sábado, 14 de agosto de 2010

UN PAÍS BAJO MÍNIMOS

Quizás sea el verano con sus tórridas temperaturas el culpable del desaguisado sociocultural que vivimos – el económico ni lo citamos, démosle un respiro – y que nos hace sufrir los desvaríos de tanta gente prescindible, innecesaria y que para desdicha y mayor tortura nuestra, se hacen presentes con una asiduidad y persistencia tales, que acaban fijándose en nuestra mente de una forma involuntaria e inconsciente machacando con una cruel dureza nuestra inteligencia, agrediendo nuestro sentido ético y estético de la vida y de las cosas, arrasando de paso todo vestigio de buen gusto, educación y respeto y anulando cualquier señal por mínima que sea, que nos conduzca, aunque sea bajo mínimos, a una superación de la incultura que parece haberse instalado para siempre en ciertos medios y por ende e sus fieles y sumisos seguidores.
Se ha alcanzado tal estado de banal estupidez, que ciertos personajes, más bien personajillos decadentes, carentes de todo atractivo e interés, con una absoluta y ominosa incapacidad para articular una frase con una mínima corrección, no ya gramatical, porque sería pedirles demasiado, sino con un contenido y unas formas que no indujeran a la repulsa y a la indiferencia más radical, se han erigido en princesas y príncipes del pueblo – como si no tuviéramos ya bastantes - título que se auto adjudican sin el menor pudor, fruto de su incultura e ignorancia y que extendiendo sus redes, atrapan a multitudes que ríen sus grotescas gracias, aplauden sus vulgares exabruptos y gozan y disfrutan con los improperios que lanzan a diestro y siniestro, ofendiendo, golpeando y maltratando el buen gusto, la educación, el respeto y la inteligencia más elementales.
Si nos detenemos ahora en el panorama pseudopolítico supranacional como algunos quieren calificarlo, nos encontramos con la ya agria polémica surgida en Cataluña a causa de la decisión tomada por el Parlamento de esa Comunidad en el sentido de prohibir la tan cacareada y mal llama Fiesta Nacional. Tanta competencia le hacía a Sant Jordi, que han decidido anularla para que así el santo se erija en dueño y señor único de Cataluña. Pues muy bien, a mí me parece tan absurda aquella fiesta como ridícula ésta y tantas otras, no los festejos en sí, sino los miles de santos y santas que pueblan este país y al que rinden adoración y pleitesía, de rodillas, haciéndose cruces y con abrazos varios, tanto los políticos, como los reyes, como los príncipes y princesas que tanto abundan por estos lares.
Y entre tanto sobresalto, la señora del presidente Obama, elige nuestro país - vaya usted a saber por qué, ya que le han criticado dicha elección en el suyo – para pasar cinco días, para lo cual se ha orquestado una recepción como si del mismo presidente, su marido, se tratara y que muchos otros presidentes de otras naciones hubieran deseado para ellos. Me sorprendo, pero menos, cuando veo y oigo al ministro de fomento agradeciendo la visita y congratulándose y vanagloriándose de ello al haber elegido nuestro país, como si estuviésemos viviendo de nuevo un Bienvenido Mr. Marshall. La buena señora, se ha dado un baño de multitudes, la han alojado en un superhotel y la han paseado por la Alhambra, una plaza de toros y un cutre, ramplón y vulgar espectáculo de flamenco barato. Estoy seguro de que no se ha enterado de nada.
Y por último y con un sentimiento a medio camino entre la incredulidad, la ira contenida y el desencanto, contemplo obnubilado cómo nuestro Presidente se encierra con los suyos, trascendiendo hasta el más mínimo detalle de las broncas, desafíos y peleas varias, que debido a ello, la imaginación popular se encarga de magnificar, hasta el punto de desprestigiar aún más a una institución, a un gobierno y a un Presidente que se encuentra en estos momentos bajo mínimos.
Como colofón, y para darle la puntilla a este peculiar panorama, a la vuelta de las vacaciones, los sindicatos nos han preparado con la suficiente antelación, para que nos lo pensemos y se lo piensen también ellos, que tampoco lo tienen claro, una bonita, novedosa y espectacular huelga general. Que la disfruten.

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