el objeto de denunciar abusos, o situaciones que merecen ser expuestas para su conocimiento.
No todo es ensalzable en Internet. Los contenidos que muestran la espantosa pornografía infantil, por mencionar alguno de ellos, y tantos otros que muestran la cara más negativa de la Red, demuestran, una vez más, la capacidad del ser humano para utilizar la libertad de una forma perversa y desalmada.
La capacidad de intercambiar información entre los internautas es una maravilla que nos acerca más a aún a los habitantes de este planeta. Ningún poder fáctico o de hecho, puede ni debe intervenir Internet. Somos los usuarios los que debemos regularlo con el objeto de que sus contenidos sean positivos para la comunidad internacional, rechazando y denunciando a aquellos que amparándose en el anonimato desvirtúan la naturaleza de un fenómeno que se ha constituido en el cuarto poder.

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