miércoles, 22 de julio de 2009

TRES TRISTES ADIOSES

En el transcurso de pocos días, tres conocidos personajes, célebres por motivos muy diferentes, han partido de este mundo para dirigirse a aquel otro adonde todos iremos, destino absolutamente insoslayable por mucho que nos empeñemos en perpetuarnos mediante cuidados y atenciones varias que cada vez más nos procuramos con el objeto de alargar esta estancia provisional y prolongarla el máximo posible.
Para nada contamos la inmensa mayoría de seres anónimos que pasamos por aquí sin dicha ni gloria, conocidos apenas por unos cuantos que nos rodean, para los que permaneceremos en su memoria durante un tiempo, pasado el cual, pasaremos a formar parte del colectivo humano que no figurará para nada en ningún registro que pueda perpetuarse a través de los siglos.
Sí permanecerán a lo largo de los tiempos, tres personajes que recientemente desaparecidos, han conseguido el reconocimiento, bien por su dedicación en pro de los demás, como Vicente Ferrer; bien por su labor literaria como Frank MacCourt o por su fama alcanzada como artista, como es el caso de Michael Jackson.
Tres personas con perfiles completamente diferentes, pero que tienen en común el logro de destacar por encima de ese inmenso y anónimo colectivo que constituimos el resto de los humanos. Permanecerán para siempre en la memoria humana, sin haberlo perseguido, sin pretenderlo. Lo harán por sus hechos, en este caso positivos, al contrario de aquellos deleznables personajes históricos que representan una lacra y una maldición para la historia de la humanidad.
Vicente Ferrer fue un gigante de la solidaridad humana, con una vida dedicada por entero a los demás. Su obra perdura y estará en la mente de sus benefactores y de la humanidad entera. Si alguien se merece el Premio Nobel de la Paz, es sin duda él y desde aquí, para él lo solicito en nombre de todos aquellos desheredados de la Tierra a quienes dedicó su vida entera.
Frank MacCourt, entrañable personaje, profesor y escritor irlandés, que con una sensibilidad, ternura y humor encomiables, nos describe en su libro Las Cenizas de Ángela las terribles vicisitudes que su familia sufrió en Irlanda en medio de la pobreza y el abandono más absolutos. Profesor en Nueva York, narró también sus increíbles experiencias en aquel país. Fueron sus alumnos, que lo querían y admiraban, quienes le animaron a escribir las historias que les narraba en clase y que escuchaban con auténtica devoción.
Michael Jackson, pese a sus excentricidades, figurará en los anales de la historia de la música, como uno de los más grandes artistas. Fue un genial compositor, cantante y coreógrafo, tres grandes aptitudes que no todas las figuras de este sector han logrado reunir. Sus incondicionales lo echarán mucho de menos, así como la música en general.
Tres adioses, tres historias, tres personajes que nunca morirán.

