lunes, 16 de octubre de 2023

Si yo fuera rico

Este título, que sin duda despertará los recuerdos de infinidad de gente de cierta edad, que tuvo un enorme éxito allá por los años setenta, corresponde a la banda sonora de la película “el violinista en el tejado”, protagonizada por el actor Topol, que escuchamos en infinidad de ocasiones, y que en inglés – if I were a rich man – memorizamos y tatareamos con harta frecuencia, aunque por supuesto, no domináramos el inglés, que la vimos en el cine y después repetidas veces en televisión, marcó una época entonces, y vuelve a estar de moda en éstos ajetreados y convulsos tiempos.

Y no precisamente porque la fortuna nos haya sido propicia a quienes la vimos, hasta el punto de pasar de la pobreza a la riqueza, de la noche a la mañana, como le sucedió al protagonista, que feliz él, bailaba en el desván de su humilde casa al ritmo de la canción que interpretaba, fantaseando con llegar a poseer un día una casa de verdad, con todas las comodidades posibles, y que constituye toda una emblemática imagen de la historia del cine.

Tampoco porque la vida actual, después de tanto tiempo, se haya tornado generosa, amable y abundante para una mayoría de la población de este país, que desearían poseer una casa sin los agobios que ello conlleva, léase hipotecas imposibles en unos casos, y en otros, ni siquiera esa posibilidad, sino poder sufragar el abusivo alquiler que los conduce a destinar un porcentaje inasumible del sueldo, si lo tuviera, que esa es otra canción, y no digamos ya en el caso de los jóvenes, que ni a una ni a otra solución pueden optar, viéndose obligados a elegir la casa de los padres, que los acogen como a si del retorno del hijo pródigo se tratara.

Llegados a este punto, deberíamos, si no aclarar meridianamente, sí al menos intentar explicar cual es el motivo por el que el título del tema central de esta película nos ocupa y preocupa, hasta el extremo de tomar en consideración temas y problemas sociales que no por reales, dejan de servirnos de punto de partida para entrar en materia que, como verán, aunque pueda carecer de la seriedad necesaria para tenerlo en cuenta, no de ser objeto de preocupación para quienes se encargan, porque para ello han sido elegidos, de recaudar los impuestos destinados a mejorar nuestras vidas y haciendas.

Por el contrario, motivos de preocupación tienen, en el otro extremo, quienes por razón de sus logradas y abultadas fortunas, han de responder de esos diezmos que han de ingresar en las arcas del estado para que los menos agraciados, puedan disfrutar de los beneficios que comporta una justa distribución de los ingresos que en este caso corresponde a los más ricos, y que dada la poca gracia que les hace, intentan evadir el compromiso, recurriendo a determinadas argucias, que a continuación detallamos, y que, aunque en el fondo, aunque pretenden conseguir los mismos objetivos, la formas difieren sustancialmente.

Según la viceprimera ministra y ministra de trabajo de este país, los ricos, sin más paliativos, para evadir sus obligaciones tributarias pretenden huir, pero no ocultándose en nuestro país o en otro lugar de este proceloso mundo, dónde sin duda serían bien recibidos con sus fortunas a cuestas, no. Lo que están tramando de una subrepticia forma, es escapar del planeta, dejar este mundo para llegar a otro, bien de esta galaxia, bien de otra vecina, dónde puedan poner a buen recaudo su magra fortuna que, aquí, en el planeta Tierra, pretenden minorar.

Preguntada a tal efecto, la viceprimera ministra, no ha tenido problema alguno a la hora de aclarar que los que se han propuesta esta vía de escape, lo harán en un cohete, aunque no ha aclarado de que compañía, ni nacionalidad, aunque se da por hecho que dada la limitada oferta en este campo, apenas encontrarán dos o tres compañías con experiencia en éstos viajes, y no precisamente en nuestros país, que dada la amplia demanda que soportarán, dejarán de lado su viaje espaciales programados, para dedicarse a esta nueva actividad tan lucrativa.

Queda tan sólo un pequeño pero esencial detalle que aún desconocemos, y es que el destino o destinos que podrán elegir los evasores fiscales, y, en su caso, si allí van a atender sus pretensiones, dado el hecho de que quizás no admitan o valoren sus aquí valiosas fortunas tengan que quedarse en tierra extraña, o vuelvan sin conseguir sus objetivos, y eso en el caso de que hubieran adquirido billete de ida y vuelta. Riesgos del oficio que deberán asumir quienes entren en ese privilegiado y selecto grupo, que a bordo de un cohete, se convertirán en los primeros viajeros, que emulando a Julio Verne, abandonen este planeta, algo que no descartaría, si yo fuera rico.

No hay comentarios: