jueves, 9 de junio de 2016

LA GRAN ESTAFA

Nos han mentido, engañado, engatusado y cuantos calificativos podamos encontrar aplicables, para describir la estafa que hemos sufrido por parte de los políticos, epítetos que nunca serán los suficientes, ni los oportunos para describir el fastidio y el quebranto causados a los ciudadanos de este país.
Incapaces, ineptos y despectivos, han desoído olímpicamente la voz de los votantes, que les exigían cumpliesen con su obligación, con ese mandato depositado en las urnas, que han desoído pese a todas las críticas, las quejas y las manifestaciones de la población, recordándoles y demandándoles cual era su cometido.
A ello han hecho oídos sordos, en medio de la ira en exceso contenida,de una ciudadanía que contempla con una mal disimulada rabia y una desmedida contrariedad, como después de cuatro meses han sido incapaces de llegar a acuerdos que hubiesen hecho gobernable un país, que no se merece a unos representantes políticos que debieran dimitir de inmediato, y dejar paso a quienes tengan la voluntad, la aptitud, y capacidad necesarias para formar gobierno.
Y sin embargo, ni se lo plantean. Tienen la desvergüenzay la desfachatez de continuar en sus puestos, en un gesto más de una clase política que no está al nivel exigible, y que una vez más han demostrado una falta de seriedad, actitud y preparación, que en conjunto han logrado un absoluto rechazo por parte de una población que los detesta profundamente, y los considera inútiles e insolventes para gobernar un país, que no sale de su asombro ante tanta y tan manifiesta incompetencia.
Desencuentros continuos entre los líderes de losdiversos partidos, han mantenido al país en vilo, en continua zozobra y estado de ansiedad, contemplando con asombro, fastidio y hastío, como ya desde el principio se adivinaba un desacuerdo al que finalmente se ha llegado, pese al tiempo transcurrido, que debiera haber sido más que suficiente para conseguir el deseado acuerdo.
Ansiado por los ciudadanos, que no por unos políticos en extremo egoístas, que parecen haberse inclinado más por sus intereses personales y de partido, que han llegado incluso al insulto y la descalificación personal, en una muestra más de la insufrible e inepta clase política que soportamos por estos lares.
Sin lugar a dudas, pese a que nosotros, los votantes, los hemos elegido, sinceramente creo que no nos los merecemos. Ni nosotros ni nadie, ya que han demostrado con su actitud negativa, una irresponsabilidad que los desacredita para continuar representando a los ciudadanos en las próximas elecciones a las que nos han conducido, merced a su incapacidad manifiesta.
Sin embargo, todos ellos, los mismos que han derrochado en vano y a manos llenas, tiempo, dinero y la enconada ira de los ciudadanos, vuelven a postularse sin el menor atisbo de rubor, en una demostración más de una inusitada y lacerante demostración de una ausencia total de dignidad, y de una rotunda y total falta de respeto hacia los habitantes de un País que no sale de su asombro ante tamaña majadería como la que están demostrando estos denostados oportunistas.
He asistido recientemente a un concierto popular, a cargo de los más populares cantautores de los años de hierro en este País. He podido contemplar cómo una juventud enardecida asistía vibrante, entusiasmada y enardecida – muchos  también de los quienes vivimos directamente aquellos épicos tiempos – proclamando a viva voz su desencuentro absoluto con los actuales gobernantes y políticos, que no estaban allí, ni se preocupan lo más mínimo por una cultura popular, sana y de la calle, como la que allí se estaba desarrollando.
Estafados, engañados y burlados, los ciudadanos tienen todo el derecho a reclamar unos derechos que le son continuamente negados por quienes deberían garantizarlos. O bien rectifican, o se echan a un lado. Como lo primero, como de costumbre, no lo harán, Hay que pedirles que se vayan, que se alejen, y dejen paso a las nuevas generaciones, que con nuevas ideas y nuevas intenciones, traerán quizás de nuevo la esperanza.

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