sábado, 1 de enero de 2022

IN ALBIS

No fue precisamente el Latín, la asignatura preferida durante mis estudios de bachiller, cuando aún está lengua, que admiro y respeto, formaba parte del plan de estudios de entonces – léase hace un buen puñado de décadas –que me hizo sudar tinta china, permítaseme tan curiosa expresión, aún hoy en vigor, que me destrozaba los nervios, cada vez que me sumergía en las entrañas de la farragosa y larga oración, tratando de encontrar el dichoso sujeto, que podía encontrarse en cualquier intrincado rincón de la misma, y que necesariamente, no se disponía al principio, cómo podría esperarse, sino que hallábase oculta, ora en el centro, ora antes, ora después, con lo que su búsqueda se convertía en una auténtica aventura sintáctica, que casi siempre se tornaba imposible para el bachiller empeñado en desentrañar tamaño desafío lingüístico.

In Albis, es una expresión latina – latinajo propiamente dicho – que tiene varias acepciones, muy similares entre ellas, que se traduce, como estar o quedarse en blanco, quedarse sin conseguir lo pretendido, no lograr o captar lo que se expone, entre otras que podríamos citar, y que se ajustan a la perfección en la simple y llana locución, “en blanco”, o sea, de no haber entendido nada, perplejo y sorprendido ante una situación que no asume ni entiende, en definitiva, que le supera y le sume en un vacilante desconcierto, que encuentra siniestro e incierto a partes iguales, que es lo que a mí me sucedía cada vez que me disponía a analizar la dichosa oración, cuyo núcleo fundamental, era sin duda, el hallazgo del misterioso y oculto sujeto.

No consigo recordar si el Latín se estudiaba en un solo curso o en varios, si sólo en el bachillerato, o si también lo contemplaba el plan de estudios de magisterio – aunque esto último, lo dudo – pero si permanece en mi memoria lo mucho que me hizo sufrir esta hermosa y fundamental lengua, que tanto estimo y respeto, origen de tantas otras, y que sobra aquí tratar de explayarnos en su vital importancia,  tanto en las ciencias como en las letras y el arte en general, y que por desgracia hoy se encuentra tan denostada y cuestionada, por quienes no poseen la necesaria cultura, conocimiento y sensibilidad para concederle la enorme importancia que para la civilización humana ha supuesto a través de la historia.

 Lengua viva, que no muerta como algunos le suponen, que yo tanto defraudé, con mis continuos suspensos, que apenas logré superar con justos y nimios aprobados, que en algún caso logré, recuerdo ahora, gracias a la inestimable ayuda de algún compañero que, en el examen, me pasó la salvadora chuleta, para conseguir superar la inevitable prueba, nada que ver con la asignatura de religión, que en la Escuela Normal de Magisterio de Segovia, aprobaba sin problemas – el profesor era un sacerdote – y yo para entonces un completo descreído, ya que existía una leyenda,  que afirmaba que bastaba con hablar bien de la virgen, para aprobar, algo que seguí al pie de la letra, y que me dio excelentes resultados.

In Albis llevamos los dos últimos años, inmersos en una pandemia que pese a la vacunación, y gracias a ella más debilitada, sigue golpeando este País, y el resto del Mundo, con alarmantes cifras de contagios, cuando finalizamos este oprobioso año 2021, que nos ha dejado en blanco una memoria demasiada cargada de esperanzas defraudadas una vez más, después de pasar el terrible 2020, que creíamos supondría el final de todas las desdichas que se prolongan ya dos años en pleno siglo XXI, con un País que pese a las euforias gubernamentales, sigue con unas cifras económicas, sociales y laborales, que no permiten lanzar las campanas al vuelo, con una clase política nefasta en todo su arco parlamentario.

Y es que desde la izquierda más extrema, hasta la derecha más cavernaria, pasando por un centro izquierda y otro orientado a la derecha, ambos irrelevantes, o más bien inexistentes, dónde todos se caracterizan por las mismas malas formas, la misma ineptitud, y la misma obsesión por aferrarse a la poltrona, al poder, en definitiva, ajenos a su labor en pro de unos ciudadanos, cada vez más frustrados y cansados de ellos, de todos, sin distinción ideológica, si es que la tuvieren, que nos están dejando la mente en blanco, in albis, a fuerza de olvidarnos de ellos, que es lo único positivo que están consiguiendo entre tanta indignación, tanto cansancio y tanto sufrimiento como están causando a una población, harta de su ineficacia, de su soberbia, y de su falta de sensibilidad ante tanto desamparo.

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