Desesperante en extremo el panorama
político de este País, que después de casi un año de inexcusable inactividad y
desacuerdo, así como de una falta absoluta de solvencia a cargo de unos
políticos ineptos e irresponsables, que después de someternos a sus dictados
egoístas y ruines, mantienen una situación que se basa en sus opciones e
intereses de partido, que están muy por encima y por delante de los ciudadanos
a los que representan.
Con un partido en el gobierno,
sumido en múltiples corruptelas, con una mayoría en precario, cogida con
alfileres, y una oposición dividida y fragmentada hasta extremos inconcebibles,
el aire político se está tornando irrespirable para unos ciudadanos que se
despiertan cada día con nuevos casos de corrupción, nuevas sospechas de derroches y desvaríos y nuevos
conflictos internos a cargo de un partido socialista, irreconocible, sumido en
el mayor de los desatinos, empeñado en auto destruirse.
Un panorama desolador, que no
parece tener fin, que mantiene a los ciudadanos en vilo, constantemente, sin un
minuto de respiro, que está logrando una absoluta desconexión entre la mayoría
de los votantes y sus partidos, empeñados como están en una lucha continua
entre ellos, que olvidan y dejan al margen a quienes les han elegido.
Y lo han hecho, para que no sólo
los representen, sino para que los escuchen, les consulten y satisfagan sus
mandatos, si no al pie de la letra, sí al menos bajo unos mínimos, que no son
otros que el esfuerzo y la capacidad para intentar llegar a acuerdos con otros
grupos, en lugar de aislarse cada uno en su particular isla, desentendiéndose
de esta forma de quienes han depositado en ellos una confianza que continua y
permanentemente se ve defraudada por unos inconfesables intereses personales y
de partido.
Y así, día tras día, contemplamos
un panorama desolador, con unos grupos que se muestran tozudamente incapaces
para llegar a acuerdos, donde todos parecen estar enemistados entre sí, con una
hosca actitud cuando de hablar en la tribuna se trata.
Parece que se esfuerzan en mostrar
ante los medios de comunicación una firmeza y una falsa seguridad que no
redunda en beneficio de los ciudadanos, sino en una mera exhibición de sus
convicciones de partido, que parecen reafirmar de esta forma y que a nada ayuda
ni contribuye a los necesarios acuerdos para sacar adelante leyes que mejoren
la vida de una ciudadanía que escuchándolos, no sale de su asombro ante
semejantes desvaríos.
El cansancio a cargo de los
ciudadanos, resulta ya a estas alturas absolutamente insoportable, ante unos
representantes que sólo están empeñados en representarse a sí mismos y a sus
oscuros e injustificables intereses de partido.
Contemplamos así como la imagen de
España, que algunos sitúan como la novena potencia industrial del mundo, se
desvanece en el panorama internacional, donde nuestros políticos no son capaces
de hacer valer a un país como el nuestro, que debería hacerse respetar a todos
los niveles y que por el contrario se ve ninguneado con frecuencia, ante una política
ineficaz, corrupta y derrochadora, con escándalos continuos que deterioran
nuestra ya mala imagen en el mundo.
Poco puede esperarse de un gobierno
en minoría, atrapado entre las redes que él mismo ha ido tejiendo, salpicado
por innumerables corruptelas hasta el punto que el propio presidente del
gobierno se ve obligado a declarar como testigo, y que está empeñado en echar
balones fuera, en lugar de enfrentar como debiera los múltiples escándalos en
los que está incurso su partido.
Por todo ello, el descrédito, la
desconfianza y el recelo hacia los políticos, es la constante en un País, que
de ninguna manera se merece a unos representantes que han logrado en los
últimos años, que los ciudadanos experimenten un profundo hartazgo hacia la
política y los políticos, sin duda plenamente justificado.
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