No hay nada en este mundo que
no esté sometido a la variación, al cambio, a la mudanza, al continuo e
interminable mutar, ya sean los seres vivos, tanto animados como inanimados, como
los inertes. Aquellos debido al crecimiento y a las continuas alteraciones y
transformaciones a que permanentemente están sometidos desde que nacen hasta
que mueren, y los estos últimos, a la acción de la intemperie, de los fenómenos
meteorológicos y de otras fuerzas que los desgastan y erosionan, provenientes
todos de un Planeta que ni siquiera él, en su conjunto, tomado como una unidad geológica y biológica, puede
escapar a esta evolución constante, que en muy poco se parece al que en su
origen fue, hace más de cuatro mil quinientos millones de años, y que hoy en
día continúa en pleno proceso de un imparable y constante cambio.
La metamorfosis, entendida como
un cambio o mutabilidad de los entes, ha sido protagonista de historias
noveladas, poemas y relatos, entre los que destacan dos autores que sobresalen
por encima del resto, y a los que recurrimos de inmediato en cuanto citamos
dicho término: Publio Ovidio Nasón, poeta latino, que vivió entre el 43 ac y el
17 dc, y Franz Kafka, escritos checoslovaco, que vivió entre 1883 y 1924. El
primero recoge en un extensísimo poema, historias y leyendas mitológicas que
comienzan por el origen del mundo, hasta la transformación en deidad de Julio
César, mientras que el segundo, relata la metamorfosis del protagonista, que
transformado en insecto, el autor intenta exorcizar sus fantasmas internos. En
cualquier caso, ambos basan su obra en el cambio y la permuta continua de sus
protagonistas, bien sean Dioses y héroes más o menos fabulados, bien sean seres
humanos trastocados en insectos.
Podemos, bien podría ser el
título de otra obra literaria, más o menos sujeta a la mutabilidad, el trueque
y el canje novelado, términos todos con un cierto grado de aproximación al que
nos ocupa, a la metamorfosis sufrida por un ente político, pseudo político o cuasi
político, aún en ciernes, y sometido por lo tanto a catarsis varias, así como a
cambios y transformaciones constantes, con más o menos variabilidad, intensidad
y, sobre todo, y por encima de todo, con una cierta veleidad, que se le podría
achacar, y hasta perdonar, siendo debidamente condescendiente, debido
fundamentalmente a su escasa edad, fruto de un nacimiento relativamente
reciente, que ha desembocado en una infancia en exceso precipitada, que apenas
le ha dado tiempo para disfrutar de una lactancia, que le ha conducido de
inmediato y sin apenas transición, a la siguiente etapa de una vida, que está
sufriendo una metamorfosis tan meteórica, que en poco más de un año de vida
pretende alcanzar la madurez, sin desarrollarse ni física ni anímicamente, en
un proceso que parece imparable hacia unas metas que pueden parecer tan
próximas como inalcanzables.
Y así, llegados a este punto de
no retorno, nos tienen acostumbrados ya a continuos y permanentes cambios y
vaivenes que nos dejan exhaustos a medida que el tiempo pasa y se van alejando
unas veces y acercando otras, a objetivos políticos, económicos y sociológicos,
que ayer en nada se parecían a lo que hoy nos vemos obligados a escuchar, en
una constante actitud, a veces frívola, a veces ingenua, que no dejan lugar alguno
a la capacidad de asimilar, debatir y analizar, que todos poseemos, debido a
que la propuesta siguiente que nos harán, no dará tiempo para ello, lográndose
de esta forma una acumulación de sugerencias tal, que la confusión y la
incertidumbre reinante, no nos dejarán sentar una clara, rotunda y decidida
idea de lo que realmente proponen quienes así exponen su pretendido, confuso y
convulso programa.
Pues bien, más pronto o más
tarde, alguien desmentirá o bien matizará estas declaraciones, con lo cual
volvemos a entrar en la vorágine de los dimes y diretes, de los de donde dije
digo, digo diego, de condenar “algunos atropellos” de la dictadura Venezolana,
a transigir con ella, tal como han hecho en el parlamento europeo, donde se han
negado a condenar lo que no es sino una dictadura disfrazada de democracia
bolivariana, en un continuo y permanente cambio que no deja indiferente a
nadie.
Pese a todo, Podemos, continúa
suponiendo una renovada esperanza para tanta gente desencantada con la política
y los políticos actuales. Una vez que dejen completamente libre, claro y
despejado el panorama de su programa
político y de intenciones de todo orden, Podemos dejará la metamorfosis a un
lado para decantarse por un cristalino y unidireccional sentido programático.
Esperemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario