martes, 14 de julio de 2015

AL MARGEN DEL SISTEMA

Estamos insertos en una sociedad regida por unas estrictas normas que necesariamente debemos acatar si queremos pertenecer a la misma. Fuera de ella no hay espacios donde poder desenvolverse, salvo que nos auto marginemos en un acto extremo de heroicidad manifiesta, que nos conduciría a la exclusión social con todos los pronunciamientos que de esta acción se derivan, que son múltiples, complejos, y que exigirían de una valentía rayana en la desesperación, la misma que nos conduciría a una decisión que nos mantendría fuera de un Sistema que nos engloba a todos, que de alguna forma todos nos hemos dado, y que no suele permitir deserción alguna.
Pretender romper los lazos que nos atan, es una medida que nos aleja de todos los beneficios que el statu quo nos procura, a la par que nos permitiría una cierta capacidad de libertad de maniobra, que en realidad no sería tal, ya que sería una ficción, una utopía, que nos conduciría a la marginación y al olvido, así como a la desafección y desatención por parte de todos los mecanismos y resortes que nos procura, quedándonos fuera de su margen de acción, por una decisión tomada, al fin y al cabo, libre y voluntariamente, a sabiendas de las consecuencias que dicha maniobra nos ha de procurar.
Los tentáculos del Estado y sus instituciones son muy largos, mientras que los lazos creados con la sociedad dónde nos desenvolvemos son demasiado estrechos, y todo ello contribuye y suma a la hora de obstaculizar una decisión harto complicada que complicará la vida de quién ha tomado tan arriesgada decisión, que no obstante, de asumirse, supondría una liberación, al menos momentánea, a la par que una indudable satisfacción, al menos momentánea.
¿Significa todo esto, que no hay nadie en este alienante mundo capaz de tomar ese marginal camino? En absoluto. Seguro que hay muchos ciudadanos que han llegado a este extremo y han abandonado las comodidades y las múltiples seducciones que ofrece, así como las cadenas y férreas ataduras que le obligan, y han tomado un libre camino que les aleja de ella, en un acto de insólita y rebelde valentía, que quizás colme sus anhelos de una vida diferente sin la dictadura que la sociedad les impone.
La dimisión del número tres de Podemos - y dicen que no están organizados en castas – Juan Carlos Monedero, ha desatado un auténtico terremoto en las filas de este partido, así como en los medios de comunicación, lo que ha dado lugar a numerosas interpretaciones de todo tipo, acerca de las motivaciones que le han llevado a tomar tan radical determinación.
Bien podría ser una de las hipótesis, que por otra parte aporta él mismo, que es una decisión que supone una salida del Sistema, en este caso representado por su partido, en aras de disponer de una libertad, de la que en Podemos no goza, al haberse convertido, en todo aquello que intenta combatir, es decir, en una lucha contra las castas que dominan y manejan el resto de los partidos, y que ahora afirma, se han apoderado del que fue el suyo.
Un responsable de Podemos, Rizando el rizo, afirma sin el menor pudor, y sin aportar los códigos correspondientes para poder descifrar semejante aserto, lo siguiente: hay que re articular debates sobre sus bases y sobre otros espacios políticos con los que hay que mantener relaciones, por lo que habrá que hacer reflexiones estratégicas en términos de confluencias muy importantes. Intrincado, encriptado y laberíntico.
Sin duda, Monedero va a disponer de una libertad de acción de la que antes no disponía. Podemos surgió, en la universidad primero, y en la calle después. Ahí, sin duda quiere retornar Monedero. Y sin duda parece ser su lugar. Desea alejarse de un Sistema que no le reporta la libertad que él desea. Retornará por lo tanto al otro, al que le permitirá quizás más espacios de libertad. Todo ello, supone no salir en la foto oficial, no figurar más que en las manifestaciones, en las calles y en las plazas, donde al cabo de un tiempo más o menos largo, acabará por lograr una invisibilidad que dudo desee. Es el precio que hay que pagar.

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