viernes, 23 de septiembre de 2011

QUE INVENTEN ELLOS

Esta archiconocida y popular afirmación, muy de aquí, muy española, negativa y perversa como pocas, constituye, en principio, una dejación absoluta de la capacidad de un pueblo, de una nación para indagar, explorar, averiguar, utilizar la curiosidad como arma, como acicate y aliciente para acercarnos al conocimiento, al descubrimiento, que desde la invención de la rueda hace seis mil años, no se ha detenido, logrando así el progreso y el avance que la humanidad ha experimentado a lo largo d su historia.
Seguiríamos en la época de las cavernas si el ser humano hubiera hecho dejación de sus dotes para indagar, para preguntarse el por qué de cuanto nos rodea, de cuando sucede, de tratar de encontrar respuestas a fenómenos en principio inexplicables. Pero ese extraordinario sentido de investigación del que suele estar dotado el hombre, le ha llevado y le sigue conduciendo a explicarse el mundo, el universo y todo cuanto se encuentra a su alrededor, consiguiendo así el progreso logrado desde el descubrimiento del fuego hasta nuestros tecnológicos tiempos.
Pero aquí – por dejar de lado por una vez la expresión “en este País” – somos asín – recuérdese, que al igual que “ansí”, el diccionario de la Real Academia, lo permite – y, en consecuencia, así nos ha ido, así nos luce el pelo, con grandes inventores, con genios eminentes que han tenido que llevarse su capacidad inventiva y sus descubrimientos a tierras extrañas y lejanas, donde les han recibido con los brazos abiertos.
Y allí tuvieron que vender su ingenio y allí se patentó lo que nunca debiera haber salido de nuestro País, si la desidia, la ignorancia y cómo no, la envidia típica de estos lares por todos aquellos que destacan y tienen éxito, camparon por sus respetos provocando un vacío permanente en el terreno de la investigación que ya es endémico en España.
Isaac Peral y Narciso Monturiol, inventores del submarino, Juan de la Cierva con el Helicóptero, Alejandro Goicoechea con el Tren Talgo, son sólo algunos ejemplos de grandes personajes que tuvieron que ir en busca de otro País donde valorasen unos descubrimientos que tuvieron una enorme repercusión para la humanidad y que, paradojas del destino, al no haberse patentado en nuestro País, tuvimos que pagar un alto precio para poder utilizarlos aquí, en el lugar de origen de quién los inventó.
Somos unos de los principales países del mundo en fabricar automóviles, pero sin embargo ni una sola de la gran cantidad de marcas que los producen es Española, lo cual ya dice bastante de la situación que analizamos y de las desventajas económicas que esto supone.
Tuvimos una marca de primerísima categoría en este terreno, Hispano Suiza, un fabuloso automóvil al estilo de Ferrari y similares, una marca de prestigio reconocida por todo el mundo del automovilismo y que consiguió grandes éxitos compitiendo en los circuitos de todo el mundo. Pues bien, la desidia, la falta de imaginación y el desinterés general, lograron, una vez más, echar a pique una gran ocasión de demostrar que éramos capaces de conseguir altos grados de calidad en este sector.
Lo nuestro son los toros, las fiestas día sí, día no, los puentes – si la fiesta cae en domingo, la pasamos al lunes – las fiestas religiosa a miles, la semana santa y sus inefables y tétricos pasos, la navidad con fiestas a diestro y siniestro, y el mes de agosto inhábil para cualquier actividad que suponga producir, trabajar, levantar una economía en crisis y con una cifra de parados que sonroja y en la que, eso sí, somos los primeros con considerable ventaja.
No hemos mejorado mucho. Las cifras en investigación son ridículas comparadas con el resto de los países avanzados y hasta nos permitimos hacer recortes en enseñanza y sanidad, dos pilares absolutamente básicos del bienestar de una sociedad.
Que inventen ellos, vuelva usted mañana y a vivir que son dos días. Tres frases acuñadas en un País al que aún le faltan unos cuantos hervores para entrar definitivamente en la modernidad.

1 comentario:

David Gutiérrez dijo...

Siempre es mejor para un político subvencionar cineastas, músicos y cómicos, a golpe de ceja, que son mediáticos y populares y hacen mejor campaña, que subvencionar a una "rata de laboratorio", que no lo conocen ni en su barrio.