miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA NUEVA BURBUJA INMOBILIARIA

Paseando por la periferia de la mayoría de las ciudades, es fácil descubrir zonas que hasta hace muy poco tiempo se encontraban desérticas, y donde hoy se pueden vislumbrar un nuevo y poblado panorama de grúas, bajo las cuales se desarrolla una frenética actividad de máquinas, materiales de construcción y trabajadores afanados y aplicados en rellenar los cimientos con un hormigón que no cesa de fluir, levantando nuevos edificios que en apenas unos meses van tomando forma, en un ejercicio de actividad constructiva inmobiliaria como no se conocía desde hace bastantes años.
En la mente de muchos, continúa presente la pasada burbuja inmobiliaria que tuvo unos efectos desastrosos en la economía española. Entonces la fiebre constructora llegó hasta el extremo de construir  cerca de un millón de viviendas anuales, muchas de las cuales están ahora sin vender, habiendo convertido a los bancos en auténticas inmobiliarias, al hacerse cargo de las casas cuyas hipotecas no se pudieron pagar, al tiempo que toda esta situación creaba un enorme paro entre los trabajadores de baja cualificación que fueron atraídos por los elevados sueldos que percibían.
Según los últimos datos, el precio de las viviendas se sitúa a niveles del año 2004 y su coste sigue siendo un 26% menor al de 2007, cuando alcanzaron su nivel más alto. Ante esta importante revalorización, que viene acompañada de un aumento de la concesión de hipotecas, que creció en junio un 15,5%, con una evolución de 25 meses de expansión, parecen darse todas las condiciones para la aparición de una nueva burbuja inmobiliaria.
Pese a todo, los especialistas en el tema, descartan esta posibilidad y achacan los repuntes a factores como el rebote que suele producirse en cualquier mercado tras un profundo ajuste, al peso de la demanda extranjera o al intenso crecimiento que está experimentando la vivienda de lujo en algunas zonas.
Sin embargo,  en algunas zonas de Madrid y Barcelona, podría hablarse con propiedad de dicha burbuja, donde algunos extranjeros están pagando enormes cantidades, absolutamente disparatadas, por viviendas de auténtico lujo.
En cualquier caso, parece descartarse la formación de un nuevo boom inmobiliario, ya que para que ésta se diera debería venir acompañada de una situación hipotecaria como la que se dio en la década de 1997 a 2006, y que no es comparable.
 Analistas en el tema, encuentran la explicación a la subida del precio de la vivienda en la combinación de tres factores: El entorno de tipos de interés bajos, la demanda embalsada y la inversión. La gente está desviando su dinero desde las cuentas bancarias y la renta fija hacia la compra de vivienda.
 No obstante cabe plantearse las siguientes preguntas así como sus respectivas y lógicas respuestas ante una situación económica y laboral que no parece favorecer la compra de vivienda, ante un auge indudable en su construcción.
Si los salarios son bajos y los trabajos temporales, habrá menos demanda. Si la población envejece, también menos compra. Si sube la presión fiscal, bajará la demanda. Si ya no se compra la casa como inversión segura, menos demanda. Si el futuro de los tipos de interés es al alza, también menos demanda.
No parece fácil encontrar una explicación. Pero el hecho está ahí. Se construye frenéticamente.          

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