De nuevo, después de
transcurridos ochenta años de la trágica muerte de Federico García Lorca, un nuevo
intento se lleva a cabo para tratar de encontrar los restos del insigne poeta,
en un acto de no aceptación de la desidia mostrada en los primeros tiempos, de
la resignada actitud observada después, y en último lugar, para tratar de
solventar los vanos intentos llevados a cabo en los últimos años, que no dieron
los frutos deseados.
No hay resignación posible para
tantos admiradores del genial poeta y dramaturgo, para tantos amantes de su
vida, de su extrema sensibilidad, de su alegría de vivir y de su mágica
capacidad de transmitir su contagiosa vitalidad, como no puede haber perdón
para los culpables de la ignominiosa muerte de Federico.
Es por ello, que Por tercera vez
se buscan sus restos en la misma zona, bajo la supervisión del equipo de
arqueólogos y técnicos que dirige el arqueólogo Javier Navarro Chueca y el
historiador Manuel Caballero que comenzarán a remover la tierra donde creen que
se arrojó el cadáver de Federico, fusilado hace 80 años, junto al maestro
republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y
Joaquín Arcollas.
Todo parece indicar, según indicios
y declaraciones que se consideran muy fiables, que en esa zona podrían
encontrarse sus restos, pese a la frustración de los intentos anteriores. Sin
duda no está lejos, pero aunque se utilizan medios técnicos avanzados, parece
resistirse su ansiado hallazgo que haría feliz a multitud de gente que no se
resigna a que Lorca no repose en un lugar concreto y determinado donde pueda
ser visitado por el resto de los tiempos.
Pero no todos pensamos igual.
Federico pertenece a la humanidad, a la poesía, a la literatura, a la
sensibilidad artística más universal, y no necesita situarlo en una tumba, bajo
tierra, en el subsuelo, oculto a la luz y a las estrellas. Él es hijo del
viento y de los corazones plenos de amor y de alegría capaces de sentirlo y de
admirar y gozar de su desbordante deseo de vivir, para lo cual, basta con
disfrutar de la lectura de su amplia, generosa y hermosa obra que abarca la
poesía, el teatro, la pintura y la música.
La nueva tentativa de localizar
los restos del poeta es posible gracias a que la asociación consiguió los preceptivos
permisos de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Alfacar, además de la
financiación necesaria. El equipo de Navarro y Caballero llevó a cabo en 2013
la segunda tentativa en el lugar al que ahora regresan, pero la financiación de
la Junta se agotó en diciembre de 2014.
La Junta de Andalucía ha colaborado
aportando maquinaria para comenzar a retirar el material de relleno en el área
de excavación. Se estudiará luego el terreno para tratar de localizar los pozos
que se cree que pudieron ser usados como fosas comunes, donde estarían los
restos de García Lorca, Galindo y los dos banderilleros.
En el año 2009, se llevó a cabo
el primer intento de localizar los restos de Lorca. Se excavó a unos 500 metros del emplazamiento actual,
por indicaciones del hispanista y biógrafo de Lorca Ian Gibson, quien aconsejó
que así se hiciera, por tratarse de las inmediaciones del olivo, dónde según
algunos testigos pudieron tener lugar las ejecuciones.
Buscar a Federico es
comprensible y humano, pero si no se hallase, quizás es porque él, hijo de las
estrellas, de la luz y de la luna, así lo querría. Si no le encontramos ahora,
deberíamos dejarlo en paz para siempre. Jamás será olvidado. Siempre nos
acompañará desde la portentosa, mágica y hermosa obra que nos legó. En ella
vivirá para siempre.
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