sábado, 19 de abril de 2025

Cortina de humo

 Afortunados han de sentirse los integrantes de este gobierno ante la inmensa cortina de humo que se está creando con la irrupción en la esfera internacional de las noticias generadas por Estados Unidos y su inefable presidente, que están llenando los medios de comunicación a todas horas como si no existiese más información que la que proviene de allí, sin que apenas quepa espacio en los atribulados telediarios para cuanto acontece en este nuestro país, con un ejecutivo acorralado por doquier con corruptelas, escándalos y escenarios judiciales varios, que apenas ocupan espacios en los susodichos medios.

Para botón de muestra, basta abrir el medio de prensa oficial del ejecutivo, para comprobar un día tras otro, cómo indefectiblemente los titulares y primeras noticias del mismo es el citado tema, sin que aparezcan referencias a este país, como si aquí no pasara nada reseñable, como si hubiera desaparecido del mapa y nada  hubiera destacable que mereciera la pena citar.

Lo mismo sucede en la mayoría de los medios de información, dónde apenas dedican un pequeño espacio para destacar las miserias, que son muchas y variopintas acerca de un gobierno que no gana para sustos, que enlodado como está por tantos eventos poco ejemplares y sumamente negativos para su denostada imagen, por tantas y tan variadas corruptelas,  respira aliviado cuando contempla lo airado que sale en los medios de  de todo tipo, contemplando cómo su imagen apenas resulta dañada gracias a la cortina de humo que se ha extendido a su alrededor, merced al tan cacareado trumpismo, que ha logrado ocultar en gran medida sus penurias, estrecheces y ruindades que lo acechan por doquier.

Ni las meteduras de pata de la ministra hooligan, tan excesiva como siempre, cuando interviene en decisiones judiciales, llegando a poner en entredicho la presunción de inocencia, en una demostración más de una absoluta falta de respeto hacia el poder judicial, algo nada infrecuente en este ejecutivo, que ha sufrido ya varios avisos de la Unión Europea recordándole la necesidad inexcusable de respetar la división de poderes, ni la declaración como testigo del superministro con tres carteras, ni los en redos judiciales familiares del presidente, ni los escándalos últimos materializados en juergas y comportamientos poco edificantes, han conseguido el eco suficiente en la prensa escrita y audiovisual, que pueda inquietarlos lo suficiente como para preocuparse seriamente por algo tan crucial para ellos como es la imagen, de la que dependen en gran medida,  y a la que recurren con harta frecuencia.

Poco o nada se publica acerca de las continuas exigencias de los independentistas que no cejan en su afán por conseguir nuevas y continuas cesiones, habida cuenta de que basta con amenazar con retirar su apoyo para lograr cuanto exijan, que pasa ahora por la oficialidad del catalán en la Unión Europea, la promoción del árabe en las escuelas de esa Comunidad, o la exigencia del titiritero jefe de aplicar la amnistía a él y a los suyos, algo que conseguirá, como el resto de las peticiones citadas, y de lo que los medios apenas se  ocupan ya. 

En gran medida por el cansancio generalizado de una situación que causa hartazgo en la opinión pública, cuyo desenlace ya imagina, y por las susodichas cortinas de humo que desvían la atención hacia otros manidos temas, que de paso consiguen tranquilizar a un ejecutivo cercado por demasiados  temas excesivamente oscuros y complicados que se ven incapaces de manejar, y que así logran evitarlos para no estropear más su denostada imagen.


La ineludible respuesta del Estado

 En el año 79 d.c., el volcán Vesubio estalló en una virulenta y devastadora erupción, sepultando las ciudades de Pompeya y Herculano, así como otras  ciudades costeras, con una nube abrasadora de piedra pómez y ceniza que causó una desastrosa catástrofe en todos los órdenes, dejando miles de muertos y una poderosa devastación que ha pasado a los anales de la historia

 Roma reaccionó de inmediato, y Tito, recién coronado emperador a la muerte de su padre Vespasiano, no se quedó de brazos cruzados esperando la reacción de otros u otras instancias que actuasen ante la tragedia que pronto se supo era de grandes proporciones.

