lunes, 26 de julio de 2010

EL CORRALITO DEL COMANDANTE

Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar. Y ahí siguen los ciudadanos cubanos, parados, esperando, y desesperando, hasta que Fidel y compañía, amos del corralito cubano, decidan dejar libre a ese pueblo secuestrado, para que puedan tomar el rumbo que elijan, porque desde entonces, desde hace cincuenta y siete años, Fidel y los suyos, después de derrocar al dictador Batista, le tomaron el gusto al poder y en lugar de trasladárselo a los ciudadanos, legítimos propietarios del mismo, se aferraron a él con uñas y dientes y comenzaron una revolución que ha convertido la hermosa Cuba en una dictadura más, que junto con las de Corea del norte y China, son los últimos vestigios del despotismo y la tiranía que aún quedan en el Planeta.
Sigue, no obstante, despertando simpatías la situación del gobierno y el pueblo cubano, resistiendo los embates del imperialismo americano y del resto del mundo que no comulga con sus ideas. Pero esta opinión, cada día más minoritaria, no es sino un espejismo, un sentimiento nostálgico con tintes heroico-románticos, que no responden ni por asomo a una dura realidad que viven los once millones de cubanos, privados, a estas alturas del siglo XXI, de las libertades más elementales y sufriendo una penuria económica objetiva, que provoca un sufrimiento a la población que queda muy lejos del apasionamiento sensiblero que desde aquí podamos sentir por los supuestos héroes revolucionarios que luchan contra los enemigos de la patria, como siguen proclamando los voceros revolucionarios que con mano de hierro no permiten que nada se mueva en Cuba sin su permiso.
Y no dan permiso, por supuesto, pese a que acaban de excarcelar a unas decenas de presos políticos, como gesto de buena voluntad, porque así lo han decidido graciosamente ellos, los dueños de la patria, como regalo a la iglesia cubana, a la Comunidad Europea y a España, y lo han hecho con una altivez insultante, como un intercambio para tratar de aliviar un poco las escasas medidas restrictivas que Europa ha tomado desde hace tiempo, olvidando que mantienen secuestrado al resto de la población cubana encerrados en ese corralito donde solo entran y salen los que ellos se dignen permitir en función de sus oscuros intereses.
España siempre ha mantenido una tradicional relación muy especial con Cuba, que hoy en día resulta absurda y anacrónica, difícil de justificar e imposible de entender, sobre todo contemplando cómo pasan los años y todo sigue igual, cómo Fidel vuelve a salir a la palestra con su revolucionario uniforme verde olivo, símbolo donde los haya, de que aquí nada ha cambiado ni va a cambiar y donde los discursos siguen siendo los mismos que los de hace más de medio siglo.
Leo en un periódico de ámbito nacional un artículo de un conocido escritor sudamericano, en el que analizando la relación del gobierno español con el cubano, extrae la conclusión de que dicha actitud, no es sino un involuntario y lejano reflejo, nostálgico y cuasi culpable del pasado socialismo más o menos puro y duro, que mantuvieron ellos en un pasado remoto, muy alejado del liberalismo social y económico que practican hoy.
En cualquier caso, la dictadura cubana es un anacronismo que nadie debería aplaudir. Yo lo hice en su momento. Ha pasado mucho tiempo y todo sigue igual. Las revoluciones aún tienen cabida hoy en otros muchos campos, pero sean cuales fueren, nunca a costa de la privación de las libertades y de la imposición y la tiranía que unos cuantos ejercen sobre los demás.

No hay comentarios: