viernes, 28 de enero de 2011

EL QUINTO PODER

Apenas posee dos décadas de vida desde que nació y ya se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes y trascendentales de la historia de la humanidad. Nació como una red privada, interna y militar del ejército de los Estados Unidos y surgió como un proyecto destinado a proteger la seguridad nacional frente a un ataque nuclear. Hablamos de una poderosa herramienta que ha ido extendiendo sus tentáculos a lo largo y ancho de un mundo que ha visto cómo éste se transformaba para siempre merced a las portentosas posibilidades que lo erigen en un auténtico quinto poder. Hablamos de Internet.
Sus creadores, no sospechaban entonces, ni por asomo, que su invento iba a suponer para una civilización acostumbrada ya a los ordenadores, limitados entonces a una gestión y trabajo local que podía estructurarse en redes de computadoras unidas entre sí, compartiendo información, pero siempre a un nivel contenido, discreto y limitado en la capacidad de transmitir información muy concreta y determinada.
No vamos a descubrir aquí sus méritos y, cómo no sus deméritos, que también los tiene, ya que todo progreso supone de una forma automática y sin exclusiones, que un pago ha de hacerse como compensación al vertiginoso avance a la que las modernas tecnologías nos tienen acostumbrados.
Son no obstante muchas más las ventajas que los inconvenientes, y así maravilla la utilización del correo electrónico, la ventana multimedia, inmediata y permanentemente abierta al mundo que nos permite echarle un vistazo a cualquiera de sus rincones y comunicarnos en el momento mediante la utilización de las Redes Sociales, permitiendo así un intercambio a todos los niveles que ya apenas nos deslumbra, pero que hace apenas unos años, no lo vislumbrábamos ni remotamente.
Su influencia es tan grande, su enorme capacidad para remover conciencias, de alterar creencias, de modificar criterios, de crear estados de opinión y debate, son tales, que traspasando los umbrales del mero instrumento de comunicación, se ha erigido por méritos más que sobrados en una potente arma capaz de traspasar fronteras a lo largo y ancho del Planeta, influyendo en organizaciones de todo el mundo, instituciones de todo tipo y en última instancia en los gobiernos de las naciones más poderosas, en las más cerradas, en las más dictatoriales, que ven en Internet un peligroso instrumento a combatir.
Así, nos encontramos con que dichos Poderes, tratan de limitar su poderosa influencia, limitando o impidiendo el acceso de su población a las Redes Sociales, con el objeto de ocultar las miserias de todo tipo que le acucian, propios de las tiranías que siguen azotando el mundo y que se empeñan en cercenar la libertad de expresión impidiendo que sus ciudadanos abran esa ventana a través de la cual puedan gritar al mundo cuanto en su país sucede, cuyos gobernante quieren ocultar, al tiempo que evitan el posible contagio de las libertades y las bondades de una sociedad libre que contemplan a través de dicho espacio de libertad.
Pero el afán de bloquear e impedir el acceso a Internet no procede sólo de esos países. También los más ricos y poderosos tratan de recortar la influencia de dichas Redes Sociales en su población. No les interesa que se sepan las numerosas mezquindades que albergan los gobiernos de esas naciones y que a través de Internet se propagan por todo el mundo. En los documentos aireados por Wikileaks tenemos un soberbio ejemplo.
No debemos olvidarnos, que no solamente tratan de ejercer una limitación sobre la información que nos pueda llegar, si no que tratan de saber cada día más y mejor sobre nosotros los ciudadanos, y que es mucha y variada, ya que lo saben todo sobre nuestras vidas y haciendas.
He sido profesor durante muchos años. Un puñado de mis antiguos alumnos, a los que perdí la pista hace mucho tiempo, han conseguido dar conmigo gracias a las Redes Sociales de las que estamos hablando. Gracias a ellas nos comunicamos, intercambiamos opiniones, recuerdos de entonces y vivencias de ahora. Me enviaron fotos de aquella época en las que me encuentro entre mis alumnos. Enternecedor sentir que aún se acuerdan de ti, que te han buscado y han logrado encontrarte. Y todo gracias a Internet.
Mientras escribo estas líneas, escucho que en Egipto el ejército ha sacado los tanques a la calle para acallar a la población. Han cortado todas las conexiones de Internet con el exterior, así como las líneas de telefonía móvil como antes lo hicieron en otros países donde se halla instalada la tiranía empeñada en cercenar la libertad de expresión.
He ahí una prueba del poder de este medio y del miedo que los gobiernos totalitarios le profesan. Pronto o tarde, esa ventana al mundo libre que se empeñan en cerrar, se abrirá de nuevo y un soplo de aire fresco penetrará a través de ella inundando de luz y de libertad los espacios y las gentes que los déspotas se empeñan en ocultar al mundo libre.

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