jueves, 1 de marzo de 2012

ENTRAÑABLE JOAN MANUEL

Abrumado por la insoportable carga mediática plena de cifras y números de valores tales que causan asombro, perplejidad y desasosiego – léase recortes, déficits, deudas y otras zarandajas diversas - y que ni queremos ni estamos por la labor de traducir a nuestra antigua moneda, porque nos llevaríamos un sobresalto aún mayor, del que reponernos, angustias varias nos costarían. Y como ya tenemos bastante cada hora, cada día con la carga que han depositado sobre nuestras espaldas, apaga la radio, cierra el periódico, desconecta el ordenador, y aparta la vista del pedante televisor para buscar otra ubicación mental que le permita a uno un rato de tranquilidad y sosiego.
Nada mejor que un paseo relajante alejado del mundanal ruido del tráfico de la ciudad para tratar de encontrar un poco de paz, donde poner la mente en blanco y dejarla que busque en su memoria los lugares, hechos, gentes, sensaciones, olores, canciones, imágenes, que nos hicieron y hacen la vida agradable de vez en cuando y adonde nos gusta regresar con frecuencia con el objeto de disfrutar esos ratos de soledad que nos alejan del resto del mundo.
Y así, acuden a mi mente melodías miles de veces recreadas que en tantas ocasiones hemos cantado, susurrado o tatareado, pertenecientes a una determinada época quizás, o más bien como es el caso, a toda una vida. Y comienzo sin apenas ser consciente de ello a cantar esas canciones que forman parte de nuestro acervo cultural personal, correspondientes a un determinado cantautor que nos marcó profundamente y al que seguimos admirando, considerando y respetando, agradecidos por los buenos momentos que nos ha regalado durante tantos años.
Pocos personajes públicos, queridos y admirados por casi todo el mundo, independientemente de la formación, la cultura, e incluso la ideología de las gentes, han gozado de la popularidad y el respeto como el entrañable Joan Manuel Serrat. Estamos tan acostumbrados a su aspecto de buena persona, a su sonrisa sincera, franca, contagiosa, a su peculiar voz, a sus temas llenos de poesía cuando eran propios y a la música compuesta para cantar a los grandes poetas, que lo hemos ya un poco nuestro.
Los poemas de Machado, de Miguel Hernández, de Lorca, Alberti, Cernuda, Benedetti y otros, llenaron de luz nuestros ojos y regalaron nuestra sensibilidad y nuestros oídos con la belleza de una música para la cual parecían estar compuestos. Quién no ha cantado, al menos alguna vez, temas como, Mediterráneo, La Saeta, Nanas de la Cebolla, Elegía, Para la Libertad.
Dudo mucho que alguien pueda censurar a Serrat, acusándole de algún tipo de desvarío que pueda haber llevado a cabo a lo largo de su dilatada vida de cantautor. Siempre ha hecho gala de una elegancia y una moderación exquisitas a la hora de pronunciarse en cualquier sentido, sin que haya habido lugar a que alguien pueda haberse sentido molesto por ello.
En este país tenemos la ingrata y desagradecida costumbre de homenajear a la gente una vez que ha desaparecido del mapa. En realidad es pura hipocresía y no refleja sino la mala educación y la insoportable manía de halagar falsamente cuando ya no puede darse por aludido.
Seguro que Joan Manuel no tiene problemas con esto. Y es que él, nació en el Mediterráneo.

2 comentarios:

Silvia Red dijo...

Hermosas palabras que dan cuenta del afecto hacia Joan Manuel Serrat.

Me he tomado la licencia de compartir tu artículo en nuestro sitio, citando tu autoría y el blog.

Acá te dejo el enlace del sitio, por si quieres visitarlo. Será un placer.

http://xjmserrat.com/

Si hubiera algún inconveniente en comopartir este artículo, por favor infórmanos de ello.

Muchas gracias!!!!

Silvia

Silvia Red dijo...

También te dejo el enlace de la página de Joan Manuel Serrat en Facebook.

https://www.facebook.com/joanmanuelserrat