lunes, 13 de julio de 2009

MI MUY MEJOR AMIGO

He sabido que te has cansado de vivir, que ya no quieres causar más molestias, que has decidido dejar a quienes tanto te van a echar de menos, querido Pillo. Han sido muchos años para ti, pero muy pocos para tu amigo del alma al que abandonas. Le has dado todo durante estos felices años y, como siempre, a cambio de nada. Permanecerás en su corazón y tu recuerdo le acompañará para siempre.
Es Pillo un alegre, bullicioso, simpático y juguetón perro que conozco por ser el fiel compañero de un amigo. Hace tiempo que sabía que estaba enfermo y cargado de años; qué ironía con apenas unos pocos años traducidos a nuestra escala, pero ya muchos en la suya, que le venían pesando últimamente y que le causaban trastornos como si de un anciano se tratara.
Pese a su enfermedad, pese a la tristeza que denota su tierna mirada, lo lleva con toda la dignidad del mundo, tratando de no perturbar la vida de quienes se desvelan por él, intentando no preocuparlos y devolviendo multiplicado por mil el cariño recibido.
Vas a dejar un enorme hueco en la casa, un gran espacio de ternura y cariño por todos sus rincones, un vacío imposible de llenar. Sólo el tiempo y los recuerdos de los maravillosos momentos pasados juntos, suavizará el dolor que causará tu ausencia.
No son fáciles de entender estos sentimientos para quienes no hayan sentido el amor y el cariño inmenso que se puede llegar a profesar a estos maravillosos animales que te lo dan todo, que son capaces de dar la vida por ti, que llegan a dedicártela por completo, llegando hasta la sumisión y la entrega total.
Les basta con una caricia, con una palabra amable y ya son felices. Se deprimen y sufren como nosotros, pero sin causarnos la menor molestia. A lo sumo emiten unos leves quejidos y nos miran con esos ojillos que nos parten el corazón.
Las separaciones son dolorosas para todos. Se echan de menos mutuamente y el reencuentro es inenarrable. Si pequeño, se mueve nervioso y contento a tu alrededor, si grandote, se pone de pie sobre sus patas traseras y te arrincona contra la pared comiéndote a lametones que son besos para ellos.
Su capacidad de entrega es absoluta y su bondad infinita. En algunos casos, sobre todo en ambientes rurales, sé de algún perro que, presintiendo su muerte, se aleja de casa para morir. Es un último y elevado acto de supremo amor hacia su compañero al que no quieren hacerle sufrir.
Querido Pillo, no te irás aunque tú te empeñes. Permanecerás aquí, en el corazón de aquellos que tanto te quieren. No te olvidaremos. Hasta siempre.

jueves, 9 de julio de 2009

EL ABUSO NACIONAL

Permítanme que les narre tres historias cortas de abusos varios entre las miles, que ustedes sin lugar a dudas podrían engrosar, hasta formar un conjunto de tales dimensiones que podríamos editar un libro-manual de gigantesco tamaño y de múltiples volúmenes con el cual podríamos ilustrar la chapuza-abuso nacional que sigue vigente, desde la típica chapucilla de bajo nivel, hasta la más sofisticada de guante blanco, pasando por la usura sin refinamiento alguno y de porte a veces chulesco y siempre descarado de la banca nacional.
Sábado por la mañana, alrededor de las doce horas de un soleado día de verano. Llegamos a casa y nos encontramos con la cerradura atascada. Llamamos al consabido cerrajero que acude al cabo de una hora con una imponente moto que aparca en la acera – por nuestra mente pasa el albañil de la película “esta casa es una ruina” – . El vecino, para animarnos, nos avisa: podéis prepararos. Tardó dos minutos en desatascar la cerradura y otro minuto en cobrarnos doscientos cincuenta euros. Cierto es que me dio una solución, por si tenía problemas con el seguro, y que aquí, me van a permitir, no voy a desvelar.
Un día cualquiera de un mes cualquiera en un local sin energía eléctrica debido a una avería de un interruptor general. Aviso a mantenimiento y me envían al ínclito electricista, que de un vistazo diagnostica el origen del problema: hay que cambiar el conmutador principal. Voy a por la pieza y en un momento se la repongo. Tarda tres horas en volver y cinco minutos en colocar el dichoso repuesto. Me factura cuatro horas y, claro está, le pido explicaciones. Las tres horas por el tiempo que tardó en conseguir la pieza – ese debería ser su problema, no el mío – y la otra hora porque es hora o fracción. Le muestro mi desacuerdo. Su respuesta literal: pues se la quito y me la llevo. Sin comentarios.
En plena crisis, solicito un aval a una entidad bancaria que preferiría no citar, o sea, Caja Madrid, donde llevo veinte años de esforzado cliente tanto a nivel privado como al de empresa. Después de pedirme una documentación que podría rivalizar con los presupuestos generales del estado, se dignan aprobar la operación, eso sí, con un interés del 5,5% anual, que en el caso de un aval es de una usura insoportable – normalmente están entre el 1 y el 1,5% anual - . No tuve alternativa. Hace unos días les solicité otra operación. Al final no la llevé a cabo. Me piden explicaciones y me dicen que de todas formas me van a cobrar una comisión de estudio. Es decir van a cobrar por nada. Nada nuevo bajo el sol.
Tres sencillos y mínimos ejemplos del día a día del panorama chapucero nacional. No incluyo a los políticos corruptos, porque esa es una empresa de volumen tal, que supera con mucho el propósito de estas líneas.