Nos han mentido, engañado,
engatusado y cuantos calificativos podamos encontrar aplicables, para describir
la estafa que hemos sufrido por parte de los políticos, epítetos que nunca
serán los suficientes, ni los oportunos para describir el fastidio y el
quebranto causados a los ciudadanos de este país.
Incapaces, ineptos y despectivos,
han desoído olímpicamente la voz de los votantes, que les exigían cumpliesen
con su obligación, con ese mandato depositado en las urnas, que han desoído pese
a todas las críticas, las quejas y las manifestaciones de la población,
recordándoles y demandándoles cual era su cometido.
A ello han hecho oídos sordos, en
medio de la ira en exceso contenida,de una ciudadanía que contempla con una mal
disimulada rabia y una desmedida contrariedad, como después de cuatro meses han
sido incapaces de llegar a acuerdos que hubiesen hecho gobernable un país, que
no se merece a unos representantes políticos que debieran dimitir de inmediato,
y dejar paso a quienes tengan la voluntad, la aptitud, y capacidad necesarias
para formar gobierno.
Y sin embargo, ni se lo plantean.
Tienen la desvergüenzay la desfachatez de continuar en sus puestos, en un gesto
más de una clase política que no está al nivel exigible, y que una vez más han
demostrado una falta de seriedad, actitud y preparación, que en conjunto han
logrado un absoluto rechazo por parte de una población que los detesta
profundamente, y los considera inútiles e insolventes para gobernar un país,
que no sale de su asombro ante tanta y tan manifiesta incompetencia.
Desencuentros continuos entre los
líderes de losdiversos partidos, han mantenido al país en vilo, en continua
zozobra y estado de ansiedad, contemplando con asombro, fastidio y hastío, como
ya desde el principio se adivinaba un desacuerdo al que finalmente se ha
llegado, pese al tiempo transcurrido, que debiera haber sido más que suficiente
para conseguir el deseado acuerdo.
Ansiado por los ciudadanos, que
no por unos políticos en extremo egoístas, que parecen haberse inclinado más
por sus intereses personales y de partido, que han llegado incluso al insulto y
la descalificación personal, en una muestra más de la insufrible e inepta clase
política que soportamos por estos lares.
Sin lugar a dudas, pese a que
nosotros, los votantes, los hemos elegido, sinceramente creo que no nos los
merecemos. Ni nosotros ni nadie, ya que han demostrado con su actitud negativa,
una irresponsabilidad que los desacredita para continuar representando a los
ciudadanos en las próximas elecciones a las que nos han conducido, merced a su
incapacidad manifiesta.
Sin embargo, todos ellos, los
mismos que han derrochado en vano y a manos llenas, tiempo, dinero y la
enconada ira de los ciudadanos, vuelven a postularse sin el menor atisbo de
rubor, en una demostración más de una inusitada y lacerante demostración de una
ausencia total de dignidad, y de una rotunda y total falta de respeto hacia los
habitantes de un País que no sale de su asombro ante tamaña majadería como la
que están demostrando estos denostados oportunistas.
He asistido recientemente a un
concierto popular, a cargo de los más populares cantautores de los años de
hierro en este País. He podido contemplar cómo una juventud enardecida asistía
vibrante, entusiasmada y enardecida – muchos también de los quienes vivimos directamente
aquellos épicos tiempos – proclamando a viva voz su desencuentro absoluto con
los actuales gobernantes y políticos, que no estaban allí, ni se preocupan lo
más mínimo por una cultura popular, sana y de la calle, como la que allí se
estaba desarrollando.
Estafados, engañados y burlados,
los ciudadanos tienen todo el derecho a reclamar unos derechos que le son
continuamente negados por quienes deberían garantizarlos. O bien rectifican, o
se echan a un lado. Como lo primero, como de costumbre, no lo harán, Hay que
pedirles que se vayan, que se alejen, y dejen paso a las nuevas generaciones,
que con nuevas ideas y nuevas intenciones, traerán quizás de nuevo la esperanza.
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