martes, 19 de julio de 2016

UNA VISITA FUGAZ

Llegó, vio, y en apenas veintiuna horas contadas que estuvo en España, le dio tiempo para saludar fugazmente a los representantes del Estado, y a los de la oposición política, a los que tuvo la desmesurada deferencia de dedicarles diez minutos.
Todo ello en un gesto que incluso se ha valorado positivamente por parte de unas autoridades, que una vez más se han visto ninguneadas - a la vez que el país en su conjunto - por el presidente Obama, que ha pasado de largo de una forma patética, se mire como se mire, lo que supone una falta de respeto y consideración, que resulta humillante.
Un País como el nuestro, que resulta fundamental para la estrategia militar estadounidense, se ha visto relegado por quienes deberían rendirnos cierta pleitesía, agradecimiento y esmerada consideración, a la vista de los servicios prestados, que en lugar de verse recompensados, se los premia con un gesto que tiene mucho de despectivo, por parte de la diplomacia y del presidente del país más influyente del mundo.
Cierto es que en su País, acontecimientos recientes le reclamaban. De acuerdo, muy bien, acuda primero allí, suspenda la visita, y vuelva cuando su agenda se lo permita, dedicando el tiempo necesario a el nuestro, demostrando con ello, no solo un sincero interés, sino un respeto que merece, y que de la forma en que lo ha hecho, ha supuesto un auténtico agravio comparativo con otros países, de menor peso específico que el nuestro.
Claro que esto último es muy relativo, e influye sin duda, como todo en la vida, no solo la posición y el nivel económico, social y político en la esfera internacional – sumamente importante, sin duda – sino también el prestigio de sus dirigentes y el resto de los políticos.
Y en este aspecto, poco podemos aportar, pues desde que Zapatero decidió en un gesto pueril, absurdo e innecesario, negarse a ponerse en pie al paso de la bandera de Estados Unidos, en una falta total de respeto, dicho prestigio quedó por los suelos, donde continúa inamovible, con un presidente dotado de una pertinaz pachorra, que no habla idiomas – vergüenza ajena se siente viéndolo en los consejos de la UE - y cuya imagen está por los suelos desde hace ya bastante tiempo.
Si a todo esto sumamos, que nunca nos hemos hecho respetar a nivel internacional, que tenemos una imagen de corrupción y despilfarro que asombra al mundo, que no somos nadie a nivel de investigación industrial y científica – pese a la tan cacareada décimo segunda posición en el ranking de las potencias – la conclusión no puede ser más desalentadora.
La imagen de la España de charanga y pandereta, sigue estando ahí. Demasiados primeros puestos a nivel mundial en los valores más negativos, nos han condicionado y seguirán haciéndolo, si no logramos una reputación de país serio, que aún estamos lejos de alcanzar.
Es por ello, que nos suelen ningunear con demasiada frecuencia, y el caso que nos ocupa, es uno más de tantos. No me imagino a Obama haciendo algo parecido con cualquier de los países más importantes de Europa, la mayoría de los cuales ha visitado en varias ocasiones. Aquí lo ha hecho una vez, de mala manera, y gracias. No somos nadie. Bueno sí, los toros, el flamenco, las playas, la  juerga y el jamón. No es gran bagaje.

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