La imagen personal, siempre ha
jugado un importantísimo papel en la carrera de un político, hasta el punto que
su influencia trasciende todas las barreras habidas y por haber, a la hora de
superar cuantos avatares han de afrontar estos personajes en su trayectoria
personal, inseparable de su papel como representante de los ciudadanos, ante
los que su apariencia física juega un decisivo rol a la hora de arrancarles el
tan deseado voto, sin el cual nada pueden conseguir, por el que son capaces de
falsear su imagen, dramatizando cuanto sea necesario, llevando a cabo cambios
de todo tipo, camaleónicos a tiempo completo,
en pleno y permanente cambio, en función de las necesidades que en cada
momento se presenten, en un afán decisivo por llegar a las gentes al precio que
sea, para conseguir el premio que tan denodada y agotadora actividad teatral
exige.
Todo con tal de conseguir llegar
al poder, a la cima, al objetivo propuesto por estos peculiares actores de la
farsa, que no dudan ni por un momento en convertirse en aquello que la ocasión
demande, y que su amplio y activo gabinete de imagen se encargará de recordarle
a cada paso que den, que no es poco, teniendo en cuenta que de ellos depende,
en gran medida los resultados electorales obtenidos, ya sea para bien o para
mal, jugándose el puesto ambos, pues sin estos asesores, no tienen sentido los
protagonistas, ya que se necesitan mutuamente, en una asociación que puede dar
excelentes resultados, o todo lo contrario, por lo que ambas partes, sin duda,
se afanarán en su exhaustivo y peculiar trabajo, ya que de su aplicada y
correcta actitud, dependen sus dispares trabajos.
Y es que esta labor es
absolutamente decisiva, y es por ello
que tanto se esfuerzan unos y otros, ya que la imagen que presenta un político,
más allá de la ideología y de la capacidad del mismo para expresarla, puede ser
decisiva para inclinar la balanza hacia uno u otro lado, a la hora de decidir
entre los políticos que se juegan un importante puesto, por lo que el cuidado
de la imagen, es una actividad permanente que no pueden descuidar, y que deben
actualizar con frecuencia, siempre en función de los resultados obtenidos, que
son la mejor vara de medir, para corregir, si es necesario, posibles errores
cometidos, así como afianzar cuanto de positivo hayan tenido los usos y
actitudes acertadamente introducidos, que han de tenerse en cuenta en sucesivas
campañas que hayan de afrontar.
A veces, simplemente, una
determinada indumentaria, constituye una auténtico y determinante mensaje hacia
el electorado, como ocurrió con un presidente español, famoso por sus chaquetas
de pana, que se relacionaban con toda una ideología al contactar con las masas
más populares, suponiendo todo un acierto a la hora de conseguir votos entre un
importante sector de la población, con el que conectaban estas actitudes,
cercanas a los trabajadores y a los sectores más progresistas que congeniaban a
la perfección con esta imagen, como tantas otras, léase las mangas remangadas y
la camisa blanca sin corbata, las camisetas con mensajes reivindicativos o con
colores corporativos de una determinada entidad o partido, todo ello con un indudable
afán de proyectar una imagen que capte la atención de unos ciudadanos ávidos de
sentirse próximo a un líder que los represente.
Hoy en día, Internet y las redes
sociales, suponen todo un desafío para los gabinetes de imagen de las figuras
públicas, que las utilizan habitualmente como herramientas estratégicas de
comunicación entre los políticos y los ciudadanos, estableciendo con ello un
nuevo escenario político para una puesta en escena que tiene que ser creíble,
fiable y auténtica, para unas ingentes
masas de población a las que llegan los mensajes de una manera inmediata, a
sabiendas de que una inmensa cantidad de posibles votantes, están al otro lado
del emisor, con un enorme porcentaje de receptores, que a buen seguro, no se
les escapa el mensaje emitido por los interesados en mejorar su imagen.
Pero no siempre se consigue
acertar de pleno a la hora de mejorar la imagen de un político necesitado del
retoque estético, que no ético, con el fin de mejorar sus resultados, ya que en
ocasiones, se consiguen los objetivos opuestos, debido a una mala campaña de
imagen, bien porque está mal diseñada, bien porque no se ejecuta adecuadamente,
bien porque el perfil del personaje no se ajusta a los cánones previstos,
resultando de esta manera un fracaso absoluto que puede desembocar en un
estrepitoso y fallido resultado, que no sólo no consigue los objetivos
propuestos, sino todo lo contrario, con lo que los resultados electorales, sin
duda, se resentirán por ello.
En nuestro País, el actual
presidente se halla inmerso en una auténtica batalla por mejorar su imagen, que
parece basar en hacerse la foto con personajes de la alta política mundial,
como el fallido intento con el presidente de los Estados Unidos, con quien le
prepararon una teatral y absurda reunión que duró treinta segundos, en un
paseíllo grotesco, del que el líder americano pareció no darse por aludido,
consiguiendo con esto todo lo contrario de lo que intentaba, mientras que otras
ocasiones intenta por todos los medios aparecer con personajes de la Unión
Europea, o con quién considera le puede reportar alguna mejora de su imagen.
Acostumbra también a llevar a
cabo declaraciones altisonantes de los resultados conseguidos con su gestión,
que no son tales, ya que nos corresponden a su ámbito personal, sino al de la
Europa que los lleva a cabo, así como el intento de mejorar la imagen de su
gobierno, y por ende la suya, al cesar a importantes nombres y relevarlos por
otros, posiblemente menos aptos, pero
más jóvenes y con mejor presencia, en un intento que raya en una auténtica
obsesión, no exenta de patetismo, por perpetuarse en el poder, que tanto tiempo
y medios consume, y que no siempre consigue, como en este caso, los resultados
esperados para mejorar su deteriorada imagen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario