jueves, 15 de marzo de 2012

POR QUÉ HABLAN DE DEPORTE CUANDO QUIEREN DECIR FÚTBOL

Insoportable, omnipresente, molesto, cargante, pesado, insufrible, pedante y muchos calificativos más, podríamos aplicarle a ese deporte que todo lo llena, que está presente hasta en la sopa, que nos envuelve, rodea y empapa hasta el punto de irritar a cuantos escuchan la radio, ven la televisión o leen los periódicos - sobre todo los fines de semana - a la hora de ojear las noticias deportivas, donde este cargante deporte ocupa el noventa y cinco por ciento del espacio, con lo que los cada día más numerosos y sufridos ciudadanos que acaban odiando este deporte, se preguntan si estamos volviendo a la famosa época cuando se entretenía al personal con los goles de la selección española, cuando se presagiaba que podía haber conflicto laboral, protestas y otras movidas que pudiesen llevar a los ciudadanos a la calle.
Si encima sumamos a todo este panorama el hecho de que con los recientes éxitos de la selección, nadie se atreve a levantar la voz - después de tantos años de sequía - pues apaga y vámonos. Con el fútbol, pues, hemos topado. Un deporte que ha logrado – según dicen por ahí las malas lenguas – unir a los ciudadanos de este País, como nada ni nadie había logrado jamás, consiguiendo que los hinchas canten el himno nacional - aunque no tenga letra, lo cual tiene su mérito - y que las gentes tengan así un tema del que hablar en el trabajo, en el ascensor, y hasta en los pasillos de nuestro edificio, permitiendo con ello una comunicación con esos vecinos con los que llevamos conviviendo un montón de años, pero de los que no pasábamos habitualmente del hola y adiós diario.
Las futbolistas son en este País tan conocidos, famosos y notorios, que forman ya parte del saber popular, apareciendo con suma frecuencia en las revistas y publicaciones llamadas del corazón, o más bien del cotilleo puro y duro, donde suelen aparecer con su última conquista, luciendo su deportivo o mostrando al personal, como se las gastan cuando de juerga andan, mostrando en definitiva, que todo se lo pueden permitir dado su altísimo poder adquisitivo, que uno no puede llegar a explicarse teniendo en cuenta no sólo cómo está el patio, sino, lo poco que trabajan y la escasa preparación y formación que a todos los niveles demuestran.
Así las cosas, el empacho futbolero es absolutamente inaguantable. Enciendan ustedes la radio un sábado o domingo a partir de las doce de la mañana, y ya no oirán más que una canción machacona y demoledora, un programa de deportes – mentira porque ya verán que no se habla de otra cosa que del balompié – monocorde y vocinglero, que se hace inaguantable cuando empiezan los partidos, tanto de primera como de segunda, con un griterío ensordecedor y en un tono que resulta insoportable.
Me sorprende, intriga y asombra, todo lo que tenga que ver con la estadística en este mundo del fútbol, que ha llegado a alcanzar cotas tan altas, que ya quisiera conseguir el Instituto Nacional de Estadística. Realmente es increíble y nos les miento. Les ilustro este hecho con algunos datos estadísticos que citan con frecuencia. Hablo aquí sólo de algunos de ellos, porque se podrían añadir muchos más: el número de goles de cada equipo, de cada jugador, los anotados de falta, de penalti, los marcados con el pie izquierdo, derecho o de cabeza, las asistencias, los remates, el número de veces que cada jugador ha participado con su equipo, con la selección, las faltas cometidas, las expulsiones sufridas, los penaltis fallados, las lesiones y todo ello a lo largo de la vida deportiva tanto del club, como del jugador.
Absolutamente extraordinario, aunque no tanto como el hecho inaudito, increíble y demoledor, sobre todo en los tiempos que corren, que los equipos de fútbol de este País, tengan una deuda con Hacienda y con La Seguridad Social absolutamente descomunal, que nadie entiende ni comprende. Cifras que asustan y que de ninguna forma pueden ni deben permitirse y más teniendo en cuenta las astronómicas cifras que cobran sus estrellas.

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