lunes, 7 de agosto de 2017

LA FIESTA SOSTENIBLE

Ahora, que este sufrido y socorrido término está siendo universalmente utilizado para hacer referencia a la compatibilidad con los recursos, el medio ambiente o variables diversas encuadradas dentro de la sociedad, la cultura, la economía y tantos otros que aquí podríamos citar, nos encontramos con un nuevo ámbito donde puede aplicarse, que es ni más ni menos que en la llamada Fiesta Nacional.
Y es que el Gobierno Balear, ha decidido que permitirá las corridas de toros, sólo si en la plaza no hay derramamiento de sangre, es decir, si el noble animal no es torturado ni sacrificado en el coso taurino,  algo que viene sucediendo desde hace siglos en miles de ruedos de todo el País, y que parece estar tocando su fin.
Diríase que se ha entonado un canto de sirena, que cada vez era más demandado, y que tiene su precedente en varias Comunidades que incluso han prohibido este anacrónico espectáculo sentando las bases para el comienzo del fin del mismo, o al menos, el final de la negación del cruel derramamiento de sangre, que hacía de esta mal llamada fiesta nacional, un espectáculo denigrante.
Es por ello que a partir de ahora, y a medida que se vayan uniendo otras Comunidades, se harán las corridas de toros sostenibles, por el hecho de la compatibilidad y el respeto con la vida, la ética y la estética que a partir de ahora se mantendrá a la hora de torear a un animal en un ruedo, sin maltratarlo, sin derramar sangre, sin matarlo, en un espectáculo que a partir de ahora, seguirá siendo una corrida de toros, pero sin matador.
Las tres formaciones que apoyan al actual Ejecutivo regional, que preside la socialista Francina Armengol, han presentado este jueves la proposición de ley de «regulación de las corridas de toros en Baleares». Elaborada conjuntamente por el PSOE, la coalición nacionalista MÉS —tanto de Mallorca como de Menorca— y Podemos, la citada futura norma sin prohibir expresamente los festejos taurinos, es sumamente restrictiva por lo que se refiere a su celebración.
Podrá haber festejos en las plazas de la Comunidad siempre y cuando no se hiera o se mate al toro. En ese sentido, únicamente se podrán utilizar capotes y muletas, pero en ningún caso objeto punzante alguno. Además, no se podrán utilizar caballos en los cosos y estará prohibida la entrada a los menores de 18 años, así como la venta de alcohol.
En tanto sucede esto, el Govern ha recibido un requerimiento del Ejecutivo central en el que se avisa de la posible "inconstitucionalidad" de varios de los artículos de la regulación de las corridas de toros en Baleares, algo que ofende la más elemental de las sensibilidades, al utilizar un recurso de este calado ante el más alto tribunal del Estado, garante de las libertades, derechos y obligaciones de los ciudadanos.
 Algo que parece absurdo y totalmente fuera de lugar por parte de quienes se empeñan en denunciar como inconstitucional un hecho que no es más que la manifestación de una sociedad avanzada que rechaza un espectáculo que algunos se siguen empeñando en afirmar que corresponde al bagaje cultural de este País.
Digno de aplaudir y celebrar esta decisión del gobierno de las Baleares, que sería deseable se extendiera al resto del País, algo que parece imparable a medio plazo, y que supone un gran paso adelante en la supresión de un rito violento y cruel, en un coso dónde los espectadores lo celebran como si de una fiesta se tratara.

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