jueves, 1 de julio de 2010

EL EVANGELIO SEGÚN FACEBOOK

No me lo puedo creer, pero acabo de leerlo, precisamente en un medio que utiliza las modernas tecnologías para divulgar las noticias: La inefable Iglesia Católica, se propone utilizar las redes sociales para difundir su imagen, espantosamente deteriorada a lo largo de estos dos mil años, en los que no ha dejado títere con cabeza a la hora de sentar cátedra cuando de nuevos hallazgos científicos se trataba, dejando bien claro que ella y sólo ella estaba en posesión de la verdad.
Desde Galileo hasta hoy, innumerables ilustres personajes se han visto represaliados por una institución fanática e integrista con una férrea disposición a negar todo cuanto no estuviera dictado, regulado y controlado por ella. Sólo al cabo de los siglos se ha visto obligada a reconocer sus múltiples errores que la han dejado en evidencia de una forma continuada, debido a que el método científico ha demostrado con una objetividad fuera de toda duda, que la fe no basta por sí sola, ni puede para explicar los fenómenos tanto físicos como naturales que rigen nuestro mundo.
Aún hoy, en pleno siglo XXI, persiste en una actitud hermética y anacrónica, absurdamente alejada de una realidad que la va dejando al margen, de una forma cada vez más evidente, de una sociedad que funciona a un ritmo muy diferente, logrando con ello distanciarse cada vez más, incluso de sus seguidores, que ven con asombro cómo toma decisiones cada vez más alejadas del mundo actual, en una continua deriva hacia atrás, incapaz de ponerse al día acorde con un ritmo social que los sobrepasa y los margina y ante el que mantienen una actitud que sorprende a propios y extraños.
Cualquiera que haya leído la noticia de la que me hago eco en estas líneas, podría deducir que, de la noche a la mañana, la Iglesia Católica ha dado un giro de trescientos sesenta grados, y ha decidió ponerse las pilas al proponerse la utilización de los modernos medios tecnológicos con vistas a difundir su mensaje a través de las redes sociales, como son facebook, twitter, MySpace, blogs, Wikis, etc.
Nada más alejado de la realidad. Una institución, tan anclada en el pasado, con un siniestro historial plagado de sombras y de una intolerancia que ha generado una violencia atroz a lo largo de dos milenios, no cambia de la noche a la mañana. Simplemente se ven en la necesidad de seguir difundiendo el mismo discurso de siempre, pero recurriendo a los modernos medios tecnológicos, ya que por los métodos tradicionales de siempre están comprobando que sus fieles se reducen a ojos vista y a ritmos tan preocupantes que se ven obligados a intentarlo por otros medios que les garanticen su continuidad.
Y es que a lo largo de estos dos mil años, han montado la farsa más grande que jamás contemplara la historia de la humanidad. Partiendo de un personaje, Jesús, que pudo haber existido, pero que ni siquiera los anales de la época reflejan, han inventado un Dios, una Trinidad, que ni ellos entienden y una Virgen – no tuvieron más remedio, pero teniendo en cuenta la aversión de la Iglesia hacia las mujeres, pues oiga, sorprende – y con este tinglado y contando con la ignorancia y el miedo existencial de los fácilmente fanatizables, nos encontramos con una institución que llegó a tener un poder inmenso, por supuesto, mucho más terrenal que divino, con un potencial económico astronómico y que, desafortunadamente , todavía mantienen con una gran capacidad de influir en todos los órdenes en el mundo actual.
No son lo que fueron, a Dios gracias – ahí queda la espantosa Inquisición, la vergonzante actitud de los primeros Papas y los millones de muertos habidos en las numerosas guerras de religión, siempre en nombre de su Dios – pero su capacidad de convicción integrista y fanática, aún es considerable.
No obstante, si deciden intentar esta nueva vía evangélica, lo tienen harto complicado. La inmensa mayoría de sus potenciales clientes, a través de las redes sociales, son jóvenes, que en absoluto les interesa el mensaje de una Iglesia Católica que se ha empeñado en desprestigiarse día sí y día también, y que precisamente estos modernos medios se encargan de difundir, por lo que no va a encontrar más que rechazo y una respuesta que en nada va a ser de su agrado.
Quien siembra vientos, recoge tempestades.

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