jueves, 10 de septiembre de 2009

CUÉNTAME LOS AMORES REVUELTOS DE LA SEÑORA

Lectores habrá que hayan descifrado el extraño título que precede a estas líneas, desentrañando su misterioso y laberíntico significado que no es otro que la concatenación de tres de las series televisivas que nos azotan diariamente con sus contenidos machacones, repetitivos e insufribles y que gozan de un favor popular que debería sorprendernos a estas alturas, pero que dado el hecho del nivel cultural - no digamos ya del morboso nivel televisivo, de que goza este país - pues, oiga usted, lo entiendo perfectamente.
Las tres citadas series - hay muchas más que podríamos citar – siguen, para mayor inri, la misma temática tan reiterativa por estos lares como es la de la posguerra, que ya cansa, hastía y aburre hasta límites insoportables, tan tratada, manida y utilizada durante tantos años y que vuelve otra vez con inusitada fuerza y con una elevada audiencia que da que pensar, aunque esto último no es absolutamente necesario para seguirlas, ya que los contenidos de las misma no dan para tanto.
Me imagino a los guionistas confeccionando el rollo diario, desternillándose ante semejantes atropellos culturales que se ven obligados a inventar, sabiendo que no tienen que devanarse mucho el intelecto, puesto que las situaciones y los planteamientos son a veces tan absurdos y ridículos que les basta con situar a los personajes en un determinado entorno y poner en boca suya los textos más vulgares que a veces ni siquiera vienen a cuento.
Algunas ni siquiera se molestan en documentarse, otras en cambio parecen más elaboradas y es que han encontrado un auténtico filón con el que pueden eternizarse elaborando miles de capítulos – de un mes de un año de aquella época son capaces de extraer material suficiente para decenas de capítulos - y así durante toda la posguerra, sabiendo además que van a gozar del favor de un público fiel que no se va a perder un solo día el rolllo correspondiente.
Claro que hay mucho más. Tenemos las siniestras, patéticas y espeluznantes historias de un internado ubicado en un misterioso bosque donde habitan horrendas criaturas, protagonizado por unos tiernos/as infantes/as absolutamente creciditos/as, que se las ven y se las desean para representar el papel de adolescentes que, en la vida real, ha tiempo dejaron de serlo. Afortunadamente tenemos también alguna serie policíaca, muy a la española, otra de tetas y paraísos ejemplarizantes y alguna que otra de jueces insobornables, hospitales insufribles y colegios con niñatos consentidos e insoportables. Como ven, no falta de nada.
Afortunadamente, y para desengrasar, podemos disfrutar de la más aborrecible programación-basura que pueda uno imaginarse. El cotilleo, el mal gusto, la vulgaridad, la mala educación, la falta de respeto y la cutrez más absolutas, se encuentran allí representadas. Es sumamente difícil expresar con palabras el mal gusto y la incultura más recalcitrante que rezuman semejantes bodrios televisivos. Menos mal que de vez en cuando nos ponen alguna película que puede verse. Eso sí seguro que ya la habrán exhibido diez veces. No esperen una obra de teatro o algún programa con un contenido mínimamente cultural.No lo harán, sencillamente porque la cultura no vende en este país.

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