 Actuó de inmediato, sin esconderse ni eludiendo una responsabilidad que siempre consideró era suya, de Roma, en un  gesto que no tuvo nada de protocolario, sino que constituyó una de las primeras respuestas humanitarias documentadas de la historia, una operación inmediata, sin subterfugio alguno, siempre dirigido  a asistir a las víctimas y a la reconstrucción de los inmensos daños producidos por el volcán, algo sin precedentes en la historia, dedicando todos los recursos del Imperio de Roma para socorrer a los supervivientes de la tragedia.

Tito,  actuó con una rapidez sorprendente, enviando emisarios y nombrando una comisión de senadores con rango consular movilizando recursos imperiales para socorrer a las poblaciones afectadas, dejando claro, que el suyo, no sólo fue un gesto de gobernante piadoso, sino que supuso una operación logística y política cuidadosamente preparada y programada para reparar la colosal tragedia desatada por causas naturales en aquella región de la Campania.

Según fuentes de la época, Tito ordenó y coordinó los esfuerzos de socorro para las zonas afectadas, destinando recursos del tesoro imperial para ayudar a los damnificados y reconstruir las ciudades, enviando oficiales a la zona del desastre para asistir a la población, con el objetivo de aliviar el sufrimiento y restaurar la estabilidad en la región golpeada por la tragedia.

Su fama previa de militar implacable no auguraba una reacción tan fulgurante y decidida ante el desastre causado, por lo que su decidida y valiente posición ante la erupción del Vesubio cambió totalmente la percepción pública que existía sobre él, distribuyendo bienes del tesoro imperial que destinó a la reconstrucción de las ciudades destruidas, otorgando beneficios fiscales, enviando alimentos y reorganizando el reparto de tierras para acoger a los desplazados, lo que logró mitigar en parte y de inmediato las inmensas pérdidas que sufrieron miles de familias gracias a la rápida y efectiva intervención de Roma y de su emperador Tito.

Un hecho histórico que revela la importancia absoluta de la ineludible y exigible responsabilidad del Estado ante los grandes desastres naturales como en este caso, y que en nuestro país se dieron en fechas recientes en Valencia debido a la tragedia provocada por la tristemente famosa DANA, con cientos de fallecidos y unos enormes daños materiales, y dónde la reacción del gobierno central nada tuvo que ver con la de Roma y su emperador Tito.

Ningun parangón posible entre la reacción inmediata y efectiva de Roma en el caso aquí citado, y el del Estado Central de este país, en la reciente tragedia sufrida, que tenía la ineludible obligación de intervenir de inmediato con todos los medios a su alcance, que son muchos y poderosos, en nada comparables con los que contaba la Comunidad afectada, a la que se le ofreció que solicitase ayuda y  recursos, perdiendo un tiempo precioso y fundamental para atajar el desastre. 

Deberían haber tomado la iniciativa inmediata ante el evidente y desgarrador desastre de colosales dimensiones, de una magnitud de rango nacional, de los que ya tenían noticia, y que ya conocían por diversos medios, como la delegada del gobierno entre otros, y que solamente el Estado puede asumir con plenas garantías, algo que no hicieron, sino que se limitaron a indicar que solicitasen recursos, para cargar después la responsabilidad sobre otros.

Todo ello supone un demoledor ejemplo de un imperdonable y rechazable retraso en los ineludibles deberes y obligaciones inmediatas propias del Estado ante calamidades tan colosales como las citadas, de las que sólo el Estado Central es directa y absolutamente responsable, sin que quepa excusa posible a la hora de actuar sin dilación alguna, sin buscar excusas de ningún tipo. Porque dispone de todos los medios y recursos posibles, y porque es su responsabilidad suprema, así como su ineludible obligación de poner de inmediato y sin dudas, preguntas ni consultas absurdas, y con todos los medios disponibles, que solo el Estado puede y debe movilizar con la premura y la eficacia necesarias ante desastres naturales como el aquí citado.


El clamor de la España rural

 Centenares de pequeños pueblos despiertan cada día en la soledad de sus calles, contemplando cómo un incierto futuro se cierne sobre ellos, a la espera de un día mejor que los permita albergar la esperanza de una supervivencia hoy complicada e imprecisa, que les alegre la vida y les confirme su lugar en un mundo que no parece sentir preocupación alguna por ellos, salvo para considerarlos como lugares pintorescos dignos de figurar en una fugaz visita a llevar a cabo más adelante, de paso al destino finalmente elegido.

Aislados en una geografía variopinta, que va desde la más absoluta soledad entre campos de cereales, en las estribaciones de una sierra, a los pies de una montaña, junto a un río helado en invierno y seco en verano, entre montes de encinas y robles o en medio de un desértico y solitario paisaje torturado por un sol inclemente y un frío extremo, sobreviven a duras penas esperando un final que llegará cuando sus calles ya no contemplen más que el  paso del viento, la lluvia y la nieve, como únicos habitantes del lugar.

Olvidados por las instancias oficiales, ignorados por quienes deberían facilitarles la dura situación en la que se encuentran, y sin capacidad de mejorar por sí mismos, la mayoría sucumben a la inercia del tiempo, a la par que la envejecida población emprende el largo viaje que dejará un espacio vacío y sin alma, un espacio antaño lleno de vida, dejando atrás una historia, unas gentes y un triste y añorado pasado que queda para siempre atrás.

Sin servicios tan necesarios y elementales como la sanidad, la mayoría se ven obligados a desplazarse, con suerte, a la cabeza comarcal para la atención ambulatoria, y a la capital de la provincia para una simple radiografía, así como para la tramitación de diversa documentación, y otros como la atención bancaria, para lo que generalmente habrán de llevarlo a cabo en el pueblo más próximo que disponga de esos recursos.

Ninguna posibilidad de generar un ocio que les permita afrontar cada día, generalmente sin capacidad para dinamizar la vida de unos ciudadanos, que salvo casos en los que se cuente con vecinos más jóvenes con inquietudes culturales que se ocupen de programar diversas actividades que mantengan un ocio activo como sucede en algunos pueblos dónde llevan a cabo visitas al patrimonio de la capital de la provincia.

 Organizan conferencias, talleres, cine, teatro, lecturas poéticas, actos deportivos y musicales, que mantienen vivo el pueblo y a sus afortunados vecinos, como es el caso de algún pueblo segoviano que conozco y dónde residí durante una docena de años, Muñoveros, que quiero y debo destacar aquí, perfecto ejemplo de lo que debería llevarse a cabo en otros lugares con el objeto de dinamizar cultural y socialmente a una población necesitada de unas actividades vitales y de ocio a las que de otro modo no tendría acceso.

 Algo no siempre posible por imponderables no achacables a sus ciudadanos, y que deberían llevarse a cabo tomando las riendas las instancias correspondientes de la provincia, iniciativa que no toman quienes tienen la obligación de llevarlo a cabo, y que junto a la mejora e implantación de las infraestructuras esenciales deficitarias, haría más llevadera la vida en las zonas rurales, y por ende, la sostenibilidad y la supervivencia de las mismas, algo absolutamente necesario para los habitantes de una España rural, cuya supervivencia es vital también para el País, que no puede permitirse su desaparición por múltiples motivos, sobre todo sociales, a la par que de índole económico, cultural y de mantenimiento de los ecosistemas vitales tan necesarios para el resto del País.


lunes, 7 de abril de 2025

El universo ese gran desconocido

 Jamás, en la ya dilatada historia de la Humanidad, la necesidad de desvelar los ingentes misterios que nos guarda el Universo y que nos quedan aún por descifrar, habían desatado una carrera tan intensa y espectacular, tan apasionante y esperanzadora como la que se viene llevando a cabo en todo el mundo desde apenas unos años, durante los cuales, y gracias a los potentes telescopios que se han puesto en órbita terrestre, y mucho más allá, están permitiendo a los científicos nuevos descubrimientos de infinidad de galaxias y otras estructuras cósmicas situadas a distancias colosales, hasta hace poco tiempo inimaginables, que nos están permitiendo hallazgos sorprendentes que nos acercan cada día más a los orígenes y evolución de un Universo que seguimos desconociendo en gran medida, lo que nos permite y obliga a elaborar continuamente nuevas y avanzadas teorías, algunas de ellas extremadamente novedosas, que satisfagan el ansia de conocimiento de una comunidad de científicos y astrofísicos que  no cesan de obtener nuevos datos acerca de un Universo que nos sorprende cada día.

 Ello supone una absoluta urgencia para el ser humano, que nunca debería cejar en el empeño de saber y conocer acerca de cuánto le rodea, con preferencia de aquello que nos afecta de una manera especial, por el hecho de resultarnos especialmente complicado y próximo a la vez, como es el caso de un universo en el que nos encontramos inmersos, por el que navegamos en una sorprendente nave llamada Tierra, acompañados de otros planetas, girando todos alrededor del Sol, en una danza celestial en el interior de nuestra galaxia, la Vía Láctea, que a modo de nave nodriza nos conduce por el colosal universo en un viaje que dura ya miles de millones de años, del que desconocemos casi todo acerca de su gigantesca dimensión, y del que, ocupados en nuestro diario y mundanal ajetreo, se nos olvida que somos pasajeros de un viaje galáctico a bordo de una nave que no conoce paradas ni destino conocido adónde llegar.

Necesario resulta recordar, y de paso asumir, el concepto de año luz, utilizado con suma frecuencia en astronomía, y que solemos leer y oír en los medios de comunicación, entendido como una unidad de longitud necesario para medir las distancias en el universo, ya que las habituales que conocemos, se quedan excesivamente pequeñas ante la magnitud del cosmos, y que se define como la distancia recorrida por un rayo de luz en un año, y considerando que ésta viaja a 300.000 kilómetros por segundo, nos arroja una cifra de 9 billones de kilómetros, es decir, un nueve con doce ceros, que nos sirven para mostrar los valores de nuestra galaxia, un disco de cien mil años luz de diámetro y dos mil años luz de espesor.

Se estima que nuestro universo se originó a partir de la gran explosión o Big Bang, hace 14.000 millones de años, expandiéndose desde entonces en una gigantesca carrera, en la que las galaxias se van separando unas de otras, a una velocidad que es tanto mayor cuanto más separadas se encuentran, y así, indefinidamente, salvo que algo detenga esta apasionante carrera, como podría ser la gravedad aportada por la escurridiza materia oscura, cuyos efectos son conocidos, que no su presencia ( que hoy se pone en duda), que lograría contrarrestar la velocidad de escape de las galaxias, algo que no podemos aventurar, ni los científicos asegurar, salvo que el universo en expansión parece ser un hecho admitido por la inmensa mayoría de la comunidad científica a una velocidad nada desdeñable, superior a los setenta kilómetros por segundo

Las galaxias se reúnen en cúmulos de galaxias, que a su vez se agrupan en un gigantesco supercúmulo, que se conoce como red cósmica, dónde se mantienen unidad entre sí a través de filamentos de hidrógeno y materia, a modo de redes neuronales se mantienen unidas formando una colosal estructura, cuyo diámetro se cifra en 520 millones de años luz, es decir, la luz , viajando a 300.000 km/s, tarda 520 millones de años en cruzar la portentosa red cósmica de galaxias, lo que da una ligera idea de la descomunal magnitud del universo, dónde se estima que el número de galaxias, alcanzaría la cifra de dos billones un dos con doce ceros, conteniendo cada una de ellas hasta 400.000.000.000 de estrellas, cuatrocientos mil millones, lo que da una idea de  algo que supera nuestra limitada capacidad  de entendimiento, que no puede asumir semejante valor, algo que nos emociona y maravilla ante la magia y la colosal grandeza del majestuoso  universo en el que nos encontramos.

Seguimos, no obstante, con un desconocimiento muy importante, tanto acerca del origen del universo, como de su evolución, y gracias a modernos telescopios situados en órbita terrestre como el Hubble y el James Web, entre otros, conocemos más en profundidad un universo, cuyos secretos más escondidos se nos escapan, y aunque progresamos, lo hacemos muy lentamente, como el conocimiento de los agujeros negros, zonas del universo con una colosal capacidad de atrapar cuanta materia se encuentra en sus proximidades, incluida la luz, que siguen constituyendo un tema aún muy discutido por los astrónomos, y que siguen procurando una amplia capacidad de información dado su enorme complejidad al no ser posible estudiarlos más que por métodos indirectos.

Albert Einstein, afirmó que tenía dos certezas sobre lo infinito: la estupidez humana y el universo, y de esto último,  no estaba seguro, lo que nos da una idea sobre esta cuestión, ya que no podemos asegurar nada en este sentido, salvo que el universo se encuentra en expansión, y hasta este extremo, como el del Big Bang, últimamente se están poniendo en cuestión por parte de la comunidad científica, en cuyo seno se debaten teorías que afirman que la edad del universo es el doble de la que se admitía hasta ahora, es decir, de 28.000 millones de años, o las que afirman que el universo es un ser pensante, con una estructura neuronal parecida a la de nuestro cerebro, o la que propugna que somos parte de un gigantesco experimento dirigido por una inteligencia superior o la teoría más reciente, que afirma que el universo es un soberbio e inmenso ordenador cuántico, lo que resulta apasionante en cualquier caso, sobre todo considerando que nuestro hogar, el planeta Tierra, navega en ese inmenso mar que hemos dado en llamar universo.

Sí podemos afirmar con casi total seguridad, datos acerca de las impresionante distancias que nos asombran poderosamente, como la del objeto observado más lejano, situado 14.000 millones de años luz, lo que supone que la luz de ese objeto que ahora nos visita, salió de allí, hace 14.000 millones años, como en el caso de la luz solar, que supone que la imagen que en un momento vemos del sol, es la que corresponde a la que tenía dicho astro hace ocho minutos, que es el tiempo que tarda la luz en recorrer los 150 millones de kilómetros que nos separan del astro rey, mientras que la estrella más cercana a nosotros después de la nuestra, es Próxima Centauri, a poco más de cuatro años luz.

Cada día, la ciencia nos sorprende con nuevos datos y cifras, que no dejan de sorprendernos y que confirman el sobrecogedor tamaño de un universo sometido últimamente a continuas teorías como el de los universos paralelos que plantean varios universos o realidades relativamente independientes, así como las que se refieren a su final, entre las que aseguran que se expandirá eternamente, y las que afirman que llegará un momento que se contraerá, para llegar de nuevo al punto inicial de origen y comenzar con un nuevo Big Bang, proceso que se repetiría infinitamente, y por último, la que precisa que el universo se evaporará, basada en una teoría original de Stephen Hawking, con lo que el destino de esta colosal maravilla, alcanzaría probablemente su final, en una majestuosa y sobrecogedora acción autodestructiva, que nuestra mente no puede ni remotamente imaginar.

Las últimas teorías acerca del Universo, y por ende de nosotros sugieren que podríamos ser los protagonistas de una gigantesca simulación creada por una civilización extraterrestre capaz de manejarnos a su antojo, como si de un inmenso juego se tratara, mientras que otra teoría  afirma que nuestro Universo estaría inmerso en un colosal agujero negro, y otras que podríamos citar, que lo que nos sugieren es que los secretos que alberga el Universo, son tantos y tan extraordinarios, que sin duda seguiremos tratando de desvelarlos y saciar nuestra sed de desconocimiento acerca de tan colosal estructura que hemos dado en denominar Universo, dónde tenemos la casi total seguridad de que la vida, tan buscada para sentirnos algo menos solos, nos espera en cualquier rincón aún inexplorado por el ser humano.


Moneda de cambio

 Se nos agotan los argumentos para continuar descalificando a un gobierno que utiliza descaradamente el infame recurso de cambiar inmunidad por votos, privilegios varios por apoyos, concesiones dinerarias y en especie por fidelidad, cesiones competenciales por mirar hacia otro lado, y en fin, cuanto puedan requerir los de siempre, con el objeto de satisfacer sus cuitas a cambio del apoyo necesario para seguir atados al poder, incluyendo a sus socios de coalición, tan remisos antaño cuando tan alejados estaban de unas esferas que entonces detestaban por  acomodas y burguesamente inmovilistas, y a las que hoy se adhieren, siguen y disfrutan con auténtica fruición, una vez que han comprobado lo fácil que es imitar comportamientos, transgredir sus trasnochadas éticas, y  dejarse llevar por la inercia del poder, dónde tan confortablemente se encuentren.

Apenas se molestan ya tratando de disimular sus trapicheos políticos con quienes intercambian sus interesados y mercantilizados devaneos, utilizando la moneda de cambio oportuna, algo que por otra parte ya no sorprende a una ciudadanía harta y cansada de estas malas e infames artes, que han llegado ya a interiorizar como algo habitual y corriente en política, cuando en realidad son prácticas detestables y profundamente antidemocráticas, que este gobierno está llevando a cabo desde hace ya demasiado tiempo, convirtiéndolo en algo habitual, que suelen sacar adelante con el beneplácito de los independentistas que han encontrado un auténtico filón en este ejecutivo al que exprimen sin rubor, a sabiendas de que cederán siempre que los garanticen su continuidad en el gobierno.

Dispuestos están a utilizar cualquier moneda de cambio, ya sea motu propio o a demanda, llegando incluso a sugerir parar una huelga en Renfe   a cambio de ceder la competencia en los Rodalíes catalanes, ya que todo se compra y se vende, nada queda al margen de una posibilidad de sumar días a pasar uno más en La Moncloa, residencia del jefe del ejecutivo que posee una ambición de poder tan desmedida, que no le importa que en Europa lo señalen ya como un consumado aprendiz de autócrata que no repara en nada para seguir en el cargo, recurriendo cada vez con mayor frecuencia al decreto si lo considera necesario o a otras artimañas para evitar dictámenes preceptivos de organismos oficiales que de otra forma podría complicar sacar adelante sus oscuras y siniestras maniobras a las que nos tiene acostumbrados.

El último ejemplo de este perverso modo de gobernar, es el de la utilización de los menores migrantes como moneda de cambio, repartiéndolos por las comunidades autónomas, privilegiando a Cataluña y el País Vasco y perjudicando  a otras, en una maniobra que persigue, como siempre, obtener su favor que se sustanciará en apoyos parlamentarios que los mantengan en el poder, todo ello en un malévolo, sucio y rechazable  juego político, al que recurren sin inmutarse, pretendiendo disfrazarlo de un modus vivendi político perfectamente ético, cuando no es más que un siniestro, tenebroso y truculento modo de ejercer la política, con una codiciosa ambición, sin escrúpulos de ningún tipo y con una ausencia absoluta de la necesaria y honesta dignidad de la que carece por completo.


Cinco años de infame desmemoria

 Cuando se cumplen ahora cinco años del estado de alarma, cuando el confinamiento a todos los niveles tocaba a su fin, cuando los sufridos ciudadanos respiran con alivio, cuando la memoria atormentada despierta de su letargo de tres durísimos e interminables meses de confinamiento, cuando sobre todos aún pesa y pesará un brumoso trauma, cuando comenzamos a respirar de nuevo, yo,  en nombre de muchos dolidos e indignados ciudadanos que no olvidan,  manifiesto y señalo:

Al prepotente gobierno de este País por no reconocer sus errores, por no pedir, no ya perdón, sino unas mínimas y necesarias disculpas, de airear sus más que dudosos aciertos a la hora de gestionar la pandemia, permitiéndose su presidente el ominoso y falaz “viva el 8 M”, en sede parlamentaria, que fue todo un insulto a la vida, y a la sensibilidad de los familiares de las víctimas que en ese temerario acto enfermaron, cuando ya se conocía y se presentía la tragedia que se cernía sobre nuestro país 

 A unos negligentes gobernantes que cometieron graves e imperdonables errores a la hora de tomar medidas drásticas, cuando ya conocíamos los casos de china y de Italia, que debieron ser más que suficientes para actuar de inmediato y no lo hicieron.

Al gobierno por permitir que prevalecieran condicionamientos de orden político y de oportunidad, para no avisar a la población del peligro que corrían al asistir a manifestaciones y actos multitudinarios de todo tipo, cuando las señales de peligro eran más que evidentes.

 A las autoridades correspondientes, de permitir la manifestación del 8 de marzo de entonces, y otras anteriores y posteriores, que causaron sin duda infinidad de contagios, cuando el día 7, es decir un día antes del 8 M, se confinaron a 40 personas contagiadas en la ciudad riojana de Haro, con lo que quedaba de manifiesto el terrible drama que comenzaba a cernirse sobre la indefensa ciudadanía.

A los responsables de no escuchar a la OMS, que con tiempo, y como está documentado, avisó a las autoridades sanitarias acerca del aprovisionamiento de material sanitario para responder a la epidemia que se avecinaba.

A las autoridades de este País, de autorizar unas concentraciones y de prohibir otras, antes del confinamiento, en una ceremonia de la confusión, que responde a oscuros intereses de variada, siniestra e inconfesable índole, que en absoluto se pueden justificar.

A los responsables gubernamentales, por privilegiar sus intereses electorales y populistas sobre los de la población, hasta el punto de no tomar medidas por aquello de esperar a ver qué pasa ahí afuera, a ver quién pone el cascabel al gato, y por miedo a la impopularidad que ello representaba.

Al gobierno de ser el culpable de la situación trágicamente anárquica de los hospitales, sin material suficiente, pese al aviso de la OMS, y, sobre todo de las dramáticas consecuencias en un heroico personal sanitario en general, que se vio absolutamente inerme ante la avalancha de enfermos, sin material, desprovistos de lo más elemental, como la ropa protectora que tuvieron que confeccionarse ellos mismos.

A quienes corresponda, por el espantoso porcentaje de fallecimientos entre el personal sanitario, que es, para vergüenza y oprobio del gobierno, fue el más alto del mundo, tal como quedó registrado en aquellas fechas.

A  quienes corresponda, por irresponsabilidad y dejadez manifiesta en la gestión de las residencias de ancianos, por dejarlos morir, por acción u omisión, en un vergonzoso y detestable acto de malvada dejación, en lo que ha supuesto uno de los peores maltratos en la historia de este País hacia sus ciudadanos.

En mi nombre, y en el de los familiares de las víctimas en general, de los falsos datos que proporcionan las autoridades sanitarias sobre el número de los fallecidos, así como del tratamiento vejatorio hacia ellas, al citarlas como meros números a contabilizar.

 A as autoridades aquí  citadas, de carecer del más elemental rastro de una elemental y piadosa humanidad,  en una penosa demostración que supone un acto de vileza absoluta, al tardar más de dos meses en declarar una semana de luto, lo que denota una patética e inexcusable ausencia de sensibilidad, sin disculpa posible alguna.

Señalo, en fin, a un gobierno, que proclamándose progresista y de izquierdas,  mostró un talante soberbio y engreído, farsante y embustero, incapaz de reconocer error alguno y de asumir sus culpas, que dejó un País en ruinas, tanto social, como laboral, como económicamente, por su ineptitud manifiesta, que cinco años después, lejos de entonar un mea culpa, cargan sobre terceros una responsabilidad que en gran medida les corresponde, y que tratan de evadir a toda costa, en un acto indigno e infame que los deshonra ante una población que sufrió lo indecible y que pese a su silencio, jamás olvida. 


Una situación alarmante

 Definitivamente, a estas alturas, a nadie puede quedarle ya duda alguna, que el presidente del gobierno está decidido  a continuar en el cargo al precio que le imponga el titiritero jefe, fugado de la justicia de nuestro país, al que se le permite regresar  cuando chulescamente se le antoja desde allende la frontera, sin que tema por una detención que sabe no va a tener lugar, porque tiene patente de corso concedida expresamente para él, para que no se enoje, no se enfade, y ponga con ello en peligro la estabilidad de un gobierno que hace aguas por todas partes, pero cuyo jefe del ejecutivo ha decidido  mantener  a toda costa,  moviendo los hilos que controla 

Inquieta la alarmante y al mismo tiempo aparente tranquilidad de la ciudadanía de este país, que parece no ser consciente de una situación creada en éstos últimos tiempos, en el que la crispación a flor de piel y la polarización in crescendo permanente y visible en la calle y en los medios de comunicación, están sometiendo a esta sociedad a una dura prueba en la que cada vez toma menos partido, dejando las manos libres a una clase dominante, léase gobierno, que está colonizando las instituciones y los poderes del estado, sometiéndolos a su interés y capricho personal y de partido.

 Algo que de ninguna forma deberíamos permitir, pero que nadie, incluyendo una oposición política demasiado permisiva y extremadamente débil en su obligada acción de contrapoder, se muestran incapaces de controlar a un ejecutivo que campa a sus anchas, devastando cuanto encuentra a su paso, apropiándose de cuánto puede serle de utilidad para mantenerse en el poder, ya fueren instituciones, personas u organismos varios, que continuamente y sin escrúpulo alguno, va incorporando a la tupida red que va urdiendo inexorablemente sin aparente oposición alguna.

Ejerciendo un férreo control sobre la estructura estatal, mantiene un rígido control perfecta y estrictamente sistematizado desde Moncloa, centro neurálgico desde dónde se originan, planean y dirigen las acciones a llevar a cabo con el objeto de que nada ni nadie pueda obstaculizar la decidida y taxativa intención de continuar al mando por tiempo indefinido, y caiga quien caiga, en su frenético y ambicioso plan de retener el ejecutivo al precio que sea necesario.

No es una cuestión baladí, es un hecho constatable cómo este gobierno se aferra a su poltrona con una desmedida voluntad que más que  pretender con ello ejercer la representación de los ciudadanos a través de su acción de gobierno, prima en ellos el hecho de permanecer en su puesto a nivel personal, tal es la energía, la agresividad y la estrategia seguida, impropia de unos representantes elegidos por los ciudadanos de un país, que no contemplan, ni de lejos, la posibilidad de tener que abandonar un día su privilegiada posición.

Causa asombro, a la par que sonrojo, escuchar al presidente pronunciarse en contra de la oposición en unos términos ofensivos de una belicosidad sorprendente, no exenta de una ordinaria y rechazable vulgaridad, impropias de su cargo, y sobre todo fuera de lugar políticamente hablando, ya que se limita a expresiones despectivas e insultantes que no pretenden más que desacreditar al opositor y al partido que representa, en una inútil y desesperada intención que le descalifica personalmente, como político, y como orador que necesita recurrir a semejantes artimañas.

Alarma poderosamente el hecho de que el jefe del ejecutivo, y de paso el gobierno, han perdido los papeles de tal forma y manera, que parecen haberse olvidado que son los más altos representantes de un País democrático, cuyos ciudadanos los eligen libre y voluntariamente en las urnas, decisión que les corresponde a ellos en exclusiva exigiéndolos en el cargo, eficacia, responsabilidad, y algo fundamental, como es la honestidad, y permanecer al frente mientras sea absolutamente necesario para los intereses de los ciudadanos, y no para los propios como es el caso.

 Un gobierno en estado de desguace, recurriendo a artimañas de todo tipo, y creando con ello un estado de alarma en la población, de la que no parecen ser conscientes, tal es el estado de obsesiva desesperación por continuar a toda costa, pero de la que los ciudadanos, afortunadamente cada día van percibiendo más claramente, algo que es siempre deseable en una democracia que se precie de serlo, con el objeto de que el ejecutivo se entere clara y taxativamente, que el poder no les pertenece, que es una delegación temporal que no admite apropiaciones indebidas, ni turbios manejos que no son fruto sino de la desmedida ambición que caracteriza  a este gobierno.