lunes, 28 de enero de 2013

EL FANTASMA DEL CRECIMIENTO


Se define crecimiento económico como la toma en consideración de una serie de indicadores económicos como la producción de bienes y servicios, la generación de energía, el consumo de bienes y servicios, el ahorro, la inversión, el consumo de calorías y otros, que en conjunto deberían conllevar el bienestar económico de un País y por ende, el aumento del nivel de vida de sus ciudadanos, que como consecuencia del resultado positivo del supuesto auge económico y de la consecuente riqueza creada, repercutiría en la abundancia y tranquilidad de los habitantes de la feliz y venturosa nación que verían así colmados sus anhelos de superar una delicada situación al lograr salir de una larga y dura recesión.
De todos es conocida la alarmante situación por la que este País está pasando desde hace ya varios años que está dejando un rastro de pesar y sufrimiento, llegando a límites ya insoportables, con un paro situado en unos valores jamás conocidos por estos lares, que baten todos los records en Europa, con una media que supera  el veintiséis por ciento de media, llegando al cuarenta por ciento en algunas regiones y alcanzando casi el cincuenta por ciento entre los jóvenes, datos éstos que suponen una auténtica tragedia de alcance nacional con consecuencias que aún no conocemos pero que todos tememos puedan desembocar en conflictos sociales que ya se muestran latentes, que podemos prever, que presagiamos y que casi podemos divisar, pues ya ha habido incipientes muestras de los mismos.
Los tremendos recortes en todos los órdenes y áreas, incluida la sanidad, con privatizaciones de centros públicos, supresión de servicios de urgencias y aumentos en los gastos farmacéuticos, unidos al aumento de los comedores sociales, que nos retrotraen a la época de la posguerra, todo ello debido al empobrecimiento de un numeroso sector de la población, están dibujando un panorama social en nuestro País, que lo está dejando dolorosamente irreconocible hasta extremos difícilmente creíbles en una nación como la nuestra, europea y moderna inserta en el rico y próspero occidente del siglo XXI.
Con este desolador panorama, el ciudadano, atónito, contempla como se siguen destapando nuevos y sangrantes casos de corrupción por parte de los políticos que lejos de consagrarse al servicio del País y de los votantes por los que han sido elegidos, se dedican al pillaje y a las corruptelas más viles y miserables con el único objeto de llenar sus bolsillos a costa del erario público, de las comisiones ilegales, de tratos de favor, de información privilegiada y de de blanqueos y robos varios cual si de ladrones de guante blanco se trataran, que, en definitiva, es lo que son.
Y hete aquí, que con este oscuro y devastador panorama, los políticos y voceros económicos más significados, anuncian a viva y esperpéntica voz, que en el curso de poco tiempo, casi al final de este año o a lo más tardar en el próximo, este asolado, desolado y deshecho País, dejará atrás la recesión, la abandonará definitivamente para entrar, brillante y triunfalmente en el crecimiento económico - con lo cual aplicaríamos, afortunadamente, cuanto quedó manifestado en el párrafo primero de este texto - pese a un paro galopante que seguirá creciendo durante todo este tiempo y a una denigrante situación social que seguirá en continuo ascenso, junto a los recortes de siempre y a un empobrecimiento de la clase media que cada vez es más clara y ostensible a medida que pasa el tiempo.
Me imagino la cara y el gesto descompuesto, incrédulo e indignado del desempleado que ya lleva varios años en el paro  y que ni tiene esperanzas de conseguirlo, de las familias cuyos miembros, en su totalidad, no tienen trabajo, que son casi millón y medio, del joven que ni encuentra trabajo aquí, ni allende nuestras fronteras, de los desheredados, en fin, que pueblan un País irreconocible y desdichado, que no obstante tiene que soportar semejantes improperios.
Los datos macroeconómicos ni entienden de paro, ni de miseria ni del sufrimiento que un ser humano puede soportar. Son simplemente datos matemáticos y estadísticos, son fríos, son hieráticos son inhumanos, calculados por mentes que los escupen a las caras de las gentes cual si de máquinas se trataran, olvidando que sus destinatarios tienen las manos vacías y que por lo tanto semejantes augurios, representan una burla hacia ellos, una falta total de respeto y una crueldad insoportable, pese a sus cálculos, sus estadísticas y su urgente necesidad de adelantar buenas nuevas, cuando la realidad dice lo contrario.


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