jueves, 29 de septiembre de 2016

LAS ESPADAS EN ALTO

Debería sorprendernos tanto la bajada del PSOE, como la subida del PP, y sin embargo, y pese a las corruptelas varias, tanto en uno como en otro, más agravadas si cabe en éste último al estar en el gobierno, aunque sea en funciones, resulta francamente incomprensible, a la par que sorprendente, que un presidente que está tan tocado de cerca por la corrupción, siga en su puesto, y subiendo, y que un jefe de la oposición, con una rebelión permanente en sus filas, continúe impasible en su puesto.
El líder del PSOE, tan denostado por unos y alabado por otros, ciertamente los más, se ve en estos momentos en una encrucijada que le ha llevado a la dimisión de diecisiete componentes de la ejecutiva, que mantienen que su dimisión es de hecho efectiva, después de haber sido permanente cuestionado por parte de los barones del partido, que exigen un cambio de rumbo.
Pese a  las citadas dimisiones, Sánchez se mantiene en su puesto, aduciendo que las bases están con él, que le apoyan en su negativa a llegar a acuerdos con la derecha. Mientras en las últimas elecciones vascas y gallegas, un nuevo retroceso en los resultados, parecen desmentir este cerrar filas en torno a su líder.
Muchos son ya los que, no obstante, comienzan a plantearse la renovación de sus dirigentes, con más fuerza sin duda en el PSOE, que en el PP, donde cierran filas en torno a Rajoy, de tal forma que nadie se atreve a levantar mínimamente la voz, pese a que parece que algunos así lo desearían, ante el temor de que en caso de moverse, seguramente no saldrían en la foto.
Mientras que su oponente Sánchez, parece sentirse relativamente seguro pese a las voces, aquí clamorosamente más altas y más claras en su contra, pero que a él no le parecen suficientemente mayoritarias para desalentarle a la hora de plantearse una convocatoria inmediata de nuevas primarias, así como de un congreso del partido, que despejen un bloqueo hacia su política y su persona, en la que él, aparentemente no cree, pero que da una idea de la firmeza y seguridad que mantiene, y que parece materializar en las rígidas posturas que no duda en sostener a capa y espada con su ya famosa frase de no es no.
Y así, mientras en el PSOE, las aguas están rrevueltas,con una implacable y constante autocrítica y puesta en cuestión de Sánchez, que ha manifestado su intención de no dimitir, en el PP, y después del éxito obtenido en Galicia, y del mantenimiento de sus expectativas en el País Vasco, Rajoy se encuentra aparentemente más fuerte que nunca, sin que nadie se.plantee su recambio inmediato, algo que podía parecer previsible y hasta deseable para algunos hace sólo unas fechas, cercado por la galopante corrupción, y por numerosos escándalos que de todo tipo, que en cualquier país plenamente democrático, le habrían hecho dimitir hace tiempo.
En cualquier caso, tanto uno como otro, han visto como su imagen se ha ido deteriorando con el transcurso del tiempo, agravado por los problemas suscitados por la imposibilidad de formar gobierno, por lo que sería deseable que dieran un paso al lado, para dejar paso a nuevas caras, que con nuevas ideas y otros talantes diferentes, incluso referidos a una relación personal que mejore notable y claramente la presente,  fueran capaces de llegar a acuerdos que logren formar un más que deseable y necesario gobierno.
Y para ello, toda parece indicar que los consiguientes relevos ya existen, por mucho que nieguen y desmientan, en una maniobra que a nadie debería ya engañar. Uno de ellos se encuentra en el norte, en Galicia, donde ha obtenido un sonoro y rotundo triunfo en las últimas elecciones allí celebradas, habiendo sido exclusivamente suyo un mérito que el presidentede su partido se quiere arrogar.
En el otro partido, donde su líder ha cosechado pingües resultados, siempre a la baja, como le ha sucedido en el País Vasco, el posible relevo parece encontrarse en el sur, en Andalucía, donde destaca desde hace ya mucho tiempo una mujer, que una vez más ha dejado bien claro que se pone a disposición del partido para lo que haya menester, mientras en Ferraz, se viven horas tensas, casi dramáticas ante las fuertes disensiones internas que amenazan a un partido con más de cien años de historia.
Las espadas están en alto. Ahora toca esperar. Deseable sería que la tardanza en su resolución, se reduzca a la mínima expresión, y sobre todo, que el posible cambio haya merecido la pena. Muchos somos los que así pensamos. Juzguen ustedes, y obren en consecuencia si así lo consideran oportuno.

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