Después de ochenta deprimentes días, seguimos sin visualizar un
futuro que presagie una vida normal, dentro de las posibilidades que esa
expresión puede ofrecernos, tras una epidemia controlada, que no dominada,
según nos adelantan quienes en su momento actuaron tarde y mal, y que ahora,
quizás por esa mala conciencia, o mejor, por esa presunta inseguridad, y a
punto de dar por terminado el siempre mal llamado estado de alarma, están
alargando los plazos o fases de la denominada desescalada, convirtiéndola en un
suplicio más de este insoportable y duro confinamiento al que no se le ve el
punto final tan ansiado.
Y es que dicho símbolo, no va a materializarse de hecho, como
ya nos están adelantando, cuando a tres semanas aún del final de está
reclusión, ahora suavizada, nos comunican, nos ordenan, nos advierten
severamente, que las medidas de distanciamiento social, las máscaras, y otras
recomendaciones varias, continuarán después de la finalización del estado de
excepción, trocado en estado de alarma, con lo que proseguiremos en un singular
confinamiento en semi libertad, que nos dicen se extenderá hasta que se
encuentre una vacuna o remedio para luchar contra esta pandemia, que está
dejando un rastro atroz de víctimas y de todo tipo de efectos secundarios,
personales, sociales, económicos y laborales, que están dejando el País exhausto
y profundamente devastado.
Continuaremos entonces, con las mascarillas puestas y con la
sensación constante de estar continuamente vigilantes, ante la presencia ajena,
cuando salgamos a la calle, vayamos a la compra, viajemos, o nos entreguemos a
un ocio limitado por tantas precauciones, que harán de los ciudadanos unos
seres temerosos de una movilidad estrictamente controlada y vigilada por tantos
condicionamientos, que ya creíamos haber dejado atrás, después de tanto tiempo
de un forzoso y brutal encierro que ha dejado huellas indelebles en unos
sufridos ciudadanos, que ven cómo no ha terminado aún su angustia vital, y,
sobre todo, que desconoce por completo cuando llegará su final.
Por definición, intangible es aquello que no se puede tocar,
que está por lo tanto, fuera de nuestra alcance, intocable, inasible, al margen
de nuestra capacidad para maniobrar y decidir sobre ello, que es lo que nos
pasa con un futuro incierto e inseguro, que jamás, ni en nuestros peores sueños,
podíamos imaginar cuando comenzábamos el año dos mil veinte, cuya curiosa y
repetitiva cifra de dígitos nos hacía presagiar un año diferente que podía traernos
buenas y venturosas nuevas, que se han visto frustradas por la feroz pandemia
que ha dejado un rastro terrible de dolor y sufrimiento para decenas de miles
de personas de nuestro país, y para centenares de miles en el mundo.
Una pandemia, que afortunadamente ha respetado a los niños, a
los más pequeños, y que se ha cebado de una espantosa manera con los ancianos,
que han sido maltratados de una odiosa y cruel manera, procedentes la mayoría
de unas residencias mal equipadas, y a los que no sólo ha atacado con una abominable
y perversa maldad, sino que la sociedad les ha relegado ante los más fuertes,
que han tenido preferencia a la hora de ser atendidos por una sanidad
sobrepasada, ante una falta de medios materiales, que ante la nula previsión
del gobierno, no estaba preparada para atender a una ingente cantidad de enfermos
que llenaban los hospitales.
Ahora, cuando nos creíamos ya casi libres, cuando pensábamos
que la pesadilla había tocado a su fin, los poderes establecidos, que nos han
confinado en nuestras casas, dónde millones de ciudadanos han sufrido lo
humanamente indecible, en parte debido a la inacción de los poderes públicos, a
la hora de tomar las medidas oportunas al principio de la pandemia, cuando el
desastre se veía venir, nos obligan a continuar obviando un futuro que se nos
presenta oscuro e invisible, cubiertos con las mascarillas y un distanciamiento
social, que nos con convierte en seres humanos con un sentimiento mezcla de incomprensión,
humillación y rabia contenida ante una situación que nos afecta a todos, y que
nos compromete un incierto e intangible futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario