Llevo años colaborando de una
esporádica y pertinaz forma, con El Adelantado de Segovia, este querido
periódico nuestro, que lo es de todos los segovianos, ya sean de la ilustre y
hermosa ciudad de Segovia, ya pertenezcan a los numerosos y encantadores
pueblos de las diferentes comarcas y tierras que conforman nuestra provincia.
Guardo muy buenos recuerdos de
este entrañable diario, con el que conviví en mis primeros años en el
pueblecito dónde nací, ya que he sido siempre un enamorado lector de cuanto
encontraba a mi paso, ya fueran tebeos, historietas, resúmenes de artículos de
ciencia – Reader´s Digest, que no me explico cómo llegaba a mis manos - y por
supuesto, este nuestro querido periódico.
En mi casa lo leía todos los
días. Recuerdo que durante aquellos primeros años llegaba siempre al día
siguiente, lo cual no suponía ningún problema a la hora de estar informados. Por
entonces, no teníamos televisión – en el local del ayuntamiento se encontraba
el único televisor del pueblo – y sólo la radio, el mágico y omnipresente
aparato de radio, cubierto con el obligado pañito de puntilla tricotado por mi
madre, nos ponía al día a través de los inefables “partes o diarios hablados”
de las dos y media de la tarde.
Era por lo tanto, el Adelantado
de Segovia, el único medio escrito informativo que poseíamos en el pueblo. Su
contenido versaba fundamentalmente sobre noticias de la provincia, ya fueran de
la capital o de los pueblos, aunque no faltaba una sección nacional que
informaba sobre el resto del País, y que
debido a la limitación de medios, tomaba de otros periódicos para poder acceder
a dicha información.
La recopilaba de los periódicos
de alcance nacional, en un admirable esfuerzo digno de reseñar, teniendo en
cuenta las enormes dificultades de todo tipo con los que el personal de aquella
época se encontraba, hasta el extremo, creo recordar, y que me perdonen si
cometo error, que tuvo problemas incluso con la férrea censura de aquellos tiempos,
por un acertado y valiente artículo publicado, que admiré y valoré
profundamente, en un gesto que se celebró ampliamente en aquellos difíciles
tiempos.
Se llama Carmen, y apenas tiene
noventa y un años. Y digo bien, que “apenas tiene esa edad”, porque de ninguna
forma los aparenta. Vive sola, allá por la zona de José Zorrilla. Sola va a la
compra, y sola sale de paseo. Le encanta comer bien, y le gusta leer cuanto
pasa por sus manos, que suele ser mucho. Las próximas serán ya noventa y dos
navidades las que celebre, pues es en esas fechas, cuando más que cumplir,
parece que descumpla sus admirablemente bien llevados años
Hace tiempo que sé de Carmen, a
través de un familiar que la conoce, y así he sabido del amable tiempo que me
dedica. Nunca he tenido el placer de saludarla - apenas una foto he visto de
ella – aunque afortunadamente pronto tendré el placer de verla y de presentarle
mis respetos y mi agradecimiento. Lee los contados artículos que me publican de
vez en cuando en el Adelantado, y es más, en un acto que me emociona, los
guarda, los colecciona y seguramente los relee, por lo que me siento
profundamente halagado.
Coqueta ella, viste de forma
juvenil, luce unos preciosos cabellos rubios, le encanta coser, y suele
ayudarse de un bastón que apenas necesita y que lo utiliza como si de un
aditamento o complemento más se tratara, en un gesto más de esa alegre y
espontánea frescura juvenil, que para sí quisiéramos cuantos con muchos menos
años, nos sentimos harto mayores que esta gentil y simpática nonagenaria.
Hábil y destacada costurera,
posee una envidiable vista y una mente privilegiada, así como una vibrante y
decidida apuesta por la vida. Le encanta comer bien y disfrutar de cuanto ella le ofrece, que es mucho,
porque sabe y quiere gozarla, y porque seguramente la saluda cada día con una
sonrisa dibujada en su cara, en un envidiable gesto que es un canto a la
alegría de vivir.
A esta encantadora y respetable señora, de una
edad que de ninguna forma aparenta, a esta delicada y encantadora segoviana,
lectora mía por más señas, quiero dedicarle a través de estas líneas, que sin
duda leerá, si se publican, mi más sincero y emocionado reconocimiento. Un agradecido
beso, estimada Carmen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario