viernes, 14 de noviembre de 2008

INEFABLE ESPERANZA

Es Esperanza Aguirre una mujer singular, que destaca tanto en el terreno político como en el personal. No es fácil para la mujer española lograr sobresalir en altos cargos, ya sea en el ámbito de la política como lo es en este caso, ya sea en el ámbito empresarial.
Y tiene su mérito, tratándose de una país como el nuestro, eminentemente machista aún, pese a que nos cueste admitirlo, tan vedado a la mujer a la hora de figurar al mando de una empresa, de un partido político o de una presidencia del gobierno, esto último absolutamente impensable aquí y hoy en día, donde no se vislumbra, ni de lejos, tal posibilidad.
Al margen de consideraciones ideológicas y de afinidades políticas, hay que reconocer que esta mujer, con su aspecto de niña traviesa y su perenne sonrisa, se desenvuelve con una soltura y con un desparpajo tal que llama la atención del espectador, independientemente de su credo político.
Y es que Esperanza, Espe, para los amigos y no tan amigos, tiene la poderosa virtud de no sólo llevar la batuta de mando, sino que además, y de hecho, la utiliza, ejerciendo la dirección con firme mano de hierro.
Recuerden aquello de “la mujer del César no sólo debe serlo, sino que debe parecerlo”. Pues bien. En este caso, no es que sea la mujer del César, es que ella, Esperanza, es “El César” con mayúsculas.
La inefable Esperanza Aguirre, posee una inestimable capacidad para decir lo contrario de lo contrario de lo que piensa, o no, o sí, o por qué sí / por qué no. Estas expresiones, tan suyas, tan conocidas – Esperanza da mucho juego en el terreno mediático y si no que se lo digan a los periodistas y demás medios de comunicación – pronunciadas con su habitual sonrisa y desparpajo, hacen pensar en una mujer absolutamente válida para la política donde se desenvuelve a sus anchas en un terreno que conoce a la perfección.
No está exenta, ni mucho menos de cometer fallos clamorosos, y no hablamos ya de sus habituales peleas o disensiones, llámeselo como se quiera, con el alcalde de Madrid, o de excesivos e innecesarios gastos en inoportunas inauguraciones en plena crisis.
Se trata de meteduras de pata – le escribí entonces una carta abierta criticando irónicamente su actitud – como aquella en la que manifestaba que no lograba llegar a final de mes y que echaba de menos las pagas extra – en la carta me ofrecí para avalarle un crédito con el objeto de que pudiera tomar ese año el turrón -. Confieso que no obtuve respuesta a dicha carta, con lo que dí por hecho que resolvió sus problemas económicos.
Seguramente me crucificarán tanto los detractores como los partidarios de Esperanza. Están en su derecho. Yo también lo estoy de expresar con la máxima neutralidad posible lo que pienso en este momento. En cualquier caso está ahí. Soy un entusiasta partidario de que la mujer tome los mandos en tantos lugares donde se les ha negado. Quizás muchos no estemos de acuerdo con su ideario político y con su trayectoria como Presidenta de la Comunidad de Madrid, empezando por mí mismo, pero le hemos de reconocer su talento y su camaleónica capacidad de desenvolverse en la arena política, así como su capacidad para hacerse respetar entre los suyos.

No hay comentarios: