Una mentira repetida mil veces
se convierte en una verdad. Esta frase atribuida a un dirigente de la Alemania
Nazi, continúa aún hoy en día como una aseveración cierta, aplicable a la
propaganda en todas sus vertientes, ya se trate de la publicidad comercial como
de la divulgación política, de la de Estado y de la difusión de cualquier
mensaje con el propósito de conseguir los fines que se persiguen, utilizando
para ello a la ciudadanía a quién va dirigido, machacando sus oídos una y otra
vez hasta lograr sus objetivos, no siempre veraces, ni correctos, ni ajustados
a una ética que suelen dejar al margen, siempre con tal de lograr lo que se
proponen, que no es otra cosa que convencer a sus oyentes, vender sus productos
o llevar a su redil a las ovejas descarriadas, descontentas o dubitativas, que
de todo hay en una ingente masa de población a la que suelen dirigirse estos
voceros de la confusión publicitaria.
La sofisticación en este campo,
es muy amplia, muy extensa e infinitamente variada. Existe otro principio propagandístico,
mediante el cual se transponen los términos, las ideas, el mensaje en
definitiva, con la intención de cargar las culpas sobre los otros, sobre el
enemigo, sobre el contrincante, atribuyéndole los vicios, las culpas y los
errores propios, aumentando así el confusionismo de tal forma que se responde a
la agresión con el insulto y al ataque con la embestida, con la injuria si es
necesario, llegando a aquello de que si no puedes evitar la negación de las
malas noticias, inventa otras como maniobra de distracción que confunda y hunda
al adversario, al rival, al competidor, con el que mantienes el enfrentamiento.
Un arma poderosa donde las haya,
es aquella de la que disfrutan quienes puedan disponer de medios de comunicación
que puedan manejar a su antojo, medios afines que puedan controlar en beneficio
propio, mediante los cuales poder silenciar cuestiones sobre las que no se
tienen pruebas y razones suficientes, alterando y tergiversando cuanto
favorezca al adversario, contraatacando con informaciones propias que puedan
favorecerlos, utilizando para ello esos poderosos medios que controlan a su
antojo.
Una herramienta muy utilizada,
tanto por tirios como por troyanos, es la denominada de los globos sonda, o de
informaciones parciales, que se caracteriza por dejar correr una noticia,
soltarla, airearla a través de los diferentes medios, con el objeto y la
intención mal disimulada la mayoría de las ocasiones, de testear, de tomar el
pulso a la opinión pública, para en función de su reacción tomar una u otra
medida, o ninguna, según la oportuna respuesta, lo cual asegura una toma de
decisiones que no suele acarrear compromiso ni apuro alguna en cuanto a su
grado de error, ya que en caso de rechazo, siempre se justificará una marcha
atrás a la iniciativa, argumentando que jamás se había tomado en consideración
y en caso contrario, se llevaría adelante sin problemas, ya que la opinión
pública la habría aceptado.
En este juego andamos, ahora
más que nunca y con mayor intensidad, dadas las actuales circunstancias, con
una crisis galopante que nos ha conducido a un paro inasumible, a una economía
que continúa en recesión y a unos continuos recortes y ajustes que aún no han
tocado techo, pese a que el gobierno se empeña en predicar lo contrario.
Y así, vemos ejemplos de cuanto
aquí decimos, cuando justifican todos los actuales males echando la culpa al gobierno
anterior, cuando afirman que estamos a punto de salir de la recesión y Europa y
la economía interna dicen lo contrario o cuando tratan de desviar los problemas
internos distrayendo la atención de una forma sutil y solapada, como por
ejemplo con los goles de la Selección Española. Hilando fino.
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