domingo, 19 de julio de 2015

OTROS MUNDOS SON POSIBLES

En un gesto tan humano como ingenuo, estamos empecinados desde hace ya mucho tiempo, desde antes incluso de cuando los platillos volantes nos visitaban con sospechosa e inusitada frecuencia, en una constante búsqueda y empeño en contactar con otras civilizaciones que le den sentido quizás a nuestra existencia, hartos posiblemente de una soledad tanto más insoportable y descorazonadora, cuanto más consideramos y tomamos conciencia del lugar que ocupamos, insignificante y desgarradoramente solitario, en un espacio de proporciones infinitas.
Recientemente se ha dado a conocer, que solamente en nuestra galaxia, La Vía Láctea, apenas un infinitesimal punto del sobrecogedor e infinito universo, podría haber diecisiete mil millones de planetas, donde la vida sería compatible con las condiciones necesarias para que pueda surgir - o haya surgido - en una acción que la ciencia considera es algo sumamente habitual, en un Cosmos cuyos límites nos vemos obligados a ampliar continuamente, a medida que nuestros precarios y primitivos medios nos van mostrando nuevas y gigantescas galaxias, nuevos mundos de proporciones ciclópeas, que se van alejando y separando unas de otras a velocidades de vértigo.
Nuestra soledad es tal, nos vemos tan aislados, tan inmersos en la negrura inmensa que nos rodea, que involuntariamente ansiamos compartir nuestra existencia con otros mundos, que quizás, aunque muy improbablemente, ya nos hayan visitado en el pasado, y que seguramente, en ese remoto caso, y tras habernos apenas conocido, hayan decidido alejarse de inmediato de un planeta donde sus ocupantes permanentemente ocupados enzarzados en cruentas guerras e inmersos en una violencia y degradación humana y ambiental tales, que mucho más inteligentes que nosotros, decidieron pasar de largo en busca de otros seres más pacíficos y sensatos que los que habitan el llamado planeta Tierra.
La edad de nuestro soberbio e inalcanzable Universo, se cifra actualmente en 13.800.000.000 de años. Se calcula que solamente en nuestra galaxia, el numero de planetas habitables, tal como adelantábamos, es de 17.000.000.000, en una Vía Láctea, a la que pertenecemos, una de los billones que existen en un Cosmos, que nuestra inteligencia, tan limitada a estos efectos, no puede ni siquiera soñar con imaginarlo, tan gigantesco es su soberbio tamaño y tan insignificante nuestra capacidad para entenderlo.
Su contemplación nos sobrecoge poderosamente, tanto, que ello no obstante, no obstáculo para que el ser humano intente conocerlo y descifrarlo, en un vano, ingenuo y desproporcionado intento porque llegue un día en que las naves interestelares procedentes de este Planeta, lo surquen con la intención de descubrir nuevos mundos habitables donde establecerse, huyendo quizás de una Tierra, devastada y convertida en un  lugar donde la vida se haya convertida en una mera ilusión, en un lejano recuerdo de lo que fue en sus orígenes.
Otros mundos son posibles, sin duda. La ciencia ya no alberga dudas al respecto desde hace mucho tiempo, desde mucho antes que aquellos inefables OVNIS sobrevolasen a todas horas nuestro solitario planeta. Tratar de escapar de él, en una maniobra de abandono ante los desastres que prevemos, no es sino un reconocimiento de nuestra incapacidad de detener su deterioro. Aún estamos a tiempo. Este es nuestro hogar.

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